Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

viernes, 25 de julio de 2025

Palestina


En este espacio personal, que pretende de vez en cuando aplicar un carácter reflexivo a temas vinculados con la bibliotecología social, representa también, a una escala mínima, una forma de posicionarse ante las noticias que circulan en el mundo, tratando en lo posible de aplicar lógica y no emociones, en un contexto que abruma por lo grotesco y que impide dimensionar en su justa medida el escenario sensible que como sociedad estamos atravesando. El punto es tener presente qué es lo que dejamos como ofrenda en esa apacheta que cada tanto se nos presenta al costado de algún camino, ese gesto que es a la vez una representación -o que al menos pretende serlo- de la coherencia y la responsabilidad individual ante los hechos injustos o vacíos de humanidad que nos rodean.

Robert Louis Stevenson -citado por Jorge Luis Borges- creía que la crueldad es el pecado capital, que ejercerlo o sufrirlo es alcanzar una suerte de horrible insensibilidad o inocencia "Los réprobos se confunden con sus demonios; el mártir, con el que ha encendido la pira", sin embargo, decía Borges, no juzgar y no condenar el crimen sería fomentar la impunidad y convertirse, de algún modo, en su cómplice.

Esto viene a cuento por un contenido compartido por el periodista mexicano Diego Ruzzarin, a causa del fuerte compromiso que desde hace tiempo viene manifestando el cantante de Residente, René Pérez Joglar, sobre la causa Palestina, llegando incluso a colaborar con la artista palestina Amal Murkus en una canción ("Bajo los escombros", lanzada en mayo de 2024), donde logra dar visibilidad a la realidad que viven los palestinos en la franja de Gaza, el permanente desasosiego cotidiano hecho carne y sangre, hambre y angustia, silencio y dolor. 

Se trata de un posicionamiento y un llamado a la reflexión –uno entre miles- donde no nos podemos permitir la devolución de la violencia, sino intentar generar un marco respetuoso que vuelva a situar, de la manera más racional posible, un sentido de concordia y empatía que nos permita ver el alcance de esta crisis. El tema es qué hacemos con nuestras posturas, cuando advertimos que el ejercicio de la reflexión escrita es un bollito de papel en un cesto que desborda, sabiendo que nada de todo esto va a cambiar el escenario -y seguramente teniendo que dar respuesta sobre qué tiene que ver este tema con la bibliotecología- porque de algún modo es como lo dice el periodista mexicano, si la gente algún día va a tener la moral suficiente para darse cuenta de que no hizo absolutamente nada con este conflicto, y que cuando desaparezca Palestina del mapa tengamos que admitir, autocrítica mediante, la culpa de esa deuda histórica. 

Quiero pensar que si llega a suceder esto al menos no dejamos de hablar, entender cuál es el alcance de la palabra genocidio, en el que algunos líderes políticos ya han evidenciado su desprecio e indiferencia hacia el pueblo palestino. El componente humanístico de mi profesión exige un compromiso sincero, y sobre todo tener presente a quienes, en nuestra propia historia como país, han sido víctimas de una cruenta dictadura, ese no olvidar se traslada a esta causa presente.

El pensamiento político del actual primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, me recuerda algunos dichos de Domingo Faustino Sarmiento cuando enarboló el concepto "civilización o barbarie", especialmente cuando admitió que había que asesinar a los niños indígenas porque ya tenían el odio inoculado en la sangre, cuando se llega a ese punto, la humanidad, lo poco que queda de ella, pierde toda forma de reparación, se vuelve autómata, la naturaleza humana pierde valores y de nada sirve –porque eso es lo que parece- intentar entender esa forma de pensamiento para exponer las evidencias y encontrar puntos en común que permita desatar el nudo del conflicto.

Lo que es visible es la venganza, reafirmar una postura para dejar en forma explícita que esas ideas son superiores, y que en todo caso sirven para justificar lo que se desea desterrar. Bajo esa lógica no hay forma posible de consenso, no hay discusión que respete los lineamientos básicos de una conversación, y más en un contexto en el que todas las posturas quedan grabadas en redes sociales, se avanza de error en error y parecería que el objetivo es hacer desaparecer el origen mismo del sentido común, donde la palabra verdad pierde su criterio (acaso sea este el motivo por el cual se habla de "batalla cultural").

Ahora mismo es extraño porque en este momento buena parte de la humanidad está muy conectada a redes sociales, sin embargo, no hay forma posible de hacer entender que la violencia no puede regir los parámetros que regulan los comportamientos democráticos, que a su vez constituyen nuestros principales derechos como ciudadanos.

Solo hay personas rotas y un escenario que reitera la barbarie, mientras el ejercicio público de la justicia sigue ausente.

Textos y sitios consultados:

Diego Ruzzarin. Instagram (julio de 2025). Residente se ha posicionado a favor del pueblo palestino. Disponible en: https://www.instagram.com/reel/DMYlljGsNnv/

Perfil (julio de 2025). Hace 40 años, Jorge Luis Borges asistía al Juicio a la Juntas para escuchar la declaración de un sobreviviente. Disponible en: https://share.google/LtjSHi6MEFgNRhKcU

Residente, Amal Murkus. Bajo los escombros [Canción]. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=COgKs7YcRQE

No hay comentarios:

Publicar un comentario