domingo, 13 de septiembre de 2015

Los andares de los bibliotecarios



Aquí, los que más recuerdan son los más olvidados...
(Apuntes de Alfredo Mires; visita a la zona de Yunchaco, provincia de Cutervo. Agosto 2015)

Siempre me han interesado los reportes de viaje de los bibliotecarios, no solamente de quienes participan de un congreso internacional y nos cuentan lo que vieron, recogiendo exposiciones, documentos, debates o meras impresiones de conversatorios compartidos, sino también de quienes tuvieron la suerte de viajar visitando comunidades, realizando informes, documentando trabajos de campo, o incluso de quienes se tomaron la tarea de reportar las impresiones compartidas en una cátedra entre alumnos y docentes.
Se tratan de construcciones genuinas que en base a informes concretos habilitan aportes colaborativos en beneficio de la profesión.
En este caso me parece de gran calidad el esfuerzo que viene realizando el bibliotecario Alfredo Mires Ortiz con sus reportes en la localidad de Yunchaco (ubicada dentro del distrito de Cutervo, uno de los quince distritos administrativos de la Provincia) desde las Bibliotecas ruralesde Cajamarca. Se tratan de crónicas que reflejan realidades ocultas, ocupándose en hacer visibles cuestiones que los medios de comunicación no suelen publicar. Lo que hace Alfredo es recoger testimonios locales luego de haber observado el contexto no solo desde la óptica de un viajante conocedor de sus paisanos, sino de quien ha investigado y por lo tanto tiene conocimiento de las historias  que reporta. Lo interesante es que detrás de cada informe hay nombres, rostros, historias de vida, trabajo comunitario y un permanente rescate de los valores de la cultura a través de las labores cotidianas de quienes sostienen con su tarea el crecimiento de las comunidades.

Alguna vez Alfredo había comentado lo siguiente: "gran parte de los proyectos fracasan o fenecen porque no se sustentan en la propia tradición de los pueblos, no se imbrican con la propia tradición de los pueblos, los campesinos de Cajamarca han sido protagonistas reales de los procesos que estaban emergiendo, las bibliotecas rurales crecieron como fruto de esos propios procesos de la población"

Entonces no es casual que los comuneros, coordinadores, bibliotecarios y las familias involucradas en base al voluntariado realicen aportes personales para sustentar el derecho a la información (desde el ejemplo más sencillo, que es cuando los comuneros ofrecen los productos de la chacra a los que llegan con libros en las mochilas, ofreciendo un albergue que es la propia casa,facilitando los puntos de reunión o incluso colaborando en las ediciones de los libros campesinos).
Es notable como las urgencias quedan al descubierto en las historias que se van contando, como el paisano que dice “Tenemos que recordar más; tenemos que conversar más; tenemos que estudiar más”. Al final aparece una pregunta que solo es posible responder con otra pregunta:
Algunos dirán: “¿Para qué bibliotecas por estos lares?”, cuando debería decirse: “¿Por qué estos lares sin bibliotecas?”

Y es justamente ese el sentido de lo que representa ser bibliotecarios si lo que pretendemos es otorgarle una utilidad social a los documentos que entre todos construimos para fortalecer la identidad.
En cada lugar donde se guarda la memoria tiene justificación la biblioteca como amparo de todo un patrimonio labrado en comunidad, por eso la pregunta que a su vez contesta un interrogante divide las aguas entre quienes llevan consigo el fuego de la vocación y entre quienes no sienten ese llamado. Al menos en Cajamarca, la lectura está viva entre los comuneros, y ese solo hecho, prolongado en la curiosidad de los más jóvenes, cubre a la cultura de la intemperie del olvido.

En el día del bibliotecario, dedico esta nota a quienes aún creen que vale la pena seguir andando.

2 comentarios:

  1. Muy emocionante esta nota. Totalmente de acuerdo en : “¿Por qué estos lares sin bibliotecas?” (aplicable a todos los rincones del mundo). Soy una creyente de que creo que vale la pena seguir andando.

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  2. Estimada Silvia, agradezco mucho tu comentario, ciertamente la obra de Alfredo es un permanente valer la pena.
    Saludos.

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