Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

lunes, 26 de abril de 2021

Reflexiones sobre la permanencia cartonera en el contexto editorial

Se comparte el documento presentado en el Primer Encuentro Internacional de Editoriales Cartoneras en Costa Rica, organizado en forma virtual por la Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información (EBCI), de la Universidad de Costa Rica, donde resultó muy ameno intercambiar experiencias relacionadas con la realidad de las Editoriales Cartoneras en los distintos escenarios donde sus producciones se manifiestan.

Un gusto realmente haber formado parte de la mesa redonda con Jania Kudaibergen, Sergio Rodríguez y la moderación de Mayra Giménez.

Les agradezco a los organizadores, en especial Diego Mora y Dessire Rodríguez, así como la gentileza de los comentarios compartidos por Olga Cartonera, Paloma Celis Carbajal y Adrián Vila.

Ojalá la próxima edición sea presencial.

Un abrazo.

Reflexiones sobre la permanencia cartonera en el contexto editorial

Resumen

Se comparte una serie de reflexiones sobre la permanencia social de las editoriales cartoneras en el contexto literario. Se vinculan algunas ideas manifestadas por recolectores, cartoneros y recuperadores urbanos, estableciéndose puntos en común que representan, bajo el plano de la cultura popular, una poética de la resistencia en relación al cooperativismo, desde donde se ofrecen respuestas genuinas ante la problemática del acceso a la lectura, el reciclado y el cuidado del medio ambiente.

Origen cooperativo de las editoriales cartoneras

Ya casi todos saben cómo empieza esta aventura, el origen cooperativo de las editoriales cartoneras, nacido en medio de asambleas barriales y populares, cartones, pinturas y verduras, lleva un nombre de mujer, Eloísa Cartonera, hay un momento acaso icónico que es fundacional, ocurre en el año 2003, que es cuando el poeta argentino Washington Cucurto, caminando junto al artista visual Javier Barilaro, y el poeta mexicano Hernán Bravo Varela, se encuentran en la calle con un desconocido en situación de indigencia, a cambio de unas monedas esta persona les vende un pedazo de cartón, Cucurto toma el cartón, lo dobla en forma de libro y lo muestra a sus amigos con una sonrisa, sin saberlo se le ocurre una idea que dará la vuelta al mundo.

A partir de allí, historia conocida, en ese mismo año surge Eloísa Cartonera y empiezan a publicar libros cartoneros, pintados a mano, bajo el concepto copyleft, copiar y dejar copiar, reflejando de este modo la filosofía de la editorial, con la intención de publicar y difundir libros baratos, accesibles al lector. Hay que detenerse simbólicamente en el exacto momento que Washington Cucurto cruza esa avenida con un cartón en la mano, porque de alguna manera es el motivo por el cual estuvimos conectados, desde diversas latitudes, en el Primer Encuentro Internacional de Editoriales Cartoneras en Costa Rica.

Sin embargo siempre me ha resultado curioso un antecedente previo en el mundo editorial cartonero, que fue ignorado en muchas revisiones, antologías y ensayos, se trata de Ediciones El Mendrugo, de la poeta argentina Elena Jordana, quien a principios de los años 70’ publicó libros encuadernados con cartón corrugado, impresos en papel kraft (o estraza) y atados con hilo sisal, con tipografía de sellos de goma, cada edición era distribuida personalmente por la propia Elena, en sus viajes a México, Estados Unidos y Argentina, incluso algunos libros iban acompañados de un morral de yute para que los lectores lo pudiesen llevar más cómodamente, técnicamente podemos decir que ha sido la primera experiencia editorial de libros cartoneros. Elena Jordana, conocida como la “editora-maga”, quien tuvo una intensa vida dedicada a la literatura, fallece en diciembre de 2008, cinco años después del surgimiento de Eloísa.

