He aquí el ejercicio de la serendipia, cuando una búsqueda conduce a un
hallazgo que invariablemente genera curiosidad. Me interesó un documento
publicado en el repositorio digital de SEGEMAR, vinculado con las Islas
Malvinas, donde se hacía referencia a las once islas del archipiélago de las
Sandwich del Sur, descriptas como un “terruño de pingüinos, petreles, focas,
gaviotas y cormoranes que, frecuentemente, se constituyen en testigos
presenciales de derrames lávicos, actividad fumarólica, importantes terremotos,
grandes olas y extensos campos de hielo”.
De allí pasé a la revisión de algunos mapas geológicos que me
interesaron inspeccionar, hasta que apareció una nota que detalla, bajo el arco
temporal que va de diciembre del año 1955 a enero de 1956, la anécdota de una
radio casera ubicada dentro del refugio Teniente Esquivel en la isla Morrell
(también conocida como "Thule"), hogar de dos radioaficionados y un
guardiamarina. Desde allí, a 2162 km de Malvinas, estos aventureros argentinos,
únicos habitantes de las islas en esos tiempos, realizaron comunicaciones
radiales al resto del mundo.
Lo increíble de esa propuesta, desarrollada en plena campaña antártica,
fue haber logrado llevar a cabo la primera operación radial argentina desde el
archipiélago Sandwich del Sur, un modo de mostrar al resto de los países que
Argentina reconocía el archipiélago como propio, razón por la cual, en 1955,
luego de establecer un puesto de vigilancia en dichas islas, el RCA (Radio Club
Argentino) propuso a la Armada realizar comunicaciones desde allí. Los
aventureros que aceptaron participar de semejante actividad fueron José Manuel
Ahumada y Miguel Ángel Villafañe, quienes contaron con el acompañamiento y
colaboración del guardiamarina Ricardo Hermelo, oficial experimentado, hijo y
nieto de antárticos.
Desde allí, durante los 30 días que permanecieron en el Refugio Teniente
Esquivel de la Isla Thule, emitieron varias señales radiofónicas. Es para
reflexionar con qué elementos puede una comunidad establecer un argumento que
permita sostener un derecho territorial, donde resulta posible dilucidar que,
en medio de un territorio inhóspito, la radio comunitaria resulta un medio
apropiado para otorgar visibilidad a un reclamo histórico. De algún modo tiene
que ver con la naturaleza de este medio de comunicación, lo que implica en sí
mismo la posibilidad de llevar lejos un conjunto de voces, en un contexto de incierta
precariedad. Pasaron 68 años de esas transmisiones y lamentablemente no
contamos con las grabaciones originales de todo lo que estos aventureros
pudieron expresar en esas condiciones, no hubo registros, no hubo fondos orales
ni archivos que pudieran registrar las bitácoras, no hubo museos que pudieran
resguardar las herramientas con las que trabajaron, solo quedó la crónica
tardía de algunos periodistas y la escasa documentación fotográfica como un
antecedente para considerar situaciones similares entre las numerosas
posibilidades que presenta el territorio nacional.
La isla Thule, Tule o Morrell, de unos 35 km2, es una de las más
australes del archipiélago de las islas Sandwich del Sur. Se encuentra cerca de
la isla Cook y de la isla de Bellingshausen, con quienes forma el grupo
denominado islas Tule del Sur.12, de las más cercanas al paralelo 60 que
marca la frontera antártica. Se dice que fue el escenario del primer episodio
que llevó al conflicto con Gran Bretaña, y el último bastión argentino luego de
finalizada la guerra de Malvinas. A pesar de estar fuera del área regida por el
Tratado Antártico, se encuentra dentro de la Convergencia Antártica y es parte
de la Antártida vista como bloque continental. Su nombre (Thule o Tule) se debe
a su ubicación remota, y refiere a la mítica tierra llamada Tule que los
antiguos geógrafos consideraban como el extremo norte de la Tierra. En Argentina
es también conocida bajo el nombre de Morrell, en homenaje a Benjamin Morrell,
un explorador y capitán ballenero estadounidense.
Es posible pensar varias opciones para establecer un campamento humano
que justifique con su presencia la posibilidad de un reclamo territorial: acaso
la más sólida corresponda a la instalación de una base científica, donde sea
posible investigar cuestiones ambientales, geológicas, mineras, algo de eso
ocurrió a fines de 1976 con la instalación de la base Corbeta Uruguay, inaugurada
el 18 de marzo de 1977. Se trató del primer izaje de una bandera argentina en
un pedazo de tierra dominada por Gran Bretaña, en medio del atlántico sur, 5
años antes de una guerra innecesaria.
