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lunes, 24 de marzo de 2025

El legado presente de las lenguas originarias


A contramano de estos tiempos que nos tocan presenciar, en un contexto nacional donde se recortan derechos, Punta Querandí sigue adelante con una política lingüística pionera en el país, con anclaje en las culturas originarias, en este caso apoyando un hecho infrecuente en nuestra sociedad: continuar con los cursos de lenguas originarias, en total 8 propuestas de carácter gratuito que desde 25 de marzo de 2025 se realizarán por intermedio de representantes del Municipio de Tigre, y autoridades de la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar.

Cabe recordar que la lucha de Punta Querandí siempre estuvo encuadrada en el movimiento indígena, realidad que se consolidó -en una asamblea realizada en noviembre de 2020- con la formalización de la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar como organización representativa de las comunidades indígenas, con el objetivo de potenciar las innumerables demandas de los pueblos originarios, del cual resultó la articulación de petitorios presentados en los Municipios de Tigre y Escobar, zona norte del área metropolitana de la provincia de Buenos Aires.

Como indican en el sitio Web de Punta Querandí en el primer cuatrimestre de 2025 se agregan dos nuevas propuestas para profundizar los aprendizajes. Quechua y Guaraní tendrán niveles 1, 2 y 3, una necesidad planteada por la masiva participación de estudiantes, mientras que continúan los cursos de Qom y Moqoit, todos con participación de destacados docentes

Hace tiempo que Punta Querandí representa un faro de resistencia dentro de la cultura Argentina, con su abnegación y compromiso transformaron un predio destinado a la explotación inmobiliaria en un centro vivo de cultura originaria, con múltiples actividades y tareas colaborativas, por tal motivo, que en este 24 de marzo tengamos presente, por lo que aún significa en nuestro país la memoria, la verdad y la justicia, que la mejor respuesta ante los atropellos cotidianos, sigue siendo la educación, la cultura y el bien común, y sobre todo, generar un espacio que pueda seguir ofreciendo conocimiento, sabiduría, información, de la manera más coherente y razonable, para que la ignorancia y el desprecio vayan perdiendo terreno en la conciencia de nuestros ciudadanos.

Se trata de no seguir negando nuestra identidad como pueblo, entender que, si reconocemos nuestras matrices culturales históricas, podremos tener conciencia de nuestra fortaleza como sociedad. De algún modo, estos cursos de lenguas originarias nos muestran que esa idea es posible, porque siempre la educación, si se la cultiva con sentido de pertenencia, termina siendo la más integradora de las respuestas.

Fuentes consultadas:

Las lenguas originarias suman fuerza en Tigre: 8 cursos gratuitos desde el 25 de marzo

https://puntaquerandi.com/2025/03/07/las-lenguas-originarias-suman-fuerza-8-cursos-gratuitos-desde-el-25-de-marzo/

Lanzamiento de los cursos de lenguas originarias de Tigre

https://puntaquerandi.com/2025/03/20/lanzamiento-de-los-cursos-de-lenguas-originarias-de-tigre/

Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar

https://puntaquerandi.com/union-de-pueblos-originarios-de-tigre-y-escobar/

Instagram - Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar

https://www.instagram.com/union.tigre.escobar/

miércoles, 7 de octubre de 2020

Sobre el problema de la traducción en diferentes contextos

 

Suelo problematizar esta disyuntiva: el intento de traducir contenidos en lenguas indígenas sin incluir, en el criterio, la pertinencia cultural. No deja de representar un enorme conflicto, que nos retrotrae a experiencias en las que se involucraron investigadores europeos que incursionaron en la recuperación de mitos y leyendas indígenas, cuyas versiones terminaron publicadas, sin contar en el proceso con la mirada y la revisión de los paisanos, quienes solo limitaron su accionar al relato de las experiencias narradas por sus abuelos.

Un ejemplo ilustra este contexto. A principios del siglo XX, el etnográfo y explorador sueco Erland Nordenskiöld, recopiló un relato wichí conocido como “El robo del fuego”. Unos treinta años después, uno de sus discípulos, el antropólogo suizo Alfred Métraux, quien vivió muchos años en Argentina, escuchó el mismo cuento, pero narrado por otro wichí, y lo publicó en 1946. Más tarde, el antropólogo y editor argentino Miguel Ángel Palermo, reelaboró el texto y le dio un estilo ágil y ameno. Luego lo incluyó en su obra "Cuentos que cuentan los Matacos" en 1987.

Si trazamos el recorrido de esta narración, entre la primera recopilación y las dos publicaciones, pasaron más de 80 años, tiempo en el cual el texto sufrió modificaciones sin que los propios wichí incorporaran criterios lingüísticos al relato. Lo cual implica reconocer que, si ese libro se incluyera en las bibliotecas de las escuelas con modalidad Educación Intercultural Bilingüe, lo que los alumnos wichí estarían leyendo es la interpretación de una interpretación, bajo entendimientos ajenos a la cultura.

Una de las situaciones más frecuentes, siempre y cuando exista el consenso de trabajar con lingüistas indígenas, tiene relación con ciertas palabras que son imposibles de traducir desde la lengua originaria al castellano, con lo cual se considera criterioso dejar la palabra sin traducción. Es todo un tema ya que, en el caso que la palabra requiera un cabal entendimiento dentro del texto, la sola idea de representarla con un concepto aproximado, debería contar con la aprobación de los lingüistas indígenas, porque no todo puede traducirse, más aún cuando no existen parámetros similares en la cosmovisión de pueblos antagónicos tanto en lo cultural, como en lo social y educativo. 

En este punto vale acercar un ejemplo presente en el mundo del tango, hace unos años pude ver un CD con este tipo de música, editado desde Estados Unidos, donde el disco contaba con un sobre interno en el cual detallaba  la historia del tango en Argentina, todo el texto estaba en inglés menos una palabra: "piringundín", realmente sería imposible traducir ese término coloquial a otra lengua, que pueda representar por sí misma la noción de lugar en un contexto de arrabales, propios de una geografía urbana muy particular, cuyo sentido se define tanto en el tiempo como en el espacio.

Es probable que encontremos respuestas en el plano de la literatura. Rodolfo Alonso, gran poeta y traductor argentino (ha recuperado poesías en lengua inglesa, portuguesa, italiana y alemana, entre otras), afirma que “nadie vive en estado de diccionario. Toda gran poesía, todo poema logrado, hecho carne en su idioma, es un ser soberano y autónomo, de lenguaje vivo, orgánico. Intentar transferirlo a otra lengua será siempre utópico. Pero también irreprimible. De los muchos problemas que plantea una versión honesta: sonido, sentido, ritmo, acentos, tono, densidad, timbre, medida, y rima si la hubiere, no todos pueden ser resueltos. Hubo poetas bilingües –lo soy y nunca pude– incapaces de transportarse con vida de una a otra de sus lenguas”.