El otro caso que se discute es el del poeta y narrador paraguayo Carlos Martínez Gamba, un verdadero referente de la literatura oral guaraní, en su vertiente campesino indígena. Según lo ha testimoniado su hijo, Rodrigo Martínez Gamba, el escritor “guaraní-parlante” publicó en el año 1971 lo que se entiende como el primer cuento paraguayo en lengua guaraní, titulado "Hógape ojevýva karréta nandi rehevéma" ("Del que vuelve a su casa con la carreta vacía"), escrito e impreso en forma artesanal, con tapas del libro hechas de cartones de embalaje, a este libro le siguió otro, titulado "Hógape ojevýva rembihasakue ipy'a tarovarante" ("Del que retorna a su casa solo para desesperarse"), publicaciones que fueron leídas por la colonia de exiliados paraguayos en Argentina, donde el poeta vivió en su exilio, la leyenda dice que estos libros, a paso de canoa, ingresaron a Paraguay en forma clandestina, y que aún quedan trabajos sin publicar

Se trata de dos experiencias que merecen, a mi entender, un abordaje exhaustivo por parte de quienes investigan el contexto de los libros cartoneros.

También podemos mencionar, si extendemos un poco más este arco, la experiencia maya del Taller Leñateros, que nace en México en 1975, por intermediación de una poeta y editora, Ámbar Past, que propone a comunidades indígenas del barrio Cuxtitali la publicación de libros artesanales escritos, ilustrados, impresos y encuadernados con antiguas técnicas empleadas por ancestros mayas. Probablemente se pueda discutir en este caso el concepto editorial cartonera, cuya experiencia directa se vincula con una edición especial de libros de cartón, pero lo que no se puede dejar de reconocer es una forma original de producción basado en criterios de reciclado, recogiendo en este caso desperdicios agrícolas e industriales para transformarlos en verdaderos objetos artísticos. Esta mención al taller leñateros viene a cuento por un intercambio de mails entre editores y bibliotecarios, donde se discutió el alcance del concepto editorial cartonera, trazando un hilo precario que separaba un poco el caso de las editoriales artesanales, que ofrecían objetos en diferentes formatos, donde no estaba ausente el cartón.

Yo creo que hay que analizar diferencias, lo de Carlos Martínez Gamba fue un proyecto individual de publicación de libros cartoneros, en cambio Elena Jordana, si bien publicó sus propios libros en ese formato, creó una editorial donde difundió textos de otros autores, entre ellos escritores como Octavio Paz y Ernesto Sábato, quienes cedieron derechos de publicación para ediciones especiales. A pesar de la originalidad de su propuesta, la misma transitó un camino no correspondido con la difusión masiva, mientras que la editorial que soñó Washington Cucurto tuvo la virtud de otorgarle un espíritu colectivo a la propuesta, una idea que se transformó en necesidad y que terminó originando un movimiento social representativo, llegando por intermedio de una cooperativa, a lectores que, de este modo, no vieron postergadas sus posibilidades de acceso a la lectura.

La inquieta arborescencia de las editoriales cartoneras

En este punto cabe hacernos una pregunta: ¿Por qué surgieron las editoriales cartoneras?

Entre otras cosas, porque hubo una crisis, más precisamente en diciembre de 2001, en Buenos Aires, y en consecuencia hubo que empezar a buscar alternativas de subsistencia, alternativas que, desde el universo cartonero, consistieron en otorgar una respuesta social al cual supieron vincular el eje de la cultura con el eje de la asociación y/o cooperativismo.

No sorprende que en un rincón de Latinoamérica haya sucedido este fenómeno, porque bien sabemos que en esta parte del continente las crisis son cíclicas, generan movimientos populares que expresan una resistencia hacia los poderes políticos, pero no se limitan al repudio colectivo, sino que ofrecen ideas que, en este caso, han sido replicadas en 28 países a nivel mundial (19 de ellas en nuestra querida Abya Yala), con más de 300 experiencias de editoriales cartoneras, y si esto que sucedió cobró otras formas y repercutió en distintas sociedades, es porque supo instalar el eje democrático del acceso a la cultura sin intermediarios de corporaciones editoriales, sin que nadie se crea con la autoridad de imponer reglas de mercado, de vehicular los componentes de una expresión artística, la respuesta es conocida: libros de cartón sacados de la basura y pintados a mano, pasaron casi 19 años de esa idea, y es hoy que algunos escritores reconocidos eligen publicar en ese tipo de editoriales.

