Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.
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viernes, 23 de agosto de 2024

El viaje de un antropólogo por los misterios de la cultura huitoto-muinane

EI mito, ¿Cuándo aparta el velo?... ¿Cuándo vela la presencia misteriosa?

Fernando Urbina Rangel

Todo antropólogo tiene un gran viaje”, dice Fernando Urbina Rangel, quien tras varios años de investigación y trabajo de campo es hoy por hoy uno de los expertos en mitología y arte rupestre de la Amazonía más respetados en Colombia y en América Latina. Lo realizado implica un sentido de experiencia que no todos atraviesan en sus vidas, la experiencia tal y como la concibió Walter Benjamin, que no puede ser nunca llevada adelante por el sujeto individual, si este no cuenta con los elementos de una cierta tradición que dote su vivencia de sentido y la inscriba en un marco comunitario que la excede a la vez que hace posible su elaboración (Staroselsky, 2015). En dicho tránsito, el cruce de palabras como peligro, aventura, incertidumbre, otorgan una comprensión que resignifica la posibilidad de lo que implica tomar una decisión, el marco que ampara ese concepto subjetivo es algo que cambia para siempre la percepción de quien lo origina, y por lo tanto produce una modificación, teniendo por escenario una cultura ancestral y un horizonte por delante.

Explorar un territorio, intercambiar conocimiento con un libro viviente, subirse a un barco sin saber que hay del otro lado de la línea del horizonte, son acciones que añaden complejos componentes al plano de la experiencia, y en este punto, algo de todo eso le ocurrió a Fernando Urbina Rangel, cuando presentó su libro ‘Boca de maguaré’, basado en un relato del abuelo José García, uno de los más grandes sabedores del pueblo indígena muinane. La historia en sí representa un mito clásico de esta cultura, sin embargo, para que fuera escrita, hubo otra historia que también resulta fascinante:

Al abuelo Kima Baiji lo brujean y queda enfermo, con la barriga inflada. Aun así, emprende camino para llevar un encargo a la cauchería donde trabaja su tribu, en lo profundo de la selva amazónica. Allí se encuentra con Tizi, el Hombre-esqueleto, un temible y poderoso espíritu que, a cambio de un poco de mambe y ambil, lo cura y además le revela el secreto para una buena cacería. Entrando en sus sueños, Tizi le advierte que no debe cazar más de cinco perdices cada noche; de lo contrario, al abuelo podría ocurrirle una desgracia”.

Lo anterior es la sinopsis de ‘Boca de maguaré’, una crónica donde se narra la muerte del abuelo del narrador. “Es un episodio de la vida real, el narrador (el abuelo José García) era niño cuando presenció la muerte de su abuelo y participó en los acontecimientos que rodearon su muerte. Se llamaba Boca de maguaré”, expuso Urbina Rangel. Como todos los relatos indígenas, de crónicas y su vida, siempre se introducen elementos míticos. Estos elementos permiten que esas crónicas se conviertan en fuente de enseñanzas, de moralidad, expresa el autor.

Es decir, la crónica de la muerte del abuelo Boca de maguaré trae una serie de enseñanzas muy importantes en relación, sobre todo, a cómo debe ser el manejo del entorno natural cuando uno se vale de él para sobrevivir. Esa es la importancia de este relato: en primer lugar, muestra la sabiduría indígena y la finura de esa sabiduría. En segundo lugar, nos pone de presente que a través de esa sabiduría debemos tener muy en cuenta nuestro manejo del entorno natural para tratarlo equilibradamente y que de esa manera no resulte perjudicada la especie humana. Estas apreciaciones equilibran los entendimientos, bajo la urdimbre de un tejido labrado entre la cultura y el contexto que nos rodea.

Es de mucho valor concebir para el estudio qué saber encierra el mito, Fernando Urbina considera que lo que encierra en sí mismo el mito es El Saber, y esto nos lleva invariablemente a los orígenes “el inicio, cuando las realidades emergen, cuando fijan su ser que servirá de norma, de arquetipo a las futuras presencias”. En un prólogo de un artículo de este notable investigador se sintetiza el entendimiento del concepto, dice lo siguiente: “Hablar del mito ... sería preferible el silencio, aquel que nace del asombro, del sentimos inmersos en lo maravilloso, en lo eterno, en lo sagrado…De hecho la palabra mito tiene que ver con el silencio. La voz griega que le da origen tiene significación ambigua: de una parte, quiere decir oculto, cerrado, velado, por tanto: lo silente; de otra parte, significa lo que se muestra, lo que se dice, lo dicho con palabras que transparentan La Verdad y por tanto no necesitan justificación. Es lo cierto, la realidad misma en estado puro” (Safiama, Rangel, 1973).

