Robert Alexander Endean Gamboa, verdadero artífice creador
de universos simbólicos de información y conocimiento, tales las palabras de un
bibliotecario que analiza críticamente el rol social de la profesión. Se
pretende compartir el alcance de su pensamiento, pero también su incidencia en
el terreno de las bibliotecas indígenas, especialmente su aporte en la
construcción del proyecto Biblioteca
Digital Maya. Enorme labor que deja en evidencia un modo de entender los
servicios bibliotecarios en contextos multiétnicos en el continente americano.
Visitar su blog “
Problemas del campo de la información”
significa adentrarse en el mundo de la Bibliotecología social, reflexionar sobre sus
contenidos, problemáticas y potencialidades. Como bibliotecario cultiva la
línea de investigación de Semiótica y Hermenéutica, cada intervención suya en
las diversas listas bibliotecarias ha enriquecido el debate con una mirada
comprometida de la realidad. Un verdadero gusto compartir esta entrevista
Noticia biográfica
Maestro en bibliotecología, con estudios de Doctorado en
Antropología, en la línea de investigación de Semiótica y Hermenéutica,
realizados en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Ahora cursa el
Doctorado en Bibliotecología y Estudios de la Información en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha ocupado puestos directivos en
bibliotecas universitarias, en la Hemeroteca Nacional de México y en la
Dirección General de Bibliotecas del Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes (CONACULTA). Ha sido docente en la UNAM, la Universidad La Salle, la
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la Dirección General de
Televisión Educativa de la Secretaría de Educación Pública, donde además
coordinó el Diplomado de Documentación Audiovisual. Actualmente coordina el
proyecto de construcción de la Biblioteca Digital Maya U Kúuchil Na’at. Auditor
Líder de Calidad certificado. Valuador de documentos impresos. Actual
Vicepresidente de la Academia Mexicana de Bibliografía de la Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadística, y Presidente de la Sección de Políticas de
Información de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios, A.C. Socio fundador y
Vicepresidente de ProIndígenas: Información y Comunicación, S.C. Tiene
alrededor de 60 publicaciones y mantiene los blog Problemas del Campo de la
Información (http://inforproblemas.blogspot.com) y Bibliotecas Mexicanas
(http://bibliotecasmexicanas.blogspot.com).
Entrevista
¿Por qué eligió la Bibliotecología?
En realidad, no la elegí, sino que ella me ganó. Ocurre que
yo siempre quise estudiar matemáticas, y en efecto empecé esa carrera. Ya como
estudiante de la Escuela de Matemáticas de la Universidad de Yucatán, fui su
bibliotecario por más de tres años. También trabajé como profesor, como ayuda
de tareas y como aplicador de exámenes de matemáticas, pero aunque se gana muy
bien es un trabajo muy ingrato. Llegué a la carrera de biblioteconomía por
insistencia de un amigo muy querido. Me quedé en esta profesión porque luego de
terminar los estudios me casé y debía trabajar. Fue hasta que me empecé a
desarrollar como profesional de las bibliotecas cuando pude ver el potencial de
esta profesión y decidí quedarme en ella, pues es tan amplio y profundo que
puede provocar vértigo, ya que parece no tener límites. Borges tenía razón…
¿Cómo definiría a un bibliotecario?
Como el artífice creador de universos simbólicos de
información y conocimiento, que muchas veces sirven para articular sustitutos
de documentos o los propios documentos; conocedor experimentado de las estructuras,
propiedades y características de esos universos simbólicos; y por ende quien
puede enseñar y orientar a las personas que incursionan en ellos.
Desde el punto de vista de la formación profesional
¿Considera que la Bibliotecología aporta herramientas para desempeñarse en
contextos socialmente vulnerables?
Usualmente, la formación profesional nos confiere una mirada
enfocada en la identificación y el orden de diversos tipos de documentos,
además de que nos deja dispuestos para administrar bibliotecas. En las últimas
dos décadas, se han ensayado cambios en los planes curriculares de
bibliotecología para atender lo que se ha considerado como las exigencias del
mercado laboral. De esta manera, se han incluido materias sobre informática y
redes, más sobre administración –planeación por objetivos, planeación
estratégica, calidad, etc.-, así como tópicos sobre usuarios.
Si entendemos un ambiente socialmente vulnerable como aquél
de naturaleza maleable y/o expuesto a distintos tipos de intervenciones naturales
y culturales, tenemos que algunas materias de la carrera, como “Biblioteca y
sociedad” o “Sociología de la bibliotecología”, “Sociología de la información”,
“Psicología del servicio bibliotecario” y otras no llegan a darle cabida.
