Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

viernes, 26 de abril de 2024

Sobre la belleza

Decía Alejandro Dolina que la belleza es una regularidad o la falta deliberada de ella. Es siempre simetría. La repetición en el tiempo, la repetición en el espacio, la igualdad de las distancias, "todo eso genera una reacción en el espíritu humano que generalmente responde a la idea que tenemos de belleza".

"Tal era así que los griegos habían sido más rigurosos en esto, ya que la medían con exactitud, y encontraban números como el número áureo, que les servía para ver en qué momento de un segmento había que cortarlo, o en qué lugar de la cara tenían que estar los ojos, o cuándo en una obra tenía que estar el momento más decisivo" afirmaba el locutor de “La venganza será terrible”.

Y es que a veces, se obtiene belleza vulnerando esa regularidad, pero poblada de irregularidades que la sostienen. Lo que al final la obra conserva, es un acto creativo atravesado de mecanismos invisibles, que son aquellos que habilitan la posibilidad de la conjetura.

Fuente consultada:

Sebastián Ackerman, 17 de febrero de 2016. “La radio me obligó a transitar un camino de conocimiento”. Página 12. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/12-38021-2016-02-17.html 

viernes, 12 de abril de 2024

El ejemplo de Punta Querandí que habilita la esperanza


En medio de un escenario devastador, Punta Querandí está representando en este momento un verdadero foco de resistencia, planteado desde el más genuino de los lugares: el conocimiento cultural sustentado en la propia identidad. Leer lo que hacen a diario otorga esperanza en este momento tan particularmente doloroso que está atravesando el país.

La última noticia (de las muchas que ofrecen desde hace más de 15 años de emprendimientos comunitarios) refiere al trabajo colectivo y a la reconstrucción identitaria, como un camino para frenar el extractivismo urbano, es conmovedor saber que son muchos los que participan cortando cañas y desmalezando el terreno para poder resguardar al área de producción agroecológica. Al paso del día se fortalecen espiritualmente mientras realizan infinidad de labores.

La “rebelión de los muertos” como fueron mencionados hace un tiempo, representan cada día un movimiento incesante que recupera lo que alguna vez fue este país: una posibilidad de convivencia que no supo entender la fortaleza desde las diferencias culturales existentes. El “país que no fue” de Carlos Martínez Sarasola, los pueblos originarios que quedaron marginados de ese imaginario, donde algunos patriotas soñaron con una idea que se perdió en el atardecer de una utopía.

Y no se trata solo del territorio, ya que Punta Querandí ha impulsado, junto con la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar, la enseñanza de idiomas indígenas para la comunidad de usuarios, proyecto financiado por el Municipio de Tigre, donde hasta la fecha se han inscripto ni más ni menos que 850 personas, con variadas opciones, entre ellas lengua Ava Ñe’ê (guaraní, a cargo de la mbo’ehára Verónica Gómez con la colaboración de Yéssica Rodríguez, Noemí Ocampos y Liliana Bernal); laqaatqa (moqoit, con la coordinación de la napaxguinataxanaxa Deolinda Salteño, quien se desempeña como docente en la Escuela Primaria Nº 418 ‘Niño Mocoví’ de la Comunidad El Pastoril del sur chaqueño); quechua (a cargo de la yachachiq Josefina Navarro desde Jujuy) y qom la’aqtac, con la colaboración del paxaguenataxanaxaic Mario ‘Nereo’ Charole desde Villa Río Bermejito, en la zona del Impenetrable Chaqueño.

Se trata de la creación de una política pública de fortalecimiento lingüístico -que es pionera en el Gran Buenos Aires- y que representa uno de los logros más influyentes de la lucha de la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar: resistencia desde lo que cada libro viviente sabe.                                     