Ya lo dijo otro poeta argentino, Carlos Mastronardi: “todo es traducible excepto el lenguaje”. Mientras que César Vallejo, sentenció en su tiempo la frase “todos sabemos que la poesía es intraducible”, aduciendo que solamente “se pueden traducir los versos hechos de ideas”. Si esto ocurre con lenguas que forman parte de un mismo tronco lingüístico como el español y el francés, qué no podemos decir, en cuanto a imposibilidad, de lo que significa traducir al castellano, contenidos culturales pautados oralmente en lenguas indígenas. Parecería que la respuesta consiste en lograr acuerdos mínimos entre lingüistas, como para asegurar un entendimiento de lo que cada paisano estuvo cultivando en la memoria durante siglos.

Recientemente, El Orejiverde publicó una nota sobre la docente indígena peruana Yesica Patiachi Tayori (cuya imagen ilustra este texto), autora del libro “Relatos del pueblo Harakbut”, una de las primeras docentes de su etnia que publicó una investigación, donde rescata y revaloriza la historia y cultura del pueblo Harakbut. Esta publicación es un compilado de diversos relatos orales que le fueron compartidos a la autora desde su infancia, y que vienen siendo narrados por los propios ancianos y ancianas de las diferentes comunidades harakbut desde su contacto.

Tal como figura en el artículo, mitos como Anamei y Amarinke están presentes en la publicación que se encuentran disponible para leer y descargar de manera gratuita; conformada por 16 relatos escritos tanto en harakbut como en castellano, que nacen de las voces de narradores provenientes de las comunidades de Puerto Luz y San José de Karene, Perú.

Esta reconocida autora ha participado en conferencias en defensa de los bosques amazónicos, denunciando problemáticas relacionadas con la minería ilegal, la contaminación de los ríos, el despojo de tierras y la colonización entre otros conflictos. Su investigación académica “Literatura oral Harakbut” le permitió dar origen a este libro, y a la vez obtener el título de profesora de educación secundaria en la especialidad de comunicación, en el Instituto Superior Pedagógico Público “Nuestra Señora del Rosario” de Puerto Maldonado, Madre de Dios. No deja de representar un ejemplo genuino de trabajo sobre narrativas orales “sin intermediarios” lingüísticos que puedan, consciente o inconscientemente, deformar el sentido de lo que se pretende traducir.

No deja de ser un saludable detalle que el libro haya sido publicado por la Dirección General de Educación Intercultural Bilingüe y Rural (DIGEIBIR) del Ministerio de Educación, de Perú, como parte de su política de alentar las publicaciones elaboradas por los mismos profesionales indígenas, y a la vez permitir que los niños y niñas indígenas tengan acceso a textos y materiales educativos en su propia lengua. Traducir estas enseñanzas en lengua materna, allanan el camino hacia una mejor comprensión de las culturas originarias.

A modo de anécdota, siempre recordaré la lectura de unas pocas páginas de un libro de Oscar Wilde, traducido del francés al castellano, si se considera que este autor escribió en inglés, lo que estaba leyendo era la traducción de una traducción, recuerdo que desistí de continuar con la lectura porque la obra, cotejada con el original, parecía otra, totalmente mutilada del sentido lírico con la que había sido concebida, lo que deja en evidencia la problemática de la traducción.

Fuentes consultadas:

Relatos del pueblo Harakbut. El Orejiverde:

http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/5632-relatos-del-pueblo-harakbut

El robo del fuego. El Orejiverde

http://www.elorejiverde.com/toda-la-tierra-es-una-sola-alma/4809-el-robo-del-fuego

Entrevista a Rodolfo Alonso. Página 12:

https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-31849-2014-04-08.html

Entrevista a Rodolfo Alonso: El enigma de la poesía / Raúl Olvera Mijares

https://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=3068&Itemid=77

Nota: la imagen pertenece al siguiente sitio:

https://www.servindi.org/actualidad-noticias/19/01/2018/yesica-patiachi-tayori


jueves, 20 de agosto de 2020

Culturas extinguidas, silencios que se prolongan



Hace unos años, esta problemática sobre las culturas originarias que desaparecieron en el país, encontraba al final de los textos unos signos de interrogación. Es probable que, para representar esta disyuntiva, podamos utilizar la imagen de una caída en espiral, cuyo fondo nunca es visible, y en el cual quedaron atrapados, a lo largo del tiempo, los diferentes entendimientos que formaron parte de un territorio, hoy limitado a un triste listado del país que no fue.

Se trata de un conjunto de leyendas, mitos, tradiciones, cuentos, cosmovisiones, costumbres, lenguas, que lentamente se fueron perdiendo, en el cual sus prácticas quedaron reducidas a los confines de pueblitos apenas registrados por la historia, meras culturas extinguidas que nos hablan de recuerdos familiares, rasgos étnicos, aprendizajes y enseñanzas: todo aquello que invariablemente conforma una identidad, el sentido de pertenencia a una cultura, la conciencia histórica de un linaje y de un destino, una estadística que representa un conjunto de patrimonios extinguidos para siempre, la imagen de ancianos que se llevaron lo que supieron cultivar, memoria quemada, olvido que crece.

Algunos documentos certifican que numerosas culturas originarias de Argentina desaparecieron, divididos en grupos, tenemos los siguientes casos (Asociación Guadalupe, consulta julio 2020):

Regiones del Litoral y del Chaco, las etnias de los abipones, aguilotes, cainaróes, carcarañáes, chaná-timbúes, chandules o guaraníes del Delta del Paraná, cocolotes (guaykurues), gualachíes (kaíngangs), guaraníes de Santa Ana, mataráes, mbayás, payaguaés, querandíes, yaros y tapes (guaraniés). Dentro de la rama perteneciente a los wichis figuran los agoyáes o guisnay, taynoaés o noctenes y testas. Entre los grupos étnicos con vinculación al tronco vilela encontramos registro de los ataláes o atalayas, guamalcas, ipas, ocoles, pazaines, vacaas, y yecomoampas. Con respecto a la rama de los lules figuran los axostinés, casutinés, esistinés, guaxastinés, oristinés, toquistinés y tambostinés. De la rama perteneciente a los Charrúas o Kaíngangs se encuentran los bohanes. Con relación al tronco chaná figuran extintos los pueblos de los carcaráes, corondas, mepenes, timbúes y calcines. Luego tenemos los jaaukanigas o yaaucanigas (rama de los abipones) y los minuanes (rama de los charrúas). De las regiones del Noroeste, Centro, Cuyo y Patagonia hay informaciones de culturas extinguidas como las de los ayanpitín, capayanes, chichas, haush-manekenks, jujuyes, olongastas y yacampis. Dentro de la rama lingüística del pueblo ocloya encontramos a los amanatas, apanatas, estoybalos, gaipetes, opras, osas, paypayas, tactacas y tilcalaisos. Asimismo, del grupo de los jujuyes se desprenden las siguientes ramas: chirimanos, churumatas y palomos. Finalmente con respecto a los diaguitas existen dos ramas extintas: los pulares y los tucumanastas.

