Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

sábado, 28 de agosto de 2021

Sobre la necesidad de interpelar los cambios tecnológicos

En julio de 2019 compartí con Rafael Bardas unos correos sobre la noticia que daba cuenta del último local de Blockbuster abierto en el mundo, en Bend, Oregon, Estados Unidos. El hecho dejaba al descubierto el cambio de paradigma en el universo de la comunicación, de cómo se van modificando los desarrollos tecnológicos en nuestra cultura, y lo que eso implica en cuanto a la desaparición de artefactos, que irremediablemente pasan a ser piezas de museo. La lectura de videos en cintas VHS ya forman parte de una historia que incluso dejó de ser interpelada por el consumidor, no se trata de ubicar la reflexión en el plano de la nostalgia, sino tal vez por lo que significa la necesidad de adecuarse a los cambios.

Sin embargo, bastó que Netflix produjera un documental sobre esta última tienda para lograr un impacto inusitado tanto en Estados Unidos como en otros países, ubicando a la película entre las 10 más vistas en el servicio de streaming a nivel mundial.

Ya este local era popular por el simple hecho de ser el último sobreviviente, y eso solo invita a una reflexión, que no es ajena a otros contextos. Ha pasado con los libros vivientes que se van extinguiendo al paso de los años, últimos hablantes de una lengua en extinción, ha sucedido con músicos que fueron encontrados en bares perdidos en medio de pueblos ignotos y que luego pasaron a ser estrellas en el mundo del espectáculo, hubo casos con autos encontrados en galpones que resultaron modelos únicos de construcción, o incluso casas diseñadas por prestigiosos arquitectos que fueron nombradas patrimonio cultural, cuando estuvieron años abandonadas sin ser reconocidas por la sociedad, la lista es larga y abarca todos los campos disciplinares.

¿Qué es lo que hace que aquello que nos acostumbramos a despreciar a través de la indiferencia, nos termine impactando por descubrir, de la noche a la mañana, que su utilidad y sentido ya no forman parte de nuestro contexto?

Pareciera que la noticia lograra el efecto de sacarnos del letargo, esa sensación de estar anestesiados, desde el punto de vista de los sentidos, en el que simplemente nos damos cuenta que lo que corresponde tecnológicamente a un tiempo sociocultural determinado, no debe ser fosilizado en cuanto a la dimensión que tuvo el desarrollo en ese contexto, después de todo esa herramienta era lo que la sociedad necesitó consumir en su tiempo concreto. Aquí también la vuelta de página que terminamos dando, no dejará de ser otro acto rutinario, sin necesidad alguna de plantear una reflexión por todo aquello que nos precedió.

Rafael me respondió lo siguiente:

Y…¡así es, Daniel…!

El tiempo nos pasa por encima, casi sin que nos demos cuenta. 

Los años parecen meses y los meses, semanas o quizás, días. 

El otro día, hablando de una película que quería ver, me dijeron “pedila en la biblioteca”. Fuí y ¡vaya sorpresa! Con mucho respeto, pero con la risa en la mirada, el bibliotecario me dijo, “Señor, hace mucho que no trabajamos más con VHS ni DVD, la encontrará casi seguro en Netflix”. Y me sentí tentado de responderle, “¿y eso qué es?”.

Me sentí desorientado, como suspendido en el espacio y empecé a dar vuelta por la biblioteca mirando - sin ver- las estanterías repletas de libros.

Hace un par de noches, volvía del trabajo, en taxi, conversando con el conductor que parecía de buen nivel cultural y cuando le dije que yo no tenia televisor, el buen hombre no salía de su asombro. "¿Cómo puede vivir sin televisor?" me dijo. Intenté darle un montón de argumentos, pero creo que, al final, no me creyó.

Acá en Nueva York es posible que aun haya algún bolichito pequeño que venda DVDs. Pero no, que los alquile. Este laptop, en el que estoy escribiéndote, es un Macbook Pro Retina del 2013 y ya me vino sin dispositivo para DVDs. Tuve que comprar un accesorio extra.

Yo me sentía muy orgulloso por haber coleccionado muchas buenas películas en VHS. En el 2012 todo eso lo perdí con una inundación, pero además, si los tuviera no tendría cómo verlos.

Mi colección de la mejor música, en parte heredada de mi padre, en discos de 78 rpm., todos importados, ya ni sé a dónde habrá ido a parar. Los Long Play en vinilo, lo mismo, he tenido que amigarme con iTunes y Youtube. Conservo unos pocos CDs que pude comprar, entre los pocos.