Es interesante cuando el autor expresa que hay historias que para ser contadas implican concebir otra historia detrás, una aventura, una travesía que no necesariamente queda plasmada en el relato, pero sí en la memoria del autor. Este fue el caso de ‘Boca de maguaré' y la fascinante experiencia que Fernando Urbina Rangel define como su gran viaje. Esa hilatura que vincula a una historia con un conjunto de historias, remiten en algún punto a la noción de certidumbre sobre el alcance del propio conocimiento, pero también de inciertos horizontes donde se desenvuelven esas historias. El relato acompaña lo que el camino revela, y traza algún designio a pesar de la niebla.

Fue en 1971 cuando Fernando tuvo conocimiento de José Octavio García, cuyo nombre en huitoto es Jitoma Safiama. En ese entonces, recibió sus cuadernos para estudiar sus manuscritos. Pero Fernando vio la necesidad de ir al territorio para compenetrarse con la cultura y hacer, como él mismo dice, “un trabajo juicioso”. Después de todo, es en terreno donde se logra una mejor sinergia con la historia. Y eso fue justo lo que hizo, viajó a Leguízamo, donde vivía José Octavio, y experimentó durante un mes la cultura muinane y huitoto. Es primordial esta mirada, si lo que se pretende es contar la historia en forma endógena, cultivando un saber oral y ancestral.

José Octavio era hijo del abuelo José, que era muinane, y de Miguelina, quien era huitoto”, anotó Fernando en diálogo con esta revista. Para 1974, la relación con José Octavio (Jitoma Safiama) continuaba. Ese año, el abuelo José vino a Bogotá en condición de informante para los investigadores -así les decían a los sabedores que compartían sus relatos con la academia-. En esa oportunidad, el propósito era ayudarlos en una investigación sobre el castellano que se habla en Leticia.

José Octavia llamó a Fernando y le dijo que su papá estaba en Bogotá. Era una oportunidad perfecta para conocerlo. “Empatamos de una. No obstante, mostré mucho interés de estar con él, pero me hizo esperar dos años antes de sentarme en su maloca. Es una prueba para ver si la gente tiene interés y no es un calor del momento”, recordó. En este punto, es realmente interesante el dato que aporta el destacado antropólogo, el tiempo es medida para corroborar si efectivamente hay interés por cultivar los conocimientos de una cultura oral, y a su vez, se circunscribe con la percepción que tienen los miembros de culturas indígenas cuando registran la ausencia posterior del interesado, luego de obtener en una primera y única visita, los datos que necesitaba para su trabajo de campo o artículo de investigación. Suele ser común esa práctica, que no hace otra cosa que generar desconfianza en las comunidades cada vez que alguien ingresa por primera vez para solicitar una entrevista o realizar una observación de la comunidad.

En 1976, Fernando se fue con su familia a Leticia y allí se quedó con el abuelo José durante un mes, escuchando sus historias y paseando por la región. Según destacó, son esos ambientes los que permiten que el intercambio de ideas sea extraordinario. Se trata de otro entendimiento oportuno, adentrarse en la propia comunidad, observar lo que el observador observa, escuchar atentamente, propiciar el diálogo y no el monólogo, respetar los códigos de la comunicación, los silencios, los entendimientos que vienen de otra cosmovisión, solo de ese modo es posible generar un acercamiento a un conocimiento en riesgo de desaparición, y también en cierto punto es para indagar si ese conocimiento, ignorado por quienes no forman parte de la comunidad, no termina mutando en una serie ilimitada de construcciones arbóreas propias de la oralidad, que les permite a los originarios conservar en la memoria un saber necesario para la identidad y la autopreservación.