Un listado del olvido, cuya función estadística es cuantificar el olvido. Según la UNESCO, en Argentina figuran actualmente menos de 20 lenguas en peligro de desaparición (entre ellas kunza, avá-guaraní, chaná, puelche, yojwaja, guaraní mbyá, mocoit, selk’nam, pilagá, tapieté, aonikenk, qom, vilela, wichí), al menos el 43% de las 6.000 lenguas -que se estima aún son habladas en el mundo- están en peligro de extinción. De este porcentaje se desprende un caso interesante, la de las lenguas trasfronterizas, de las cuáles en el país, el quechua es un claro ejemplo. Para los lingüistas, ciertas comunidades de hablantes, en contexto de frontera entre países, continúan con las prácticas culturales, logrando comunicar experiencias en una lengua local común. Bajo este sentido, las lenguas transfronterizas son naturalmente dinámicas porque son utilizadas por personas pertenecientes a distintos países, con diferentes registros orales, en lo que pareciera estar ausente las cuestiones gramaticales, en este escenario los códigos lingüísticos van mutando en directa relación con la necesidad de interactuar, ya sea por cuestiones de comercio, actividades sociales o ceremonias compartidas. En el caso del quechua, histórica lengua del antiguo Imperio Inca, se ha convertido en una familia de lenguas indígenas relacionadas, habladas por unos 8 a 10 millones de personas en Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia y Argentina.

Para la UNESCO existen diferentes niveles, que permiten clasificar la vulnerabilidad de cada lengua en relación al número de hablantes:

A salvo: todas las generaciones hablan la lengua y su transmisión de una generación a otra es continua.

Vulnerable: la mayoría de los niños hablan la lengua, pero su uso puede estar restringido a determinados ámbitos (especialmente el familiar).

En peligro: los niños ya no la aprenden en sus familias como lengua materna.

Seriamente en peligro: sólo los abuelos y las personas de las viejas generaciones hablan la lengua. Los miembros de la generación parental, si bien pueden comprenderla, no la hablan entre sí, ni tampoco con sus hijos.

En situación crítica: los únicos hablantes son los abuelos y las personas de las viejas generaciones, pero sólo usan la lengua parcialmente y con escasa frecuencia.

Extinta: sin hablantes, el Atlas contiene las referencias de las lenguas extintas desde el año 1950.

A pesar del contexto desfavorable, todavía quedan paisanos que se resisten a ser considerados fósiles por la sociedad. Se trata de libros vivientes que aún cultivan la pureza de la lengua, con un elevado entendimiento de las costumbres culturales, cuyas incidencias van asociadas a la práctica del lenguaje, a la historia y al capital social de cada comunidad.

Hablar en lengua significa muchas cosas, es por un lado un acto de resistencia identitaria, la noción de que los pueblos indígenas estuvieron ancestralmente ligados a un territorio, por un vínculo que respetó tanto el contexto natural como geográfico. La lengua es también un modo de desarrollo endógeno con repercusión en las prácticas agrícolas, mediante las cuales los chamanes supieron verbalizar conocimientos que más tarde beneficiaron a muchos científicos. En algún punto, el mecanismo de publicación no incluyó la mención por autoría o colaboración, lo que llevó a la invisibilización de los informantes indígenas, sin reconocimiento alguno por parte de la sociedad.

Es válido admitir que las bibliotecas indígenas, los centros de documentación, las radios comunitarias bilingües y los museos etnográficos, son algunos de los espacios vivos que permiten preservar, recuperar, crear y compartir conocimientos de los pueblos originarios,  que inciden positivamente en el fortalecimiento de la identidad cultural, desde donde sea posible generar una sinergia genuina con las prácticas lingüísticas, para lo cual es necesario vincular en dicho movimiento el accionar docente y la Educación Intercultural Bilingüe. Por otra parte resulta deseable incluir, en este contexto, a las editoriales cartoneras, con el fin de poder difundir conocimiento propio en el formato libro de cartón, que las voces bilingües pasen a la escritura y a la pintura, que no haya límites para que llegue lejos lo que cada uno sabe y conoce.

Por ende, es preciso que la biblioteca, como institución gestora de la memoria humana, como mediadora entre la comunidad y el mundo exterior, como espacio de encuentro y vehículo de comunicación, propenda a la equidad social, respetando las diferentes formas de conocimiento e integrándolas entre las etnias que conforman su radio de acción y servicio dentro de la comunidad, es importante que se puedan trabajar materiales bilingües en forma oral y escrita, que el espacio articule actividades con la escuela, que los documentos sirvan de soporte para los docentes, para lo cual será necesario que el bibliotecario dedique tiempo a la investigación de la propia cultura, con ayuda de colaboradores locales y apoyo interdisciplinario.

Será un modo, probablemente utópico, de evitar que el listado de lenguas en peligro se siga extendiendo al paso de los años.

Bibliografía consultada:

UNESCO. Día Internacional de la Lengua Materna:

Moseley, Christopher (ed.). 2010. Atlas de las lenguas del mundo en peligro, 3ra edición. París, Ediciones UNESCO. Versión en línea:  http://www.unesco.org/culture/en/endangeredlanguages/atlas

Endepa. Equipo Nacional de Pastoral Aborigen

Asociación Guadalupe



Nota: la imagen pertenece al sitio Pixabay.

miércoles, 15 de julio de 2020

Sobre el problema del desplazamiento lingüístico



Pasan los años y no parece haber soluciones para esta problemática. En 2010, Ana Carolina Hecht, doctora en Antropología por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, publicó un trabajo que analizó la situación de las lenguas indígenas en Argentina, abordando con especial énfasis el contexto sociolingüístico de la cultura Qom.

La disyuntiva del desplazamiento lingüístico ha cobrado interés desde el campo de la antropología, la lingüística y la sociolingüística, concepto que adquiere otros matices si incluímos la problemática de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), donde se evidencia una ausencia de integración entre la educación familiar y la educación escolar, perdiéndose valiosos modos de contacto que permitan un mayor fortalecimiento de las lenguas originarias.