Todo proyecto cobra significado en Punta Querandí, sea cual sea la tarea en la que cada uno participa, desde limpiar el terreno de malezas para cuidar la huerta, hasta recoger madera y pintar una cerca. Los hitos vienen de lejos: el horno de barro, el Opy (templo guaraní de barro y paja), la Maloka (vivienda colectiva), el monumento al yaguareté, la Biblioteca de Pueblos Originarios, el Museo Autónomo de Gestión Indígena, los talleres de cerámica, alfarería, cestería y carpintería, la Apacheta (sitio ceremonial andino), el vivero, el gallinero, el Salón Comunitario Cacique Manuá, la cocina, el quincho, los baños, el tanque de agua potable…

Últimamente, desde distintos escenarios estamos presenciando pequeños focos de resistencia, que son los que cobrarán visibilidad al paso del tiempo. Recientemente los docentes de la Universidad de Buenos Aires ofrecieron una respuesta que se asemeja a la que diariamente ofrece Punta Querandí: dieron clase en la calle, con alumnos sentados en círculos, fortaleciendo el ciclo de la enseñanza y el aprendizaje, mientras que en la última marcha realizada enfrente de la Casa de Gobierno, los científicos del CONICET mostraron sus carteles detallando las distintas especialidades en las que día a día avanzan, para beneficio de la sociedad que hoy les da la espalda, al menos una parte de ella, que no cree en el concepto político del Estado, sin entender nunca del todo de qué se trata, qué garantiza y para qué sirve.

Siento que por ahí hay que continuar este camino, ejercer el derecho a compartir el conocimiento, es lo que hace a la cultura y al desarrollo permanente, en donde cada uno, desde su vocación y compromiso, debe intentar hacer bien su trabajo. 

Para eso estudiamos, para eso nos seguimos capacitando.

Como profesional de la información, quisiera expresar mi solidaridad en este momento para todos los bibliotecarios/as injustamente despedidos. Que la comunidad educativa en su conjunto -especialmente sus autoridades- encuentre elementos para reparar las frecuentes arbitrariedades con las que se cometieron tantos atropellos. Lo que deseamos es poder seguir ofreciendo un servicio, es un anhelo con sustento en la vocación, que no debería ser arrebatado.

Hasta ese día.

Fuente consultada:

https://puntaquerandi.com/

martes, 19 de marzo de 2024

Juancito, Viviano, Pérez y Alejandro

A veces, el ejercicio de la lectura atenta, aunque fortuita y efímera, acerca algunos descubrimientos que no parecen estar visibles en la portada del documento, sin embargo, dejan una enseñanza que excede el objetivo de la publicación, y aporta un modo de concebir la profesión dejando una marca que el paso del tiempo ignora, en donde lo humanístico en su conjunto pierde un elemento de significación de lo construido.

Algo de eso ocurrió hojeando un libro titulado “Historia de la Comisión”, de un tal Bailey Willis, geólogo de profesión, quien publicó en 1911 el resultado de una investigación – ejemplar obsequiado al Museo de la Patagonia "Perito Francisco P. Moreno"- en la que formó parte precisamente de la Comisión de Estudios Hidrológicos, entre 1911 y 1914, en el norte de la Patagonia -el ofuscamiento blanco de un territorio que por entonces seguía siendo un desierto- donde el autor llevó adelante una descripción pormenorizada de las actividades llevadas a cabo con relación a los estudios geológicos y mineros, mientras realizaba la primera cartografía detallada del sur de la Provincia de Río Negro. Una de las propuestas era proveer de agua potable a San Antonio Oeste, y facilitar el tendido de una línea férrea al lago Nahuel Huapi y a Chile, en un contexto en el que se daba inicio -a decir de Bailey Willis- a una de las más importantes obras públicas de gobierno, que de este modo llevaron a un mayor acercamiento entre la Capital Federal y la Patagonia.

El material documentado es de singular importancia, ya que sus estudios y exploraciones sirvieron de base para el trazado y desarrollo del Parque Nacional Nahuel Huapi, información que el autor hizo llegar a la Dirección de Parques Nacionales y Turismo en calidad de donación, junto con el envío de sus planos, estadísticas e impresiones personales. Cabe señalar un dato que aportó este reconocido geólogo, que si bien era cierto que los especialistas del relevamiento eran todos estadounidenses, quien respaldaba todo ese proyecto era el Estado Argentino, y que hubiera sido difícil, para quienes formaron parte del proyecto, haber llegado a conclusiones satisfactorias si no hubieran contado con la experiencia de un ayudante argentino, el ingeniero D. Emilio E. Frey.