Todo antropólogo tiene un gran viaje dice Fernando Urbina, ocurre invariablemente en algún momento de la enseñanza y el aprendizaje, mientras se transita a cielo abierto buscando respuestas a preguntas nunca realizadas, a interrogantes de los cuáles se desconoce la fuente donde abrevan las dudas y las inciertas certidumbres. Cuando algo de toda esa búsqueda ocurre, cuando se cruzan los caminos en medio de lo exuberante y bello, lo que queda por completar es un hermoso entendimiento de una verdad, que solo es posible si el encuentro es correspondido. Se podría decir que todo profesional, sea cual sea su disciplina, experimenta en algún momento ese gran viaje, Fernando Urbina Rangel lo supo entender como pocos.

Valdría la pregunta al lector/a, en una hora alejada del acontecer diario –ese tipo de interrogante, a decir de Deleuze-Guattari, planteado con moderada inquietud, a medianoche, cuando ya no queda nada por preguntar– para pensar cuál sería ese gran viaje, irremediablemente ligado con la vocación.

Fuentes consultadas

Deleuze, G., Guattari, F. (1991) ¿Qué es la Filosofía?. Anagrama. Colección Argumentos.

La asombrosa aventura de Fernando Urbina Rangel para escribir el libro ‘Boca de maguaré’: “fue mi gran viaje”. Revista Semana, enero 2023. Disponible en: https://www.semana.com/cultura/libros/articulo/la-asombrosa-aventura-de-fernando-urbina-rangel-para-escribir-el-libro-boca-de-maguare-fue-mi-gran-viaje/202343/

Safiama, J y Rangel, F. (1973). Un mito cosmogónico de los murui-muinane. Universidad Nacional de Colombia. Disponible en: https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/40232

Staroselsky, T. (2015). Consideraciones en torno al concepto de experiencia en Walter Benjamin. X Jornadas de Investigación en Filosofía, 19 al 21 de agosto de 2015, Ensenada, Argentina. En Memoria Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.7648/ev.7648.pdf

Nota:

Para quienes deseen abordar las lecturas de los artículos de Fernando Urbina Rangel, perteneciente a la Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Filosofía, se comparte acceso a varias de sus publicaciones en el siguiente enlace: https://unal.academia.edu/FernandoUrbinaRangel

jueves, 12 de mayo de 2016

Máscaras, tambores y chamanes en Burkina Faso


yo solo podría creer en un Dios que sepa danzar
Friedrich Nietzche

Danzando en la tierra de la gente honesta

Recientemente, bajo la organización de la Asociación para la Protección de las Máscaras (ASAMA), y contando con el auspicio de la UNESCO, se celebró en Dédougou, a 250 kilómetros al oeste de la capital Ouagadougoula, Burkina Faso, la 13ª Bienal FESTIMA (Festival International des Masques et des Arts de Dédougou) que tuvo lugar del 27 de febrero al 5 de marzo, considerada la más grande sobre Arte Internacional Africano que incluye el Festival Máscaras de África occidental, en donde se exhiben un aproximado a 2500 tipos de máscaras tradicionales pertenecientes a seis países africanos: Benin, Costa de Marfil, Mali, Togo, Senegal y 50 comunidades de Burkina Faso, cuya etimología refiere a la “patria de hombres íntegros” que deriva del término mossi burkina “hombres íntegros” y de la voz diula, faso “patria”, también es conocida como "la tierra de la gente honesta" quienes tienen por virtudes la tolerancia religiosa y actitudes pacíficas.

Las máscaras han sido una parte importante de las creencias animistas tradicionales en muchas culturas africanas durante miles de años. Realizadas con hojas, paja, tallos, fibras vegetales y animales, madera y textiles, las máscaras simbolizan el culto a los antepasados ​​y espíritus, representan un papel importante entre los chamanes durante las conmemoraciones de los ritos y el ciclo de la vida. Muchas de las esculturas de madera –algunas alcanzan los 3 metros de altura– son utilizadas en las ceremonias de fertilidad y de adivinación. Acompañan momentos significativos como el nacimiento y la muerte.



De acuerdo con las creencias tradicionales, durante la ceremonia, la música y el baile frenético, sostenido con tambores, transforman al portador de la máscara en un espíritu, que en situación de trance logra comunicarse con los antepasados. Un hombre de conocimiento suele acompañar y guiar al portador de la máscara durante el ritual, ayudándolo a interpretar el mensaje de los antiguos.