Una sociedad maleable es aquella que se encuentra carente de
identidad o con una identidad estigmatizada por la discriminación. Por ejemplo,
tenemos a los pobres de los arrabales citadinos con sus crisis identitarias, lo
cual los deja a expensas de los estereotipos que les ofrezcan cualesquiera
anuncios comerciales o los personajes del espectáculo, el deporte y el
entretenimiento.
Una sociedad expuesta a intervenciones es aquella que está
inerme o casi incapacitada para resistir muchos desastres naturales, epidemias,
etc., o para oponer resistencia a los saqueos de su patrimonio cultural o a los
abusos que se perpetran contra sus integrantes. Generalmente se le considera
disminuida o minoritaria, a veces un mal necesario o una herencia del pasado.
En este caso se encuentran los habitantes de varias zonas rurales, los pueblos
indígenas, los chavos banda, los niños de la calle, los pobres y otros grupos.
¿Cómo debería ser una formación profesional para
desempeñarse en esos ámbitos socialmente vulnerables? ¿Cuáles herramientas
debería proporcionar al profesional para su desempeño? Debemos evitar el
vértigo de la uniformidad conceptual y entender que la vulnerabilidad es
diversa y cambiante. Luego debemos tener alguna claridad sobre por qué como
profesionales tenemos que dedicarnos a trabajar con grupos sociales
vulnerables. La noción de que alguien tiene que hacerlo es una chabacanería.
Más bien debe movernos un íntimo deseo de justicia, una necesidad de saber que
tratan al otro como quiero que me traten a mí, una esperanza de que podemos
hacer las cosas mejor que los que nos antecedieron. Estas son las herramientas
que necesita primero el profesional: El deseo, la necesidad y la esperanza,
pues lo demás se lo aporta la carrera, y otro tanto lo aprenderá conforme lo
requiera, al tiempo que avance en su trabajo con las comunidades.
¿Qué opina del rol social del bibliotecario?
El concepto de “rol” es funcionalista, o sea, me inserta en
una sociedad como parte de un engranaje que realiza una función determinada,
como si se tratara de un mecanismo de relojería. No creo que las sociedades
sean así, y por este motivo prefiero referirme al desempeño social del
bibliotecario. Al respecto, debemos notar que los bibliotecarios tenemos una
tendencia a ser conservadores, en el sentido de la defensa que hacemos de
nuestros sistemas de creencias, así como de los objetos y símbolos que los
conforman. Pueden sustituirse los objetos, pueden resignificarse los símbolos,
pero nuestros sistemas de creencias son intocables e inalterables. La creencia
en el orden es parte de este sistema, así como la creencia en la causalidad.
Porque creemos que en el orden nacieron las clasificaciones bibliográficas;
además, porque creemos en la causalidad estamos fuertemente atados a las citas
y las bibliografías de los aparatos críticos.
Ser conservadores se ha malentendido como ser perpetuadores
del statu quo. Y pienso que se ha comprendido mal por el poco desarrollo y
paulatino abandono de la crítica en la profesión. Es triste notar que nuestro
desempeño social parecen entenderlo muchos como hacer lo mismo que hacen todos
los demás para seguir manteniendo las cosas igual, quizá porque se sienten
parte de una maquinaria social que sólo nos permite repetir por hábito lo mismo
todos los días de nuestras vidas. Otra modalidad de este malentendido resulta
porque hay profesionales acomodados en un nicho laboral o social, a quienes
parece no importarles qué ocurra fuera de su pequeño espacio, o aquello que
pase más allá de su círculo de amistades. Esto ocurre sobre todo con las llamadas
“vacas sagradas” de la profesión, y a los que son parte del jet set
bibliotecario internacional.
Creo que el desempeño social del bibliotecario debería estar
más inclinado a la curiosidad, ser más proactivo, más decidido a descubrir y
enfrentar los problemas de la profesión, en lugar de ocultarlos o ignorarlos.
No es preciso dejar de ser conservador para hacer esto, pues nuestros sistemas
de creencias son más flexibles de lo que pensamos. Sin embargo, creo que si se
precisa cierta valentía para afrontar la reacción de quienes propugnan el statu
quo por así convenirles.
¿Cómo surge el proyecto Biblioteca Digital Maya?
