A lo largo del tiempo la traducción de textos literarios de diversa
índole ha permitido que distintas culturas, alejadas geográfica y
temporalmente, puedan comunicarse y comprenderse mediante la posibilidad de la
lectura y el análisis consecuente, en la propia lengua, de antiguas o
contemporáneas manifestaciones artísticas, culturales y/o históricas, una tarea
que muchos traductores han considerado como utópica, en el sentido que es muy
difícil traducir de una lengua a otra un conjunto de escrituras concebidas bajo
un contexto social y cultural específico. Para el poeta y traductor Rodolfo
Alonso, la tarea requiere no solo un conocimiento profundo de la cultura que se
pretende abordar a través de una traducción, sino también frecuentar la
literatura desde la propia creación literaria, por ende no solo es deseable
tener conocimientos lingüísticos y gramaticales a la hora de abordar un libro
de poemas, sino también que es preciso ser poeta. No es ningún secreto que con
la muerte de Jorge Luis Borges desaparece uno de los más grandes traductores en
lengua inglesa, llegando incluso a incursionar en el inglés antiguo, pudiéndose
afirmar que el notable escritor argentino supo embellecer en lengua castellana
los textos que llegaron a sus manos en el idioma anglosajón.
La historia de la literatura china registra un caso excepcional, Arthur
Waley, orientalista y sinologista inglés, quien aprendió chino y japonés sin
profesores, en forma autodidacta, pero con tal conocimiento que al poco tiempo
los propios especialistas que visitaban la sección de manuscritos asiáticos del Museo
Británico (donde Waley trabajaba) le pedían
opiniones ante dudas relativas al campo lingüístico en textos hallados en
papiros y pergaminos sobre China y Japón. De el un azorado Ezra Pound llegó a
decir que Waley “había descubierto, en la estructura del ideograma chino, el
modelo para integrar elementos dispares en un solo objeto de arte”, y en
plena Primera Guerra publicó una docena de esos poemas en la Little Review.
Según referencia Juan Forn en su artículo sobre Waley, el traductor,
luego de los poetas chinos, tradujo las Analectas de Confucio, y después el Tao
Te King de Lao Tsé y los 33 capítulos de Chuang Tzu y devolvió a Meng Tzu su
nombre y sus ideas originales (cristianizadas por los jesuitas, que lo habían
rebautizado Mencio) y a continuación encaró las mil páginas en japonés del
Genji Monogatari, o Historia de Genji, el Libro de la Almohada de Sei Shonagon
y las fabulosas Vidas de Li Po y Po-chu-i, a esa tarea, la de traducir, Waley
las llamaba “transmisiones”.
Con el paso del tiempo, los estudiosos de la lengua china corroboraron
que Whaley no solo omitía algunos párrafos sino que incluso adicionaba textos,
con lo cual aquellas traducciones cobraban otra riqueza de significado, no solo
era el traspaso de un ideograma a una lengua con caracteres alfabéticos, sino
de un sentido de comprensión y entendimiento de una cultura a otra, ejercicio
válido que ha permitido que una buena parte de la literatura china se conociera
en el resto del mundo.
Si esta disyuntiva, atravesada precariamente en este blog, y con saltos
en el tiempo, ocurre con lenguas que poseen su propio sistema de escritura, y
con ramificaciones a diversos troncos lingüísticos, imaginemos lo que puede
suceder cuando la traducción se hace sobre lenguas orales indígenas.
Recientemente el bibliotecario José Bessa Freire ofreció un ejemplo singular, la
traducción al ticuna de un texto que versa sobre la vida de Pedro Inácio
Pinheiro, sabio de su aldea (Vendaval) perteneciente al municipio de São Paulo
de Olivença (Amazonas). El libro se titula Tchorü Duüügüca' Tchanu : Minha
Luta pelo meu povo – y fue editado por la Editora de la Universidad Federal
Fulmínense.
Para que tal artefacto fuera concebido fue necesario grabar narrativas
en lengua ticuna y trabajar manuscritos por parte de investigadores y
lingüistas del Museo Nacional de la UFRJ (Universidad Federal de Rio de
Janeiro). Se sabe que esta cultura indígena, de la cual es origen una de las
primeras bibliotecas indígenas de América Latina (Maguta), ocupa territorios
tanto en Brasil como en Colombia y Perú. Tal como explica Bessa Freire, esta
narrativa hace parte del linaje de autobiografías producidas en toda América
Latina, que tienen como sujeto histórico un indio, cuya biografía desempeña un
papel importante en la historia de su grupo y de la etnología.