El entendimiento de estas prácticas rituales, en el que la identidad de las personas que danzan enmascarados se mantienen siempre en secreto, habilita dos aspectos, dos tipos de comprensión, uno de ellos es el culto y el otro la cultura; según los paisanos puede haber un conflicto religioso para las personas que veneran máscaras, pero no hay ningún conflicto desde el punto de vista cultural (en algún punto es posible trazar un paralelo con las celebraciones andinas que incluyen la figura del diablo, sincretismo religioso que se mantiene vivo en la cultura de los pueblos collas del norte argentino), esta festividad representa un patrimonio cultural para cada africano que lo comparte, cada Burkina Faso comprende que la forma de pensar no debe ser dictada por extraños a la cultura, y que estos rituales, celebrados cada dos años, permiten preservar el patrimonio cultural de los pueblos.

Sobre el sentido y significado de las máscaras y los tambores
Los preparativos arrancan en las propias casas, desde donde saldrán los hombres con sus máscaras y vestidos, marchando en grupos, en un recorrido en el que se irán sumando cada uno de los participantes de los diferentes pueblos aledaños, una ceremonia tribal que se extenderá hasta el anochecer, donde irán variando los rituales, danzas, acompañamientos musicales y destrezas de los portadores de espíritus.
No es posible entender el sentido de estas piezas como si fueran parte de un museo, cobran vida propia con cada portador, de hecho hay un elemento que acompaña al chamán en su rol de hombre-puente entre la comunidad y los espíritus, que son los tambores, permanentemente son ejecutados por los músicos de los pueblos, un pulso que lo conecta a la tierra y a un plano mucho más amplio de percepción y entendimiento (salvando las distancias es posible trazar un paralelo con el festival de tambores y expresiones culturales de Palenque, que en el mes de octubre se celebra en Palenque San Basilio, Colombia, por el valor cultural que tienen los tambores desde la época de los esclavos, utilizados para comunicar mensajes entre aldeas alejadas).

La variedad de las máscaras africanas –tan bellas como resistentes al paso del tiempo– es ilimitada, su construcción y uso preserva la herencia de los abuelos, verdaderos guardianes del conocimiento comunitario, todo lo que queda por delante es un ritual colectivo que la gente seguirá a pie, o sentados en las tribunas, rodeando a los danzantes, observando sus manifestaciones artísticas, hasta llegar la noche. Es común ver a los niños quienes son educados en estas creencias y ceremonias, observando la variedad de máscaras, aprendiendo y conviviendo con las expresiones chamánicas de otras culturas, donde comparten entre familias un saber que no figura escrito. Cuando ellos crezcan tal vez tengan o hereden su propia máscara, mientras tanto la cultura no se perderá pase lo que pase, fortaleciendo la identidad, el orgullo étnico y la memoria oral.

Burkina Faso es un país de África Occidental que limita al noroeste con Malí, al noreste con Níger, al sur con Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín. Al igual que Bolivia, el país no posee acceso al mar. Se independizó de Francia el 5 de agosto de 1960. Los principales grupos étnicos son los Marka y los Bwa, a Dédougou se la considerar la 9ª ciudad más grande en Burkina Faso.
Un Dios chamán…
El entendimiento viene desde el fondo de los tiempos. La comunidad perteneciente a la etnia Bwa, una de las más representativas de Burkina Faso, creen que el mundo fue creado por un dios llamado Difini o Dobweni, que dejó la Tierra cuando fue herido por una mujer moliendo el mijo con su correspondiente mano, abandonando a su suerte a la humanidad en la Tierra. Dobweni envió a su hijo para que actuara como mensajero de los humanos, para de este modo ser un intermediario entre las personas y los espíritus.
Las ceremonias que actualmente se celebran representan la renovación de la vida, porque se asocia directamente con el alimento y las plantas curativas que ofrecen el monte y los bosques, que para los Bwa representa el almacén y la farmacia de la cultura. El líder religioso entre la cultura Bwa es un labie (sacerdote tierra) que es el miembro masculino más antiguo del clan que ocupó por primera vez el terreno sobre el que está construido el pueblo.