La alternativa se instaló, y difícilmente corra riesgo de osificarse, es preciso analizar que este fenómeno editorial habilita una serie de perspectivas que dejan al desnudo la importancia de lo que significa, en estos escenarios, el alcance de palabras como resiliencia o empoderamiento, por cierto, una sinergia acaso inevitable, dado el revestimiento de la carencia en la que inicialmente suelen estar recubiertos estos proyectos comunitarios.

Las editoriales cartoneras plantean una inquieta arborescencia, surgen de una necesidad comunicativa que el tiempo transforma en movimiento, son pocas las que se han replegado o han callado, y es en la multiplicidad donde encuentran su sentido, con sus variadas adscripciones (culturales, sociales, políticas, económicas, ideológicas, ecológicas, artesanales), así como sus tipologías (escolares, universitarias, indígenas, campesinas, carcelarias), se trata de un espacio social de resistencia, nacido en contextos tan urgentes como vulnerables, representan por si mismos la posibilidad de territorializar una demanda que necesita ser articulada desde el voluntariado y la colaboración.

Similitudes cooperativistas entre editoriales cartoneras y huertas colectivas orgánicas

Hay otro ejemplo que sería interesante vincular, se encuentra dentro del plano del mercado agroecológico: las huertas colectivas orgánicas, que asocia el cultivo del propio alimento, en algunos casos son entendimientos identitarios, con anclaje en lo social, que implican por sí mismos una alternativa necesaria, con focos de resistencia organizados desde lo urbano, porque es en la urbanidad donde se plantean los problemas complejos generados por la carencia de políticas públicas entre las comunidades más vulnerables.

Hay una idea que plantea que producir tus propios alimentos es revolucionario, entre otros motivos, porque no depende del sistema capitalista para generar esa posibilidad autosustentable, no hay que pagar para producir, todo te lo da la calle: materiales, excedentes de las verdulerías, espacios de trueque de semillas, esa idea aplica para el universo de los libros cartoneros, modifica esa concepción de las cosas que otorga valor a lo que otros desechan, instala un nuevo esquema que incluye emergentes circuitos de producción, con un anclaje filosófico puesto en el acceso a la cultura, de este modo se empieza a tener una idea distinta en relación al valor. Lo desechado vuelve a generar un circuito, se integra a otros componentes, y ofrece un servicio a la comunidad.

Esas personas, recicladores, recuperadores, recolectores, cartoneros, instalan una concepción que equilibra las permanentes disrupciones del sistema, son ellos los que entienden que desde el reciclado y la recolección, nacen otras escalas valorativas cuyo criterio nunca debió perderse, realmente si no fuera por ellos, hoy existiría un problema grave con la basura, con el medio ambiente, con la sustentabilidad, la ecología y la propagación de enfermedades absolutamente evitables, estos temas nos interpelan y deberían ser material obligado de estudio en las escuelas primarias y secundarias.

Las editoriales cartoneras supieron aplicar un formato y un método de trabajo, en muchos casos favoreció la cohesión social entre espacios marginados por el sistema, esos libros cartoneros, totalmente dispares, íntimos, plurales, heterogéneos, representaron para las inmensas minorías una verdadera conquista social que difícilmente sea arrebatada, por lo tanto, no veo inoportuno asociar a una editorial cartonera como una trinchera, donde la cultura popular literaria encontró otro modo de decir las cosas, se trata de una posibilidad que no debe limitarse a un entendimiento estético de divulgación editorial, sino que por el contrario, nunca debemos perder de vista que lo que cada editorial ha publicado es una expresión literaria, en muchos casos, subyacente de su contexto y su tiempo político.

