Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Documento oral bilingüe sobre el cuerpo humano


En esta oportunidad se ofrece un documento oral bilingüe sobre las partes del cuerpo humano, recogiendo el trabajo de los lingüistas que realizaron el libro titulado Lo’anatacpi na qom Derquil’cpi: materiales del taller deLengua y Cultura Toba, que contara con la participación de algunos miembros del Centro Comunitario Daviaxaiqui en el año 2005.

Las lecturas corresponden a las voces de la artesana bilingüe Ana Medrano (en castellano) y su hermano Adelio Medrano (en qom). El contenido esta basado en las partes del cuerpo humano (hombre y mujer) según el libro publicado y tuvo por objetivo aportar información para la labor sanitaria que en su momento llevaron adelante médicos y enfermeros doqshe (no pertenecientes a la cultura qom) y agentes sanitarios comunitarios.

Resulta interesante la importancia que la cultura qom otorga a la placenta, ya que ancestralmente, luego de cada parto, la placenta debía ser enterrada en la casa de la madre, como un modo de resguardar la energía del recién nacido, mientras la abuela danzaba en torno a la placenta, cantando en lengua materna. Se tratan de prácticas recuperadas por la comunidad qom ubicada en el “barrio toba” de Derqui.

Se advierte un interés cada vez mayor entre algunos médicos y enfermeros pertenecientes a hospitales públicos por las prácticas medicinales indígenas, que incluye uso de plantas psicoativas, como así también una mayor comprensión de las costumbres históricas de estos pueblos.

Como bien lo aclaran los profesionales involucrados con la tarea, no existe equivalencia directa entre los términos en qom y los términos en castellano para designar las distintas partes de la anatomía humana, por lo que sus traducciones pretenden establecer una mesa de discusión y reflexión con el fin de llegar a un acuerdo en cuanto al significado de cada palabra.
 
Clasificación: Medicina / Cuerpo humano / Cultura qom
Informante: Ana Medrano: Artesana, maestra de lengua qom, tejedora.  Adelio Medrano, artesano. Pertenecen al Centro Comunitario Daviaxaiqui.
Lugar / Fecha: Biblioteca Qomllalaqpi, Derqui, Buenos Aires - 1/08/2010.
Entrevista: Daniel Canosa
Duración: 13´ 57´´

Contenido de la entrevista:

00.0'' Lectura bilingüe qom-castellano del cuerpo humano (hombre vista perfil)
3'10'' Lectura bilingüe qom-castellano del cuerpo humano (hombre vista frente)
4’29’’ Lectura bilingüe qom-castellano del cuerpo humano (mujer vista perfil)
5’48’’Lectura bilingüe qom-castellano del cuerpo humano (mujer vista frente)
7’45’’ Reflexiones sobre el taller de lengua y cultura toba
8’20’’ Importancia de la placenta en la cultura qom
10’00’’ Relación entre los médicos doqshe y los agentes sanitarios qom
12’50’’ Reconocimiento del pedido ancestral por la placenta
13’20’’ Proyecto de huertas orgánicas
14’00 Cursos de la comunidad con agentes sanitarios (vacunación, trato de heridas y nociones de pediatría)

lunes, 26 de noviembre de 2012

Biblioteca Popular “El Che”


Desde Rosario, se comparte una feliz experiencia de biblioteca comunitaria, la denominada Biblioteca Popular “El Che”, en homenaje al líder revolucionario argentino-cubano, este espacio cultural ha tomado como lema una frase de Ernesto Guevara “Una de las tareas de la juventud, impulsar, dirigir con el ejemplo la producción del hombre del mañana”.
Se trata de un grupo de jóvenes, integrantes de la  Juventud Guevarista, quienes a principios de 2010 se reunieron con vecinos de "las Delicias" interesados en desarrollar una propuesta cultural en el barrio, tomando la iniciativa de formar una biblioteca como espacio de encuentro dentro del Centro Comunitario Oroño Sur, Movimiento de Unidad Barrial (Avenida del Rosario 1950) en Rosario, provincia de Santa Fe.