Habría que hacer el ejercicio mental de imaginar el contexto en el cual la Comisión de Willis, trasladándose a caballo y viviendo en campamentos precarios, llevó adelante este proyecto, ni mas ni menos que la Patagonia de principios de siglo, con sus rigores, desafíos y una soledad poblada de asperezas y privaciones. Se sabe que hay un libro titulado "Un yanqui en la Patagonia", del propio Bailey Willis, que explica en detalle lo que significó la experiencia de trabajar en esas campañas, pero su lectura no es motivo de este abordaje, como tampoco detallar el alcance de la obra, sino más bien una práctica que intuyo, en líneas generales, se está perdiendo (acaso un ejemplo similar, lo representa un testimonio del destacado topógrafo Felipe Enrique Godoy Bonnet cuando comentó que las últimas camadas de geólogos y topógrafos ya no hacen toponimia al registrar sus trabajos de campo, característica que nutrió buena parte de las primeras hojas geológicas de principio del siglo XX).

En este caso el hallazgo fue la inclusión de una fotografía en donde 4 obreros, sentados ante un fogón, comían con sus cuchillos un poco de carne asada, paisanos cuyos nombres propios quedaron vinculados al contexto del trabajo. No recuerdo una situación igual, de parte de un autor que, al registrar las tareas propias de una obra marcada por la geología y la minería, se haya tomado la gentileza de incluir los nombres de quienes, a pico y pala, avanzaron en el territorio siguiendo las órdenes de sus patrones. La foto muestra a ese grupo de trabajadores en un alto de la tarea, descansando seguramente luego de una dura jornada, y de alguna manera, inmortalizados para la posteridad por quienes supieron de sus labores, modificando el territorio al paso de los días.

Creo que es un gesto notable que lamentablemente ya no es común. Sin esas historias apenas reconocidas en los libros, no se podría comprender, en su cabal concepción, el sentido de las obras que avanzan merced a la conjunción de tiempo y ejercicio, donde la tierra cede a la presión de los instrumentos que esas manos sostuvieron en largos meses de trabajos forzados. Nada de todo eso se hubiera podido llevar a cabo, el progreso, o la idea de tal entendimiento, sin los obreros de por medio, no tendría lugar, reconocerlo es hacer visible la historia misma del desarrollo humano, el motivo por los cuales las sociedades crecen, y lo que implica la necesidad de construir algo.

El ejemplo sienta un precedente, si es que pretendemos entender lo que hay detrás de una obra colectiva, cuyo alcance beneficia a un país en su conjunto, aportando datos a las ciencias de la tierra, dejando un testimonio que no debería olvidarse. 

Fuente consultada:

Willis, Bailey. (1943), Historia de la Comisión de Estudios Hidrológicos del Ministerio de Obras Públicas: 1911 – 1914. Ministerio de Agricultura, Dirección de Parques Nacionales y Turismo. Buenos Aires, pp. 1-170.

Riccardi, Alberto (2020). Bailey Willis: Un geólogo yanqui y el desarrollo del norte de la Patagonia. Disponible en: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/mlizrraga,+08-archivo_v3.pdf

jueves, 14 de marzo de 2024

Orejiverde

Recientemente, compartí en el Diario de los Pueblos Indígenas El Orejiverde, una reseña musical del grupo Chimbe, quienes acaban de publicar su segundo disco de estudio, titulado precisamente “Orejiverde”, todo un homenaje a la obra del gran Carlos Martínez Sarasola, en honor a uno de los más queridos anhelos del autor de “Nuestros paisanos los indios”, que fue ni más ni menos que un diario que informara sobre el devenir y los valores de las comunidades aborígenes de Argentina y del mundo. 

Rescato en este caso, el vínculo afectivo de la banda con quien fuera nuestro Director y Guía en el complejo territorio de los pueblos originarios. De esa época, Andrés Fortunato -Director general, voz principal y multi-instrumentista de Chimbe- tuvo una experiencia muy enriquecedora como investigador, que lo llevó a formar parte de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías de la UNTREF, con la que participó de giras internacionales en varios países europeos. De esos estudios se desprenden inquietudes que fueron aplicadas en los discos.

