Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.
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jueves, 20 de octubre de 2016

La construcción de sentido de los libros humanos


Finalmente,  el sábado 15 de octubre, se llevó a cabo en la Biblioteca Popular Florentino Ameghino de Luis Guillón, el evento sobre Biblioteca Humana, una idea y un concepto que nos trasciende en tanto personas, en tanto profesionales de la información, con un fuerte sentido comunal, comprensivo, comunicativo, de pertenencia y empatía.

Sería muy complejo discernir sobre lo que vivenciamos aquella tarde, por un lado, hay un contexto que Mirta Pérez Díaz, en su soberbio trabajo sobre Biblioteca Humana (el tejido de la trama), torna visible en la introducción del documento: la preocupación de algunos científicos sociales sobre el progresivo deterioro del tejido social, que es algo que ciertamente observamos a diario en relación a los distintos niveles de violencia, racismo e intolerancia que sufre y padece buena parte de la sociedad. De algún modo, eventos de este tipo permiten aportar soluciones que reparan, o permiten reparar, aquel pronunciado y sensible dilema.

No es algo nuevo, pero es diferente. Siempre que hubo talleres de tambores en medio de favelas o talleres de escritura dentro de penales se comprobó posteriormente que los niveles de delincuencia bajaban considerablemente. Siempre la educación y la cultura ofrecen respuestas concretas a quienes viven bajo la sombra de la marginación y la estigmatización social. Pero en este caso es distinto, muchos libros humanos, por primera vez, sintieron que tenían algo para decir, porque sabían que tenían un público que los quería escuchar, y eso, la comunicación directa, no intermediada por la tecnología, fue algo que aprendimos a valorar de otra manera.

Es aquí donde considero necesario detenerse un poco, para poder articular una mayor comprensión del escenario compartido. Se trata de un descubrimiento tardío: un texto de Walter Benjamin sobre el entendimiento de la experiencia: como una verdadera construcción de sentido en donde es necesaria la interpelación y la comunicación genuina. Este filósofo, cuyo pensamiento se asocia con la Escuela de Frankfurt (investigadores adherentes a las teorías hegelianas, marxistas y freudianas), expresaba que a buena parte de la sociedad le ocurre en su día a día cotidiano (algo que ciertamente se puede extender a semanas) un fárrago de situaciones que nada tienen que ver con la experiencia, desde que ingresamos al trabajo y realizamos nuestras habituales rutinas laborales, las veces que quedamos un tiempo atascados en el tránsito, o cuando vamos al supermercado y a la noche cenamos mientras vemos televisión, nada de todo eso es experiencia, necesariamente la experiencia es otra cosa, experiencia es aquellos que nos pasa, no aquello “que pasa”, es algo que nos trasciende, que nos modifica, que nos transforma, y lo que vimos el sábado ha sido un conjunto de experiencias que los libros humanos compartieron con historias de vida, una oportunidad única (de hecho es la segunda vez que ocurre en el país) que nos permitió la posibilidad de hacer una construcción de sentido, una interpelación de lo sucedido, una reflexión de lo conversado.

Si vamos a la etimología, según lo recupera Jorge Larrosa -apoyándose conceptualmente en Benjamín-, tenemos que "La palabra experiencia viene del latín experiri, probar. La experiencia es en primer término un encuentro o una relación con algo que se experimenta, que se prueba. El radical es periri, que se encuentra también en periculum, peligro. La raíz indo-europea es per, con la cual se relaciona primero la idea de travesía y, secundariamente, la idea de prueba. En griego hay numerosos derivados de esa raíz que marcan la travesía, el recorrido, el pasaje: peiro, atravesar; pera, mas allá; perao, pasar a través; peraino, ir hasta el final; peras, límite. Y en nuestras lenguas todavía hay una hermosa palabra que tiene ese per griego de la travesía: la palabra peirates, pirata. El sujeto de la experiencia tiene algo de ese ser fascinante que se expone atravesando un espacio indeterminado y peligroso, poniéndose en el a prueba y buscando en el su oportunidad, su ocasión. La palabra experiencia tiene el ex del exterior, del extranjero, del exilio, de lo extraño, y también el ex de la existencia. La experiencia es el pasaje de la existencia, el pasaje de un ser que no tiene esencia o razón o fundamento, sino que simplemente ex-iste de una forma siempre singular, finita, inmanente, contingente. En alemán experiencia es Erfahrung, que tiene el fahren de viajar. Y del antiguo alemán fara también deriva Gefahr, peligro y gefahrden, poner en peligro. Tanto en las lenguas germánicas como en las latinas, la palabra experiencia contiene inseparablemente la dimensión de travesía y de peligro".