Por ende, percibo una correlación, desde el punto de vista cooperativo, entre las huertas colectivas orgánicas y las editoriales cartoneras, en las huertas el concepto de compostaje, que básicamente se trata de poner en un tacho un puñado de tierra con desperdicios orgánicos de yerba, café, té, frutas y verduras, implica por sí mismo un entendimiento revolucionario ¿por qué? Porque no es necesario contar con dinero, porque todo se encuentra en la basura, hay quienes afirman, como Carlos Briganti (un referente del colectivo El Reciclador Urbano en Buenos Aires, quien desarrolló un innovador sistema de huertas en terrazas de edificios y canteros de neumáticos en veredas públicas), que con el compostaje cambias el mundo, que a través del “basureo”, tu vida cambia paulatinamente, ya que el trabajo de recolección subsume la noción de reciclado, lo cual deriva en este caso, en la cosecha gratuita de alimentos más sanos. Hay que prestar atención que hay mucha gente que va hacia el mismo lugar, con múltiples intereses (editoriales, agroecológicos, artesanales, artísticos), pero que no se conecta o no conoce lo que otros hacen, y de pronto descubren el poder de lo que implica la asociación y el cooperativismo, o el mero intercambio de ideas.

En las editoriales cartoneras se advierte un proceso similar al de las huertas colectivas orgánicas, el acto de compostaje se encuentra representado en este caso por el cartonero que junta los cartones que la gente tira a la calle, no solo limpia el espacio público, no solo contribuye al medio ambiente, sino que integra su tarea a un proceso de producción que deriva a su vez en la creación de un objeto de consumo popular, el libro cartonero es esa verdura que nace del compostaje, y ahí lo que estamos consumiendo, es cultura.

Entendimientos endógenos de la identidad cartonera

En este punto, resulta preciso analizar el conjunto de personas que conforman el universo cartonero, no solo los que participan del proceso editorial, sino de las ideas que surgen en contextos alternativos de quienes adscriben, desde un punto de vista filosófico y cultural, a entendimientos endógenos en relación al concepto de valor, estamos hablando de una forma de comprensión que aplica tanto para el reciclador como para el recuperador urbano y el cartonero, lo que unos desechan en la vía pública sin asociar un costo al artefacto, otros le dan utilidad social asignando un valor.

Ahora bien ¿Qué ocurre con esta lógica? Que esta idea que llamamos editoriales cartoneras, se instala desde lo cultural para intentar equilibrar socialmente el constante desbalanceo del sistema, que en ocasiones requiere la intervención de una política asistencial por parte del Estado que no soluciona el problema de fondo. Quienes publican en este tipo de editoriales, no están ajenos al contexto social que sostiene este modo de comercio.

No nos olvidemos que, en Argentina, según lo afirma la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores, hay en el país entre 150 y 200 mil personas que viven de la recolección de materiales entre los basurales, con realidades muy heterogéneas, ese número de trabajadores crece y decrece en función de la realidad económica y social que vive el país. Hay quienes lo toman como un trabajo diario y es su única ocupación, y otros lo practican de manera intermitente, pero también es una realidad que muchas de esas  cooperativas cuentan también con merenderos y hacen ollas populares, acercando alimentos a las viviendas que se encuentran en situación de riesgo, si en ese contexto no surge espontáneamente el eje de la asociación y el cooperativismo, atravesado necesariamente por el eje de la cultura popular y la educación (donde las editoriales representan un eslabón de la cadena), las comunidades recorrerían un lento camino hacia la extrema pobreza y la consecuente marginalidad.

Por lo tanto, en este territorio donde no hay cuchillos sin rosas (parafraseando el nombre del taller de Eloísa Cartonera), la literatura ha podido contar con una alternativa encuadernada con tapas de cartón, lo que representa todo un paradigma: un artefacto de palabras y colores nacido desde la precariedad, para llegar a los lectores bajo el entendimiento empático de la libertad editorial.