Me interesó, al escuchar estas canciones, describir el sentido de la propuesta, donde se percibe un gran esfuerzo colectivo y un rumbo coherente desde la concepción artística. Junto a Andrés, acompañan Belén Ricardes (Dirección audiovisual, voz, sintetizador, samplers e instrumentos ancestrales), Lautaro Toscano (voz, guitarra, charango, instrumentos ancestrales) y Emilia Uriarte (accesorios e instrumentos ancestrales), y para esta ocasión se han sumado músicos invitados en algunas canciones: Manuel Momo en bandoneón, John McKusick aportando serrucho, morin khuur y generador de ruido, la voz de Karen Fleitas, Yael Martinez en berimbao y percusión, y la participación de Pablo Fortunato en batería.

Lo que suele hacer Chimbe es una búsqueda de sonidos con anclaje en los orígenes ancestrales de antiguas culturas sudamericanas, donde entrelazan elementos de la música electrónica, electroacústica y acusmática (una tipología musical basada en la experimentación, en donde los sonidos se separan de su contexto y se aplican a la estructura de la canción, sin tener lugar en una partitura), y que en este caso, a través de las 10 canciones que integran el disco, encuentran un espacio mientras avanzan en renovadas exploraciones.

Tal como lo señalé en la reseña, el legado de la música con reminiscencias a los pueblos indígenas, ya han tenido importantes avances y homenajes con músicos como Rubén Patagonia, Familia de Lobos, Arbolito, Shaman Herrera (en un sentido más chamánico) y en otro rumbo, acaso más etnomusicológico, artistas de la talla de Silvia Barrios (el soberbio disco “Cantos del origen”, donde supo rescatar las expresiones musicales de los pueblos wichi-mataco, chorote, nivaklé, chiriguano-chané), Leda Valladares (imprescindible el reconocido “Mapa Musical de la Argentina”, proyecto que permitió recuperar un catálogo de coplas, bagualas, tonadas, vidalas, y cantos con caja, grabando canciones de músicos anónimos en carnavales, peñas folklóricas y comparsas) o el Chango Spasiuk con sus estudios sobre la música litoraleña, el chamamé y el aporte de la raíz guaranítica en las distintas expresiones del noreste argentino.

Chimbe sigue esa corriente desde la búsqueda de sonidos propios de la naturaleza, tomando el rock como cable a tierra -adscripción genuina de la banda- y atravesando concepciones folclóricas con el respeto al mundo antiguo de los pueblos originarios.

En el caso que resulte de interés, comparto la reseña musical del segundo disco de Chimbe:

https://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/6855-gran-estreno-musical-del-grupo-chimbe

Como solíamos decir en la redacción del diario: “Larga vida al Orejiverde”.

Chimbe suma un nuevo motivo para seguir confiando en esa frase.

A Carlos le hubiera gustado mucho este homenaje.

Nota: El disco se puede escuchar en el siguiente enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=nQ98bIp_QIs

Instagram de Chimbe

https://www.instagram.com/chimbe.musica/

jueves, 29 de febrero de 2024

José Canosa Trillo

La Coruña, febrero de 1940, un médico marcha hacia una pequeña aldea en medio de un monte, va en una carreta tirada por caballos, a seis horas de distancia lo espera una familia para atender un parto, la madre soporta el inevitable trance, el médico finalmente llega. A las pocas horas nace del vientre un varón, el hombre de la camisa blanca comprueba que el niño está bien y se marcha dejando instrucciones. Llega la noche, la madre empieza a sentir dolores, pasan las horas, y con ellas el suplicio va extendiendo un ruego, un hilo de palabras que apenas se murmuran. No es posible andar a caballo por entre medio de los plateados árboles, hay que esperar a que amanezca, la mujer siente que no lo puede soportar. Finalmente salen junto al alba, a buscar al doctor siguiendo las pálidas huellas que la luna dejo olvidadas sobre el camino. El rocío que parece callar entre la espesura, las tibias luces del amanecer, los amarillos augurios que el viento desprende a su paso.