La experiencia -afirma el autor- la posibilidad de que algo nos pase, o nos acontezca, o nos llegue, requiere un gesto de interrupción, un gesto casi imposible en los tiempos que corren, requiere pararse a pensar, pararse a mirar, pararse a escuchar, cultivar la atención, cultivar el arte del encuentro, darse tiempo y espacio.


En el encuentro cité brevemente una frase de Alfredo Mires Ortiz, bibliotecario peruano de las Bibliotecas Rurales de Cajamarca, este entrañable colega dijo una vez que los “libros no nacieron para segregar, nacieron para congregar”, y lo había comentado en función de los libros campesinos que hacían los propios comuneros, si Alfredo afirmó esto en relación al libro-objeto o libro-herramienta, que no podemos decir entonces de los libros humanos, porque claramente lo ocurrido el sábado 15  fue una congregación, que en este caso puntual tuvo la particularidad de que al conversar con un desconocido sobre temas que no frecuentamos o del que teníamos escasas referencias concretas, lo que estábamos haciendo era poner a prueba nuestros preconceptos, nuestros prejuicios, nuestra ignorancia, eso solo debería propiciar –al final de la jornada o al día siguiente–  una construcción de sentido. De hecho los alumnos de Mirta tuvieron que hacer una construcción bibliográfica ofreciendo documentos que tenían relación con el conocimiento compartido por los libros humanos. De allí el entendimiento de la intertextualidad, en el cual se vinculan las dos colecciones: la colección “humana” y la colección documental. Allí también entra en juego la construcción que pueden hacer los oyentes/lectores, tornando arborescente el sentido de la trama.

De mi parte quise conversar con libros humanos, y en dos oportunidades (con Camila, artista callejera y con Sergio, la persona privada de su libertad) pude compartir verdaderas experiencias, por conocer en primera persona un modo de entendimiento que generalmente aparece estereotipado por los medios de comunicación (favorecido por aquello que Benjamin denominaba una falaz combinación: la información y la opinión como destructoras de toda experiencia) la realidad es bien distinta, aparecen los matices, y los motivos por los cuales resultan ciertas decisiones. Fue interesante indagar sobre los códigos de convivencia entre los artistas callejeros que “pasan la gorra” en los semáforos, como se “gana el espacio” en la calle, como se les dificultan accesos a plazas y parques, como son maltratados en la vía pública y hasta agredidos por los policías en ciertos espacios céntricos, contaron sobre sus anhelos y sus dificultades, y el coraje que se requiere día a día para llevar a sus casas el sustento cotidiano.

La conversación con Sergio (libro humano privado de su libertad) fue la última del día, y una de las más concurridas, ciertamente éramos muchos los que lo escuchamos motivando diversas intervenciones producto de una traumática experiencia. En un momento Sergio comentó que necesitó el perdón para poder continuar con su vida fuera del penal, y el perdón, tal como lo dijo, no es un sentimiento, es una decisión. Yo creo que a todos nos sirvió el testimonio “del otro lado” de la reja, que es como decir del otro lado de la realidad, que sin embargo avanza en paralelo sin atravesarse ni frecuentarse ni tampoco comprenderse. Allí se habló de posibilidades, que no solo deben ser externas, también para los reclusos deben ser internas, con un fuerte eje en educación y cultura, una vez más.