El autor Pedro Inácio, del clan del jaguar, cuyo nombre en ticuna
Ngematücü significa "aquél que no tiene rayas", tenía 38 años cuando
narró su historia. Fue transcrita en la lengua ticuna por otro hablante nativo,
Reinaldo Otaviano do Carmo, del clan del mutum (ave gallinácea) - Mepawecü -
"aquél que tiene pico bonito" - que en 1983, a los 28 años, era uno
de los pocos que dominaban la escritura. Hizo la transliteración en su casa en
la aldea Vendaval, con la participación ocasional de otros Ticuna que paraban
para oír la grabación y conversar.
En el curso del proyecto, los textos fueron analizados por los
Profesores Indígenas del Alto Solimões de la Universidad del Estado de Amazonas
(UEA), agregando notas explicativas en ticuna y portugués. Es que la lengua
ticuna, aparte de haber sido históricamente ágrafa, presenta otra complejidad:
es tonal, es decir que la altura del tono - alto o bajo - es pertinente para el
significado de lo que un ticuna quiere expresar. Con lo cual la publicación ha
sido realmente un aporte significativo para tratar de entender un mundo tan
fascinante, y compartirlo bajo el simbólico puente de la traducción.
Hay algo clave que rescata Bessa Freire, al traducir la lengua de un
orador como Pedro Inácio, es práctica frecuente entre algunos traductores
sacrificar parte de la lengua oral indígena para ajustarla a la estructura
sintáctica del portugués, con lo cual se pierde parte del entendimiento
concebido en la lengua materna tonal de los ticuna. Para remarcar esta
comprensión de la dificultad el autor recupera una reflexión pertinente del
filósofo, traductor, ensayista y crítico literario Walter
Benjamín, sobre el contacto entre las lenguas en esta situación y la
cualidad de la traducción:
Las traducciones, incluso las mejores de otras lenguas al alemán se
basan en una premisa falsa: hacer que cualquier lengua que se traduce se
subordine a nuestra lengua, en vez de buscar que el alemán se ajuste a otras
lenguas. Nuestros traductores tienen más reverencia por las normas de uso de su
propio idioma que por el sentido esencial ("the spirit") de las obras
extranjeras.
Por múltiples motivos, se comparte la idea de que este libro bilingüe
sea celebrado con júbilo, de aquí en más solo necesita lectores que se dejen
llevar por el misterio de los personajes mitológicos que pueblan estos relatos,
porque es cierto que aquí caben muchos mundos que hacen a la historia y a la
identidad de un país.
Blog personal de José Ribamar Bessa Freire
Taqui pra ti
http://www.taquiprati.com.br/
Pelo que li no texto acima, omitiram o meu nome (Marília Facó Soares). Afinal, não apenas coletei, gravei o texto de que resultou o livro Tchorü Duüügüca' Tchanu : Minha Luta pelo meu povo. Na realidade, tive uma participação autoral nele Trabalhei na tradução e essa seria muito diferente se tivesse sido outra a pessoa a trabalhar o texto. Trabalho junto ao povo Ticuna, investigando sua língua, há anos. Por que se esqueceram de mim? Os professores Ticuna analisaram o texto sozinhos? Já havia uma tradução minha da narrativa em questão, desde a década de 80. O que fiz foi levar, muitos anos à frente, o texto para a sala de aula, para testar a tradução. E apareço na foto acima, entre os professores Ticuna, embora meu nome e a própria legenda da foto tenham sido omitidos. Afinal, com quem vou reclamar? Quem vai providenciar alguma reparação em relação ao apagamento da minha participação na publicação em questão?
ResponderEliminarRio de Janeiro, 06 de outubro de 2015
Marília Facó Soares (Museu Nacional/Universidade Federal do Rio de Janeiro- Conselho Nacional de Pesquisa e Desenvolvimento (Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico - "National Counsel of Technological and Scientific Development") - Brasil
Estimada Marília Facó Soares
ResponderEliminarAgradezco sinceramente su comentario, personalmente no tuve intención de omitir nombres, simplemente me limité a desarrollar una crónica describiendo la tarea de los profesores indígenas del Alto Solimões de la Universidad del Estado de Amazonas, me parece válido su comentario y desde ya considero importante aclararlo en este espacio.
Desde ya disculpe el daño ocasionado involuntariamente.
Con sincero afecto.
Buenas tardes. Me gustaría saber si encuentro el libro en alguna parte de la Internet o si se puede comprar por amazon o en Colombia.
ResponderEliminarAgradezco la atención
Estimado
EliminarTal vez sea de ayuda la consulta del blog de José Bessa Freire:
http://www.taquiprati.com.br/
Otras opciones:
https://books.google.com.ar/books/about/Tchor%C3%BC_du%C3%BC%C3%BCg%C3%BCca_tchanu.html?id=LO59rgEACAAJ&redir_esc=y
http://www.editora.uff.br/noticias/noticias/561-a-feijoada-e-prato-nacional-ha-200-anos-
Saludos.