Veinticuatro horas después el médico vuelve a entrar al hogar, revisa a la madre y sorprendido le dice “pero acá hay otro”, era otro varón, que nació con asfixia, con sus ojeras famélicas y azulinas, prácticamente sin respirar, ahogado después de estar en el vientre materno un día más de lo permitido. El médico toma al bebe de los tobillos, lo ubica en una vasija de hierro con agua fría y lo sacude para que pueda respirar, el recién nacido es reanimado, empieza a llorar, el partero se acerca al borde de la cama y cinematográficamente, le dice a la madre: "tome, ahí tiene al otro". En un camastro de paja y tela, duerme su pequeño hermano, el que salió primero al frío blanco y la lumbre cenicienta, había nacido el miércoles 28 de febrero, lo llamaron Jesús, hijo de un destino que nadie pudo comprender, moriría a los 3 años de una pulmonía, el bebé que nació al otro día, lo anotaron el 29 de febrero de 1940, lo llamaron José, ese año fue bisiesto.

Los padres eran campesinos, se llamaban Pedro y Anita, compartían un linaje surcado por familias gallegas, originado en alguna aldea medieval poblada de herreros y labradores, acaso celtas, tenían una huerta con inmensos zapallos, algunas vacas y cabras. Aquel niño perdería a sus padres entre los 4 y 12 años. La madre abrazó sus huesos a un camposanto, aferrada a su aldea y a sus muertos, la temprana sepultura del padre es una de las tumbas sin flores que circundan la única parroquia del pueblo, “el templo agrícola de San Esteban de Lires”, donde pasan los que creen por el Camino de Santiago.

Al poco tiempo el renacido partía para Argentina en uno de esos barcos cargados de inmigrantes, buscando salir de la pobreza y la locura, en la que por entonces estaba inmersa gran parte de Europa, aquel adolescente escribe en una piedra “Adiós España querida, ya nunca más te volveré a ver”. José se queda mirando el horizonte hasta que su Galicia natal desaparece entre la bruma. El viaje es largo, dura más de un mes, en medio del océano irrumpe una remembranza, la vez que siendo niño arrojó una piedra a un hórreo de maíz. En el vaivén de la cubierta ve una cifra de su pasado, las redes de pescadores que parecían atrapar peces de oro y peces de plata, la caída del crepúsculo con los pies descalzos, la mañana sepultada de rocío, en el que atravesó un campo blanquísimo poblado de zarzas.

Al llegar a Buenos Aires lo esperaban unos familiares y un plato de comida, empezaría otra historia, detrás quedaba la tristeza y el silencio grisáceo de una casa abandonada en medio del monte, todo lo que había por delante era un fárrago de penas endurecidas por los recuerdos, como si les fuera dado beber de un cuenco para aplacar el temor de la sed, como si no existiera aquello que algunos llaman pasado.

Siempre pienso en esa alocada carrera a caballo junto con los primeros rayos del amanecer, que hubiera pasado si los animales se accidentaban en plena corrida por aquellos terrenos irregulares, que hubiera pasado si el médico no estaba en su casa, o si tal vez aquel hombre hubiera desistido de emprender nuevamente semejante recorrido, o si hubiera llovido, con lo cual no se podría haber completado el viaje en carreta. Que hubiera pasado si la madre se rendía, si ya no soportaba más el dolor, si era mejor dejarse ir. Y siempre la respuesta es la misma, el bebé no hubiera nacido y yo no estaría escribiendo este relato, porque aquel niño que estuvo un día de más en el vientre materno era mi padre, los abuelos paternos que nunca llegué a conocer.

Mi viejo siempre recuerda a ese hermano con el que compartió una panza y del que apenas tiene registro de su cara, siempre se le viene a la memoria el monte aquel en el cual creció, a unos pocos metros del Mar Cantábrico, cuando bajaba corriendo hacia las frías aguas de las rías, acarreando pequeños trozos de tiempo, mientras el mañana le pertenecía.

Parecía compartir un silencio entre la brisa, las piedras incrustadas de mejillones, los árboles que semejaban susurrar entre las ramas, la nieve en la ventana de la escuela…siempre es consciente que le arrancaron la infancia, y sin embargo supo que tenía un destino, y que lo alcanzó lejos de su tierra natal. A los 20 años, una noche de carnaval se encuentra con cinco mujeres vestidas de rojo con lunares blancos, elige bailar con una de ellas, la que era distinta a todas. De fondo se escuchaban gaitas, tenían en común las mismas colinas que sus huellas fatigaron por los senderos de la niñez, los mismos anhelos de superar el pasado, ocho años más tarde una familia estaba por nacer.