La historia se remonta a fines de los años 90’ cuando un matrimonio: Roberto Pérez y Nora Vecchi, arrancó con la idea de formar un centro comunitario, quienes junto con vecinos del barrio Las Delicias alquilaron una pequeña casilla en Oroño y Arijón, dando inicio a una propuesta cultural y comunitaria. El lugar fue pensado para resolver diversos problemas del barrio, en especial la desocupación, apoyando la reapertura de fábricas abandonadas.

En este mismo escenario irrumpe la biblioteca, con el tiempo sus colaboradores promovieron talleres de música, murga, cuentos y periodismo (cursos libres y gratuitos), incluyendo asesoramiento jurídico gratuito en derechos humanos, nutriendo la colección de la biblioteca con juegos, promoción de la lectura y expresiones artísticas.
Los fines de semana suelen utilizar la calle para la realización de murgas y recitales, logrando que las familias compartan un momento en comunidad, siendo la biblioteca el eje de toda convocatoria.

Posteriormente desarrollaron una sección dentro del sitio web, denominada “Biblioteca Popular Virtual” donde realizaron una compilación de libros, sitios, textos y videos con documentos relativos a la revolución cubana, Guevarismo, pensamiento latinoamericano y textos escolares entre otros, y un boletín informativo para comunicar al barrio sobre los horarios de los distintos talleres.
Es interesante saber que la biblioteca sale a la calle, que su propuesta cultural-comunitaria une a las familias a través del arte, otorgando identidad barrial, sentido de coexistencia.

Para quienes quieran colaborar en la biblioteca se necesitan libros,  materiales didácticos, juegos, artículos de librería y maderas para hacer estantes. Actualmente gracias a la solidaridad popular la Biblioteca cuenta con más de 2000 libros, juegos de mesa, juguetes, materiales para dibujar, mesas y sillas.

Pueden escribirles al siguiente correo electrónico:
o llamar al teléfono: (0341) 425-2730.

Sitio Web:

sábado, 24 de noviembre de 2012

Editorial Abya-Yala


La elección de este nombre, que significa “tierra en plena madurez”, fue sugerida por el líder aymará Takir Mamani, para denominar al continente americano, proponiendo que todos los indígenas lo utilicen en sus documentos y declaraciones orales.
Con este nombre comenzó la feliz aventura de una editorial que ha tenido la particularidad de publicar materiales de/sobre pueblos originarios.
Su historia empieza en 1975, cuando Juan Bottasso, actual presidente de Abya-Yala, crea la Colección Mundo Shuar, que formó parte de un ambicioso proyecto cultural para crear una pequeña enciclopedia sobre el pueblo Shuar y que incluiría la traducción de obras antropológicas claves sobre su historia y cultura.

José Juncosa, antropólogo y editor de la editorial Abya-Yala, ha comprobado que la estandarización de las lenguas indígenas es un proceso de alto nivel técnico que permite la supervivencia de las lenguas autóctonas. Mediante una experiencia educativa con el pueblo amazónico Shuar (pueblo ecuatoriano que comparte territorio peruano), el autor ha propuesto la publicación de trabajos en lengua vernácula, editando textos elaborados por los mismos indígenas, recolectando información sobre sus mitos, tradiciones y memoria históricas.
Este sistema de producción ha generado un fuerte vínculo entre la editorial y la comunidad, lo que permitió con el tiempo que el idioma Shuar fuera el más hablado en toda la amazonía, logrando un alfabeto unificado.
Se comprueba con el ejemplo que la lengua cobra preponderancia cuando existen elementos que permiten su práctica y conocimiento.
Para el autor no basta con reconocer el carácter oral de una lengua, esta no sobrevive si no es estandarizada.