El encuentro de Biblioteca Humana nos permitió sumar un hilo al tejido de la trama, un hilo compartido entre libros humanos y oyentes/lectores (incluso para los bibliotecarios resultó propicio analizar nuestro estereotipo profesional), si tuviéramos por virtud elevar la imagen y poder observarla desde un plano más alto, lo que seguramente veremos es un tejido, con sus diferentes texturas, colores y tamaños, que no es otra cosa que una construcción de carácter colectivo, algo que nos pertenece y que a la vez nos trasciende, ciertamente esperemos (lo anhelamos) que estos encuentros se puedan replicar, y que de este modo podamos tener más elementos para intentar reparar los tiestos dispersos de aquel simbólico tejido social.

Al final de la jornada –tal como lo supimos todos– notarán que el esfuerzo valdrá la pena.


Vale un reconocimiento para Mirta Pérez Díaz por su inmenso trabajo, a los alumnos del ISFD 35 de Montegrande que tuvieron que investigar, tabular encuestas y colaborar con los visitantes (paralelamente tuvieron que asistir a clases aquel mismo día, con lo cual vivenciaron una verdadera maratón de actividades), a Sandra Caputi y Javier Areco por su entusiasta colaboración y a la gentileza de Anabella Manoukian por ceder el espacio y estar permanentemente presente en la organización del evento, junto con la colaboración de la bibliotecaria Rosa González.

Por último resalto la gentileza de Hernán Esteban Martínez por compartir su excelente trabajo fotográfico.

A todos muchas gracias.

Bibliografía consultada:

Jorge Larrosa (2002) Experiencia y pasión en, Entre las lenguas. Lenguaje y educación después de Babel, Barcelona, Laertes, 2003. p. 165-178. Consultar en:

Walter Benjamín (1933) Experiencia y pobreza. Consultar en:
http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/benjaminw/esc_frank_benjam0005.pdf

sábado, 8 de octubre de 2016

Biblioteca Humana: el tejido de la trama


El sábado 15 de octubre, en la Biblioteca Popular Florentino Ameghino, de Luis Guillón, tendrá lugar un evento único (en Argentina existe un antecedente en la Biblioteca Popular Guido Spano), que seguramente provocará en los asistentes todo tipo de interpelaciones y reflexiones, se trata de un encuentro que se titula "Biblioteca Humana, el tejido de la trama", proyecto llevado adelante por la docente Mirta Pérez Díaz, que desde mayo de 2016 cobró impulso con una propuesta dentro de la cátedra "Administración y Gestión de Unidades de Información II" que Mirta impartió junto -e incluyó- la activa participación de la Ayudante de Cátedra Prof. Sandra M. Caputi  y de un equipo integrado por ex-alumnos, alumnos avanzados, alumnos y también ingresantes 2016.  Recientemente, parte del contexto teórico del proyecto fue presentado en el ISFD 35 de Monte Grande bajo la ponencia "Biblioteca Humana: el tejido de la trama", donde se explicaron los lineamientos que ubicaban a personas reales en conversaciones reales dentro de un marco organizado para facilitar el proceso.

Como se sabe, el concepto Biblioteca Humana remite a una Biblioteca de Personas, es decir un lugar donde las personas reales están “en préstamo” a los lectores, donde se pone a disposición los “Libros humanos” para que se pueda consultar cada uno durante una cierta cantidad de tiempo, favoreciendo así la construcción de relaciones de colaboración y fortaleciendo valores de convivencia. La Biblioteca Humana pone énfasis en la gente y no en las cosas y, sobre todo, refuerza el sentimiento de comunidad en todos los participantes. Fue diseñada para construir un marco que favorezca una conversación, que se proponga luchar contra los estereotipos y los prejuicios a través del diálogo y a fin de propiciar el intercambio de ideas y reflexiones.