A veces la vida pende de una brizna, los viñedos enmudecen al paso de los años, entre lejanos prados y una hilera de camelias, donde barcos de piedra desaparecen al amanecer. Pronto llega el día que nos calla, entre murmullos vanos y aleteos, buscando en el piélago lo que parece titilar. Las luces que alguien apaga, el sueño que finalmente nos vence.

El tiempo extiende un hilo del cual no conocemos el principio, solo tenemos lo que nos contaron: cada estrofa, cada guijarro, cada brisa ignota. Un simple ovillo que une lo inextricable del devenir, como un silencio conjurado bajo una epifanía, que guarda sin prisa su memoria en la arena.

Huellas que las olas se olvidaron de olvidar.

Nada me costaría imaginar cómo las ramas cubrieron esa casa, sin dejar que el viento la murmure, la casa yerta entre los huertos apacibles, acaso un modo de reparar lo que no he podido, volver atrás a ese único día, a un tiempo impreciso, en el que una familia esperaba cobijar otro nombre.

Nuevamente este año es bisiesto. Ya tengo más años que mi padre. En el jardín están creciendo zapallos que nunca fueron plantados. A lo lejos, unos pájaros arrojan su fe.

La piedra que rompió el hórreo aún no ha tocado el suelo. Todo lo nuevo vuelve a nacer.

Nota: El texto fue seleccionado para la antología "Letras con morriña: relatos, cuentos y poesías", publicado por Ediciones Clas, y presentado por el Centro Lalín, Agolada y Silleda de Galicia en Buenos Aires, septiembre de 2023.

martes, 6 de febrero de 2024

El Emporio celestial de conocimientos benévolos

 

Vaya paradoja para los bibliotecarios.

El título es atribuido a una enciclopedia china ficticia cuya clasificación es incluida por Jorge Luis Borges en el ensayo “El idioma analítico de John Wilkins”, publicado en el libro Otras inquisiciones. En esas remotas páginas, los animales se clasifican en:

(a) pertenecientes al Emperador,

(b) embalsamados,

(c) amaestrados,

(d) lechones,

(e) sirenas,

(f) fabulosos,

(g) perros sueltos,

(h) incluidos en esta clasificación,

(i) que se agitan como locos,

(j) innumerables

(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello,

(l) etcétera,

(m) que acaban de romper el jarrón,

(n) que de lejos parecen moscas.                                                                       

John Wilkins, al promediar el siglo XVII, planteó un idioma universal en donde cada palabra se define por sí misma. Entre otras cosas, quiso hacer transparentes las colmenas para estudiar el comportamiento de las abejas. Plantear este problema, que implica asociar un orden a las cosas, llevó a Michel Foucault a preguntarse el porqué ordenar y cómo ordenar algo, cómo clasificar un conocimiento. Para el filósofo francés, aquel ensayo de Borges invitaba a dilucidar sobre la idea de verdad en cuanto permanencia al paso del tiempo.

Decía Borges. “Cabe ir más lejos; cabe sospechar que no hay universo en el sentido orgánico, unificador, que tiene esa ambiciosa palabra. Si lo hay, falta conjeturar su propósito; falta conjeturar las palabras, las definiciones, las etimologías, las sinonimias, del secreto diccionario de Dios. La imposibilidad de penetrar el esquema divino del universo no puede, sin embargo, disuadirnos de planear esquemas humanos, aunque nos conste que éstos son provisorios”.

Acaso esa transitoriedad responda a una arbitrariedad, que es la que a veces, más allá de las reglas, interpela a los bibliotecarios/as cada vez que deciden jerarquizar un concepto.

El consuelo, acaso, sea la conjetura, el acto de conjeturar.

Fuente: Otras inquisiciones / Jorge Luis Borges. Buenos Aires: Sur, 1952.