La otra opción bien puede ser una radio, establecer presencia, relatar
lo que sucede, tomar conocimiento del territorio. La historia previa a dicho
desembarco dice que el 23 de noviembre de 1955 zarpó el Rompehielos General San
Martín, el que antes de llegar a las Sandwich, debe detenerse en algunas bases
de la Antártida Argentina, Orcadas del Sur y Shetland del Sur. El transporte de
los elementos desde el Rompehielos a la Isla se hizo con la ayuda de un pequeño
bote de goma ya que, en esos momentos, la población de las Sandwich del Sur
estaba constituida solamente por estos tres habitantes, los tres
radioafícionados. El equipo estaba constituido por un transmisor Collins 32V2,
un receptor Collins 75A2 y un receptor Hallicrafters SX 71. La antena era una
direccional para 14 Mc y un alambre largo para el resto de las bandas. En total
se realizaron 1664 contactos.
La brevedad de la experiencia tuvo su razón por las condiciones
climáticas, las islas eran (son) de origen volcánico, y se habían podido
apreciar gases sulfurosos de vez en cuando, pero jamás se penso en algo que
pudiese tener serias complicaciones. Fue cuando los aventureros observaron como
la lava comenzaba a brotar en varios puntos y caía pesadamente al mar, con
inusitado ruido. Se emitió un SOS, el que atrajo rápidamente a la Armada. El
rescate se hizo con helicópteros, hacia un buque de transportes navales, y
luego en avión hasta Buenos Aires.
La breve experiencia habilita dimensionar el concepto de patria, a pesar
de pertenecer a un proceso de emancipación ligado con la soberanía, termina sin
embargo tornándose invisible, alejado de toda idea que permita reforzar con
dicho aporte la noción de identidad. En ocasiones, la historia parece indicar
que patria es también olvido, aún cuando bulle una memoria, sostenida entre
fuertes vientos, para intentar un sentido de pertenencia en medio de una
soledad abrumadora. Es para analizar entonces, en algún momento, el derrotero
semántico de este concepto, probablemente interpretado en forma acrítica desde
que surgiera en los albores de la Revolución de Mayo.
Tal vez, dando un brinco temporal, podamos afirmar que en nuestro país, esa
idea de patria aparece con frecuencia ligada a imágenes icónicas: un tango que
se baila en un callejón porteño, el gaucho a caballo cruzando el horizonte, el
peón de la estancia abriendo el palenque para que los camiones salgan a la
ruta, la mujer originaria que teje los ponchos multicolores, los encuentros
multitudinarios que solo tienen su postal en el obelisco, pero también podemos
extender la imagen con aquellos que plantan una bandera en el medio de una isla
perdida en el océano, a miles de kilómetros del propio hogar, dimensionar, si
es posible, el sentido de la ocupación humana, con todo lo que eso implica, sin
otra razón que contar una experiencia que merezca figurar en los libros de
historia, que otros sepan que en algún momento, unos aventureros estuvieron
allí.
No puedo evitar pensar en la necesidad de la documentación en estos
casos, ya que los entendimientos de las acciones, en ocasiones se limitan al
testimonio de quienes tuvieron la necesidad de hacer preguntas, con el solo
objeto de publicar un artículo, indudablemente es un aporte que esclarece una
intervención muy particular, prácticamente desconocida en Argentina, pero aún
así, el acto brinda elementos para tratar de entender nuestra visibilidad como
profesionales de la información, esa ausencia podría ser motivo de interpelación,
con resultados dispares, lo que no podemos, es alejar el tema de nuestro
alcance, que haríamos en esos casos, que aportaríamos a la sociedad.
Desde la finalización de la guerra de Malvinas, no ha quedado nada en
pie en la isla Thule, actualmente sigue deshabitada. La imagen que se conoce es la que
ha perdurado a lo largo de los siglos, una tierra sin árboles y algunos
mamíferos acuáticos como mudos testigos de los volcanes.
Fuentes consultadas:
Geología de las placas Scotia y Sandwich: revisión mapa geológico (Serie
Contribuciones Técnicas. Geología N° 8 / Marcela G. Yamin y Gabriela Anselmi
https://repositorio.segemar.gov.ar/handle/308849217/4058
LU3ZY – Refugio Esquivel, Isla Thule / Radio Club Argentino. Sociedad
Nacional.
https://www.lu4aa.org/wp/lu3zy-isla-thule/
Historia y Arqueología Marítima. LU2ZY - Expedición a las islas Sandwich
del Sur.
https://www.histarmar.com.ar/Antartida/RefugioThule4-LU2ZY.htm
La primera ocupación de las Islas Sandwich del Sur y la historia del “Yeti
de Thule” / Ricardo Hermelo, junio de
1991.
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