La experiencia editorial ha generado impacto en sociedades no indígenas, actualmente se distribuyen resúmenes por medios virtuales para ofrecer a los usuarios una colección especializada en ciencias sociales. De sus más de 2000 autores publicados, 320 de ellos son indígenas.
Asimismo la editorial se articula con un centro de documentación que recopila información de pueblos andinos y amazónicos, incluyendo una iniciativa de capacitación para profesores bilingües.

En cierto modo Abya-Yala representa una suerte de reservorio de las publicaciones sobre culturas de otros países, como así también un importante centro de difusión de temas relativos a la investigación social. Su producción torna visible la compleja realidad de los diversos pueblos indígenas, ofreciendo desde un carácter interdisciplinario el acceso a otra formas de conocimiento.

Sin dudas un aporte de vital importancia dentro del campo de las ciencias sociales.


Bibliografía consultada: José Juncosa. Revitalización de las lenguas indígenas a través de programas editoriales. En: Acceso a los servicios
bibliotecarios y de información en los pueblos indígenas de América Latina. memorias del seminario en
Lima, Perú, 23 al 25 de abril de 2003. p. 131-134.

Nota: la imagen corresponde al siguiente sitio.

martes, 20 de noviembre de 2012

Servicios bibliotecarios ambulantes


La historia es conocida y no por casualidad ha merecido ser interpretada en un documental cinematográfico, se trata de Luis Humberto Soriano, un docente colombiano que para acercar material bibliográfico a comunidades campesinas de difícil acceso, no tuvo mejor idea que utilizar dos burros, representando la idea de bibliotecas rurales ambulantes, a los que bautizó Alfa y Beto, conocidos en buena parte del mundo como "biblioburros".

El paso de los años y la colaboración comunitaria y de organizaciones no gubernamentales, ha multiplicado el alcance de este servicio. Su área de influencia son los municipios de la parte central baja del Departamento de Magdalena, Colombia. El biblioburro, además de llevar libros a las comunidades de dichos municipios, ha tenido por objetivo estimular la lectura, aportar y enriquecer conocimiento comunitario, dotar de material didáctico a niños, familiares y profesores. Asimismo ha contando con colaboradores arhuacos y con la donación de libros por parte de la gente.

La tarea del profesor Soriano no se ha limitado al préstamo de material bibliográfico, también ha propuesto lectura de poemas en lugares de encuentro público (generalmente bajo un árbol frondoso con los niños sentados en círculo). Asimismo logró detectar necesidades de información, donde ha resultado llamativo el interés de los campesinos adultos por la lectura de libros infantiles.
El biblioburro ha provocado un cambio social, no solo ha representado una herramienta de divulgación cultural sino también que el profesor Soriano ha sido una suerte de “encomendador” de la comunidad, al llevar requerimientos de los campesinos al municipio local, extendiendo de este modo su área de trabajo según las problemáticas detectadas. Este medio de transporte se ha convertido en un símbolo identitario del dificultoso acceso a la cultura favoreciendo la incentivación y la cohesión de la comunidad a través de la socialización de los libros.

Es reconocido el impacto que significó su emprendimiento, pero bueno sería evaluar los múltiples beneficios que provocaría, en numerosas comunidades latinoamericanas indígenas y rurales, su implementación y puesta en marcha. En diversas bibliotecas, ante la ausencia de recursos económicos, florecía acaso el mayor valor que se le puede adjuntar a la voluntad e inteligencia práctica: la imaginación. Y esta no es posible sin un profundo conocimiento del entorno en el que se desea brindar un servicio.
La lista es larga, en varios sitios hubo bibliotecarios que estudiaron las complicaciones del espacio geográfico en correspondencia con la necesidad puntual de información y comunicación, logrando en muchos casos ser un nexo entre los usuarios y otras realidades, algunos de esos ejemplos fueron los siguientes:
Servicio de extensión bibliotecaria con el bibliobús (camionetas equipadas con material bibliográfico y audiovisual) en comunidades mapuches de Chile. 1

Servicios bibliotecarios en entornos fluviales (Bibliofalca Amazónica de Venezuela2) a través de bibliofalcas, bibliobongos y otros modelos.
En ambos casos (bibliobús y bibliofalca) se ha registrado que una vez que iniciaron el acercamiento de material a las comunidades, han generado la solicitud del mismo por parte de poblaciones aledañas.