Es un buen lugar para sostener un acto de resistencia. Así como está planteada la propuesta, la respuesta al problema del desecho, en todos sus contextos, la encontramos siempre en la calle, y eso realmente nos hace invencibles.

Bibliografía consultada

Del catálogo de Biblioteca: Ñorairö Ñemombe'u Gérra Guasúrö guare, Guaraní Ñe'êpu Joapýpe. Como un vehículo de su lengua guaranía: entrevista a Rodrigo Martínez Gamba. Tempo. Año 2. N° 9, diciembre de 2018. Disponible en: https://issuu.com/correodelaapm/docs/tempo9_244479c7802086

Almagro Revista. Carlos Briganti, un hombre que quiere cambiar el mundo con las huertas y el compostaje. Disponible en:

https://www.almagrorevista.com.ar/carlos-briganti-un-hombre-que-quiere-cambiar-el-mundo-con-las-huertas-y-el-compostaje

Los chamanes alquimistas de las letras mayas. El Orejiverde. Disponible en:

http://www.elorejiverde.com/buen-vivir/3305-los-chamanes-alquimistas-de-las-letras-mayas

Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores

Sitio Web: https://faccyr.org.ar/federacion/ (consulta marzo 2021)

Eloísa Cartonera

Sitio Web http://www.eloisacartonera.com.ar/ (consulta marzo 2021)

Directorio Editoriales Cartoneras. Olga Cartonera.

Sitio Web: https://olgacartonera.cl/editoriales-amigas/ (consulta marzo 2021)


Encuentro Cartonero en territorio virtual de Costa Rica

Primera Jornada 21 de abril

https://www.youtube.com/watch?v=73--rneFwLw

Segunda Jornada 22 de abril

https://www.youtube.com/watch?v=uk9xuMEP5WI

Tercera Jornada 23 de abril

https://www.youtube.com/watch?v=6w88w8GPMU4

miércoles, 21 de abril de 2021

Carta sobre la promoción de la lectura

En diciembre del año 2016, compartí con Rafael Bardas una reflexión sobre la promoción de la lectura en contextos de vulnerabilidad social:

http://librosvivientes.blogspot.com.ar/2016/12/sobre-la-promocion-de-la-lectura-en.html

Se trataba del análisis de un artículo de Guillermo Saccomanno, que motivó un conjunto de reflexiones en torno a la promoción lectora, en sintonía con una serie de experiencias educativas vinculadas con políticas públicas de lectura. Me pareció relevante incluir algunas impresiones de Rafael, considerando su pasado como docente en distintas universidades, tanto nacionales como extranjeras, el resultado es la siguiente carta:

Daniel:

Me ha gustado mucho este trabajo tuyo. Toca precisamente a la esencia de ese docente innato que hay en mí y que, de algún modo y en algunas circunstancias de mi vida, he podido poner en práctica.

Vos lo has referido de modo específico a las áreas llamadas “de vulnerabilidad social”, donde a todas luces, esta temática hace crisis.

Sin embargo, creo que bien podríamos extender la consideración al resto de la comunidad humana actual, acentuándola en el caso de los jóvenes adolescentes de hoy, ya sea que provengan o no de áreas carenciadas.

Está casi comprobado que el desenfrenado avance tecnológico que día a día nos sacude, ha incidido fuertemente en la mentalidad y las costumbres de nuestros adolescentes, incapacitándolos, cada vez más para absorber el esfuerzo que implica procurarse un libro y leerlo.

Asimismo, el simple hecho de que todo se nos presente servido con sólo apretar una tecla, adormece el natural ímpetu de acción que la sana curiosidad conlleva.

Paralelamente a todo esto, hay que tener presente que el adolescente del siglo XXI ha sido convertido en objeto primario y exclusivo de una feroz campaña comercial que le hace creer que él está por encima de los adultos y que, por lo tanto, sus apreciaciones y puntos de vista, son las correctas y las más acertadas, simplemente por ser las más actualizadas. De lo cual se sigue la obvia desautorización del maestro, frente al discípulo. Una realidad que, precisamente en áreas de bajo nivel socio-cultural (no necesariamente socio-económico), se extiende aun a los padres del adolescente. Estamos, pues ante una real inversión de valores.