Se trata de algo infrecuente dentro de nuestra disciplina, que aporta una nueva experiencia a las ya realizadas en distintos países del mundo. El listado de los libros humanos que estarán esperándonos en la Biblioteca Florentino Ameghino, organizados por grupos de alumnos, tendrán una historia para compartir, pero lo valioso vendrá después, cuando pensemos al final de la jornada que las diferencias no tienen porque separar a las personas.

Programa:

16:00 hs. APERTURA Palabras de bienvenida a cargo de la Presidente de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “Florentino Ameghino” Lic. ANABELLA MANOUKIAN.

16:20 hs. PRESENTACIÓN DE LIBROS HUMANOS

16:30 hs. SITUACIONES DE LECTURA I
FAMILIAR DE NIÑO AUTISTA. Libro Humano Viviana
ARTISTA CALLEJERO. Libros Humanos Florencia y Camila
ADICTO RECUPERADO. Libro Humano Alejandro
PORTADOR DE HIV. Libro Humano Esteban
ARTESANO. Libro Humano Cintia

17:00 hs. SITUACIONES DE LECTURA II
PINTOR DE CUADROS. Libro Humano Carla
PERSONA EN SITUACIÓN DE CALLE. Libro Humano Luciana
YOUTUBER. Libro Humano Luis
INMIGRANTE. Libro Humano Agnese

17:30 hs. SITUACIONES DE LECTURA III
CHOFER DE TAXI O COLECTIVO. Libro Humano Hugo
PROBADOR DE VIDEOJUEGOS. Libro Humano Fabiana
CONSEJERO EN TEMAS DE BULLYNG. Libro Humano Dra. Rosana
DETECTIVE PRIVADO. Libro Humano Norman

18:00 hs. SITUACIONES DE LECTURA IV
ORIENTADOR VOCACIONAL. Libro Humano Romina
PADRES ADOLESCENTES. Libro Humano Sofía
LESBIANA. Libro Humano Noelia
MAESTRO DE JARDÍN DE INFANTES. Libro Humano Andrés
VECINO DE ASENTAMIENTO PRECARIO. Libro Humano Vanesa

18.30 hs.
SITUACIONES DE LECTURA V
PERSONA PRIVADA DE LA LIBERTAD. Libro Humano Sergio

19.00 hs.
CIERRE Entrega de certificados a libros humanos y colaboradores.

19.30 hs.
Palabras de AUTORIDADES DE LA COMISIÓN NACIONAL PROTECTORA DE BIBLIOTECAS POPULARES.

Facebook Biblioteca Popular Florentino Ameghino:
https://www.facebook.com/Biblioteca-Popular-Florentino-Ameghino-157382697773823/

sábado, 6 de octubre de 2012

Mirta Pérez Díaz: Compromiso ético de una bibliotecaria apasionada


Estimados amigos

Comparto una entrevista realizada a Mirta Pérez Díaz, un verdadero ejemplo de ética profesional, capacidad docente y ejercicio crítico de la profesión, quien ha contribuido a forjar bibliotecarios comprometidos con el rol social de la disciplina. Muchos le debemos el espacio que hoy ocupamos en la carrera, los valores transmitidos, la comprensión de la utilidad social de los recursos documentales.

Se trata de una docente con un fuerte compromiso por la bibliotecología, si el estudiante tenía curiosidad, Mirta siempre agregaba una tarea más. Personalmente le debo el rumbo de mi vocación. Una vez, compartiendo una cátedra de fuentes y servicios, recibió un comentario de una alumna advirtiendo que la presentación de un estado de la cuestión implicaba mucho trabajo para aprobar la materia, la respuesta de Mirta fue maravillosa:
cada uno se construye su propio prestigio”.

Historia de vida de una docente que entiende el carácter interrogativo de la biblioteca como modo de articular construcciones colectivas entre los usuarios de una comunidad.

