“yo
solo podría creer en un Dios que sepa danzar”
Friedrich
Nietzche
Danzando
en la tierra de la gente honesta
Recientemente, bajo la organización de la
Asociación para la Protección de las Máscaras (ASAMA), y contando con el
auspicio de la UNESCO, se celebró en Dédougou, a 250 kilómetros al oeste de la
capital Ouagadougoula, Burkina Faso, la 13ª Bienal FESTIMA (Festival
International des Masques et des Arts de Dédougou) que tuvo lugar del 27 de
febrero al 5 de marzo, considerada la más grande sobre Arte Internacional Africano
que incluye el Festival Máscaras de África occidental, en donde se exhiben un
aproximado a 2500 tipos de máscaras tradicionales pertenecientes a seis países
africanos: Benin, Costa de Marfil, Mali, Togo, Senegal y 50 comunidades de
Burkina Faso, cuya etimología refiere a la “patria de hombres íntegros” que
deriva del término mossi burkina “hombres íntegros” y de la voz diula, faso
“patria”, también es conocida como "la tierra de la gente honesta"
quienes tienen por virtudes la tolerancia religiosa y actitudes pacíficas.
Las máscaras han sido una parte importante de las creencias animistas
tradicionales en muchas culturas africanas durante miles de años. Realizadas
con hojas, paja, tallos, fibras vegetales y animales, madera y textiles, las
máscaras simbolizan el culto a los antepasados y espíritus, representan un
papel importante entre los chamanes durante las conmemoraciones de los ritos y
el ciclo de la vida. Muchas de las esculturas de madera –algunas alcanzan los 3
metros de altura– son utilizadas en las ceremonias de fertilidad y de
adivinación. Acompañan momentos significativos como el nacimiento y la muerte.
De acuerdo con las creencias tradicionales, durante la ceremonia, la música y
el baile frenético, sostenido con tambores, transforman al portador de la
máscara en un espíritu, que en situación de trance logra comunicarse con los
antepasados. Un hombre de conocimiento suele acompañar y guiar al portador de
la máscara durante el ritual, ayudándolo a interpretar el mensaje de los
antiguos.
El entendimiento de estas prácticas rituales, en el que la identidad de las
personas que danzan enmascarados se mantienen siempre en secreto, habilita dos
aspectos, dos tipos de comprensión, uno de ellos es el culto y el otro la
cultura; según los paisanos puede haber un conflicto religioso para las
personas que veneran máscaras, pero no hay ningún conflicto desde el punto de
vista cultural (en algún punto es posible trazar un paralelo con las
celebraciones andinas que incluyen la figura del diablo, sincretismo religioso
que se mantiene vivo en la cultura de los pueblos collas del norte argentino),
esta festividad representa un patrimonio cultural para cada africano que lo
comparte, cada Burkina Faso comprende que la forma de pensar no debe ser
dictada por extraños a la cultura, y que estos rituales, celebrados cada dos
años, permiten preservar el patrimonio cultural de los pueblos.
Sobre el sentido y significado de las máscaras y
los tambores
Los preparativos arrancan en las propias casas,
desde donde saldrán los hombres con sus máscaras y vestidos, marchando en
grupos, en un recorrido en el que se irán sumando cada uno de los participantes
de los diferentes pueblos aledaños, una ceremonia tribal que se extenderá hasta
el anochecer, donde irán variando los rituales, danzas, acompañamientos
musicales y destrezas de los portadores de espíritus.
No es posible entender el sentido de estas piezas
como si fueran parte de un museo, cobran vida propia con cada portador, de
hecho hay un elemento que acompaña al chamán en su rol de hombre-puente entre
la comunidad y los espíritus, que son los tambores, permanentemente son
ejecutados por los músicos de los pueblos, un pulso que lo conecta a la tierra
y a un plano mucho más amplio de percepción y entendimiento (salvando las
distancias es posible trazar un paralelo con el festival de tambores y
expresiones culturales de Palenque, que en el mes de octubre se celebra en
Palenque San Basilio, Colombia, por el valor cultural que tienen los tambores
desde la época de los esclavos, utilizados para comunicar mensajes entre aldeas
alejadas).