Probablemente este concepto haya provocado lentamente la inevitable problemática que numerosos libros vivientes, de diferentes culturas indígenas, advirtieron a través de los testimonios orales, en los diversos espacios donde se comunican verdades, sobre lo que significa la imposibilidad de acordar una estandarización lingüistica entre hablantes de comunidades migrantes, esta situación es posible de observar entre los paisanos que viven en el Centro Comunitario Daviaxaiqui de Derqui, cuyos familiares, desperdigados en barrios de Rosario y de diversas localidades del Chaco, no encuentran un modo de homologar un sistema de escritura, para representar lo que la autora definió con una frase: “Todavía no se hallaron hablar en idioma”.

La problemática es más compleja de lo que parece a simple vista, su trasfondo repercute en la identidad, en líneas generales es muy difícil encontrar una lengua que funcione en forma homogénea al interior de cada comunidad, por lo general lo que se comunica es un conglomerado de variedades dialectales marcadas por diferencias fonológicas y léxicas, en este punto algunas antropólogas (Messineo..et al, 2003), caracterizaron las diversas categorías de hablantes presentes en el Centro Comunitario Daviaxaiqui de Derqui, de acuerdo con la edad y competencia lingüística, lo cual les permitió clasificar la situación del siguiente modo: a) niños cuya primera lengua es el español y no hablan toba; b) niños recién llegados del Chaco, toba-hablantes y con baja competencia en español; c) niños hispanohablantes con competencia receptiva del toba; d) jóvenes hablantes monolingües del español; e) jóvenes semi-hablantes;11 f) adultos bilingües competentes en toba y en español; g) ancianos tobahablantes con baja o mediana competencia en español.

Lo interesante de esta diversidad, advertida por las profesionales, es que representa toda una contracara del ideal lingüístico al que la comunidad aspira, que es ni más ni menos la unidad y la pureza de la lengua. Recuerdo en este caso que cuando en la Biblioteca Qomllalaqpi de Derqui había que legitimar el entendimiento de una palabra, eran los ancianos quienes aprobaban la correlación al qom, recién allí se aceptaba el concepto y se incorporaba al catálogo, era común que los lingüistas del barrio,  ante cada requerimiento o consulta “técnica” sobre traducciones, lo discutieran en lengua materna, no era posible concebir que el alcance de un término se pudiera debatir en lengua castellana, en ese contexto se apreciaba el interés de los niños sobre los intercambios verbales, es posible afirmar que en modo permanente el bilingüismo establecía un cruce de caminos, que adquiría matices diferentes según se tratara de una conversación o un intento de explicación, enorme disyuntiva en la que la escuela urbana, sin Educación Intercultural Bilingüe, queda absolutamente fuera de cualquier círculo que implique desarrollo y fortaleza de la identidad cultural indígena.

En las investigaciones desarrolladas por las autoras, se registra una secuencia inversa entre los adultos y los niños, ya que un 70% de los adultos cuya lengua materna es el qom, hablaba y comprendía perfectamente el idioma, mientras que un 22% sólo lo comprendía (bilingüepasivos), por último, sólo un 8% eran hablantes monolingües del español. Mientras que, por el lado de los niños, apenas el 5% hablaba y comprendía la lengua qom, mientras que el 57% sólo lo comprendía y un 38% eran considerados monolingües en español. Lo que los niños comprenden del toba se debe en parte a la interacción familiar, allí la lengua es recreada permanentemente dentro de los hogares, sin embargo, la escuela urbana supone el mayor obstáculo para continuar con la práctica lingüística, donde queda en evidencia el desplazamiento de la lengua materna por el contacto con el español, causado principalmente por el impacto de la escolarización y por el hecho de que esta comunidad está asentada en Buenos Aires en un contexto urbano.

En las publicaciones referidas en este artículo se puede observar cómo, más allá de la enorme variedad de categorías de hablantes y, pese al desplazamiento lingüístico y a la transformación sociocultural, el idioma vernáculo constituía, para el grupo, un valor distintivo en torno al cual construyen su identificación étnica. Es decir, la lengua es para esta comunidad una de las marcas fundamentales sobre la que se asienta la identidad qom. Es imperativo establecer un vínculo endógeno entre lengua e identidad, con lo cual el entendimiento nos permite trazar una idea sobre el enorme daño que genera la corroboración del desplazamiento linguistico entre las familias que conforman dicha comunidad, situación que se puede extrapolar al resto de las comunidades indígenas de Argentina.

Es un tema que, salvando muy pocos casos, paulatinamente va perdiendo interés, evidenciado con la ausencia de libros vivientes que dominaron tanto la lengua como la gramática, aquellos que se han ido, aquellos que han vuelto a migrar, aquellos que renunciaron a la defensa del idioma.

Seguramente en poco tiempo alguien externo a la comunidad hará lo que ya hicieron muchos investigadores en diferentes contextos geográficos y culturales: clausurar el problema con un exhaustivo y doloroso inventario.

Fuente:

Hecht, Ana Carolina (2007). Reflexiones sobre una experiencia de investigacion- accion con niños Indigenas: Napaxaguenaxaqui na qom llalaqpi da yiyiñi nal´aqtac. Boletin de Linguistica v.19 n.28 Caracas dic. 2007. Disponible en:

Hecht, Ana Carolina (2010), “Todavía no se hallaron hablar en idioma”: Procesos de socialización lingüística de los niños en el barrio toba de Derqui, Argentina. Lincom Studies in Sociolinguistics 09, Múnich: Lincom Europa Academic Publications.

Messineo, Cristina; Ana Dell’Arciprete; Paola Cúneo; Ana Carolina Hecht; Mariana Milano y Gladys Ojea (2010). Programa participativo de preservación de la lengua y la cultura toba en una comunidad indígena urbana (Derqui, provincia de Buenos Aires, Argentina). En Alicia Tisera de Molina y Julia Zigarán (comps.), Lenguas y culturas en contacto, 101-112. Salta: Universidad Nacional de Salta.

Biblioteca Qomllalaqpi: Noýec Tounaxaqui (Hijos de la gente: casa de la memoria) Centro Comunitario Daviaxaiqui. Derqui – Buenos Aires. Blog Que Sabe Quien. Disponible en este enlace.

Versión para El Orejiverde:

miércoles, 27 de noviembre de 2019

XXXIII Coloquio Internacional de Bibliotecarios – FIL 2019, Guadalajara, México



En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), se celebrará en dicha ciudad, desde el 2 al 4 de diciembre de 2019, el 33º aniversario del Coloquio Internacional de Bibliotecarios, que organiza la Coordinación de Bibliotecas de la Universidad de Guadalajara, México, que en la presente edición lleva por título “Servicios de información para grupos vulnerables”.