El festival cuenta con una asociación, denominada ASAMA (Association pour la Sauvegarde des Masques) que desde 1996 tiene por misión el proteger y preservar la producción artesanal de las mascaras, colaborando en la continuación, cada dos años, de la histórica ceremonia. En este evento sus autoridades reflexionaron sobre los modos de protección y los métodos de conservación de las máscaras, de ahí que esta edición del festival tuvo por premisa “la creación de las infraestructuras necesarias para salvaguardar las máscaras”.
En este punto me parece que tendría mucho valor la construcción de una biblioteca en dicha asociación, donde bibliotecarios especialistas en conservación puedan aportar técnicas para preservar materiales, y que los sucesivos eventos sean registrados en las colecciones, permitiendo resguardar con documentos audiovisuales la memoria patrimonial del festival.
Todos los organizadores son conscientes que año a año la ceremonia se ha convertido en un evento que ha traspasado las fronteras del país. Asimismo ASAMA es la única organización reconocida como ONG de consulta por la Unesco en Burkina Faso, por el importante papel que desempeña en la sensibilización de las comunidades sobre el valor de sus tradiciones.
Para el festival de 2018 se tiene la esperanza de obtener más fondos, de esta manera será posible que otras naciones puedan ser invitadas y que nuevas máscaras se sumen al evento, que así sea.


Fuentes consultadas:

Al Jazzera

Festival International des masques et des arts de Dedougou

Africa Fundación Sur

Versión para el Orejiverde:

Fotografias: Jacob Balzani Loov/Al Jazeera

jueves, 10 de diciembre de 2015

Las dos medicinas


Recientemente se difundió en El Orejiverde un informe que honestamente no imaginé que algún día se iba a dar:
http://www.elorejiverde.com/buen-vivir/623-que-las-dos-medicinas-trabajen-a-la-par

Se trata del primer centro intercultural de salud Rangiñ Kien ("Media Luna" en Mapudungun) que proximamente ofrecerá servicios en Neuquén, propiciando el trabajo conjunto entre las medicinas académica y mapuche, para que se pueda acceder libremente a una, a otra o a ambas.

En el país hubo muchos antecedentes que permitían imaginar un contexto como el que actualmente nos ocupa, uno de ellos ocurrió en Derqui, en el Centro Comunitario Daviaxaiqui (que supo contar en su momento con una sala de primeros auxilios), donde unos médicos pertenecientes al Hospital Comodoro Meisner (de la sección Maternidad) se habían sorprendido al enterarse sobre la costumbre que los qom tenían con el tema de la placenta (quienes por tradición la suelen enterrar en un lugar de la casa donde el más anciano -generalmente la abuela-  danzará y cantará alrededor, en lengua materna). En aquella ocasión los médicos atendieron partos de la comunidad qom y accedieron a entregar la placenta, que como saben los paisanos debe ser enterrada con un poco de sal. Esa y otras conversaciones tuvieron lugar entre los doctores y Ana Medrano, una de las responsables del proyecto Biblioteca Qomllalaqpi, cuando dio a luz un varón en al año 2008, como por ejemplo la costumbre entre las mujeres qom de utilizar una tela como cinta para apretar la panza antes del parto, según lo referenció la madre de Ana quien vive en la provincia del Chaco, sin embargo nada de lo comentado en aquellos días pasó a considerarse, quedando todo en un mero intercambio de conocimientos entre culturas diferentes.

Lo sucedido en Neuquén genera expectativas que pueden extenderse al patentamiento de los herbarios utilizados por los chamanes indígenas, de los cuales no obtienen ningún beneficio comercial (está práctica, denominada "biopiratería" suele realizarse por investigadores o empresas quienes utilizan ilegalmente la biodiversidad de países en desarrollo y los conocimientos colectivos de pueblos indígenas o campesinos, para realizar productos y servicios que se explotan sin la autorización de sus creadores o innovadores). 

Al respecto existen muchísimos casos donde las culturas indígenas resultaron apartadas de los beneficios legales registrados con el uso de plantas medicionales o psicoactivas. Recientemente en Paraguay se registró una experiencia sobre el uso de plantas medicinales como anticonceptivos, por parte de los paî tavyterâ y de los mbya guaraní quienes poseen conocimientos sobre propiedades medicinales de algunas especies botánicas, específicamente sobre las propiedades de ciertas plantas que utilizan como anticonceptivos para regular los nacimientos. 

