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jueves, 21 de junio de 2018

Recuperando del olvido la cultura ferroviaria Argentina


En el año 1993, el artista plástico Patricio Larrambebere encontró un boleto de cartón de 57x30.5 mm dentro de un florero de imitación romana en la casa de su madre, fechado en noviembre de 1982.  El origen de ese boleto que luego se transformaría en la primera pieza del archivo y colección de ABTE– es Coghlan, barrio donde creció y estación que desde pequeño le despertó fascinación por el mundo ferroviario. Comienza a trabajar en la estación de tren con pinturas, hasta que en 1998 conoce a Javier Martínez Jacques, estudiante de sociología, con quien funda la Agrupación Boletos Tipo Edmondson (ABTE), centrando su práctica artística en el accionar dentro del ámbito ferroviario, el coleccionismo de boletos de cartón y la investigación, rescate y producción de la gráfica ferroviaria, los fondos abstractos de los boletos, sus colores, cambios y variaciones en la tipografía y modos de impresión.

En 2003 se incorpora el artista Ezequiel Semo, y expande las acciones hacia otros espacios específicos, incluye el vestuario, mobiliario ferroviario, archivo textil y performances con uniformes originales. En 2012 se suman los artistas visuales Gachi Rosati, Javier Barrio y Martín Guerrero, que aportan sus miradas y expanden el hacer de ABTE hacia la pintura mural, el soporte audiovisual y la gastronomía específica (una variante que popularizó el artista ferroviario Carlos Regazzoni, en donde los platos cuentan con insumos recogidos de los alrededores de las estaciones de tren, como la borrasca, pasto que crece junto a las vías, y que se impregna del gusto del fuel oil de la máquina).

Desde el 2012 se generaron distintas performances, happenings y acciones pictóricas en distintas estaciones ferroviarias, entre ellas San Andres, Jeppener, Mercedes, Cortines, Alegre, Azcuénaga, Coghlan, Oliden, Victoria y Vagues. Hasta que un año más tarde se produce y exhibe la Muestra 57 x 30.5 mm Quince años de Cultura Ferroviaria ABTE en el MAMBA (Museo de Arte Moderno de Bs As), del cual surge la publicación en libro que aquí comentamos, bajo la edición del Museo. Cabe señalar el valor editorial de la publicación, que contó con un gran archivo fotográfico, entrevistas a investigadores vinculados al ferrocarril y análisis de historiadores de arte. Se puede decir que tanto la exposición como el libro publicado son piezas diferentes pero vinculadas bajo una misma narrativa, integrando diferentes intervenciones, miradas y construcciones, plagada de acciones y de recuerdos.

A modo de contexto vale aclarar que el boleto tipo edmondson, que en nuestro país fue denominado tipo cartón, fue creado en 1839 por Thomas Edmondson, un empleado ferroviario en Inglaterra, y se utilizó en Argentina hasta 1995, cuando los ferrocarriles fueron concesionados durante la ola de privatizaciones menemistas. Con lo cual lo que la muestra pretende es reproducir un mundo que atraviesa la historia argentina y que, con la llegada de las empresas privadas, perdió muchas de sus costumbres. Acaso una de las más sensibles, fue lo que tuvo relación con el concepto “ferrocarril artesanal”, que en el caso del libro se encuentra simbolizado en los antiguos boletos, pero que en la realidad social de los obreros dejó al desnudo un contexto dramático con la pérdida del empleo.

Al respecto dice Larrambebere, citando al artesano Juan Carlos Cena: “El artesano ferroviario es la prolongación de la sensibilidad de la tracción a vapor, ese mundo de oficios antiquísimos que demandaban las viejas locomotoras: hojalateros, calderistas, herreros, fundidores. Eran “los gitanos del riel”, aquellos que se desplazaban por las líneas con sus vagones-vivienda-cocina-dormitorio, vagones-taller con sus herramientas, que estacionando en una vía secundaria, se disponían a hacer reparaciones durante un tiempo indeterminado”. Se trataban de personas sin lugar físico permanente en su horario de trabajo, ellos fueron los grandes desaparecidos de nuestros ferrocarriles, el Estado los dejó a la deriva, con lo cual lo que se perdió bajo esa idea de “ferrocarril artesanal” no fue solo el trabajo, sino, a decir del autor “la transmisión oral, el sentido de pertenencia y la vocación de servicio, pilares fundamentales de la identidad del trabajador ferroviario”.

Como dicen sus compiladores, ABTE es una agrupación de conformación móvil y orgánica, pero también una obra de arte en movimiento con quince años de desarrollo. Es un proyecto artístico sólido, que incluye investigación y praxis; reflexiones tanto históricas, como sociales y culturales con diversos medios y lenguajes de arte contemporáneo.

Se trata de un patrimonio público, simbolizado en un boleto de cartón que los aficionados recuperaron bajo la idea de museo, arte, archivo e investigación de un pasado histórico que se resiste a formar parte del olvido.

Fuentes consultadas:

ABTE. Agrupación Boletos Tipo Edmondson: quince años de cultura ferroviaria.  57x30.5 mm. Buenos Aires: Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, 2016.

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Flickr. ABTE-agrupación boletos tipo edmondson
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