En esta ocasión participaré en la mesa de trabajo número 4, denominada “Lenguas indígenas”, programada el día martes 3 de diciembre de 12:10 a 14:00 horas, junto a Soraia Pereira Magalhães y Gabriel Pacheco Salvador. Allí compartiré un panorama sobre bibliotecas indígenas de Argentina, analizando casos de resistencias culturales, paradigmas y discontinuidades.

Será un gusto grande reflexionar con los colegas mexicanos y latinoamericanos las diferentes propuestas y actividades, cuyas mesas temáticas son las siguientes:

- Las bibliotecas en la construcción de comunidades diversas.
- Cohesión social desde las bibliotecas.
- Realidades sociales: acceso y oportunidades para todos.
- Lenguas indígenas.

Programa general de eventos:

miércoles, 14 de junio de 2017

La pérdida de una lengua, una muerte cultural


Se trata de un tema recurrente en este espacio, el inevitable deterioro que las lenguas indígenas padecen a medida que sus hablantes van desapareciendo, dejando a la sociedad sin un modo de  nombrar las cosas, sin una manera de entender el mundo. Culturas remotas que desde el fondo de los tiempos conocieron mejores escenarios, cuya memoria apenas queda sostenida por un puñado de ancianos, hasta que ocurre lo insalvable, lo que todos presienten que algún día va a ocurrir, y sin embargo nada se hace para evitarlo: la muerte de una lengua.

Algo de todo esto ocurre actualmente en algunas comunidades de las etnias Zápara, Kichwa, Andwa y Shuar de Ecuador. Según el lingüista y antropólogo Jorge Gómez Rendón los procesos de revitalización lingüística y cultural más exitosos, no son aquellos que nacen desde arriba, sino desde las comunidades, que son las que tienen sus propios proyectos.

En este caso, y a propósito de una nota publicada en El Orejiverde, se compartió una problemática que encuentra eco en buena parte de las comunidades indígenas ubicadas en diversos países de América Latina. Dice el texto que “cada vez que hay un encuentro indígena los líderes de las 14 nacionalidades del Ecuador dan un discurso en su idioma. Pero los andwas, residentes de la provincia de Pastaza, lo hacen en kichwa. Están conscientes de que esa lengua no les pertenece. La suya, el andwa, murió con su último hablante, en 2012, y hay quienes intentan revitalizarlo desde su comunidad”. Gómez Rendón ha apoyado este proceso, dejándoles claro que no podrá volver a ser una lengua viva. Sus posibilidades de volver a afincarse en el presente estarían únicamente en un nivel de comunicación básica y como un valor identitario.

Allí se percibe el deterioro de una mesa que siempre estará inclinada, acaso una elección solo concebida desde la voluntad de los abuelos de cada comunidad, situación que es revisitada por lingüistas que tienen por inútil tarea documentar lo que ya ha se ha perdido.
El autor de la nota no solo domina su lengua materna, también comparte charlas sobre la historia de los diferentes grupos étnicos ecuatorianos, como cuando presentó una exposición sobre “Los Colorados: etnohistoria y toponimia del piedemonte andino occidental y las tierras bajas del Pacífico ecuatoriano”, el 10 de marzo de 2017 en el Museo Nahim Isaías (Guayaquil, Ecuador), pero incluso es de aquellos investigadores que recorren los entornos geográficos donde aún persiste la comunicación de dialectos en proceso de extinción, como cuando se interna en la Amazonía, terreno en el que mantiene una investigación con la comunidad zápara, cuya lengua homónima está por desaparecer con su último hablante fluido, Cesario Santi.

En Ecuador se han reconocido 14 nacionalidades indígenas. En teoría, según Gómez Rendón (cuyas áreas de interés contempla especializaciones en documentación de lenguas indígenas, revitalización de lenguas amenazadas, registro del Patrimonio Cultural Inmaterial y lexicografía de lenguas indígenas entre otros), deberían existir también 14 lenguas. Pero la lengua andwa desapareció en 2012 y la zápara sigue ese camino. Además, en términos lingüísticos, el shiwiar sería una derivación del shuar, comunidad a la que -según constata el lingüista- sería muy cercana, a pesar de que esta la reconoce como propia “y hay que ser sensibles a eso”, comenta el autor. Bajo esa lógica, el baicoca de la nacionalidad siona y el paikoka de los secoya serían derivaciones de una misma lengua. Estos aspectos devienen, según Gómez Rendón, en la existencia de 11 lenguas únicamente.

A causa del contexto, en donde a pesar de los esfuerzos de la Unesco, del Estado ecuatoriano y de las mismas comunidades para detener el avance de la pérdida de la lengua, los hablantes puros fueron desapareciendo, quedando pocos en situación de sostener conocimientos a través de conversaciones, situación que va debilitando la condición lingüística por la ausencia de interlocutores. Como ejemplo de esta situación, la comunidad andwa se ha kichwizado. Todos han dejado su lengua y han adoptado el kichwa.

¿Qué es lo que hace que un indígena sea indígena?

Esta pregunta se la hizo la lingüista peruana Carmen López en 1997, es necesario retomar su lectura. Pasaron 20 años de aquella serie de reflexiones que compartió en un taller de políticas lingüísticas sobre la situación de las lenguas de tierras bajas y el desarrollo de la EIB, y sin embargo sus cuestionamientos no perdieron vigencia, vayamos entonces al texto:

¿Por qué defendemos las lenguas?
Aunque la pregunta parezca evidente, considero necesario repetir, una vez más, algunas ideas ¿Qué es lo que hace que un indígena sea indígena? ¿Qué es lo que hace que un guaraní sea guaraní? ¿O que un guarayo sea guarayo? Creo hacer hecho esta pregunta miles de veces a indígenas de distintos pueblos, y entre las tres primeras características más mencionadas ha estado siempre la lengua. Uno es guaraní, entre otras cosas, porque habla guaraní; es guarayo porque habla guarayo, es indígena porque habla una lengua indígena. Quizás no sea la razón más importante para considerarse indígena, pero si es una de las características más importantes para un indígena el hablar la lengua indígena.

¿Por qué es la lengua importante como elemento de definición de la identidad? Porque nos refiere a un grupo humano –todos los hablantes de esa lengua-, porque nos refiere a un territorio –es la lengua de un determinado lugar-, porque nos refiere a un pasado – mis antepasados también hablaban esa lengua- y a un futuro –mis hijos también hablarán esa lengua-, porque nos diferencia de “los otros”: los que hablamos mi lengua frente al resto.