Bunkos 3 (Bibliotecas comunitarias en zonas marginadas de México), constituyen espacios de lectura libre y recreativa, en zonas de bajos recursos, cuyo objetivo es ayudar a crear lectores desde la infancia.

Centros de Documentación e Información4 (CEDIB - Bolivia), permitiendo la consulta de materiales documentales a comunidades quechuas mediante el contacto con promotores o “facilitadores” vinculados al SIC (Servicio de Información Ciudadana)

Similar servicio propone el conocido proyecto Enlace Quiché en Guatemala5, que permite, a través de CETEBIS (Centros de Tecnología de Educación Bilingüe Intercultural), trabajar en la revaloración, fortalecimiento y divulgación de la tradición oral, recabando información de los estudiantes para devolverla a la comunidad en idioma Kiché en forma impresa y digitalizada. Del mismo modo encontramos el feliz ejemplo de las Bibliotecas rurales de Cajamarca, un movimiento educativo y cultural sustentado por campesinos cajamarquinos que permiten el acceso a la lectura tomando al libro como herramienta animadora.

Este espacio no pretende difundir un listado exhaustivo, la imaginación, el ingenio y el voluntariado multiplican las opciones de acceso a la lectura. Según el contexto es posible replicar experiencias fructíferas. En regiones desérticas existen diversas opciones como el Bibliocamello en Kenia destinado a comunidades  nómades (actualmente Fernando Báez se encuentra investigando la ruta trashasariana de los libros), mientras que en algunos centros urbanos de Colombia es posible visitar los denominados Bibliotaxi, donde un carrito pintado de amarillo traslada libros promoviendo el acceso a la lectura gratuita (existe otra variable,  con experiencias de bibliotaxis registradas en Brasil, donde son los autos los que brindan estos servicios, aprovechados como espacios móviles de lectura), siguiendo otros ejemplos se encuentran las denominadas Bibliotecas en casa (Cuba), Biblioteca en Caja (Nicaragua), Bibliomulas (Venezuela), equipada con proyectores y computadores portátiles,  Bibliotecas andantes (bibliotecarios a pie o con bibliobicis) trasladando libros a diversas regiones de Bolivia, o el singular proyecto de Bibliopiscinas en España, llevando el libro a zonas de esparcimiento.

Imposible obviar las infaltables mochilas o maletas viajeras, servicios que numerosos y anónimos bibliotecarios y docentes brindan en distintos países del mundo. Por último, una experiencia realmente novedosa, que combina juego con lectura, se da en las bibliotecas ubicadas dentro de las tradicionales calesitas, principalmente en la Provincia de Buenos Aires, algunas de ellas incorporan pinturas, acuarelas e instrumentos musicales, acaso la más significativa haya sido la calesita ubicada dentro de la Sociedad Filantrópica Amigos de Villa Rebasa, en Ramos Mejía, lamentablemente destruida por un incendio y reemplazada por bancos y mesas de cemento.

Quien suscribe no descubre ahora estos servicios, simplemente se citan para tenerlos presente, en especial con aquellos profesionales de la información que forman parte del maravilloso mundo de la lectura, para que nos vuelvan a recordar que las respuestas más simples pueden otorgar soluciones genuinas a problemas complejos.

Solo se necesitan ideas, voluntad, vocación de servicio y un profundo compromiso social.
De eso se trata.

Saludos
Daniel Canosa

Bibliografía:
1. El servicio del Bibliobús en las comunidades mapuches de la región de la Araucanía. En: Encuentro
Latinoamericano sobre la atención bibliotecaria a las comunidades indígenas. Memoria – México:
UNAM/CUIB, 2000. p. 49-64

2. Participación comunitaria: Una realidad a través de la bibliofalca amazónica. En: Encuentro
Latinoamericano sobre la atención bibliotecaria a las comunidades indígenas. Memoria – México: UNAM/CUIB, 2000. p. 113-122.