Es un enorme placer compartir este modo de vivenciar la profesión.

Noticia biográfica
Mirta Pérez Díaz es Bibliotecaria Profesional, estudió la licenciatura en Bibliotecología y Documentación por la Universidad Nacional de Mar del Plata, desde hace años ejerce como Docente de la Carrera de Bibliotecología de diversos institutos superiores de formación docente. Su sentido crítico de la profesión, sumado a su coherencia y capacidad, la convirtieron en una cita ineludible a la hora de significar con ejemplos el compromiso profesional dentro de la Bibliotecología. Su aprendizaje incluye capacitaciones docentes, participación en seminarios, jornadas, congresos y cursos relacionados con el uso de tecnologías de la información.

Es también Coordinadora Regional de Bibliotecas Escolares de la Provincia. de Buenos Aires; Coordinadora de equipos de planificación, gestión y procesamiento de colecciones de bibliotecas: APDH, CELS, Defensoría del Pueblo de la Nación, Fundación de Ayuda al Quemado “Dr. Fortunato Benhaim”, Universidad Nacional de La Matanza y establecimientos educativos de diversos niveles de la jurisdicción nacional y provincial.
Ha coordinado Talleres para Docentes y Adolescentes, asimismo es Docente de cursos de capacitación de postgrado para los equipos de psicopedagogía del Hospital Zubizarreta y del Hospital Vélez Sársfield (Buenos Aires). Es Miembro del Foro Nacional de Lectura.
Ha disertado en la Biblioteca Nacional sobre la temática "Biblioteca y Compromiso Social". (V Encuentro Grupo de Estudios Sociales en Bibliotecología y Documentación). Integra el grupo Cátedra Abierta Hugo García.

Junto con el profesor Juan Palazzolo y alumnos de Educación Superior del ISFD No. 35 de Montegrande coordinó en el año 2005 un impactante trabajo sobre el golpe de Estado y la sociedad Argentina, con motivo de celebrarse 30 años de culminada la dictadura, bajo el título “Homenaje a los Bibliotecarios víctimas del Terrorismo de Estado: repertorio biográfico”, que permitió analizar la construcción de nuestra identidad nacional, habilitando el reclamo de verdad y justicia sobre el destino de los detenidos-desaparecidos, entre ellos las de los bibliotecarios víctimas de aquella nefasta época.
Los objetivos de la investigación fueron los de brindar a los futuros bibliotecarios y a los que están en ejercicio, herramientas que posibiliten la transmisión y apropiación del pasado reciente y de sus consecuencias en la actualidad.
Asimismo pretendió generar en la formación básica de los bibliotecarios, espacios que propicien la construcción de estrategias innovadoras y el reconocimiento de fuentes y servicios de información que faciliten a los usuarios recursos para el conocimiento y la indagación crítica en relación a la última dictadura militar y sus consecuencias en la actualidad.


Entrevista
¿Por qué la Bibliotecología?

Hubo varios motivos por los que tomé y sostuve esta elección. Siempre entendí la Bibliotecología como una disciplina cuyo objeto es lograr la utilidad social de los recursos documentales promoviendo la construcción de conocimiento socialmente significativo en procesos dialógicos, propósito que requiere de profundas convicciones por parte de quienes la ejercen. Desde que los pensadores franceses sostuvieron la idea de que la cultura debía ser dominio del pueblo, la biblioteca fue concebida como una institución educativa, cultural y social. Luego, en forma gradual pero sostenida, surgió el interés por desarrollar nuevas técnicas que facilitaran la recuperación y difusión de la información para el público, nacieron las asociaciones profesionales, se institucionalizó la enseñanza y hoy la profesión evoluciona hacia la interdisciplinariedad y la consideración de la biblioteca como un sistema de información. Sin embargo, la dimensión social de la profesión fue progresivamente desplazada del centro de interés y reemplazada por otras más propias de disciplinas instrumentales vinculadas al universo de la información, fuera del campo de la Bibliotecología. Sostengo que la biblioteca debe ser un espacio de comunicación, de construcción de identidad, de recuperación de la memoria y por lo mismo, los países de América Latina deberían fortalecerla con políticas específicas y acciones sostenidas.