En fin, que el mundo avanza a velocidades increíbles y cuesta mucho seguirlo. Creo que en ningún orden de cosas es posible, hoy, estar al día.

Abrazo, Rafa.

Fuentes consultadas:

El último Blockbuster que queda en el mundo resiste ante el ‘streaming’

https://retina.elpais.com/retina/2019/03/27/tendencias/1553684395_901201.html

‘The Last Blockbuster’ documentary, about Bend video store, is coming to Netflix in ‘an ironic twist of fate’

https://www.oregonlive.com/entertainment/2021/03/the-last-blockbuster-documentary-about-bend-video-store-is-coming-to-netflix-in-an-ironic-twist-of-fate.html

Nota: la imagen corresponde al sitio Pixabay.

miércoles, 18 de agosto de 2021

El legado de Constantino Füpeatücü

En el horizonte del concepto Biblioteca Indígena siempre aparece como ejemplo la Biblioteca Museo Maguta del pueblo Ticuna de Brasil, lo que pocos saben es que detrás del concepto se esconde un nombre propio que llevó hasta límites insospechados el entendimiento de la identidad cultural indígena.

El patrimonio cultural de una comunidad, que muchas veces bajo la imagen de la museología, parece diseñado para ser apreciado “desde afuera”, guarda un conocimiento endógeno que tiene vinculación con la memoria, la lengua y las expresiones artísticas de una cultura oral determinada.

Lo que en ocasiones queda lejos de esta forma de comprensión, es el desarrollo comunitario que implica asociar un artefacto con una utilidad social, un documento con una verdad, un puente desde donde discutir diferentes realidades para poder interpretar el complejo alcance de la identidad nacional de un pueblo o nación.

En Brasil, la población indígena cuenta aproximadamente con 896.900 persona (0.4% de la población total del país), distribuidas entre 305 grupos étnicos, el 36, 2% vive en áreas urbanas y el 63, 8%, en áreas rurales. Las tierras con comunidades habitadas representan el 12,5% del territorio brasileño (alrededor de 106,7 millones de hectáreas), donde viven 517,4 mil indígenas (el 57,7% del total).

El Gobierno ha reconocido 690 territorios para sus habitantes indígenas, que abarcan aproximadamente el 13% de la superficie del país. En seis de estas tierras, habitan más de diez mil indígenas; en 107, viven entre mil y diez mil indígenas, en 291, entre cien y mil y, en 83, viven cien como máximo.

Hace unos 20 años, el profesor José Bessa Freire registraba una población de 350.000 indígenas que hablaban cerca de 180 lenguas diferentes, ninguna de ellas superaba los 35.000 hablantes, solo 5 de esas lenguas poseían más de 5000 hablantes y aproximadamente 50 lenguas tienen menos de cien hablantes, el idioma portugués circula en las comunidades como lengua de asuntos oficiales y formales, mientras que las lenguas indígenas son consideradas como “jergas, dialectos ágrafos, sin gramática y sin utilidad comunicativa por fuera de la comunidad”, un radio de acción que cada vez se restringue más al paso del tiempo.

En 2010, el Censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), contabilizó por primera vez 274 lenguas indígenas, a partir de la auto-declaración de los hablantes. Sin embargo, los lingüistas calculan que el número oscila entre 160 y 180, considerando que muchas pueden ser variedades de una misma lengua.

El Museo Maguta, instalado en Benjamin Constant, municipio ubicado dentro del estado de Amazonas, es una casa de arquitectura sencilla, con galerías circundantes, cinco salas de exposiciones, una pequeña biblioteca, rodeada de un jardín. En el interior, las colecciones formadas, en gran parte, con las obras de artistas ticuna: máscaras rituales, pintura sobre paneles decorativos de corteza, esculturas de madera y cocotero, collares, cestas, hamacas y bolsos, así como artefactos, hoy ya en desuso, que fueron reconstruidos a partir de fotografías antiguas pertenecientes a museos etnográficos.

