Cada
tanto aparece en el horizonte de toda disciplina una obra que simboliza el
trabajo colectivo de los profesionales que la integran. Es el caso del
Diccionario Biográfico de guardianes de la memoria social Boliviana, publicación
que contiene 812 entradas, cuyas fuentes incluyeron diccionarios,
bibliografías, publicaciones oficiales, periódicos, boletines, revistas e
Internet, registrando las acciones de hombres, mujeres, asociaciones,
instituciones y centros de archivo que favorecieron con su servicio el
desarrollo patrimonial del querido país latinoamericano.
No es un detalle menor, ante lo singular del proyecto, recordar
que el Diccionario biográfico de archivistas de Bolivia es la primera obra en
su género a nivel mundial, y que su aporte se suma a otros hitos de la
archivística boliviana, como lo fueron la Historia de la archivística
boliviana (2006) y Legislación archivística boliviana (2007),
ejemplos hasta infrecuentes en la historiografía especializada.
Como
bien se expresa en el prólogo de la obra, no es objetivo del Diccionario
incluir la totalidad de centros de archivo, ya que dicha tarea sería objeto de
estudio de una Guía o Directorio de Archivos de Bolivia, por cierto algo
pendiente de realizar. Lo que en este caso se ofrece son nombres que han sabido
representar, con su vocación, el invalorable acervo archivístico boliviano. La
estructura del material se consolida en las reuniones técnicas de consulta
(1979-1984), congresos nacionales y departamentales, resoluciones de
convenciones y congresos internacionales, tales como la Declaración de
Principios de la Primera Reunión Interamericana de Archivos (1961), la Carta
Americana de Archivos (1972), la Declaración de Principios de los Archivistas
de Bolivia (1982), el Código de Ética del Archivista (1996) y la Declaración
Universal de los Archivos
(2010).
Según refiere su editor, el destacado archivero Luis Oporto Ordoñez, la expresión más significativa que corona los
esfuerzos de las acciones de los archivistas se plasma en la creación de los
centros de archivo e instituciones de enseñanza superior archivística.
Ha
sido un trabajo soberbio, abarcando estudios sobre diccionarios biográficos de
alcance nacional y regional, reseñas de archiveros a lo largo de la historia,
registros sobre archiveros del incarioV, archiveros de la colonia, archiveros
militares en la Guerra de la Independencia, análisis sobre el rol de los
presidentes en la República, el aporte de los intelectuales, las archivistas
mujeres, los archivistas profesionales, los becarios, los archiveros religiosos
y empíricos, como así también los archivistas extranjeros que han colaborado
mientras estuvieron en el país.
Párrafo
aparte merece la investigación realizada sobre los “destructores de la memoria”, que como es sabido han provocado más
daños al patrimonio documental del Estado Boliviano, que todos los factores y
vectores de destrucción acaecidos durante el proceso histórico. Al respecto se
incluye un pensamiento que es a la vez un resumen, simbólico, de lo que la
humanidad ha sido testigo desde hace siglos:
“Habrá que levantar dos murales en el ingreso de los archivos
históricos. En un costado estarán las figuras señeras de aquellos que han dado
la vida para salvar los documentos, y en el otro los que con similar denuedo
han dedicado todo su esfuerzo y los medios a su alcance, para sustraerlos o
destruirlos”.
No
pude evitar leer la inclusión –a mi entender con buen criterio– como archivero
de la memoria social boliviana al guerrillero argentino-cubano Ernesto CHE
Guevara, considerado “El archivo oficial de la guerrilla”, un estudio
biográfico que da cuenta de los documentos y manuscritos que el mítico
revolucionario registró mientras combatía en la selva boliviana a fines de los
años 60. Se trata del famoso “cuaderno rojo”, tamaño carta, anillado, y una
agenda alemana modelo 151, impresa por
Herstellung Baier & Schneider para Karl Klipel de Frankfurt, con acabado en
tapa dura forrada en cuerina, color borra de vino, que se vendía al precio de
9.90 marcos…
El
cuaderno rojo tuvo una doble finalidad, no solo sirvió para las anotaciones del
diario de los dos meses iniciales de campaña, sino que también incorporaba
correcciones de puño y letra, hechas con bolígrafo negro, rojo y verde,
conteniendo los códigos de los mensajes cifrados que recibía y de los mensajes
que enviaba el líder revolucionario. Tal como lo refirió Fidel Castro, los
documentos encontrados eran “anotaciones, no escritas para la publicación,
(que) le servían como instrumento de trabajo para la evaluación constante de
los hechos, las situaciones y los hombres”,
Como
se sabe, los manuscritos del Diario del comandante, un verdadero documento
histórico, serían finalmente publicados en Cuba, incluyendo una introducción
del propio Fidel.
Verdaderas
historias de vida, el diccionario compila nombres como los del escribano Manuel Cáceres, Manuelita Sáenz, la
primera mujer archivista, quien fuera responsable del archivo
particular del general Simón Bolívar, Francisco O’Leary, custodio
de los archivos de campaña del Ejército Unido Libertador, Gabriel René
Moreno, quien realiza el salvamento de los archivos de la Real Audiencia de
Charcas, del Archivo de Moxos y Chiquitos, y elaboró sus siete puntos para la
creación del Archivo General de la Nación, el gran Gunnar Mendoza,
reconocido archivista responsable de la organización del Archivo Colonial
de la Casa de Moneda de Potosí y de los fondos coloniales y republicanos del
Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, Alberto Crespo Rodas, Édgar
Huracán Ramírez, un héroe que salvó de la destrucción los Archivos de
la Minería Nacional, construyendo para su resguardo tres imponentes edificios
en El Alto, Oruro y Potosí, nombres que le pusieron un cuerpo a las ideas, un
diccionario que registra lo que diversos profesionales de la información a su
vez registraron a lo largo de sus vidas, me parece un simbólico y sentido
homenaje.
Agradezco
a Luis Oporto el envío de esta obra, tan valiosa como necesaria, que nos
permite acceder a una parte importante de la historia social y archivística de
Bolivia, en recuerdo de quienes cultivaron con su labor la memoria impresa de
un país.
Biblioteca
y Archivo Historico de la Asamblea Legislativa Plurinacional Vicepresidencia
del Estado Plurinacional
Guardianes
de la Memoria. Diccionario Biográfico de Archivistas de Bolivia / Biblioteca y
Archivo Hist6rico de la Asamblea Legislativa Plurinacional. /Luis Oporto
Ord6nez (Editor). La Paz: Biblioteca y Archivo Historico de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, 2012.
671
p.
Jach'a Marrka Sullka Irpatafia
Utt'a
Taqi Markana Kamachi Wakichana
Tamtachawi Utt'a
Nawra Kawsaypura suyuta sullk'a
Kamana
Rimanakuy u-mallina suyu kamana
Tetat guasu juvicha ja-j-kuerigua
jembiapoa
Tetaguasuiftomboat juvicha
jembiapoa
Editor:
Luis Oporto Ordonez
Colaboradores:
Carola Campos Lora, Edgar Ramirez Santiesteban y Gonzalo Molina Echeverrfa
Revisión:
Gonzalo Molina Echeverrfa
Diseño
y diagramación: Javier Quispe
D.L.:
4-1-148-12 P.O. ISBN: 978-99954-816-4-3 La Paz - Bolivia
Impresión
Institute)
Internacional de Integration Convenio Andres Bello (III-CAB)
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2411041/Fax (591) 2411741
La Paz - Bolivia
Junio de 2012
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nombre del autor. Se prohíbe utilizarla para fines comerciales.
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