3. Los Bunkos: bibliotecas comunitarias en zonas marginadas. En: La lectura en los grupos vulnerables.
Mesa redonda / Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas / UNAM. México, 2002. p. 57- 70

4. Servicios de información ciudadana: SIC Una experiencia que articula el acceso a la información macro
a las necesidades de los diferentes sectores sociales en los Valles de Cochabamba-Bolivia. En: Acceso a los servicios bibliotecarios y de información en los pueblos indígenas de América Latina. memorias del seminario en Lima, Perú, 23 al 25 de abril de 2003. p. 97-113.

5 Información, conocimiento, identidad cultural y desarrollo enfocado desde el punto de vista de la cultura Maya y cultura Occidental. / Domingo Camajá Santay. – Proyecto Enlace Quiché. En: Acceso a los servicios bibliotecarios y de información en los pueblos indígenas de América Latina. memorias del seminario en Lima, Perú, 23 al 25 de abril de 2003. p. 135-145.

Nota: la fotografía del bibliotaxi pertenece a “Galería de Red de Bibliotecas

viernes, 16 de noviembre de 2012

La fuerza de las palabras



En esta ocasión quisiera ampliar la mirada sobre un tema que alguna vez difundí, pero que por su relevancia merece una cobertura más amplia. La singular experiencia de un hombre llamado José Alberto Gutiérrez, conductor de un camión de la basura en los barrios del norte de Bogotá, Colombia, que ha logrado recolectar miles de libros desde 1998, con los cuales ha organizado cerca de 20 bibliotecas barriales.
Libros condenados al abandono fueron salvados para ofrecer acceso a la cultura a barrios carenciados. El transportador de residuos ha logrado que en el barrio La Nueva Gloria, localidad de San Cristóbal Sur, se inaugurase la primera biblioteca pública con materiales encontrados en la basura. Este “ratón de biblioteca” tal como gusta llamarse, ha denominado a esta unidad de información “La Fuerza de las Palabras”. 

Cuenta la leyenda que uno de los primeros libros que José encontró fue la novela Ana Karénina, de León Tolstoy, reconocido novelista ruso del siglo XIX, fue tal el impacto de la obra que incluso un retrato del escritor decora un ambiente de su casa. A partir de allí el bibliotecario-recolector empezó a gestar la idea de construir una biblioteca comunitaria, incluso fomentaba entre sus compañeros de trabajo lo interesante de cada libro leído, habría que tomar este ejemplo para evaluar el impacto de la promoción de la lectura en espacios vulnerables, como incluso las conversaciones laborales cambiaban su rumbo cuando aparecía José el “ratón de biblioteca”.

Lo que arroja la gente es realmente inquietante: en el caso colombiano se registraron colecciones históricas de las guerras mundiales, enciclopedias completas de Salvat y Cumbre, colecciones de filosofía griega, pasando por antologías exclusivas de obras de Borges y Cortázar.
Si los libros están rotos, José Alberto contará con la ayuda de su esposa, Luz Mery Gutiérrez, quien es la responsable de restaurar las solapas y portadas de los diversos materiales que a diario rescata su marido. Todo un ejemplo de trabajo colaborativo. Ellos han logrado que su propia casa, que es donde funciona la biblioteca, se convierta en centro de reunión de la comunidad.
Es para imitar, pero también para analizar.

Desde el mundo de los libreros se encuentran anécdotas sorprendentes, quien suscribe a conocido la librería “recuperador urbano” que tiene una particularidad, su dueño le compra cajas de libros a los cartoneros, quienes separan lo que encuentran de la basura mientras realizan sus recorridos habituales, el librero posteriormente clasifica y los pone en venta, muchos de esos libros son ejemplares únicos para coleccionistas, por lo general primeras ediciones de novelas históricas como así también colecciones completas de revistas culturales y deportivas. A todo esto se le suman discos de vinilo, artefactos varios, objetos decorativos y hasta pinturas.