La variedad de las máscaras africanas –tan bellas
como resistentes al paso del tiempo– es ilimitada, su construcción y uso
preserva la herencia de los abuelos, verdaderos guardianes del conocimiento
comunitario, todo lo que queda por delante es un ritual colectivo que la gente
seguirá a pie, o sentados en las tribunas, rodeando a los danzantes, observando
sus manifestaciones artísticas, hasta llegar la noche. Es común ver a los niños
quienes son educados en estas creencias y ceremonias, observando la variedad de
máscaras, aprendiendo y conviviendo con las expresiones chamánicas de otras
culturas, donde comparten entre familias un saber que no figura escrito. Cuando
ellos crezcan tal vez tengan o hereden su propia máscara, mientras tanto la
cultura no se perderá pase lo que pase, fortaleciendo la identidad, el orgullo
étnico y la memoria oral.
Burkina Faso es un país de África Occidental que limita al noroeste con Malí,
al noreste con Níger, al sur con Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín. Al igual
que Bolivia, el país no posee acceso al mar. Se independizó de Francia el 5 de
agosto de 1960. Los principales grupos étnicos son los Marka y los Bwa, a
Dédougou se la considerar la 9ª ciudad más grande en Burkina Faso.
Un Dios chamán…
El entendimiento viene desde el fondo de los
tiempos. La comunidad perteneciente a la etnia Bwa, una de las más
representativas de Burkina Faso, creen que el mundo fue creado por un dios
llamado Difini o Dobweni, que dejó la Tierra cuando fue herido por una mujer
moliendo el mijo con su correspondiente mano, abandonando a su suerte a la
humanidad en la Tierra. Dobweni envió a su hijo para que actuara como mensajero
de los humanos, para de este modo ser un intermediario entre las personas y los
espíritus.
Las ceremonias que actualmente se celebran
representan la renovación de la vida, porque se asocia directamente con el
alimento y las plantas curativas que ofrecen el monte y los bosques, que para
los Bwa representa el almacén y la farmacia de la cultura. El líder religioso
entre la cultura Bwa es un labie (sacerdote tierra) que es el miembro masculino
más antiguo del clan que ocupó por primera vez el terreno sobre el que está
construido el pueblo.
El
festival cuenta con una asociación, denominada ASAMA (Association pour la
Sauvegarde des Masques) que desde 1996 tiene por misión el proteger y preservar
la producción artesanal de las mascaras, colaborando en la continuación, cada
dos años, de la histórica ceremonia. En este evento sus autoridades
reflexionaron sobre los modos de protección y los métodos de conservación de
las máscaras, de ahí que esta edición del festival tuvo por premisa “la
creación de las infraestructuras necesarias para salvaguardar las máscaras”.
En
este punto me parece que tendría mucho valor la construcción de una biblioteca
en dicha asociación, donde bibliotecarios especialistas en conservación puedan
aportar técnicas para preservar materiales, y que los sucesivos eventos sean
registrados en las colecciones, permitiendo resguardar con documentos
audiovisuales la memoria patrimonial del festival.
Todos
los organizadores son conscientes que año a año la ceremonia se ha convertido
en un evento que ha traspasado las fronteras del país. Asimismo ASAMA es la
única organización reconocida como ONG de consulta por la Unesco en Burkina
Faso, por el importante papel que desempeña en la sensibilización de las
comunidades sobre el valor de sus tradiciones.
Para
el festival de 2018 se tiene la esperanza de obtener más fondos, de esta manera
será posible que otras naciones puedan ser invitadas y que nuevas máscaras se
sumen al evento, que así sea.
Fuentes
consultadas:
Al Jazzera
Festival International
des masques et des arts de Dedougou
Africa Fundación Sur
Versión para el Orejiverde:
Fotografias: Jacob Balzani
Loov/Al Jazeera