Recientemente tuve la oportunidad de entrevistar a la escritora Aminta
Peláez Wouliyuu, etnoeducadora perteneciente a la
cultura Wayuuu, nacida en las montañas del sur de La Guajira, autora del libro
Guajirita, de la Colección Semilla para comunidades indígenas, un gran aporte que
permite fortalecer la lengua materna en los niños wayuu, con todo lo que
implica en el devenir de una cultura oral que tiende puentes hacia otras formas
de entendimiento.
Fue un gran gusto conocerla, ya que estuvo en Buenos Aires
investigando sobre oralituras con el objetivo de analizar narrativas indígenas
en Argentina, seguramente su trabajo permitirá alumbrar nuevas interpretaciones
en torno a este concepto.
Aquí comparto la entrevista.
¿Aminta, que significa ser escritora en el universo wayuu?
La escritura, entendida como ese sistema de letras que conforman
un lenguaje, se convierte en un ejercicio de transición en la tradición oral y
gráfica de los pueblos originarios. En quienes escribimos desde el sentir y
pensar de nuestros viejos, recae la enorme responsabilidad del que teje la
herencia ancestral; como los diseños que aún permanecen en nuestros tejidos se
fueron replicando de una generación a otra, así mismo llevamos con nosotros el
tejido de las palabras plasmadas en libros o textos en sus distintas formas.
Ser escritora en un universo cosmogónico tan complejo como el de
la cultura wayuu, me desafía a un acercamiento constante con la palabra
antigua, con el valor espiritual de los elementos simbólicos, a adentrarme en
las profundidades del misterio y re-crear la oralidad para que las nuevas
generaciones se apropien de lo que nos han heredado los mayores, su
pensamiento, su palabra.
En tu trabajo surge el concepto de oralitor ¿cual es tu
entendimiento del término y porqué consideras que surge la necesidad de este
concepto dentro del plano de la etnoliteratura?
La oralitura, como concepto y práctica se ha convertido de
alguna manera en un término reivindicativo de la tradición oral, como bien
sabemos, la historia que nos han contado desde la colonización a través de los
textos escritos por historiadores, frailes, conquistadores etc., nos representa
una “mirada desde afuera”, teniendo por mucho tiempo a los pueblos originarios
como objetos de estudio, lo cual es entendible hasta cierto punto cuando los
pueblos estudiados no tienen un sistema de escritura como para contar desde su
propia voz sus realidades y verdades al mundo.
Con el inminente renacer de la palabra antigua, reflejado en ese
“boom” de escritores indígenas en toda América que a través de sus letras
reconocen la oralidad como fuente clásica de los narradores y cantadores
tradicionales, pero desde la escritura, me hace entender la oralitura como ese
puente entre lo oral y lo escrito, donde ambos se integran y se complementan
sin perder su verdadera esencia: Transmitir. Lo considero un nuevo aporte no
solo a la etnoliteratura sino a la literatura latinoamericana en general, y es
un camino que, si bien se ha emprendido, merece muchos esfuerzos para que pueda
mantenerse, teniendo en cuenta que las nuevas generaciones originarias sufren
una pérdida paulatina de la lengua materna, sin la cual la tradición oral
indígena pierde su espiritualidad, su esencia, su mundo simbólico.
Considerando que has trabajo con la literatura infantil en forma
bilingüe, como oralitora ¿que representa la oralidad dentro del proceso
creativo?
Lo representa todo, por ejemplo, cuando escribo lo hago pensando
en wayuunaiki, que es mi lengua materna, y procuro en el ejercicio mantener el
sentido de la expresión para que no se pierda ni la conexión ni la fidelidad de
ese sentir y pensar en lengua, que va inevitablemente asociado a una
cotidianidad en nuestras comunidades; hay escritores indígenas que no hablan la
lengua, sin embargo plasman la cosmovisión ancestral en sus publicaciones, pero
insisto en la vital importancia de conservar y fomentar el uso de la oralidad
entre la niñez y juventud indígena, de lo contrario, nos convertiremos en
escritores de un pueblo y unas tradiciones extintas.
