Para Ana Llamazares y los amigos del Orejiverde
Es viernes 1 de junio, se comparte un encuentro que es a la vez una despedida, apenas puedo ver a Carlos envuelto en su poncho acaso tehuelche, no acepto su quietud y su silencio, pero está ahí, cobijado bajo un plano que siempre intentó comprender, a las 16 hs llegan las lamien (mujeres mapuche) y los hombres de la tierra con sus trajes ceremoniales, guiados bajo el mando del coordinador de los pueblos originarios del Orejiverde, Luis Eduardo Pincén (tataranieto del legendario cacique Pincén), pronto entonan un täiel (lamento sagrado que se sigue celebrando en las comunidades del sur) acompañados de un kultrún, las mujeres sostienen emotivamente el tono, que nunca decae, los hombres realzan el ruego con 4 gritos cada breves intervalos de tiempo, el tambor no cesa, el recinto tiembla, no es posible explicar lo que se manifiesta en un momento así, pero ahí está Carlos, digno destinatario de aquella ofrenda espiritual, el sabio líder envuelto en su poncho, aquel hombre que los mapuches conocen como Colilonko Colinao (Cabeza colorada / Jaguar Colorado), porque supo ganarse el honor, a través del mérito, de participar como danzante purrufe en la ceremonia del Nguillatún, la danza del Choique Purrún, el único blanco entre los paisanos.
Aquella tarde también elevaron su canto Amalia Noemí Vargas, colaboradora perteneciente a la cultura quechua, y el maestro Aguarapire Seacandiru, del linaje tupi guaraní. Muchos pusieron ofrendas que simbolizaron el viaje a un plano superior, para que el espíritu de Carlos pueda ascender sin interferencias y en paz.
No es fácil dejar de evocarte amigo,
tal vez porque te quise mucho, quizás porque me supe querido, es así que un
ciclo fecundo se cierra, mientras estamos en silencio juntando nuestros
pedazos, para seguir camino, para seguir andando, sin perder la memoria,
buscando entender lo que siempre supiste.
Es entonces que recojo algunas
palabras:
Carlos Martínez Sarasola, Antropólogo,
especializado en Estudios Indígenas, investigador, escritor, docente, músico,
hombre-puente, creador de una revista, una fundación, un programa de radio, un
portal de Internet, un diario indígena...el de la palabra equilibrada pero
firme, el del conocimiento atravesado por la ética, el que tuvo las suelas de
viento, el que partió con el alma intacta.
Mashallah! Colilonko Colinao, alma y corazón de diamante. Armanos la recepción que inshallah en un ratito llegamos tod@s
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