Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.
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miércoles, 18 de agosto de 2021

El legado de Constantino Füpeatücü

En el horizonte del concepto Biblioteca Indígena siempre aparece como ejemplo la Biblioteca Museo Maguta del pueblo Ticuna de Brasil, lo que pocos saben es que detrás del concepto se esconde un nombre propio que llevó hasta límites insospechados el entendimiento de la identidad cultural indígena.

El patrimonio cultural de una comunidad, que muchas veces bajo la imagen de la museología, parece diseñado para ser apreciado “desde afuera”, guarda un conocimiento endógeno que tiene vinculación con la memoria, la lengua y las expresiones artísticas de una cultura oral determinada.

Lo que en ocasiones queda lejos de esta forma de comprensión, es el desarrollo comunitario que implica asociar un artefacto con una utilidad social, un documento con una verdad, un puente desde donde discutir diferentes realidades para poder interpretar el complejo alcance de la identidad nacional de un pueblo o nación.

En Brasil, la población indígena cuenta aproximadamente con 896.900 persona (0.4% de la población total del país), distribuidas entre 305 grupos étnicos, el 36, 2% vive en áreas urbanas y el 63, 8%, en áreas rurales. Las tierras con comunidades habitadas representan el 12,5% del territorio brasileño (alrededor de 106,7 millones de hectáreas), donde viven 517,4 mil indígenas (el 57,7% del total).

El Gobierno ha reconocido 690 territorios para sus habitantes indígenas, que abarcan aproximadamente el 13% de la superficie del país. En seis de estas tierras, habitan más de diez mil indígenas; en 107, viven entre mil y diez mil indígenas, en 291, entre cien y mil y, en 83, viven cien como máximo.

Hace unos 20 años, el profesor José Bessa Freire registraba una población de 350.000 indígenas que hablaban cerca de 180 lenguas diferentes, ninguna de ellas superaba los 35.000 hablantes, solo 5 de esas lenguas poseían más de 5000 hablantes y aproximadamente 50 lenguas tienen menos de cien hablantes, el idioma portugués circula en las comunidades como lengua de asuntos oficiales y formales, mientras que las lenguas indígenas son consideradas como “jergas, dialectos ágrafos, sin gramática y sin utilidad comunicativa por fuera de la comunidad”, un radio de acción que cada vez se restringue más al paso del tiempo.

En 2010, el Censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), contabilizó por primera vez 274 lenguas indígenas, a partir de la auto-declaración de los hablantes. Sin embargo, los lingüistas calculan que el número oscila entre 160 y 180, considerando que muchas pueden ser variedades de una misma lengua.

El Museo Maguta, instalado en Benjamin Constant, municipio ubicado dentro del estado de Amazonas, es una casa de arquitectura sencilla, con galerías circundantes, cinco salas de exposiciones, una pequeña biblioteca, rodeada de un jardín. En el interior, las colecciones formadas, en gran parte, con las obras de artistas ticuna: máscaras rituales, pintura sobre paneles decorativos de corteza, esculturas de madera y cocotero, collares, cestas, hamacas y bolsos, así como artefactos, hoy ya en desuso, que fueron reconstruidos a partir de fotografías antiguas pertenecientes a museos etnográficos.

Constantino Ramos López Füpeatücü fue responsable de la biblioteca especializada que nacería antes del Museo, a finales de los años 80, a partir del Centro de Documentación e Investigación del Alto Solimões Maguta. Por aquellos años, donde la violencia hacia los indígenas estaba atravesando etapas críticas, en especial en el área urbana de Benjamin Constant, ciudad multicultural emplazada en medio de la selva y en la triple frontera, la creación de un museo en ese momento podría verse como una afrenta. Constantino, sin embargo, mientras trabajaba en la biblioteca, preparó el acervo que se presentaría en el Museo Maguta y que de acuerdo con Bessa Freire (2012), llegaría a ser formado por un aproximado a “500 piezas, todas registradas, organizadas, documentadas y debidamente fichadas por este hombre, que fue capacitado para ejercer la custodia del acervo y para su dinamización”.