¿Qué la impulsa a seguir enseñando?

Los condicionamientos socio-culturales influyen en la creación y persistencia del estereotipo del bibliotecario, pero el papel de los bibliotecarios ha cambiado, ya no somos personas silenciosas que cumplimos un papel burocrático, que nos dedicamos a custodiar documentos. En la sociedad de la información tenemos un rol social fundamental, porque la información es poder y esta profesión debe asumir el compromiso de garantizar que ese poder esté al alcance de todos y no sea sacrificado ni restringido por causa alguna. En este sentido, es importante señalar que la imagen de la profesión que asumimos como universal requiere una reformulación porque es propia de otras sociedades y carece de la singularidad de nuestras realidades; necesitamos una redefinición del rol para nuestro particular contexto y ese cambio basado en la búsqueda de una identidad debemos producirlo en el ámbito de la formación, con una activa participación en todos los espacios. Pretender restringirlo a una declamación de principios es un artificio como también lo es aceptarlo con convicción sólo por un momento, porque ello no lo convierte en algo permanente. Entonces, no se puede realmente ser un buen profesional sin asumir obligaciones. Ese es el desafío que me impulsa a seguir enseñando.

¿Cómo ve a los estudiantes de la carrera?

La gran mayoría de los estudiantes que ingresan, como parte de la sociedad en la que está vigente la nada estimulante imagen simplificada de biblioteca y bibliotecario que todos conocemos, no son usuarios de bibliotecas, y salvo excepciones, tampoco se manifiestan aficionados por la lectura ni por alguna expresión artística o cultural en particular. Todo ello genera incertidumbre sobre las reales motivaciones de su elección. Por otra parte, los aportes de la carrera para la evolución de ese perfil es limitada, porque el plan de estudios que aplicamos tiene una orientación técnica muy marcada que en nada favorece la adquisición de conocimientos ni el desarrollo de habilidades vinculadas a la promoción cultural y la proyección social. Sin embargo, debo admitir que en el transcurso de la carrera se pueden reconocer estudiantes que desarrollan potencialidades que, con los adecuados estímulos, evolucionan y se orientan en el ejercicio profesional con desempeños altamente satisfactorios.

¿Cómo definiría a un bibliotecario?

Actualmente se define un bibliotecario como “un profesional de la información, una persona que, en el ámbito de una biblioteca o centro de documentación desarrolla procedimientos para organizar la información, así como para ofrecer servicios con el fin de ayudar a las personas para identificar y acceder a la información que necesiten, en sus diferentes formatos”. Sin embargo Gastón Litton, en los años 70 escribió que la labor del bibliotecario debe incluir trabajos y responsabilidades, que se omiten en la anterior definición pero que, hoy más que nunca, resultan sustanciales para completarla:
Determinar las condiciones y aspiraciones del hombre e identificar los problemas y anhelos de la sociedad;
Relacionar las necesidades de los hombres y de la sociedad con la accesibilidad de la información y los datos;
Determinar qué vías de cooperación deberán ser abiertas entre las bibliotecas para extender y mejorar el servicio en forma conveniente para el mayor número de ciudadanos;
Continuar estudiando, manteniéndose despierto y alerta ante la necesidad de adquirir nuevos conocimientos, procurando la mejor preparación posible para enfrentar las exigencias cada vez más amplias de la sociedad.

¿Cuáles conceptos han cobrado mayor relevancia dentro de la profesión?  ¿Cuáles conceptos se han descuidado?