Otro gran factor que no debemos olvidar es la generalizada urgencia de orden económico que atormenta hoy a la familia. Sobrevivir en condiciones de razonable dignidad -no hablo de lujos- es una dura tarea que ocupa no sólo el tiempo de los ciudadanos, sino también su mente. Y también aquí hay que pensar en todas las áreas, no únicamente en las más castigadas: un simple comerciante, un profesional, un docente o un empresario, pueden padecer, en mayor o menor grado estas urgencias que, sin duda van a incidir en su disponibilidad de tiempo y su interés por la lectura.

Desgraciadamente todo esto no es nuevo en el mundo actual. Te recuerdo la vieja anécdota que, seguramente te he contado, de mi triste experiencia cuando en mis primeras armas como docente, siendo aun estudiante universitario, me tocó enseñar matemáticas en un colegio secundario nocturno de Mataderos. El primer día, el Director del establecimiento me dijo: “No pensará hablarles de matemáticas, no? A lo sumo hábleles de fútbol, si quiere salir vivo” ¿te das cuenta? Mucho peor que las docentes que sucuchaban los fascículos, en el cuento de Saccomanno. Esto fue allá, por la década del ’50. También yo, en el 2004, aquí en NY, he tenido que echar del aula a un alumno. Y también he tenido que acudir a artificios ocasionales para conseguir la atención de los estudiantes. Y logré salir airoso y hoy me enorgullece que, en la calle o en el subte, a menudo, algún muchacho me grite: “Hey, Professor!!” y me abrace afectuosamente.

Evidentemente, frente a esta problemática, nadie debería permanecer indiferente. La cuestión es quién debe tomar las riendas y cómo debe hacerlo.

Ante todo, el Estado, debe plantearse la Educación Pública como tarea primordial e ineludible. Esto supone, de entrada, ofrecer a los docentes no sólo un salario correcto, sino uno que los incentive a “meterse en esa trinchera”. Hay que volver a la época en que ser “Maestro de grado” o “Profesor del secundario” eran una verdadera distinción profesional. Para ello, se requiere también una efectiva selección de los futuros docentes y una verificación periódica de su capacidad y actualización. (Yo aquí, una vez por año, tengo que asistir un día completo a clases de actualización. Si no lo hago, caduca mi licencia en el acto. Me toca en estos días). 

O sea que es verdad lo que Saccomanno les dijo a esas docentes. Quien no tiene amor a lo que hace, inevitablemente lo hará mal. Gran parte -no todo- de los problemas es culpa de los docentes mal seleccionados, mal controlados y por supuesto, muy mal pagados. Pienso que antes de plantearse Planes Nacionales de Educación, hay que atender a una inmediata y real solución del problema docente.

Detrás del Estado, está muy prevalentemente, la Familia. De ella depende en primer lugar la formación socio-cultural del educando. Creo que se impone desarrollar fuertes, efectivas e inteligentes campañas en orden a instruir a los padres sobe la educación de sus hijos. Y esto sí que es en todas las áreas, sean o no vulnerables. Obvio que más intensamente en las vulnerables. Pero no nos olvidemos del viejo tango…”Niño Bien!” 

Niño bien, pretencioso y engrupido,

Que tenés berretín de figurar;

Niño bien que llevás dos apellidos

Y que usás de escritorio el petit bar;

Pelandrún que la vas de distinguido

Y siempre hablás de la estancia de papá,

Mientras tu viejo, pa' ganarse el puchero,

Todos los días sale a vender fainá. 

¡Qué sabias las letras de aquellos tangos! ¡No las olvidemos!