Pero además de estas funciones de identificación, es necesario recordar que la lengua es el instrumento del pensamiento. No es posible pensar sin una lengua; se piensa siempre en una lengua. Y aquí viene algo muy importante, algo que los bilingües saben muy bien. Hay cosas que se piensan en una lengua, y sólo en esa. Hay cosas que solo podemos pensar en nuestra primera lengua, que no podemos traducir, que no podemos ni siquiera pensar en otra lengua que no sea nuestra primera lengua ¿Por qué? A veces, porque no tenemos la costumbre. Pero a veces porque no existen las palabras en la otra lengua, porque no hay forma de decirlo en la otra lengua. Si la lengua es el soporte del pensamiento, al perderse la lengua, ¿cuánto del pensamiento propio de un pueblo se está perdiendo? Es posible que la pérdida sea muy grande. Imaginemos que una persona “pierde” el castellano, y tiene que utilizar el francés ¿Podrá decirlo todo? ¿Será muy grave la pérdida? Como son lenguas hermanas, de la misma familia, más o menos de la misma cultura, con más o menos la misma historia, es probable que se pueda decir más o menos lo mismo en las dos lenguas. Y a pesar de eso, siempre habrá cosas que se pierdan de una lengua a otra. Ahora bien, si se trata de dos lenguas que no tienen nada en común –ni la familia lingüística, ni la historia, ni el pasado, ni la cultura, etc., como es el caso de las lenguas indígenas con relación al castellano, es posible que la pérdida cultural al perderse la lengua sea realmente grave. La muerte de una lengua es, en mayor o menor grado, una muerte cultural.

Hablemos de los pueblos cuyos niños entran a la escuela hablando muy bien la lengua indígena, y sin saber el castellano, o un poquito, o bastante, pero siempre menos que la lengua indígena. Por supuesto que la escuela se apoyará en la lengua indígena como lengua preferencial para la enseñanza, y a lo largo de los años irá haciendo niños bilingües, niños que puedan comunicarse bien en las dos lenguas. Esto será en la primaria, y si hacemos fuerza, también en la secundaria. ¿Y la universidad? ¿Y los medios de comunicación de la región (radio, televisión, periódicos, cine), y los servicios de estado (salud, justicia, etc.) en que lengua vendrán?

Las lenguas no son objetos que existan por sí mismos. Las lenguas existen porque hay gente que las habla. Las lenguas están vivas mientras sirven para la comunicación, mientras hay gente que las usa para contarse cosas, para hacer bromas, para informar, para pensar.
Del trabajo con pueblos indígenas en situaciones de dominación y discriminación secular, se sabe que el proceso de “bilinguización” es un proceso unidireccional, que va del monolingüismo en lengua indígena al bilingüismo de lengua indígena y lengua dominante, luego al bilingüismo de lengua dominante y lengua indígena, y que de ahí, tarde o temprano, se pasa al monolingüismo en castellano. En su versión más aterradora, este proceso dura solo tres generaciones: abuelos monolingües de lengua indígena, padres bilingües de lengua indígena y castellano, hijos (nietos) monolingües de castellano. En sus versiones menos trágicas, este tránsito del bilingüismo al monolingüismo de castellano puede demorar algunas generaciones.

Por ende la pregunta ¿Es realmente una opción por el multilingüismo, por la diversidad lingüística proponer que las lenguas indígenas sean aprendidas como segundas lenguas? ¿Es ésta una opción real de revitalización y desarrollo lingüístico para las lenguas indígenas?
Para que la lengua indígena no sea una imposición en la EIB, es imprescindible que los niños hablen la lengua indígena antes de ingresar a la escuela. Una opción sería tratar una inmersión oral a través del juego y de actividades recreativas (que desarrollen a su vez destrezas psicomotrices) lo que permitiría desviar la atención de los niños del objetivo de aprendizaje de la lengua, recreando el proceso de aprendizaje por exposición permanente, sin presión, de manera relajada y divertida. En este punto la escuela debería incorporar la participación de ancianos de la comunidad que hablen bien el idioma, con el fin de contar historias, enseñar la fabricación de algún producto o cantos tradicionales en su lengua. De manera más ambiciosa, habría que pensar en estrategias para ganar pequeños espacios en los medios de comunicación (en especial la radio) en que se usen lenguas indígenas con el objetivo de revalorizar la lengua materna en espacios históricamente exclusivos de las lenguas dominantes.

Nada de todo esto que compartió Carmen López se percibe en las actuales comunidades de América Latina, no hay al respecto una política de Estado que implemente enseñanzas de la lengua materna bajo un criterio lúdico, incorporando el conocimiento de los ancianos en los diferentes espacios educativos, aquello que los paisanos suelen entender como “las dos educaciones”, la escolar y la familiar. Quien suscribe recuerda los talleres de lengua qom brindados por Ana Medrano en el Centro Daviaxaiqui de Derqui, Buenos Aires, en donde los nombres de los animales se representaban a través del juego y las ilustraciones, aquel emprendimiento, nacido por interés comunitario, jamás contó con apoyo estatal, incluso hace años el libro viviente Omar Camachi reflexionó con cierta amargura sobre el sentido de la educación intercultural, lo que ciertos conceptos representan para los qom sin encontrar analogía en el contexto áulico, sin propiciar una verdadera integración de culturas. En este caso la Educación Intercultural Bilingüe atraviesa un plano de relaciones entre ambos espacios educativos, pero nos los confronta, no los interpela, no los complementa, nos los hace realmente partícipes.

Aquí debemos volver a un concepto que expresa Gómez Rendón, de que no es posible medir el nivel de una lengua desde la cantidad de sus hablantes, sino de la vitalidad con que es transmitida  de generación en generación, puesto que hay padres que prefieren no hablar su lengua materna lo cual implica una disminución de dicho entendimiento, dice el autor que “Las dos lenguas más vitales son las de relación intercultural, que constan en la Constitución: el kichwa y el shuar. El kichwa se habla en la Sierra, en la Amazonía, pero también ahora en la Costa por procesos migratorios de la comunidad kichwa hablante. Hay otras con menor número de hablantes, pero que siguen siendo vitales como el chapalá, de los chachis que se habla en Esmeraldas o el a’ingae, de los cofanes. El caso extremo y más delicado de todos es la lengua de la nacionalidad zápara que, en 2008, su lengua y sus tradiciones orales fueron declaradas patrimonio intangible de la humanidad”.

Lo grave es que esa lengua apenas cuenta con tres hablantes, de los cuales solo uno puede considerarse hablante fluido, con una fluidez disminuida porque no puede hablar con la misma intensidad por la ausencia de interlocutores, entonces ocurre un proceso inevitable:  la comunidad opta por dejar su lengua para terminar adoptando el kichwa.