Se valoriza lo vinculado con ideas y prácticas provenientes de otros campos de conocimiento, especialmente aquellos que tienen una alta aceptación social como es el caso de la Informática, el de la Estadística o el de la Gestión. Independientemente del innegable aporte que estas disciplinas hacen a la Bibliotecología, el énfasis puesto en ellas muchas veces desplaza las ideas y principios básicos de nuestra disciplina. Quizás se pueda interpretar como un intento por revertir y “aggiornar” la imagen de bibliotecas y bibliotecarios.

¿Qué opina del rol social del bibliotecario?

En la sociedad actual los bibliotecarios tienen una misión y un desafío muy importantes que cumplir: reducir la nueva brecha generada por la capacidad de acceso a la información permitiendo que todos participen y creando una cultura de individuos con capacidad de trabajar con información, para su desarrollo personal y profesional. Esto exige capacidad y preparación, demanda acciones de impacto y responsabilidad social. Sin embargo, el rol también demanda la capacidad para construir y reconstruir la memoria, la identidad y los lazos sociales propiciando procesos de comunicación.

Nombre una anécdota que la haya sorprendido en una biblioteca

Cada vez que me replanteo qué es lo prioritario en relación a formación bibliotecaria recuerdo esta anécdota y reafirmo que el acento debe ser puesto en la función social de la biblioteca.
En mis inicios trabajé como bibliotecaria escolar, uno de los espacios de más alto impacto social pero paradójicamente el menos calificado en el imaginario profesional y el más descuidado desde las políticas públicas. Esta era una escuela inserta en un medio marginal, con enormes carencias. Frente a la escuela había una gomería de automóviles atendida por un hombre joven, padre de una alumna de la escuela.  Ella retiraba libros de cuentos maravillosos que renovaba una y otra vez. Cuando le pregunté el motivo de las reiteradas lecturas de un mismo título argumentó que su papá era el lector. Me acerqué un día a la salida y charlamos un rato. De allí en más, sus lecturas fueron evolucionando hacia otros temas, libros de mi propia biblioteca y luego, definida su preferencia, de bibliotecas especializadas en Psicología que yo misma me ocupaba de retirar. Mucho tiempo después, cuando hacía años que yo no estaba en ese espacio, leí su nombre como ponente en un Congreso de la especialidad.

Dos preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más la influenció? y ¿Qué está leyendo actualmente?

No podría mencionar uno en particular. En cada momento de la vida te identificás con uno o varios libros que dejan marcas en tu pensamiento. Son voces que se filtran por algún resquicio y se instalan, forman nodos que se ramifican y abren camino para otras voces. Por eso es tan importante y a la vez nada inocente la selección de libros de literatura infantil. En mi niñez no sólo leí la literatura maravillosa, también leí (o me dieron a leer, mis padres fueron muy selectivos en ese sentido) a José Martí, a Nicolás Guillén, a José Tallón, a Javier Villafañe. Siguieron las obras de los clásicos y en la década del 60 fue Herbert Marcuse con “El hombre unidimensional”. En este momento leo un libro de Saramago, “Ensayo sobre la ceguera” una reflexión sobre la ética del amor y la solidaridad que advierte sobre "la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron".

¿Qué cambiaría de la profesión?

Es necesario un mayor discernimiento en relación a las novedades, ya sea por la aceptación y aplicación acrítica de patrones de actuación ajenos a nuestra realidad como de saberes provenientes de otras disciplinas que tienen alguna relación con la bibliotecología y que son aplicados a ella. Si bien es necesario y muy enriquecedor el aporte que puedan hacer otros campos disciplinares, es más importante aún poder diferenciar los principios básicos de la profesión que forman su sustento, del “cotillón” de términos y prácticas independientes que rápidamente se extinguen y son reemplazados por otros nuevos en la búsqueda artificiosa de una imagen renovada y actualizada.

Nota: la entrevista fue publicada en Fuentes, revista de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, en diciembre de 2010, vol.4, no.11, p.44-46. ISSN 1997-4485