En otra ocasión -no recuerdo la fuente (salió publicado en un periódico, años 90)- se realizó un concurso de poesía en un barrio de Capital Federal, Buenos Aires, entre las normativas de la convocatoria figuraba presentar los poemas en carpetas anilladas, al final de los requisitos se advertía que las obras no seleccionadas serían destruidas en la vía pública. Dicha tarea quedó en un integrante del comité seleccionador, quien tuvo el encargo de hacer destruir las carpetas no retiradas por sus autores, pasado el tiempo reglamentario, como las carpetas que quedaron en la sede de esa asociación eran muchas, esta persona no se animó a romperlas y tuvo un gesto piadoso, afuera sobre la vereda habían dejado un volquete seguramente para materiales de una obra en construcción cercana, el hombre decidió poner allí las carpetas, y desde la ventana tuvo curiosidad por observar las reacciones de los ocasionales transeúntes, recuerda el primer caso, una señora (o señor) que se detuvo, hojeó unas carpetas, se quedó con algunas, desechó otras y se retiró, luego vino una joven, quien apoyó su cartera y empezó a hojear tranquila, se llevó varias carpetas bajo el brazo, en un momento había más de 3 personas hurgando poesía, seleccionando, descartando, guardando, al final del día el volquete quedó vacío.

Esto es algo mucho más significativo que la serendipia, que como se sabe es aquello que terminamos eligiendo sin haberlo ido a buscar de antemano. Encontrar un libro en el suelo o en un basural y salvarlo de dicho destino, es asignar valor a lo que ha sido despreciado, habría que desarticular esta palabra (valor) y cifrarla por dentro para entender porque suceden estas cosas.
Y otro hecho que he notado, es poco el tiempo que el bibliotecario destina a las colecciones antiguas que no han sido revisadas o ingresadas a los catálogos, en especial con instituciones públicas y educativas,  así encontré una vez un libro de Almafuerte, autografiado por su autor, en un estante de libros descatalogados,  pero de acceso abierto para los alumnos de un colegio, así también hace un tiempo alguien encontró una caja con cartas de escritores en la SADE, de enorme valor histórico, con textos que se creían perdidos, lo mismo ha ocurrido en el campo de la cinematografía con el hallazgo de Metrópolis.

Viene bien recordar, de tanto en tanto, aquel prólogo que Borges escribió para la colección que lleva su nombre.

Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni retórica. La rosa es sin porque, dijo Angelus Silesius; siglos despues, Whistler declararia El arte sucede. Ojalá seas el lector que este libro aguardaba”.

Todavía recuerdo una noche, en una calle de barrio del sur bonaerense, encontrar un libro escrito en árabe, y en una de sus páginas, un retrato de José de San Martín

viernes, 9 de noviembre de 2012

Farmacopea tradicional qom


El conocimiento sobre plantas medicinales es una práctica ancestral en las diversas culturas indígenas del continente, en Argentina existe entre los qom (noroeste) una variedad de plantas consideradas sagradas que suelen utilizarse para tratamientos médicos. En este caso se difunde un documento oral realizado en el Centro Comunitario Daviaxaiqui de Derqui sobre farmacopea tradicional de la cultura qom.
Los testimonios permiten acceder a información local sobre las propiedades medicinales de algunas plantas utilizadas para la curación de enfermedades, entre ellas el palo azul, quebracho blanco, peiqo, vainilla, salvia, ajenjo, alcanfor, menta, margarita y pasto colorado.

Nada de lo testimoniado por los autores corresponde a materiales impresos, los conocimientos fueron recopilados a través de la memoria de Roque López, Ana Medrano y Adelio Medrano, quienes suelen viajar a Chaco, donde vive parte de sus familias, trayendo semillas y plantas que por lo general no crecen en Buenos Aires, por no reunir las condiciones climáticas apropiadas.