Para mayor complejidad cabe señalar que en Ecuador la EIB ha sido uno de los motivos por los cuáles los záparas terminaron debilitando su lengua, ya que estos programas educativos solo se realizaban en lengua kichwa, por considerarla sus docentes una forma de diálogo intercultural, tomando en cuenta que el espacio amazónico es multidiverso, de este modo los alumnos zápara contaban con profesores bilingües kichwa-castellano que no entendían la lengua zápara, con lo cual la imposición del sistema propició de algún modo la pérdida lingüística en lugar de cultivarla y fortalecerla desde otro lugar.

Lo que invariablemente ocurre es que los andwa o los zápara ya no se reconocen como tales sino como “interculturales”, miran con resignación lo que el supuesto avance de la civilización provocó en su propia cultura, y saben que no está lejos el día en que ni siquiera en silencio puedan pensar en su propia lengua.

Fuente:
El Orejiverde

Algunas reflexiones sobre la situación de las lenguas de tierras bajas y el desarrollo de
la EIB / Taller de políticas lingüísticas. Santa Cruz, 9 al 12 de junio de 1997. Carmen
López

Taller de lengua qom en la Biblioteca Qomllalaqpi

Testimonio oral sobre educación indígena y educación escolar
http://librosvivientes.blogspot.com.ar/search/label/Omar%20Camachi

sábado, 6 de mayo de 2017

Buscando reparar lo irreparable: materiales lingüísticos en comunidades indígenas


El ejemplo esta vez viene de México, pero podría extrapolarse a cualquier país latinoamericano. Se trata de una permanente disyuntiva, por un lado una iniciativa política, que cuenta con el apoyo del Sistema Educativo Estatal Mexicano (SEE), basada en la distribución de libros y materiales especializados dirigidos a maestros de educación indígena sobre la enseñanza oral de las lenguas yumanas, incluyendo vocabularios prácticos del kiliwa.

En este caso las ediciones pretenden focalizar en "La enseñanza oral del cochimí, kumiai, cucapá, pai-pai y kiliwa” y en el "El vocabulario de la lengua kiliwa”, así como la diagramación de carteles didácticos sobre costumbres y plantas medicinales de la comunidad indígena de Baja California. 

Lo valioso de este emprendimiento es que las colecciones están destinadas a formar parte del programa de educación primaria, buscando “impulsar la revitalización de las lenguas que aún se hablan en el Estado, para que las niñas y niños la aprendan como segunda lengua, con el fin de que desarrollen el bilingüismo y el plurilingüismo social”.

No deja de ser una buena iniciativa, que difícilmente garantice la supervivencia de las lenguas maternas en contextos de vulnerabilidad social.

La etnia yumana, de cuyo árbol genealógico descienden los kiliwas –"cazadores" o "los que se van"- habita en el municipio de Ensenada, en el estado de Baja California, abarcando la región costera que corre de la Bahía de San Felipe hasta la Bahía de Ometepec, cubriendo parte de las sierras Las Pintas, San Miguel, Salvatierra y San Pedro Mártir, así como los actuales valles de San Felipe, San Matías y parte del Valle de la Trinidad, municipio de Ensenada. Desde los últimos 35 años su lengua, considerada una de las más antiguas de Baja California, viene decreciendo en forma permanente, encontrándose actualmente en peligro de desaparecer.

Por otro lado probablemente convenga revisar lo que se ha realizado en años anteriores, como el caso del historiador Arnulfo Estrada Ramírez, quien en su libro titulado “Vocabulario práctico de la lengua kiliwa” (precisamente uno de los materiales que se utilizan en esta propuesta) daba cuenta del decrecimiento de los pobladores de esta etnia en Ensenada y de los esfuerzos de organismos públicos y privados por su prevalencia. En este texto, publicado en 2004, el autor ofrecía una breve explicación de sus principales reglas gramaticales, incluyendo un extenso vocabulario de más de dos mil términos en español y kiliwa, que corresponden al trabajo de campo de varios años.

La particularidad de esta obra es que la mayoría de los términos fueron proporcionados por el legendario y desaparecido jefe indígena Cruz Ochurte Espinoza y por Leonor Farldow Espinoza, ambos profundos conocedores de su cultura. Sin embargo, considerando el contexto social y cultural, Estrada Ramírez supo –tuvo que saber– que el ocaso de la antigua lengua Kiliwa era inminente. De todas las lenguas indígenas de Baja California la lengua kiliwa es la más amenazada, llegando incluso algunos lingüistas a considerarla como lengua muerta, debido a que ya no se enseña en el seno del núcleo familiar desde hace más de cuarenta años.

Ya lo saben los lingüistas, cuando muere una lengua muere consigo toda una cosmovisión, un modo de entender el mundo, acaso la facultad de nombrar las cosas desde un lugar, un espacio y un tiempo irrepetible. Muere la relación con la palabra de los ancestros, se extingue una memoria que no encuentra en contextos ajenos una traducción posible, los árboles y los ríos pierden su nombre y el paso de los años todo lo calla y todo lo olvida.

Ya en 2016 se registraron cinco hablantes activos de la lengua, considerados 5 monumentos vivientes portadores de los secretos de esa pequeña pero significativa cultura. Esas personas, que aún sostienen la raíz kiliwa, son Eusebio Alvarez Espinoza, de 46 años, Leandro Maytorell Espinoza, de 48; José Ochurte Espinoza, de 63; Leonor Farldow Espinoza, de 69, e Hipólita Higuera Espinoza, de 90 años.

Los que se fueron terminaron atrapados en el alcohol o las drogas, y con ellos se degradó espiritualmente una parte sustancial de la cultura. Habría que contextualizar con datos estadísticos para tener una idea del dramático escenario lingüístico y cultural de la etnia Kiliwa.  Estrada Ramírez indica que la tendencia extintiva de la lengua kiliwa es fuertemente manifestada en publicaciones de principios de la década de 1980. Por ejemplo, en 1982 se reportaban 28 hablantes. Para 1989, que es cuando  inició su libro, la población hablante se había reducido a sólo 13 personas, lo cual representó una disminución de más del 50 por ciento en sólo siete años. Diez años después (en 1999), el panorama era desolador, pues la población hablante fue reducida a cinco individuos, todos adultos con edades que fluctuaban entre los cuarenta y ochenta años de edad.

Es decir, en sólo 20 años la población hablante quedó reducida a un 18 por ciento.

Es muy complejo poder explicar con precisión cuáles han sido las principales causas que mantienen al borde de la extinción al idioma kiliwa. Para el autor se trata de un largo proceso social en el que pueden combinarse varios factores a la vez, dependiendo de la época, la familia, o bien, de cada uno de los individuos que componen a la población. Sin entrar en detalles, menciona algunas de las más importantes: Pérdida de territorios antiguos. Emigración hacia otros poblados o centros urbanos. Venta o traspaso de tierras. También el matrimonio de indígena hablante con indígena no hablante o mestizo de otra comunidad. Además, lengua materna en desuso al interior de la etnia. Soltería de los indígenas hablantes. Lengua socialmente discriminada y sin pleno reconocimiento oficial, así como el fallecimiento de los hablantes.