Y hablando de la necesidad de campañas de difusión, recuerdo ahora una que que no se hace y debería hacerse: la de mejorar el contenido de ciertas audiciones radiales y televisivas abiertamente destructoras de la Familia como tal. Una apología de la desunión de la pareja donde lo lógico y habitual -casi lo mejor- es “cornear” al otro, produce en el adolescente un impacto fuertísimo, que pone en duda todos los valores rescatables. Hay como una manía establecida de poner en evidencia todo lo negativo y sucio de la relación humana. Basta con escuchar los tramos farandulezcos de ciertos noticieros radiales. Muchos de ellos a las horas en que los padres llevan a sus hijos al colegio y van escuchando las noticias por radio. Vez pasada, íbamos con mi hijo y sus chicos, oyendo el noticiero y mi hijo tuvo que apagar la radio del auto. Esto confunde, bajo el pretexto de entretener. Mina la moral y la salud mental de los niños, de los adolescentes y aún de los adultos. Nadie dice ni hace nada por impedir esta forma de contaminación social.

Fuerte abrazo y gracias por seguir compartiendo!

Rafael.

NYC

Dic. 7/2016

PD: Esta carta de Rafael no ocurre en un día común, hoy, 21 de abril de 2021, se cumple un año de su partida, producto del Covid, parece mentira el paso del tiempo, que hayan sucedido tantos eventos, que este amigo no haya estado para contarlos, es algo que me ocupa, porque siempre que reviso el baúl donde guardo esas cartas, es como si saliera viento de la caja.

Todo tiene que ver con las ideas, como estas que comparto un poco atribulado, aunque esperanzado, en medio de tantas cosas.

Nota:

La imagen pertenece al sitio Web Pixabay

lunes, 12 de abril de 2021

I Encuentro Internacional de Editoriales Cartoneras en Costa Rica

Se comparte difusión del “I Encuentro Internacional de Editoriales Cartoneras en Costa Rica”, organizado por la Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información (EBCI), de la Universidad de Costa Rica, que se realizará los días 21, 22 y 23 de abril de 2021, con el objetivo de intercambiar experiencias relacionadas con la realidad de las Editoriales Cartoneras en el escenario global.

El encuentro se desarrollará a través de ponencias, mesas redondas, talleres de confección de libro cartonero, exhibición, venta y muestra de colecciones y presentaciones de libros.

El evento está dirigido a todo público; con un énfasis en investigadores, profesionales, profesores, editores de libros y revistas, así como a estudiantes de documentación, archivística, bibliotecología y ciencias de la información de Latinoamérica, Iberoamérica y el Caribe. El encuentro virtual se realizará a través del Canal de Youtube de la EBCI.

De mi parte estaré participando en una mesa redonda con una serie de reflexiones sobre la permanencia cartonera en el contexto editorial. Del mismo modo, el encuentro permitirá conocer nuevas experiencias de editoriales cartoneras, con la posibilidad de ir sumando casos en el Directorio de Editoriales Cartoneras, que alcanza hasta la fecha la cantidad de 315 editoriales.

Les comparto presentación del Evento y Programa.

Para cualquier información adicional pueden consultar al correo electrónico eventos.ebci@ucr.ac.cr

Muchas gracias a los organizadores del encuentro, será un gusto estar presente.

Fuente consultada:

Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información

http://ebci.ucr.ac.cr/cartoneras/

Programa Encuentro Cartonero

http://ebci.ucr.ac.cr/cartoneras/programa.pdf

https://www.youtube.com/channel/UClRlNFvR-Ng_ZOf011zvJKA/featured

martes, 6 de abril de 2021

Sobre la soledad y la deificación de la tecnología

En enero de 2020, compartí con Rafael Bardas una entrevista realizada a Santiago Bilinkis, economista, emprendedor y divulgador de tendencias tecnológicas. Me había interesado el entendimiento de la soledad por parte de una persona asociada con el acceso permanente a recursos de información. La entrevista sobrevuela perspectivas vinculadas con la política, la cultura y la relación de las personas con su entorno. Resulta innegable advertir los paulatinos cambios en las conductas sociales, en donde pasamos de las conversaciones compartidas en bares, a trabajar conectados a una pantalla sin contacto real con las personas. Para este divulgador científico, lo que está ocurriendo no es casual, sino que, por el contrario, tiene íntima vinculación con los avances en neurociencia, economía del comportamiento y psicología, cuyas aplicaciones están diseñadas para generar un efecto adictivo en quienes consumen información.