Este guardián de la cultura originaria participó en el equipo que preparó y montó la primera exposición del Museo, abierta al público en 1991. Se convirtió, en la práctica, en el primer indio museólogo, completando su formación en visitas a museos etnográficos en todo Brasil y en diversos países de Europa: Países Bajos, Francia, Noruega, Italia, Austria.

Los Ticuna se autodenominan como Magüta, que quiere decir “pueblo que pesca con vara", lo que remite la historia de su mito de creación. Su lugar de origen es el Igarapé Eware, en Brasil. Allí los héroes míticos Yoi e Ipi pescaron al pueblo Ticuna ya los demás pueblos existentes.

Teniendo en cuenta que el museo Maguta ha sido considerado un museo tribal que representó el fortalecimiento de la identidad y que a su vez habilitó la posibilidad de reclamar el territorio históricamente ligado al pueblo Ticuna, Constantino seguramente ocupa un lugar en esa memoria y en esa lucha, donde supo que los reclamos de identidad cultural se alcanzan desde la propia cultura, con elementos genuinos del contexto educativo.

Gracias a Constantino, los Ticuna tuvieron un patrimonio para compartir y un motivo por el cual resistir desde el propio recorrido de la historia.

Referencias:

Constantino, museólogo Tikuna na canoa das almas

http://www.taquiprati.com.br/cronica/1007-constantino-museologo-tikuna-na-canoa-das-almas

Las Lenguas Indígenas, Brasil y la UNESCO en 2019 / Jose Bessa Freire

https://cerlalc.org/las-lenguas-indigenas-brasil-y-la-unesco-en-2019/

IWGIA

https://www.iwgia.org/es/brasil/3737-mi-2020-brasil.html

Museo Magüta y su relación informativa con una ciudad amazónica / Soraia Pereira Magalhaes, Zuriñe Piña Landaburu

https://seminariohispano-brasileiro.org.es/ocs/index.php/viishb/viishbucm/paper/viewFile/352/22

Versión para El Orejiverde:

http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/6149-el-legado-de-constantino-fuepeatuecue


sábado, 3 de julio de 2021

Museo de la vida campesina, Maimará, Jujuy

Se trata de una experiencia comunitaria con anclaje en la cultura, un desarrollo cooperativo que incluye una propuesta innovadora desde la museología, donde se refleja a través de las colecciones el contexto de la vida campesina en un pueblo del norte argentino, incluyendo las costumbres, el conocimiento, la memoria, la cosmovisión y el entendimiento agroecológico de la comunidad, un capital social y cultural que representa potencialmente a una unidad de información, consustanciada con los valores de la región andina.

Si podríamos, en esa idea que vincula a las bibliotecas indígenas con los museos, considerar esta experiencia maimareña, el museo de la vida campesina sería una fortaleza indiscutida.

Maimará (“estrella que cae” en lengua omaguaca), es una localidad y municipio ubicado en el departamento de Tilcara, provincia de Jujuy. Mucho se podría decir del silencio habitado de los coloridos cerros en este maravilloso territorio, donde las historias, a decir del inolvidable Juan Forn, parecen zurcidos de canciones que atraviesan los recónditos del tiempo, algo indeleble que es a la vez una marca registrada de la cultura Kolla.

En el medio de toda esa policromía, y al costado de una ruta, se abre este museo propuesto desde la Cooperativa Agropecuaria Unión Quebrada y Valles (CAUQUEVA), originado el 21 de diciembre del año 2004 por sus asociados, familias agricultoras de la Quebrada de Huamahuaca, cuyas piezas reflejan historias de vida y procesos de cambios que se dieron en la región en los últimos 200 años.

Es para destacar que, en estas tierras, habitadas ancestralmente por familias productoras -en su mayoría minifundistas y aborígenes- transitaron por una economía de subsistencia, en donde muchas familias fueron dejando la producción de cultivos originarios (como papa y maíz) para dedicarse casi exclusivamente a la horticultura, situación similar se registra con productores de la Puna y de las Yungas (selvas de altura).