En bibliotecas indígenas resulta de indudable valor la conformación de catálogos sobre farmacopea tradicional, prácticas que por lo general los paisanos obtienen mediante encomiendas solicitadas a sus familias de Chaco, quienes envían por correo semillas, plantas o hierbas medicinales para el tratamiento de algunas enfermedades o dolencias. Es deseable que quienes lleven adelante el singular emprendimiento de las “dos medicinas”  tengan en cuenta el conocimiento de los chamanes, quienes aún hoy curan con plantas y restos de animales en el interior de sus comunidades.

Si existe una clara voluntad de ofrecer una alternativa médica intercultural, localizar a estos libros vivientes es crucial para avanzar en el tratamiento de las técnicas ancestrales de curación, y en especial prestar atención al equilibro ecológico que suelen respetar las comunidades junto con el concepto filosófico “buen vivir” que aporta elementos para vivir en armonía con el medio ambiente, en un marco de espiritualidad junto con los “hermanos animales y plantas”.

Ojalá la experiencia Rangiñ Kien tenga en cuenta todas estas cuestiones, y se constituya verdaderamente en un centro intercultural.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Chamanes y bibliotecarios


Comparto algunas mínimas disquisiciones de un tema históricamente abordado desde una periferia. Realmente resulta complejo entender que provecho puede significar el meditar en torno a una problemática que sistemáticamente ha sido analizada desde interpretaciones ajenas. Tal como lo expresó Clifford Geertz, el análisis cultural es intrínsicamente incompleto, y lo que es peor, cuanto más profundamente se lo analiza menos completo es. Por ende lo que se ofrece en este espacio es fijar con la escritura una base empíricamente escueta donde se exponen algunas ideas con la intención de recabar interpretaciones y teorías.  Como bibliotecario siempre me ha inquietado el abordaje interdisciplinario hacia otras formas de conocimiento, y como dichas intervenciones instalan un modo de comprender aspectos desconocidos de culturas minoritarias, ubicando, en un plano visible, microhistorias significativas cuyo tratamiento permite entender aspectos generales de un patrimonio cultural intangible en permanente riesgo de extinción. 

Este trabajo cobra especial significado en el marco de los procesos de re-etnificación y espiritualidad emergente que se dan en la actualidad en numerosas comunidades indígenas, así como de las particularidades del mundo invisible donde entra en contacto el chamán (mezcla de sacerdote, médico, consejero, mago, brujo y artista) considerado en numerosas culturas como el máximo guardián del conocimiento comunitario.

El término saman,que en turco - tungus significa "médico", fue implementado por antropólogos europeos quienes por deformación lingüística adoptaron un significado que provenía de los sanadores tradicionales de las área turcas y mongolas del norte de Asia (Siberia) y Mongolia. Sin embargo algunos lingüistas consideran que el vocablo fue tomado del indio antiguo shraman o sramana, que si bien significa debilitado o exhausto, en el mundo espiritual de la antigua India se aplicó a cierto tipo de monjes-ascetas, mendicantes que optaban por la vía de la privación severa como forma de purificación.

Como ya se sabe, el chamanismo ha significado para numerosos antropólogos una de las expresiones más legítimas y significativas de las culturas originarias de buena parte de América Latina, incluso hay quienes sostienen que el arte cavernario es una de las expresiones más antiguas del chamanismo (período neolítico –paleolítico superior), cuyas imágenes se han asociado con símbolos que ayudaron a recrear el sentido humano de pertenencia a una unidad mayor de carácter sagrado.

La labor de algunos investigadores, mediante un enfoque etnográfico y utilizando métodos de investigación empírica (entre ellas la observación participante, las conversaciones y las entrevistas no dirigidas) ha derivado en el registro de saberes tradicionales dentro de un marco de interpretación donde sea posible la clasificación de conocimiento, bajo un carácter endógeno e interrogativo de la cultura.


