Recientemente, compartí en
el Diario de los Pueblos Indígenas El Orejiverde, una reseña musical del grupo
Chimbe, quienes acaban de publicar su segundo disco de estudio, titulado precisamente
“Orejiverde”, todo un homenaje a la obra del gran Carlos Martínez Sarasola, en
honor a uno de los más queridos anhelos del autor de “Nuestros paisanos los
indios”, que fue ni más ni menos que un diario que informara sobre el devenir y
los valores de las comunidades aborígenes de Argentina y del mundo.
Rescato en este caso, el
vínculo afectivo de la banda con quien fuera nuestro Director y Guía en el complejo
territorio de los pueblos originarios. De esa época, Andrés Fortunato -Director general, voz principal
y multi-instrumentista de Chimbe- tuvo una experiencia muy enriquecedora como
investigador, que lo llevó a formar parte de la Orquesta de Instrumentos
Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la UNTREF, con la que participó de giras
internacionales en varios países europeos. De esos estudios se desprenden
inquietudes que fueron aplicadas en los discos.
Me interesó, al escuchar estas
canciones, describir el sentido de la propuesta, donde se percibe un gran
esfuerzo colectivo y un rumbo coherente desde la concepción artística. Junto a
Andrés, acompañan Belén Ricardes (Dirección audiovisual, voz, sintetizador,
samplers e instrumentos ancestrales), Lautaro Toscano (voz, guitarra, charango,
instrumentos ancestrales) y Emilia Uriarte (accesorios e instrumentos ancestrales),
y para esta ocasión se han sumado músicos invitados en algunas canciones: Manuel
Momo en bandoneón, John McKusick aportando serrucho, morin khuur y generador de
ruido, la voz de Karen Fleitas, Yael Martinez en berimbao y percusión, y la
participación de Pablo Fortunato en batería.
Lo que suele hacer Chimbe
es una búsqueda de sonidos con anclaje en los orígenes ancestrales de antiguas
culturas sudamericanas, donde entrelazan elementos de la música electrónica,
electroacústica y acusmática (una tipología musical basada en la
experimentación, en donde los sonidos se separan de su contexto y se aplican a
la estructura de la canción, sin tener lugar en una partitura), y que en este
caso, a través de las 10 canciones que integran el disco, encuentran un espacio
mientras avanzan en renovadas exploraciones.
Tal como lo señalé en la
reseña, el legado de la música con reminiscencias a los pueblos indígenas, ya
han tenido importantes avances y homenajes con músicos como Rubén Patagonia,
Familia de Lobos, Arbolito, Shaman Herrera (en un sentido más chamánico) y en
otro rumbo, acaso más etnomusicológico, artistas de la talla de Silvia Barrios
(el soberbio disco “Cantos del origen”, donde supo rescatar las expresiones
musicales de los pueblos wichi-mataco, chorote, nivaklé, chiriguano-chané), Leda
Valladares (imprescindible el reconocido “Mapa Musical de la Argentina”,
proyecto que permitió recuperar un catálogo de coplas, bagualas, tonadas, vidalas,
y cantos con caja, grabando canciones de músicos anónimos en carnavales, peñas
folklóricas y comparsas) o el Chango Spasiuk con sus estudios sobre la música
litoraleña, el chamamé y el aporte de la raíz guaranítica en las distintas
expresiones del noreste argentino.
Chimbe sigue esa corriente
desde la búsqueda de sonidos propios de la naturaleza, tomando el rock como
cable a tierra -adscripción genuina de la banda- y atravesando concepciones
folclóricas con el respeto al mundo antiguo de los pueblos originarios.
En el caso que resulte de
interés, comparto la reseña musical del segundo disco de Chimbe:
https://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/6855-gran-estreno-musical-del-grupo-chimbe
Como solíamos decir en la
redacción del diario: “Larga vida al Orejiverde”.
Chimbe suma un nuevo motivo
para seguir confiando en esa frase.
A Carlos le hubiera gustado
mucho este homenaje.
Nota: El disco se puede escuchar
en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=nQ98bIp_QIs
Instagram de Chimbe
https://www.instagram.com/chimbe.musica/