La farmacopea indígena registra a lo largo de su historia numerosas especies, cuyas utilidades son aprovechadas generalmente por personas de bajos recursos que viven en comunidades. Este conocimiento, que incide económicamente en aquellas familias que no cuentan con cobertura médica adecuada, no suele ser ofrecido como material de estudio en las escuelas, por lo que sería deseable resguardarlo, documentarlo y en lo posible permitir el acceso al contenido de su información, como ocurre por ejemplo en este sitio.

Se trata de un valioso conocimiento, conservado en la memoria por los abuelos, cultivado en el “almacen” de los qom, el monte… Clasificación: Etnobotánica / Plantas medicinales / Cultura qom / Farmacopea indígena
Informantes: Ana Medrano: Artesana, maestra de lengua qom, tejedora.  Roque López: artesano, músico. Adelio Medrano, artesano. Pertenecen al Centro Comunitario Daviaxaiqui.
Lugar / Fecha: Biblioteca Qomllalaqpi, Derqui, Buenos Aires - 21/08/2010.
Entrevista: Daniel Canosa
Duración: 12´ 31´´

Contenido de la entrevista:

o'oo'' Relato sobre plantas medicionales de Chaco (Palo Santo)
3'10'' Algarrobos plantados en Derqui
3'56'' Propiedades medicinales del quebracho blanco (fiebre, resfríos)
5'25'' Propiedades medicinales del peiqo (resfríos, gripe, es posible encontrar en Derqui)
6'20'' Propiedades de la vainilla (se encuentra en la comunidad de Derqui)
7'00'' Propiedades medicinales de la salvia (para la mujer con dolores en la menstruación)
8'00 Plantas del monte chaqueño (ajenjo, alcanfor)
8'26'' Plantas de menta traídas de Chaco
9'45'' Propiedades de la margarita (infusión te o mate para la presión alta)
10'37'' Propiedades del pasto colorado (para fortalecimiento del pelo en la mujer)
11'10'' Pronunciación en qom por parte de Ana Medrano (pasto colorado)
12'10'' Agradecimientos

Nota: imagen "palo azul" en sitio web Hojas de ruta.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Sobre archivos orales y producción documental


¿Cuál sería la mayor fortaleza de una biblioteca? Muy probablemente el poder ofrecer a sus usuarios documentos que no podrán obtener en ninguna otra unidad de información.

Producir documentos desde el conocimiento endógeno permite fortalecer el patrimonio cultural intangible de la comunidad, barrio, ciudad o pueblo.  Pensemos en las bibliotecas populares que cuentan en sus acervos con idénticos materiales de referencia y de “temas generales” (incluyendo videos), con lo cual se constituyen en espacios impersonales, lo que allí encontrará el usuario será lo mismo que podrá encontrar en otras bibliotecas populares ubicadas en el norte, sur, este u oeste del país. Todas estas bibliotecas dispondrán de materiales valiosos, distribuidos por un ente rector, que permitirán ofrecer respuestas al usuario, pero del mismo modo –y siempre considerando el acervo bibliográfico- todas estas unidades carecerán de identidad, aquello que la comunidad conserva como saber (historia local, biografías, anécdotas) no se encontrará representado.

Pensemos cuántas bibliotecas se toman como premisa el producir documentos que permitan identificar la identidad local. Acaso una de las herramientas más pertinentes lo constituyen los archivos orales (documentales audiovisuales, registros sonoros y entrevistas pautadas por el bibliotecario a miembros de la comunidad), pero no solamente en aquellas comunidades o pueblos pertenecientes a minorías étnicas, lingüísticas y/o culturales, pensemos en los ancianos y jubilados que se encuentran cerca de una biblioteca popular o pública, cuántos aportes, desde el conocimiento directo, puede generar este grupo social apelando a la memoria y el lenguaje, y no solo el testimonio oral, también los documentos personales (fotografías antiguas, recortes de diarios y revistas que probablemente ya no existan, folletos de época, artefactos y materiales), lo que convierte a este usuario potencial en un referente válido para representar la identidad local a través de documentos y fuente directa de consulta para aquellos investigadores que desean publicar sobre la historia de sus barrios.