Hace años unos investigadores grabaron a Teodoro Ochurte Espinoza, por entonces de casi cien años de edad y su hermano Trinidad de 72, hablaron frente a las cámaras sobre las dificultades que enfrentaron en su vida por no comprender el español, la lengua de la "gente de razón", misma que los despojó de sus tierras y arroyos, destruyó sus cerros sagrados y explotó su fuerza de trabajo, al grado de orillarlos a la extinción. Pocos años después fallecieron. Quienes los consultaron no lo supieron entonces pero Trinidad Ochurte fue considerado el último cantor tradicional Kiliwa. Actualmente, solo uno de sus parientes canta –Leandro Maytorell Espinoza, uno de los “cinco” –, todo lo demás es silencio.

 Por tal motivo siempre serán bienvenidos los esfuerzos gubernamentales para tratar de equilibrar un contexto deteriorado –un permanente escenario de ruptura– como en este caso de la SEE que busca fortalecer en los alumnos su pertenencia e identidad cultural y que se apropien de las prácticas culturales y sociales del lenguaje, pero sabemos que no es suficiente, sabemos que esta batalla cultural se perdió hace tiempo, y no hay modo de reparar lo que está roto.

Otro tema crucial son los frecuentes fenómenos migratorios que se viven en Baja California de manera intensa y que afecta particularmente a grupos de niños migrantes del campo. Organismos como el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) han elaborado directrices para fortalecer atención a niños y adolescentes jornaleros agrícolas, en donde aproximadamente el 90 por ciento son indígenas. En este contexto es necesario que el Estado Mexicano asista a las comunidades y apoye sus derechos fundamentales.

En Baja California existen 122 planteles de Educación Indígena donde se atienden 14.209 niñas, niños y jóvenes de grupos nativos indígenas pai-pai, cucapá, kumiai y cochimi y grupos indígenas inmigrantes mixteco, triqui, zapoteco, nahuatl, purépecha, cora, huichol, mayo, mixe y mazahua.
Según lo reseñan los responsables del proyecto, para la elaboración del libro y del vocabulario español-kiliwa participaron hablantes de la lengua; en los carteles didácticos participaron docentes de pre-escolar de las escuelas de educación indígena de Baja California. Una particularidad de la propuesta es la inclusión de libros artesanales-cartoneros elaborados por los propios maestros, sumando juegos didácticos y autóctonos. Para la ocasión las autoridades planean distribuir 1.300 libros para maestros, 3.000 carteles y 339 vocabularios prácticos.

Meras estadísticas en el triste escenario de una lengua socialmente moribunda.



Fuentes consultadas:

Benjamín Pacheco/EL VIGÍA Periodismo con la gente
http://www.elvigia.net/general/2017/4/13/distribuye-libros-educacion-indigena-268985.html

La Jornada
http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/08/06/lengua-mas-antigua-de-bc-cerca-de-la-extincion

Pregonero de Baja California
http://pregonerobaja.com.mx/2017/03/07/preescolares-y-primarias-de-educacion-indigena-reciben-material-didactico/

Argentina Indymedia
http://argentina.indymedia.org/news/2007/05/517013.php

Versión para El Orejiverde:
http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/2603-buscando-reparar-lo-irreparable-apoyos-lingueisticos-para-comunidades


viernes, 15 de julio de 2016

Taller de lengua qom en la Biblioteca Qomllalaqpi


Una vez más, Ana Medrano ha iniciado su habitual taller de lengua qom para los niños del Centro Comunitario Daviaxaiqui de Derqui, un taller que si bien está destinado a la propia comunidad abre sus puertas a quien quiera participar. El objetivo detrás de este emprendimiento comunitario es fortalecer la identidad de los jóvenes qom a través del conocimiento de su propia lengua materna. El taller tiene un enfoque lúdico, donde los más chicos aprenden a socializar nombres de animales en lengua materna mediante ilustraciones, como así también la escritura de verbos y oraciones acompañados de cantos.

Este taller brindado en el “Barrio Toba” tiene relación con un taller de canto qom denominado Qomi Qompi (que también es el nombre del coro infantil qom donde cantan cuatro de los hijos de Ana y Roque, quienes participan como invitados en algunas canciones del grupo Tonolec), iniciado en el año 2013 con el objetivo de recuperar las canciones en lengua materna. Aquella experiencia contó con la colaboración de la musicoterapeuta María Claudia Olmedo, del psicólogo Antonio Lapalma, especialista en psicología comunitaria, y de Patricia Pellizzari, directora del ICMUS (Investigación, Comunidad y Clínica Musicoterapéutica), coordinadora del equipo de musicoterapia de Morón. A su vez este emprendimiento motivó, por parte de otras familias de la comunidad, la conformación de una murga, género musical poco habitual en comunidades indígenas al cual le incorporaron una impronta propia de la cultura.

Lo interesante del reciente taller de lengua es que ha generado un intercambio con maestros de Resistencia, Chaco, quienes han visitado la comunidad de Derqui, permitiendo compartir experiencias para luego replicarlas en sus escuelas.


Materiales requeridos para el taller de lengua

En esta ocasión la lingüista qom solicita, de ser posible, la donación de carpetas, cuadernos, lápices, tizas y resmas de papel A4. Las clases se realizan dentro de la Biblioteca Qomllalaqpi, donde ya cuentan con pizarrón, mesas y sillas.

Otra donación que sería muy valiosa para la comunidad es una impresora, ya que en el Centro Daviaxaiqui cuentan con 7 computadoras HP 5500 Windows XP, pero necesitan imprimir los textos trabajados en clase, para facilitarles a los chicos las tareas en sus hogares, nos dice Ana que la comunidad estará muy agradecida por la gran utilidad que le darían a la impresora.

Por autorización de Ana y de su pareja Roque facilitamos su teléfono para que se puedan contactar aquellos que quieran ayudar en este necesario proyecto educativo.
(02304) 485288 (Preguntar por Ana Medrano o Roque López).

Ñacheck! (gracias).

Por Ana Medrano. Centro Comunitario Daviaxaiqui. Biblioteca Qomllalaqpí


Fuente:
Facebook Taller Qomi Qompí:
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.766486550035552.1073741840.348295168521361&type=3


Versión para El Orejiverde:
http://www.elorejiverde.com/buen-vivir/1513-fortalecer-la-identidad-con-el-idioma-originario