El proyecto para construir una biblioteca digital que sirva
al pueblo maya surgió como concepto en un taller de diseño realizado en Xpujil,
Campeche. Se trató del Mayandesign, que lleva a cabo anualmente el Centro de
Investigaciones de Diseño Industrial de la Universidad Nacional Autónoma de
México. Acudí a su edición de febrero de 2009, ya que me interesaba aprender
nociones de diseño que se pueden atraer a la profesión bibliotecaria. Dentro
del taller de Niels Peter Flint, trabajamos Gervaise Duchaussoy y yo el diseño
conceptual de una biblioteca digital, usando para ello el contacto con
artesanos de la región, recorridos y visitas a casas mayas y a las zonas
arqueológicas, además de revisiones de la revista Arqueología mexicana. Niels
nos pidió que en el diseño incluyéramos elementos para un desarrollo
sustentable. De esta manera, la noche del último día del taller, en un
auditorio improvisado en medio de la selva, presentamos a nuestros compañeros y
a personas del pueblo de Xpujil nuestro proyecto, mismo que causó gran
impresión a todos los asistentes y nos llevó a tomar la decisión de seguir
adelante con esta idea.
Un mes después, un grupo de amigos nos reunimos en un
restaurante de la ciudad de México para hablar sobre la necesidad de trabajar
desde la sociedad civil a favor de los pueblos indígenas de nuestro país. Todos
habíamos participado de alguna forma en proyectos gubernamentales como
funcionarios a cargo, pero manifestamos nuestra frustración común por las
limitaciones a las que uno se ve impuesto en ese sector público. A mediados de
2009, la idea de hacer la Biblioteca Digital Maya, a la que entonces llamábamos
“Aj Tsib” (“El Escribano”) comenzó a tomar forma, sobre todo cuando Gervaise
Duchaussoy nos propuso venir a México como voluntaria de la agrupación que
constituimos para llevar a cabo los trabajos, misma a la que llamamos
“ProIndígenas: Información y Comunicación”.
Busqué presentar la propuesta para construir la biblioteca
con los gobiernos, las instituciones y las organizaciones de la península de
Yucatán, que es donde se aposenta la mayoría de la población maya a la que
dirigiríamos nuestros esfuerzos. Los avances fueron lentos, y en febrero de
2010 convencimos al gobierno de Yucatán para que presentara junto con nosotros
a concurso internacional el proyecto de la Biblioteca Digital Maya, a la que
habíamos cambiado el nombre para dejarlo como está ahora: “U Kúuchil Na’at” (“La
Casa del Conocimiento”).
El proyecto de construcción de la Biblioteca Digital Maya U
Kúuchil Na’at ganó uno de los premios del concurso convocado por el Programa de
Innovación en Bibliotecas Públicas (PLIP, por sus iniciales en inglés), al que
convocó la organización eIFL.net, razón por la que a fines de mayo de 2010
acudimos a la primera reunión de los proyectos ganadores en la ciudad de
Ljubljana, en Eslovenia.
Es de notar que entre los meses de marzo y junio de 2010
estuvo trabajando como voluntaria nuestra Gervaise Duchaussoy, alumna de
producción de animación en la Escuela Nacional Superior de Artes Decorativas de
París. Ella llevó a cabo talleres de animación digital con profesores de
educación bilingüe bicultural, con niños de albergues escolares indígenas, con
alumnos mayas de la Universidad de Oriente y con gente del pueblo de Felipe
Carrillo Puerto, en el estado de Quintana Roo. Las 19 producciones que
realizaron en esos talleres pueden verse en el prototipo de la Biblioteca
Digital Maya U Kúuchil Na’at, en la dirección electrónica
http://bidimaya.proindigenas.org.
¿Cree que el concepto biblioteca indígena resulta
representativo para la cultura maya?
Primero debo aclarar que el concepto y el modelo que he
conocido de biblioteca indígena está siendo desarrollado principalmente en
países sudamericanos, pues en México no se conoce y por ende no se utiliza. La
noción de biblioteca indígena, como trasplantación occidental en suelo indígena
para generar desde dentro procesos de asimilación y construcción que permitan
la generación de conocimiento propio, su almacenamiento, organización y
difusión, es una contribución de los bibliotecarios del Sur de nuestro
continente para el mundo.
A nosotros nos interesa implantar esas nociones en la
construcción de la Biblioteca Digital Maya U Kúuchil Na’at, de manera que ésta
pueda ser lo suficientemente flexible en su administración para dar cabida a
formas de interacción y conocimiento culturalmente dirigidas y adecuadas.
Siguiendo este camino, el principal reto que enfrentamos es la construcción de
la legitimidad de la biblioteca, pues es condición necesaria para contar con la
participación abierta del pueblo maya. Por este motivo, una parte importante de
nuestras intervenciones actuales tiene que ver con la detección de los
problemas tal como los concibe este pueblo, en el entendido de que la
biblioteca digital debe servir para dotarlos de información que les ayude a
comprender mejor esos problemas, a solucionarlos o a atenuarlos. Para el pueblo
maya, hemos detectado tres tipos de problemas que afectan a las comunidades,
que son los siguientes:
Ma’ tu pajtaal… (No puedo…): Este tipo de problemas abarca
la falta de capacitación, la desorganización, o las barreras que impone la
corrupción.
