Aquí, los que más recuerdan son los más olvidados...
(Apuntes de Alfredo Mires; visita a la zona de Yunchaco, provincia
de Cutervo. Agosto 2015)
Siempre me han interesado los reportes de viaje de los
bibliotecarios, no solamente de quienes participan de un congreso internacional
y nos cuentan lo que vieron, recogiendo exposiciones, documentos, debates o
meras impresiones de conversatorios compartidos, sino también de quienes
tuvieron la suerte de viajar visitando comunidades, realizando informes,
documentando trabajos de campo, o incluso de quienes se tomaron la tarea de
reportar las impresiones compartidas en una cátedra entre alumnos y docentes.
Se tratan de construcciones genuinas que en base a informes
concretos habilitan aportes colaborativos en beneficio de la profesión.
En este caso me parece de gran calidad el esfuerzo que viene
realizando el bibliotecario Alfredo Mires Ortiz con sus reportes en la
localidad de Yunchaco (ubicada dentro del distrito de Cutervo, uno de los
quince distritos administrativos de la Provincia) desde las Bibliotecas ruralesde Cajamarca. Se tratan de crónicas que reflejan realidades ocultas, ocupándose
en hacer visibles cuestiones que los medios de comunicación no suelen publicar.
Lo que hace Alfredo es recoger testimonios locales luego de haber observado el
contexto no solo desde la óptica de un viajante conocedor de sus paisanos, sino
de quien ha investigado y por lo tanto tiene conocimiento de las historias que reporta. Lo interesante es que detrás de
cada informe hay nombres, rostros, historias de vida, trabajo comunitario y un
permanente rescate de los valores de la cultura a través de las labores
cotidianas de quienes sostienen con su tarea el crecimiento de las comunidades.
Alguna vez Alfredo había comentado lo siguiente: "gran parte de los
proyectos fracasan o fenecen porque no se sustentan en la propia tradición de
los pueblos, no se imbrican con la propia tradición de los pueblos, los
campesinos de Cajamarca han sido protagonistas reales de los procesos que
estaban emergiendo, las bibliotecas rurales crecieron como fruto de esos
propios procesos de la población"
Entonces no es casual que los comuneros, coordinadores, bibliotecarios y las familias involucradas en base al voluntariado realicen aportes personales para sustentar el derecho a la información (desde el ejemplo más sencillo, que es cuando los comuneros ofrecen los productos de la chacra a los que llegan con libros en las mochilas, ofreciendo un albergue que es la propia casa,facilitando los puntos de reunión o incluso colaborando en las ediciones de los libros campesinos).
Entonces no es casual que los comuneros, coordinadores, bibliotecarios y las familias involucradas en base al voluntariado realicen aportes personales para sustentar el derecho a la información (desde el ejemplo más sencillo, que es cuando los comuneros ofrecen los productos de la chacra a los que llegan con libros en las mochilas, ofreciendo un albergue que es la propia casa,facilitando los puntos de reunión o incluso colaborando en las ediciones de los libros campesinos).
Es notable como las urgencias quedan al descubierto en las
historias que se van contando, como el paisano que dice “Tenemos que
recordar más; tenemos que conversar más; tenemos que estudiar más”. Al final aparece
una pregunta que solo es posible responder con otra pregunta:
Algunos dirán: “¿Para qué bibliotecas por estos lares?”, cuando
debería decirse: “¿Por qué estos lares sin bibliotecas?”
Y es justamente ese el sentido de lo que representa ser
bibliotecarios si lo que pretendemos es otorgarle una utilidad social a los
documentos que entre todos construimos para fortalecer la identidad.
En cada lugar donde se guarda la memoria tiene justificación la
biblioteca como amparo de todo un patrimonio labrado en comunidad, por eso la
pregunta que a su vez contesta un interrogante divide las aguas entre quienes
llevan consigo el fuego de la vocación y entre quienes no sienten ese llamado.
Al menos en Cajamarca, la lectura está viva entre los comuneros, y ese solo
hecho, prolongado en la curiosidad de los más jóvenes, cubre a la cultura de la
intemperie del olvido.
Muy emocionante esta nota. Totalmente de acuerdo en : “¿Por qué estos lares sin bibliotecas?” (aplicable a todos los rincones del mundo). Soy una creyente de que creo que vale la pena seguir andando.
ResponderEliminarEstimada Silvia, agradezco mucho tu comentario, ciertamente la obra de Alfredo es un permanente valer la pena.
ResponderEliminarSaludos.