No se trata únicamente de un lugar con artefactos, recipientes y objetos característicos de una cultura, sino también como un espacio de reflexión y debate sobre la orientación actual de la agricultura y la tecnología. En estos tiempos críticos, potenciados por la pandemia, bien sabemos que la situación ecológica del planeta está reclamando cambios urgentes, de alguna manera, el saber ancestral, perpetuado de generación en generación por los agricultores jujeños, representan un valioso aporte para equilibrar el desbalanceo provocado a la naturaleza por la intervención humana.

Tal como figura en el sitio Web de la institución, “la cultura en la vida campesina se entrelaza con el milenario trabajo de los cultivos andinos como la papa y el maíz. Hoy los agricultores siguen sembrando papas y maíces que fueron domesticados hace más de 4000 años. Han evolucionado las técnicas agrícolas pero los productos se han mantenido”.

Eliana Cañizares es su encargada, quien ofrece charlas guiadas sobre las distintas salas del museo, en su relato aparecen arados antiguos, herramientas para el trabajo de la tierra, variedades de maíces andinos, papas, quinua, kiwicha y porotos, también menciona sobre un calendario turístico cultural de la localidad, actividades de las que el agricultor participa permanentemente, y por supuesto incluye información de la cooperativa, nacida en el año 1996 -como consecuencia de un trabajo presentado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Tilcara como organización de campesinos- en una región enmarcada entre dos cordones de la cordillera oriental, que sostiene todo este emprendimiento cultural, una estrategia que encontraron los campesinos para presentar alternativas de producción y comercialización que les permitiera obtener condiciones más justas para la venta de sus productos.

Lo que queda claro en este relato, es que el museo no solo habilita una documentación histórica, sino que informa sobre el proceso cultural que se desarrolló en la región desde los tiempos prehistóricos, tratando de analizar y comprender dicha continuidad.

No es posible hablar de museo si no hay detrás libros vivientes que sostengan con información endógena el documento preservado en las vitrinas, es el caso de Josefina Aragón, con su conocimiento sobre las hierbas medicinales, valiosísimo aporte en cualquier unidad de información que pretenda difundir el entendimiento de los pueblos originarios en el terreno de la farmacopea y la etnomedicina tradicional.

Es muy interesante la documentación que la Cooperativa ofrece en forma virtual, desde documentos locales hasta investigaciones sobre desarrollo de la diversidad, libros sobre Cooperativas campesinas y Seguridad Alimentaria, seminarios de desarrollos económicos, programas integrados de cultivos andinos, documentos sobre programas de Microcréditos destinados a pequeños productores, así como informes sobre agroecología, agricultura y sistemas productivos en la Quebrada de Humahuaca.

Es para destacar que, en el proceso de crecimiento de la cooperativa, desde el año 2000 han logrado comercializar grandes volúmenes de hortalizas en varias ciudades de Argentina, incluyendo cuatro años después una primera exportación piloto de papas andinas a Italia. En este punto, el Programa Integrado de Cultivos Andinos (PICA) es una propuesta realizada por CAUQUEVA desde el año 2003, cuyo criterio consiste en trabajar con la mayor cantidad de variables posibles del sistema productivo a fin de obtener, de forma sustentable, resultados económicos que eleven el nivel de vida de las familias.

Como se apreciará, se trata de un trabajo mancomunado que encontró eco en las comunidades, entendiendo todos que solo a través del cooperativismo es posible encontrar soluciones al problema económico desde el contexto cultural y productivo de las familias agricultoras. Agregar en este entramado el aporte de un museo no deja de representar una cohesión entre los diferentes aspectos que hacen a una marca cultural e identitaria, un rasgo que involucra elementos valiosos para considerar en la construcción de una eventual biblioteca indígena, al fin y al cabo, un manojo de ideas que se van sumando en este recorrido por la profesión.


Cooperativa Cauqueva

https://cauqueva.org.ar/

Museo Vida Campesina Cauqueva

https://es-es.facebook.com/museodelavidacampesina

https://cauqueva.org.ar/museo/

Versión para El Orejiverde

http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/6102-museo-de-la-vida-campesina-maimara-jujuy