Una vez escribí esto en una red social:
“No soy poeta, sólo pienso en wayuunaiki
y de pronto las cosas simples tienen voces,
el fogón de un lado a otro murmura el canto de la palguarata
mostrando los caminos y anunciando las visitas”
Algunos amigos llaman poesía a estas letras, para mí no lo es,
estaba observando la imagen de un fogón con una olla tiznada, esa simple imagen
me invoca recuerdos, expresiones, tradiciones que quise expresar en castellano,
y como lo metafórico y poético no son independientes del wayuunaiki, suena
bonito. Decía mi abuela que cuando el fuego se ondea como si el viento lo
soplara de un lado a otro, está anunciando una visita, la misma figura que
representan los sinsontes, o palguarata como lo conocemos en La Guajira, el
canto insistente de esta ave en cercanías de la casa y hacia una dirección
específica también anuncia la llegada de visitas, entonces nos disponemos a
hervir el café y colgar un chinchorro bajo la enramada para atender a quien
viene en camino.
Desde tu interpretación ¿es posible hablar de poesía indígena?
¿cual sería el entendimiento wayuu en relación a este género literario?
Cuando enmarcamos nuestros escritos dentro de un canon
hegemónico de la literatura, de alguna manera nos estamos acomodando a un
lenguaje universal, como quien no pretende quedarse por fuera, por ello lo
considero más oralitura, en esa transición de lo oral a lo escrito o literario.
En la tradición oral indígena son comunes los relatos y los cantos, relatos sin
distinción ni clasificación en mitos, leyendas, ni poesía; sin embargo, son
formas que se van adoptando y gracias a ello han ido surgiendo con los años
poetas y escritores indígenas que van contando sus versos libres al universo.
¿Es posible hablar de oralituras como parte del programa
curricular en las instituciones de educación primaria, secundaria y/o superior?
Los proyectos etnoeducativos de los pueblos originarios se
orientan cada vez más hacia la educación intercultural, la apuesta es lograr
que dicha interculturalidad también se pueda vivenciar en los contextos
educativos no indígenas; en este sentido, el estudio de la oralitura sería un
componente fundamental en el ejercicio de la interculturalidad, ese entender
del otro a partir de sus narrativas, pues en ella se origina su cosmovisión del
universo.
Lograr posicionar un programa o currículo académico con éste
tema es posible porque lo hemos soñado y lo estamos construyendo desde las
particularidades de cada contexto, en Colombia se está haciendo el ejercicio,
en Argentina también, allí está la esperanza, creciendo, realizándose.
¿Existen experiencias en Colombia en donde el conocimiento de
chamanes, ancianos y caciques forme parte del espacio educativo? En el caso que
así sea sería interesante incluir algún ejemplo
Los hay, y puedo mencionarte específicamente el caso wayuu. A
partir del año 2010 se crearon los centros etnoeducativos en el sur de La
Guajira (donde vivo), y con ello empezó
a implementarse en las aulas de la básica primaria el Proyecto etnoeducativo de
la nación wayuu Anaa Akua´ipa, que es el documento que contiene los
lineamientos y orientaciones pedagógicas basadas en un sistema de educación
propia en la vida y para la vida, entre las estrategias que propone éste modelo
para la reafirmación de la identidad étnica y cultural desde las escuelas, está
la representación de los sabedores culturales, que son personas conocedoras de
la tradición ancestral que acompañaran al maestro de aula a desarrollar las
actividades relacionadas con la cultura indígena, es quien narra historias,
quien habla de medicina tradicional, quien enseña las danzas ancestrales etc.
Muchas gracias Aminta!
Versión para El Orejiverde
Muchas gracias Daniel por compartir el pensamiento y la oralidad desde estos medios. Siempre será grato circular la palabra y el afecto que nos une como pueblos hermanos, una sola Abya yala. Un abrazo wayuu, Aminta.
ResponderEliminarEl gusto fue mio Aminta, seguramente tu trabajo aportará mucho a todo aquello que hace al círculo de la palabra, un plano que nos conecta en América Latina, en estos tiempos tan inciertos, un abrazo.
ResponderEliminarQue hermoso leer sobre Aminta. Soy parte de una colaboración entre poetas colombianas y puertorriqueñas del Puerto Rico Poetry Slam y Eslam Caribe. Estoy tan emocionada. Gracias por la entrevista. Un abrazo a ambos desde la joya de Loíza, Borikén. :)
ResponderEliminarmuchas gracias por el comentario, fue realmente un gusto entrevistar a Aminta, cordiales saludos
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