Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

domingo, 28 de abril de 2019

La Rueda Medicina como círculo de sabiduría


Las “ruedas medicina” representan un concepto, como tantos entendimientos surgidos en comunidades que históricamente han prescindido de los alfabetos y las escrituras, se trata de grandes círculos de piedras, cruzados por ejes dirigidos a los puntos cardinales que se encuentran principalmente en Estados Unidos y sur de Canadá y son utilizados con fines rituales, de sanación chamánica y también pedagógicos, en su simbolismo del universo y su relación con el ser humano.

Un sentido cosmológico cuya construcción remite, desde el punto de vista de una vivienda, a las malocas de los paisanos huitotos y muimanes, duplicados del universo que comprenden la idea de totalidad, y en cuyo interior se engendra la palabra a través de los mambeaderos, lugares de reunión de los ancianos que van hilando a través de la oralidad verdaderos canastos de conocimiento, tal como lo definió el investigador colombiano Fernando Urbina, los mambeaderos representan simbólicamente el útero de la madre maloca, un espacio donde es frecuente desovillar el frondoso tejido de la interculturalidad, el total entendimiento de las cosas...

La mayoría de las culturas ha utilizado el círculo en sus representaciones sagradas, desde la construcción de templos hasta los cálculos calendáricos de los mayas, o instrumentos de meditación como los mandalas de los hindúes. Los indígenas de América del norte, por su parte, trazaron en su interior el mapa del universo con sus Cuatro Direcciones y la ubicación del hombre en él, y no cuesta ver en este caso una analogía con las casas comunales de los indígenas del amazonas, ya que su construcción no puede ser arbitraria, si en dicho proceso al momento de colocar el primer soporte no se respeta la ubicación de las estrellas, la casa de la cultura puede llegar a “deteriorar el paisaje” y no ser representativa de la sabiduría de los ancianos.

En este punto encontramos elementos para vincular la arquitectura de los pueblos originarios en la tarea de construcción de una biblioteca indígena, la noción de círculo se encuentra consustanciada con los elementos simbólicos de las pinturas, guardas, tejidos e imágenes de la naturaleza que los paisanos han venido realizando desde el fondo de los tiempos.

A modo de ejemplo, en el universo sioux lakota, se aprecia el entendimiento del anciano Hehaka Sapa, Alce Negro, quien describía la importancia del círculo diciendo: “Todo lo que hace el indio lo hace en círculo /…porque el poder del mundo actúa en círculo…/ Todo lo que hace el poder del mundo se hace en un círculo”, un círculo que, en el caso de la Rueda Medicina, terminó asociándose a la rueda en su movimiento y retorno sin fin, tan próximo, a la idea del devenir circular del tiempo entre los originarios americanos.

Según la autora de este texto, más que una construcción, la rueda medicina es un símbolo sagrado que representa el orden cósmico, el eterno patrón de vida y muerte, el sendero del sol y la luna, el diseño del tipi (vivienda circular) y la forma del tambor…donde la línea vertical indica el sendero del hombre y la horizontal el sendero del sol. La sagrada intersección de ambas representa el centro de la tierra, así como, entre los sioux, la infaltable presencia de la pluma de águila evoca y activa al poder de WakanTanka –el Gran Espíritu- sobre todo lo creado y la armoniosa interacción entre los seres vivos y la Madre Tierra.

Desde el espacio de una biblioteca, es preciso entender lo que implica la noción de círculo, la idea de una totalidad circular, analizar los tejidos hilvanados a través del conocimiento, encontrar elementos para aplicar en eventuales bibliotecas indígenas, acaso un espacio donde la palabra debe ser perpetuada mientras su hilatura lo permita, voces que confronten voces, conceptos que asocien cultura con identidad, consensos que representen una historia y un devenir.

Desde el punto de vista chamánico, el término “medicina” alude al poder y fuerza de la naturaleza, lo sagrado del universo que guía al hombre en el campo de energías que lo rodean. Son las energías de las Cuatro Direcciones básicas: norte, sur, este y oeste, que marcan las estaciones del año y las etapas de la vida (nacimiento, infancia, adultez y ancianidad) en relación con el centro, punto del cual todo emerge y al cual todo regresa.

Al intervenir este texto, he querido ver en las distintas etapas referenciadas, el traspaso de conocimiento entre quienes cultivan un saber ancestral, así como en nuestras bibliotecas otros jóvenes toman el testimonio para continuar el camino de los docentes, así también se construye identidad entre las paredes de una biblioteca indígena, desde los abuelos hasta los nietos. No son habituales los ejemplos de este tipo de construcciones, sin embargo basta conversar con los referentes de algunas comunidades para encontrar en ellos similitudes en cuanto a la arquitectura que se pretende representativa de un modo de comprensión que aún persiste, a pesar de los permanentes obstáculos con los que los referentes de pueblos originarios se enfrentan en las actuales sociedades occidentales. Personalmente he presenciado, en comunidades qom de Derqui y Rosario (una experiencia que me ha honrado formar parte), la recreación del círculo dentro del espacio de la biblioteca, en especial cuando eran habituales la organización de asambleas o conversatorios, en donde todos podían mirarse desde un mismo lugar, sin jerarquías sociales de ningún tipo, contando con un tiempo libre de exposición, para al final tratar de lograr consensos. Las decisiones más trascendentes fueron tomadas en un círculo.