Es curioso advertirlo, pero no deja de ser cierta la observación de Bilinkis cuando afirma lo peligroso que es el uso de tecnologías sin entender cómo funcionan, lo que incluye los términos y condiciones de servicio que cada usuario/a acepta al ingresar, sin leer lo que claramente es un contrato que la otra parte escribe y que el ciudadano/a firma, un contrato hábilmente diseñado para que nadie lo lea pero que al firmarlo habilita consentir una cantidad importante de permisos sin posibilidad de reclamo en caso de perjuicio alguno.

Otro aspecto que me interesó correlacionar en la conversación, y es una preocupación que comparto, es la disyuntiva de un sistema educativo que en líneas generales está fuera de sintonía con los paradigmas actuales, los contenidos que se imparten pertenecen al siglo XIX, pero con métodos del siglo XX, nada se habla, o se habla poco, de la necesidad de traer a la Escuela al siglo XXI.

Rafael me respondió lo siguiente:

Acabo de leer la entrevista a Bilinkis. Es muy interesante y actual y se basa en una acertada interpretación de factores muy permanentes, de orden humanístico, hoy bastante olvidados o desechados. 

Tras una infancia muy “leída”, se formó en instituciones de alto nivel educacional -Colegio Nacional de BsAs y Universidad de San Andrés- que lo capacitaron para captar y entender bien el núcleo del problema que hoy se nos presenta tanto en lo educacional, como en lo laboral, o sea, un cambio significativo y muy acelerado, en el que valores tan importantes como la experiencia, por ejemplo, se han vuelto contraproducentes…“la experiencia hoy, es una contra”, dice el entrevistado. Y aquí una observación curiosa: nada menos que Beethoven (1770-1826) dijo que…“la experiencia no es más que la suma de nuestros errores” O sea que, al menos en esto, el cambio parece no ser nuevo.

Tampoco creo que sea absolutamente nuevo el tema de la soledad. Aunque sí puede que sea más generalizado y popular hoy que en el pasado, además de haberse transformado en lo vivencial, Puedo ser testigo de ello. Hoy la familia ya no es como era antes. La vida moderna nos está enseñando a asumir la soledad como algo bueno y positivo, si se la sabe aceptar y vivir. De eso doy fe.

Es muy cierto cuanto afirma sobre el reemplazo del interlocutor humano, por el celular. Creo que esto es algo más que una moda, es una verdadera “deificación” de la tecnología. El teléfono celular se ha sacralizado en la mente de las mayorías. Es que la tecnología, en general, se ha convertido en una especie de ciencia-religión que va a terminar por regir la vida en el planeta. Es verdad que terminaremos votando algoritmos, a pesar de que casi nadie tiene la menor idea de qué es un algoritmo. A fines de los sesenta, se nos decía que era imprescindible saber “programación” y estudiar sus lenguajes para sobrevivir en una profesión. Confieso que yo “caí en la volteada” y me puse a estudiar el Fortran IV…¡nada menos! Obvio que, al término del primer año, dejé de asistir a las clases teóricas y prácticas, pues me sentía prisionero de algo que, en mi caso, era incomprensible, pues mi generación no recibió los conocimientos básicos en matemáticas, como para abordar estas nuevas ciencias. No sé si los niños y los jóvenes de hoy los estarán recibiendo.

Volveré a leer y meditar este texto. Creo que me ayudará a comprender mejor cuanto hoy ocurre a mi alrededor.

Entrevista Santiago Bilinkis:

https://www.clarin.com/opinion/santiago-bilinkis-vamos-terminar-votando-politico-proponga-mejor-algoritmo-gobierno-_0_PDJBe4jF.html