Desde la bibliotecología ha sido posible llevar adelante aquello que Geertz denomina “descripción densa”, bibliotecarios que han trabajado con diarios de notas, grabadoras, y cámaras fotográficas, en comunidades donde mencionar sobre las posibilidades de los dispositivos móviles es realmente incomprensible. A modo de ejemplo en la provincia de Chaco aún es común ver a los pio’xonaq deambulando en las comunidades buscando plantas o siguiendo el vuelo de las abejas para encontrar los panales, estos hombres solo resultan conocidos por su entorno íntimo, curando mediante el empleo de técnicas chamánicas como el soplido, succión, canto y danza, acompañamiento a través de la palabra, o verbalizando consejos. En muchos casos los chamanes qom suelen callar lo que saben por fuera de la comunidad. El monte es el almacén y la farmacia. El tratamiento cualitativo por parte del bibliotecario habilita la posibilidad de fortalecer la identidad mediante la construcción de una colección genuina, que permita a la biblioteca resguardar del olvido la memoria oral de un grupo humano particular, un verdadero patrimonio ancestral. Ahora bien, la descripción del tema que se acaba de compartir fue recogida en su momento mediante el testimonio de un familiar de un chamán (Mauricio Maidana, libro viviente perteneciente al Centro Comunitario Daviaxaiqui de Derqui, sobrino de un chamán que vive en una comunidad qom de Chaco), que simplemente recordó lo que el chamán compartió, si el documento se graba para el archivo oral de la biblioteca ¿cuán representativo es de la comunidad?, el aporte es importante pero tiene un carácter microscópico que sería deseable contrastar con otros informantes.

Bibliotecarios que graban lo que el chaman sabe. Bibliotecarios que investigan la bibliografía para luego contrastar conocimiento con el testimonio local. Bibliotecarios que asignan una voz a los que siempre han sido invisibilizados por la sociedad. Bibliotecarios que necesitaron trabajar desde un enfoque interdisciplinario. Bibliotecarios que establecieron puentes entre teorías académicas y teorías locales. Bibliotecarios que habilitaron nuevos conceptos, nuevos modos de entendimiento.

Ante la posibilidad de compartir información con estos verdaderos hombres-puente, resulta necesario entender que cuando se pretende relaborar sucesos ocurridos en el pasado, concebidos según determinadas estructuras sociales, a lo que a veces se accede es al recuerdo de un recuerdo que a su vez fue relatado e interpretado por un pariente lejano; por ejemplo conocemos actualmente los violines de lata de la cultura qom (n´viqué) como derivados de los laúdes monocordes que los antiguos paisanos replicaron de los instrumentos de cuerda traídos por los europeos, pero desconocemos el porqué de la necesidad de construir el artefacto, el porqué de la representatividad (si es que no se trató de una imposición cultural), el sentido de las numerosas leyendas que poblaron el instrumento, el porqué del nombre, que muchos de los actuales qom conocen sin necesidad de interpelar la etimología (y que muchos descendientes apenas registran), entonces a lo que un investigador accede es a la interpretación de una interpretación, en muchos casos relatos de indígenas urbanos recreando relatos de familiares en contextos rurales, es allí que, tomando como parámetro  el carácter científico, uno se pueda cuestionar el criterio de verdad, de qué trata realmente ese conocimiento, aún cuando fuimos partícipes -como profesionales de la información- del exacto momento en que se transformó en documento.

Parafraseando a Geertz, podemos reconocer que la cultura no deja de ser un documento activo en el que el sujeto está inserto en tramas de significación que el mismo ha tejido, pero como dice el autor “desde un comienzo nos hallamos explicando, y lo que es peor, explicando explicaciones. Guiños sobre guiños sobre guiños” (saber distinguir, mediante la descripción, los guiños de los tics, los guiños fingidos, las parodias, los ensayos de parodias, lo verdadero de lo que no lo es).

Curioso camino el de este conocimiento, tomado a partir de los años ‘70 como método de análisis en la etnobotánica, la psicología, el arte y la etnografía, producto del variado conocimiento sobre plantas y experiencias psicoactivas de trance visionario, una sabiduría con carácter oral y artístico, cultivadores de imágenes que dominaron diferentes planos de conocimiento desde una condición social vulnerable, y del que los bibliotecarios tienen mucho que aprender.

En todo caso se trata de una disyuntiva, recogiendo datos del suelo (meras apreciaciones de apreciaciones) que muchos optaron por callar.