Nota: la imagen se encuentra en el siguiente enlace:

https://yksuhcjuan.wordpress.com/2018/02/04/el-emporio-celestial-de-conocimientos-benevolos/

lunes, 29 de enero de 2024

Hmunts’a Hem’i, la biblioteca Hñähñu en el Valle del Mezquital


A semanas del inicio de un nuevo año, me llegó la noticia, desde territorio mexicano, de la biblioteca Hmunts’a Hem’i, que busca preservar la identidad Hñähñu en Hidalgo, Valle del Mezquital, donde de algún modo se reaviva la discusión -hace tiempo apagada entre los bibliotecarios/as- del sentido que tienen estas prácticas vinculadas en un alto porcentaje a la recuperación lingüística de la cultura, un parámetro que nuclea buena parte de las experiencias latinoamericanas, donde se suele asociar la ausencia de esta presencia como una pérdida de la riqueza cultural dentro de una comunidad indígena, y esa importancia recae especialmente entre los libros vivientes de los pueblos originarios, porque el temor de perder el habla en lengua materna es visible al paso del tiempo en muchas comunidades aborígenes, acecha sin prisa sobre las actividades de los comuneros, y preocupa, invariablemente, en medio del desinterés general de la sociedad que los rodea.

Entonces se advierte un eje rector que atraviesa este proyecto, en el que resulta imprescindible comprender la necesidad de rescatar algo que se está perdiendo, acaso la oralidad en su conjunto como forma de comunicación de conocimiento y de fortalecimiento de la identidad, que a su vez habilita otras variables, comprobadas en la experiencia mexicana, cuya biblioteca especializada, como espacio de reunión e intercambio de saberes, ya lleva más de 30 años de historia. El tejido social, una vez consustanciado con la iniciativa, genera ideas que buscan entrelazar eventuales respuestas a la problemática. En este caso, los referentes de Hmunts’a Hem’i consiguen abrirse camino con diferentes propuestas.

Vale aclarar que el concepto Hmunts’a Hem’i remite al entendimiento Hñähñu sobre la biblioteca, se puede traducir como “muchos libros organizados”: Hmunts'a equivale a “muchos ordenados/ organizados” (se comprende como una gran cantidad de volúmenes), mientras que Hēm'i significa libros, hojas de papel o cuadernos, la conjunción de los vocablos interpreta el sentido de una biblioteca. Tal como lo señalan sus responsables, es importante hacer uso de las grafías correspondiemtes en dicha lengua originaria, ya que en el término "Hēm'i" es muy importante la vocal "ē".

Este espacio colectivo es un centro de intercambio, documentación y archivo, investigación y asesoría cultural especializada, dedicado al fortalecimiento y la difusión de la cultura hñähñu. Cabe señalar que el gentilicio remite a los habitantes del Valle del Mezquital, quienes son calificados bajo el etnónimo “otomíes” (de origen náhuatl, considerado despectivo por los originarios de esta zona geográfica, generalmente utilizado por personas ajenas a la cultura). La biblioteca aborda temáticas de antropología, arqueología, historia y lingüística de México, con un énfasis particular en el estado de Hidalgo, el Valle del Mezquital y los ñähñus: reúne documentación sobre este pueblo ancestral, las regiones que habita y las problemáticas que lo conciernen. Es también interesante la tipología documental que conservan, desde libros hasta grabaciones de audio y video, material fotográfico, microfilm, diapositivas, negativos y películas super8, entre otros.

Resulta sorprendente las múltiples actividades de la biblioteca, el Centro de Documentación es aliado de la Asociación Mexicana de Archivos y Bibliotecas Privados A. C., de la cual forman parte más de 30 instituciones que tienen bibliotecas y archivos accesibles al público en el ámbito, y la Red Mexicana Cartas de la Tierra, documento internacional que suscribe a instituciones académicas en estados y municipios. Hmunts’a Hem’i es el único dedicado al tema de las culturas indígenas. Se destacan cursos de lecto-escritura sobre la lengua materna, servicios de digitalización de documentos e imágenes de interés histórico y cultural, información sobre paleografía, y asesoría para su correcta conservación. La cofundadora de Hmunts’a Hem’i, Verónica Kugel, indicó que la vocación principal del Centro de documentación es de servicio para difundir información sobre el pueblo hñähñu, su cultura, tradiciones y principalmente el fortalecimiento y preservación del idioma, afirma que “desde hace muchos años formamos parte de Coloquios Internacionales de Otopames, y del Seminario sobre Cultura Otopame que organiza la Universidad Nacional Autónoma de México y en 2024 participaremos por tercera ocasión en el Coloquio La Casa de los Abuelos que trata de las capillas de linaje en los pueblos otomíes en Puebla, Querétaro, Guanajuato e Hidalgo”. Asimismo, tiene una vinculación clave con iniciativas locales como el grupo artesanal Domitzú de El Mejay, el Colectivo Juvenil Intercultural Nuestras Voces, MILPA, Jal’i hñähñu, Cine Móvil Pantera, Alidmex, MEMBDA, Ese Chikitin MX, Colectivo R’othi, Ximai Radio, Ndast’ oho, la Revista Cactus y la galería Rä ndähi ñena zoni.