Constantino Ramos López Füpeatücü fue responsable de la biblioteca especializada que nacería antes del Museo, a finales de los años 80, a partir del Centro de Documentación e Investigación del Alto Solimões Maguta. Por aquellos años, donde la violencia hacia los indígenas estaba atravesando etapas críticas, en especial en el área urbana de Benjamin Constant, ciudad multicultural emplazada en medio de la selva y en la triple frontera, la creación de un museo en ese momento podría verse como una afrenta. Constantino, sin embargo, mientras trabajaba en la biblioteca, preparó el acervo que se presentaría en el Museo Maguta y que de acuerdo con Bessa Freire (2012), llegaría a ser formado por un aproximado a “500 piezas, todas registradas, organizadas, documentadas y debidamente fichadas por este hombre, que fue capacitado para ejercer la custodia del acervo y para su dinamización”.

Este guardián de la cultura originaria participó en el equipo que preparó y montó la primera exposición del Museo, abierta al público en 1991. Se convirtió, en la práctica, en el primer indio museólogo, completando su formación en visitas a museos etnográficos en todo Brasil y en diversos países de Europa: Países Bajos, Francia, Noruega, Italia, Austria.

Los Ticuna se autodenominan como Magüta, que quiere decir “pueblo que pesca con vara", lo que remite la historia de su mito de creación. Su lugar de origen es el Igarapé Eware, en Brasil. Allí los héroes míticos Yoi e Ipi pescaron al pueblo Ticuna ya los demás pueblos existentes.

Teniendo en cuenta que el museo Maguta ha sido considerado un museo tribal que representó el fortalecimiento de la identidad y que a su vez habilitó la posibilidad de reclamar el territorio históricamente ligado al pueblo Ticuna, Constantino seguramente ocupa un lugar en esa memoria y en esa lucha, donde supo que los reclamos de identidad cultural se alcanzan desde la propia cultura, con elementos genuinos del contexto educativo.

Gracias a Constantino, los Ticuna tuvieron un patrimonio para compartir y un motivo por el cual resistir desde el propio recorrido de la historia.

Referencias:

Constantino, museólogo Tikuna na canoa das almas

http://www.taquiprati.com.br/cronica/1007-constantino-museologo-tikuna-na-canoa-das-almas

Las Lenguas Indígenas, Brasil y la UNESCO en 2019 / Jose Bessa Freire

https://cerlalc.org/las-lenguas-indigenas-brasil-y-la-unesco-en-2019/

IWGIA

https://www.iwgia.org/es/brasil/3737-mi-2020-brasil.html

Museo Magüta y su relación informativa con una ciudad amazónica / Soraia Pereira Magalhaes, Zuriñe Piña Landaburu

https://seminariohispano-brasileiro.org.es/ocs/index.php/viishb/viishbucm/paper/viewFile/352/22

Versión para El Orejiverde:

http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/6149-el-legado-de-constantino-fuepeatuecue


domingo, 1 de agosto de 2021

La necesaria ceremonia de la Pachamama

Si analizamos el contexto de pandemia que estamos atravesando como sociedad, no podemos dejar de observar la necesidad de un equilibrio en este desbalanceado mundo en el que intentamos un sentido de coexistencia.

En dicho territorio, donde todo es arborescencia, multiplicidad, heterogeneidad, se encuentran una serie de conceptos que alguna vez fueron pronunciados por Carlos Martínez Sarasola, al estudiar a los paisanos desde los recónditos de la historia. El gran antropólogo mencionó concepciones básicas, cultivadas durante siglos por los pueblos originarios: equilibrio, reciprocidad, circularidad, entendimiento, representatividad, totalidad, sacralidad, completitud, identidad.

No basta con el acto comunitario que consiste en dar un alimento a la Pacha, es preciso un cambio de conciencia, que muchas comunidades ya vienen trabajando desde hace tiempo.

Es necesario hacer una lectura de todo esto que está ocurriendo, donde queda en evidencia la noción de lo que significa convivir con un contexto absolutamente desfavorable, pero que requiere de numerosos entendimientos que permitan equilibrar el plano social en el cual estamos insertos.

La sabiduría ancestral de los pueblos originarios aún sigue presente entre nosotros, a pesar de la invisibilidad, indiferencia y olvido con que históricamente fueron desplazados del imaginario social de lo que representa la identidad nacional, queda en nosotros darnos cuenta, porque en esta desventura que el aislamiento provocó, necesitamos más que nunca, que esos silencios sean convocados, que podamos escuchar lo que siempre supieron, que nos sirva de algo lo mucho que perdimos.

Fuente:

El lenguaje de los dioses, arte, chamanismo y cosmovisión indígena / Ana María Llamazares y Carlos Martínez Sarasola. Buenos Aires: Biblos, 2004.

Nota: la imagen pertenece al sitio Web Pixabay.