En las ruedas medicina cada dirección tiene su color, su animal guía, sus características climáticas y espirituales, como también espacio para los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego en una imagen integradora, de equilibrio, armonía sanadora y crecimiento personal, pues su comprensión lleva implícita la adquisición de la mayor sabiduría.

Si bien los principios generales son comunes para todos, cada pueblo otorga a las direcciones características su propia cosmovisión, sus tradiciones, sus condiciones geográficas y circunstancias históricas, es decir que coexisten a través de un entendimiento común, cuidando de no instalar imposiciones en cuanto a lo que cada pueblo comprende, sobre estos postulados se avanza hacia el fortalecimiento de las propias creencias, y en ocasiones se generan nuevos planos de entendimiento, en especial en culturas plurilingües, cuyas representaciones artísticas toman elementos de las culturas geográficamente más cercanas.

Si acaso fuera posible, podríamos trazar un paralelo con el arte collage cubista, en donde el concepto de textura adquirió otra dimensión, allí se puede apreciar, en algunas pinturas, cómo un recorte de diario o un pedazo de tela terminaba formando parte de un cuadro abstracto, de algún modo ese accionar representaba sacar un elemento de contexto para ponerlo en un nuevo contexto, pero el plano artístico seguía teniendo referencias del cubismo, eran expresiones que en algún punto exhibían, mediante dichas junturas, otros entendimientos sin perder representatividad.

El pueblo cherokee, cuya Rueda Medicina ilustra la nota publicada en el Orejiverde, describe de la siguiente manera las Direcciones: “además del norte, sur, este y oeste/ debemos recordar de dónde venimos, la Madre Tierra, MakaIna o UnciMaka, la quinta dirección. Es nuestra conexión con la vida, representada por el color verde. Luego está el Padre Cielo, azul, la sexta dirección, representando el mundo presente y el mundo hacia el cual nos dirigimos. Por último está la séptima dirección, TU, como ser material y espiritual y centro de todo lo demás buscando la armonía y conexión entre nuestros cuatro aspectos, físico, emocional, mental y espiritual pero fundamentalmente entre lo que fue, lo que es y lo que será”.

Hacia estos pensamientos me llevan las actuales inquietudes de quienes aún preservan sus costumbres y tradiciones, buscando recrear nuevos planos en armonía con el contexto, sin embargo desde nuestro ámbito, especialmente con profesionales de la información que se acercan desde una periferia sociocultural a problemáticas que los exceden, sobrevuela la duda de la imposición de ideas en relación a la representación documental de los espacios habitados por la palabra, en donde se supone que es posible plantear una metodología con base en la formación académica, sin previamente habilitar un mínimo esfuerzo en escuchar e indagar lo que “el otro” sabe, comprende o necesita, en tal sentido es preciso seguir desentrañando la diversidad de conjeturas que dicha complejidad plantea, si pretendemos como bibliotecarios abrir una puerta cuyas posibilidades sean realmente apreciadas por los paisanos de una comunidad indígena.

Fuentes consultadas: 

María Ester Nostro. La rueda medicina como círculo de sabiduría

Martínez Sarasola, C. De manera sagrada y en celebración. Ed.Biblos/Desde América. 2010. Bs As. 

Hehaka Sapa (Alce Negro) Les ritessecrets des indiens sioux. Edit Payot.1953, Paris
Fecha: 25/2/2019

Casas de las palabras

Josefina Ludmer. Clases 1985. Algunos problemas de teoría literaria. Buenos Aires: Paidos, 2015.

Foto: Medicine Wheel Park, Universidad Estatal de Valley City, Valley City, Dakota del Norte (Estados Unidos)

2 comentarios:

  1. El conocimiento, en todas sus formas, es medicina. Más todavía cuando se comparte. Me gratifica enormemente encontrar artículos como estos en su espacio.
    Me llena de esperanza el hecho de saber que estos conocimientos tan valiosos como ancestrales y universales (porque independientemente de la región, las creencias de los pueblos nativos guardan estrechas relaciones con el origen del mundo y de los seres, demostrando la existencia de constantes que se repiten más allá del tiempo y del lugar) comiencen de a poco y cada vez con más fuerza a salir a la luz, sobre todo en estos tiempos en los que urge encontrar un justo equilibrio y una elevación de la conciencia humana, y que, además, y lo más importante, sean repensados en función de una integración social que nos haga converger en un presente más justo y en un futuro en el cual no existan las diferencias, ni la discriminación ni el silenciamiento de voces cualquiera sea su origen.
    Tengo el convencimiento de que hay una especie de pensamiento colectivo relativo a estos saberes originarios que está resurgiendo en nuestra sociedad, en diversos sectores. En espacios de circulación de conocimiento académico comienza a reinar la deconstrucción, y esto, espero, nos va a librar de viejas estructuras mentales y de poder que tanto daño han hecho a lo largo de la historia. Nuestra función también es la de sembrar la empatía. ¡Éxitos para todos en esa labor!

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  2. Muchas gracias por el comentario, ciertamente este tipo de experiencias permiten reparar el actual deterioro del tejido social, es también una oportunidad para vincular otras formas de entendimiento, saludos.

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