Por otra parte es para destacar, por lo que implica el cruce entre tradición e información identitaria, la colección textil de la biblioteca, que incluye 300 bordados, 50 tejidos y otros textiles desde el año 1971, ciertamente resulta infrecuente, en bibliotecas indígenas, este tipo de acervo, cuyas prácticas ancestrales fueron pasando de generación en generación, situación que ha llevado al Centro de Documentación a establecer alianzas con organizaciones vinculadas con el mundo textil, como el grupo artesanal Domitzú y Jal’i hñähñu,  quienes han brindado apoyo para revisar y clasificar la colección de piezas textiles. Otro capítulo de interés es el criterio editorial que llevó a la comunidad a publicar, de forma independiente y también en coedición, más de 50 libros a lo largo de 30 años, resaltándose la producción de 18 libros publicados en los últimos tres años. Los responsables del proyecto suelen dar apoyo a quienes quieren publicar textos comunitarios o históricos bilingües, sobre la propia cultura, un sistema que retroalimenta la producción editorial y el fortalecimiento de la identidad local.

Recientemente, un elemento impensado ha obligado a la comunidad a considerar alternativas para salvaguardar el patrimonio documental, ya que en los últimos tiempos la crecida del del río Tula en Ixmiquilpan ha puesto en riesgo el acervo de Hmunts’a Hem’i, por ello se buscará el apoyo de asociaciones y de la propia comunidad. Sin embargo, continúan las publicaciones de libros, destacándose la participación en los Cuadernos Municipales Hidalguenses, iniciativa que nació en la Secretaría de Cultura en el estado hace cuatro años -cuya serie es coordinada por Verónica Kugel y José Eduardo Cruz Beltrán- y que concluyó en su fase digital en la administración pasada. Los responsables de la biblioteca están buscando imprimir esos trabajos.

Como novedad, en abril de 2024 el Centro de Documentación Hmunts’a Hem’i participará en los coloquios de la Casa de los Abuelos (cuyas reuniones cuentan con gran difusión en redes sociales), y el de Otopames en Xilotepec, para el mes de octubre, que suele tener presencia en jornadas y seminarios permanentes. Asimismo, ofrecerán el registro del encuentro de tejedoras y bordadoras, calendario que se compartirá en sus redes sociales. Se trata de ideas que sostienen un sentido de pertenencia que une a las personas en defensa de su cultura, un ciclo que se renueva con el inicio de cada jornada.

Agradezco la gentileza de los responsables de la biblioteca por compartir datos.

Versión para El Orejiverde:

https://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/6840-hmunts-a-hem-i-la-biblioteca-hnaehnu-en-el-valle-del-mezquital

Fuentes consultadas:

Hmunts’a Hem’i, la biblioteca que busca preservar la identidad Hñähñu en Hidalgo. En: La silla rota Hidalgo

https://lasillarota.com/hidalgo/reportajes/2023/12/27/hmuntsa-hemi-la-biblioteca-que-busca-preservar-la-identidad-hnhnu-en-hidalgo-462884.html

Hmunts’a Hēm’i – Centro de Documentación y Asesoría Hñähñu

https://www.amabpac.org.mx/wp/miembros/hmuntsa-hemi-centro-de-documentacion-y-asesoria-hnahnu/ 

Hmunts'a He̱m'i - Facebook

https://www.facebook.com/HmuntsaHem1/