Mina’an ten… (No tengo…): Aquí entran las carencias y las
necesidades, que son muchas.
Interacciones: Derivados de la situación de enajenación y
encierro en que viven los mayas en sus comunidades, hay problemas de relaciones
y trato entre las personas, que conflictúan y complican la comprensión de los
problemas y la búsqueda de soluciones. De esta manera, se manifiestan envidias,
confabulaciones, mentiras, prejuicios, malicia, fatalismo y actitudes
francamente cerradas y autolimitadas para la participación.
Resulta claro que la atención de los problemas A y B tiene
como condición afrontar los problemas del tipo C, sea a través de
negociaciones, por alianzas o por los medios a nuestro alcance.
Nos interesa mucho seguir los pasos de nuestros colegas
sudamericanos, pues creemos que tienen una comprensión amplia del potencial de
la biblioteca para los pueblos indígenas. En contraparte, creo que les podemos
ofrecer las indagaciones que estamos realizando sobre algunos de los
componentes del modelo de biblioteca indígena, referentes a los procesos para
la legitimación de esta biblioteca.
¿Cuáles lecturas lo influenciaron?
Son bastantes. Ahora recuerdo “Bibliotecas y educación”, de
Beatriz Casa Tirao y “El Mapa del mundo personal”, de Julián Marías. El manual
de bibliotecología de Chubarian. La colección de libros de investigación sobre
bibliotecas y lectura, publicados por la Dirección General de Bibliotecas del
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Asimismo, varios cuentos,
novelas, poesías y ensayos me han impresionado y aportaron ideas en mi
formación.
¿Qué está leyendo actualmente?
Un libro de un escritor maya: “Cuentos campesinos”, de Fabio
Rufino Chalé Mex.
¿Qué cambiaría de la profesión?
Propugno desde hace algunos años por cambiar las actitudes
que en la educación bibliotecaria generan lo que llamo “síndrome de la
disciplina asediada”. Además, vengo proponiendo la salida de los bibliotecarios
de las bibliotecas para trabajar ofreciendo sus servicios de manera privada, en
consultorías, bufetes de información o en otras modalidades de servicios
independientes.
Sólo para aclarar, el síndrome de la disciplina asediada
resulta de las actitudes y opiniones que algunos profesores de la carrera
inculcan en sus alumnos cuando se la pasan machacando todo el tiempo la
desgracia de que las plazas de trabajo en bibliotecas, en los niveles altos de
decisión, estén ocupadas por personas con una formación distinta a la nuestra.
Es así que este contenido de la formación, que no aparece enunciado en ningún
plan de estudios, obtiene réditos en la formación de los bibliotecarios, pues
engendra graves problemas de comunicación de los mismos con las otras
disciplinas e incluso lleva a errores numéricos, como cuando en México se dice
que menos de cinco mil bibliotecarios profesionales (incluso contando muertos y
pensionados) deben ocupar más de quince mil plazas en las bibliotecas. La más
alta manifestación de esta tontería se da, desgraciadamente, en el Colegio
Nacional de Bibliotecarios de México, aunque cabe señalar que su proceder es
bastante hipócrita y a la conveniencia ocasional de los integrantes de su mesa
directiva.
Sobre lo otro que cambiaría, creo que la formación
profesional debe superar la etapa heroica que nos impulsa a trabajar sólo en
bibliotecas, pues resulta claro que la información alrededor nuestro fluye, se
acumula, toma nuevas configuraciones, vuelve a fluir y se acumula de nuevo en
un proceso que no tiene fin. Por este motivo, necesitamos ampliar los conceptos
acerca de la formación del bibliotecario profesional del futuro, con la finalidad
de brindarle las herramientas que aseguren su desempeño y desarrollo dentro de
una sociedad que ya está tomando como hábito mirar de reojo al futuro a cada
instante.
Además, la velocidad de los cambios nos impulsa a replantear
nuestra responsabilidad social, particularmente para asumir la parte que nos
toca en la atención a los problemas sociales no resueltos y a los nuevos
problemas que plantea el desarrollo de nuestras sociedades. Para poder asumir
de mejor manera esas nuevas responsabilidades, es imperioso que no nos sintamos
atados a una institución y que podamos gozar de más autonomía como
profesionales.
Hay otras cosas que deberían cambiarse, pero creo que estas
dos que he propuesto desde hace algún tiempo no deben soslayarse más.
Nota: la entrevista fue publicada en la Revista
Fuentes del Congreso de Bolivia en
Rev. Fuent. Cong., Abr 2011, vol.5, no.13, p.50-54. ISSN 1997-4485