Consideración final: una vez más, Clifford Geertz describe de manera clara el sentido de una intervención en un contexto desconocido: “uno puede escapar de varias maneras: convirtiendo a la cultura en folklore y colectándolo, convirtiéndola en rasgos y contándolos, convirtiéndola en instituciones y clasificándolas, o reduciéndola a estructuras y jugando con ellas. Pero éstas son escapatorias. Lo cierto es que abrazar un concepto semiótico de cultura y un enfoque interpretativo de su estudio significa abrazar una concepción de las enunciaciones etnográficas”. Mucho de este entendimiento fue replicado en la experiencia Qomllalaqpi, acaso un hermoso fracaso, pero que ciertamente sentó las bases de una construcción intercultural, porque los documentos, más allá del nivel técnico, fueron genuinos y representativos, donde fue posible socializar las respuestas de los usuarios, porque al final del camino fueron los propios paisanos quienes entendieron a la biblioteca como una casa de la memoria. Un trabajo incompleto pero necesario, cuyo destino seguirá siendo el de fortalecer la propia identidad.


Bibliografía consultada:

Ana María Llamazares. Arte chamánico: visiones del universo En: El lenguaje de los dioses: arte, chamanismo y cosmovisión indígena en Sudamérica / Ana María Llamazares y Carlos Martínez Sarasola – Buenos Aires: Biblos, 2004.

Clifford Geertz. La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1997 (8° reimp.)

Testimonio sobre los pi’oxonaq, chamanes de la cultura qom (Página Web). Disponible en:

Nota: se recomienda los materiales del curso “Construcción de proyectos en ciencias sociales: investigación cualitativa, Acción social y Gestión cultural”, (Caicyt) a cargo de los docentes Miriam Kriger, Rosana Guber, Marcela Martínez y Karina Benito. Consultar en:
http://flacso.org.ar/formacion-academica/construccion-de-proyectos-en-cs-soc/docentes/

Las imágenes pertenecen al sitio Facebook de El Orejiverde:
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.328125457350846.1073741834.296393747190684&type=1

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Ana María Llamazares en el Orejiverde


En El Orejiverde estuvo presente la antropóloga y epistemóloga Ana María Llamazares, quien compartió sus conocimientos sobre el arte visionario y las plantas sagradas. La autora, directora de la recordada Fundación Desde América, se especializa en arte chamánico, reflexionando sobre variados aspectos que hacen a la nueva consciencia occidental, quién nos comunicó sobre su reciente participación en el Festival de Arte Visionario de Huaraz, Perú, y su visita al templo de Chavín de Huántar (mítico sitio arqueológico, ubicado en el distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari, departamento de Ancash, en el Perú. Ha sido declarado como Patrimonio de la Humanidad en 1985). Para Llamazares se trata de un verdadero “antiguo ombligo del mundo” (cuya cultura agro-alfarera data de 3000 años de antigüedad), allí la antropóloga sintió que encontró el origen de toda una iconografía andina, donde es posible analizar una hibrizacion entre lo andino y lo amazónico (con particular énfasis en las prácticas chamánicas con plantas psicoactivas, tanto de la selva como de la costa).

Con respecto al llamado arte visionario es interesante entender el rol simbólico que representa para el mundo indígena el arte chamánico, ligado históricamente a lo sagrado, alcanzando desde un plano multisensorial estados ampliados de conciencia modificada que luego son plasmados en pinturas, ejecución de instrumentos musicales y danzas.

Resulta necesario comprender este fenómeno desde los distintos paradigmas existentes, ya que para ingresar en dicho mundo es preciso cambiar nuestros propios paradigmas (incluso emocionales) para poder apreciar otras formas de conocimiento.

A modo de conclusión Ana María Llamazares compartió un texto de Carlos Castaneda (las enseñanzas de Don Juan), en donde un paisano le pregunta al chamán Don Juan Matus ¿Que significa ver? A lo que tuvo por respuesta “tu miras las superficies de las cosas y los hombres de conocimiento vemos a través de la superficie de las cosas”, seguramente un modo simbólico de auténtico y genuino aprendizaje.

 

Clasificación: Arte chamánico / Plantas sagradas / Documentos radiofónicos
Lugar / Fecha: Radio FM Mantra 91.9. Buenos Aires - 30/10/2014.
Número de programa: 19
Entrevista: Carlos Martínez Sarasola
Duración: 23’ 59’