Toda biblioteca tiene por objetivo un anhelo tal vez utópico: la búsqueda de representatividad en los acervos bibliográficos. El trabajo con archivos orales permite una comprensión más profunda de la vida social de las familias, habilita el aporte de métodos, conceptos y marcos teóricos que contrarrestarán las informaciones tradicionales que sobre estos grupos existen.
Recoger historias orales implica una profunda complejidad de significado y de sentido, donde toma valor la memoria y la subjetividad del libro viviente. Por medio de una conversación, y con un conocimiento previo del tema a documentar, se comparte entre las personas un proceso intelectual a partir del cual se produce conocimiento, activado por los recuerdos del entrevistado. Incluso la comunicación genera información contextual que no es verbalizada por el emisor, y que debe ser registrada en el documento por el bibliotecario (gestos, silencios, ilustraciones simbólicas). La interpretación de las narrativas orales (costumbres, mitos, cuentos, anécdotas, chistes, canciones, saberes) permite la recuperación de identidades y de una historia que no siempre figura en los documentos oficiales sobre la cultura. Rescatar la memoria permite recrear escenarios olvidados, indagar sobre sucesos tendenciosamente registrados, recuperar, valorar y compartir biografías cuyas historias de vida representan un modo de entender el pasado de una cultura.
Es necesario pensar a las bibliotecas como malocas o mambeaderos, lugares de encuentro donde se recrea la palabra, donde la coexistencia habilita el diálogo, la conversación, el conocimiento y la consecuente producción documental endógena. Documentos “con” la cultura, y no “sobre” la cultura. Bibliotecas cuya fortaleza sea compartir colecciones que ninguna otra unidad de información pueda ofrecer sobre el patrimonio tangible e intangible de las diversas culturas locales.

En el artículo titulado “Oralidad y memoria en la construcción social del conocimiento” he citado a Pedro FalcatoLa identidad tiene relación también con el contexto vital y con las raíces de los seres humanos, por lo cual las bibliotecas deberían interesarse especialmente en incorporar documentos sobre lo local y diferente, lo que tiene que ver con la propia región, vidas e idiosincrasia, para que ese caudal no se pierda y mediante las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la comunicación, forme de hecho y de derecho parte del patrimonio de toda la humanidad”.
Crear el propio acervo permite asegurar una presencia en el mundo de la información. La construcción social del conocimiento fortalece la identidad, recupera tiestos de una cultura móvil, donde la lengua materna resulta un vehículo cohesivo, tanto de manera individual como colectiva. En dicho proceso de producción documental, es esencial la intervención del bibliotecario que no limite su trabajo a la mera catalogación y clasificación de lo producido, sino que elabore registros arborescentes, agregando notas marginales, comentarios y documentos desde lo que cada persona puede aportar subjetivamente con su conocimiento.

Es una tarea pero también una toma de posición para entender la profesión desde otro lugar, un concepto mucho más dinámico, proactivo, con un carácter interrogativo, en el que los usuarios participen, logrando nutrir el propio acervo ¿Qué mejor lugar que la biblioteca para recoger y valorar la memoria?
Centro neurálgico de todo tipo de expresiones, es allí donde debemos focalizar el sentido de preservar un patrimonio, ofreciendo evidencias mediante registros bibliográficos representativos.

Quien suscribe recomienda visitar el sitio web “Relatos delviento”, originario de la provincia de Córdoba, cuyos integrantes han recuperado tradiciones, cuentos y leyendas en contextos rurales mediante la construcción de archivos orales. Asimismo existen otros espacios como el Archivo oral de la memoria abierta o la Red de Archivos Orales de la ArgentinaContemporánea que incluyen documentos audiovisuales con testimonios directos de personas involucradas con sucesos particulares de la historia Argentina.

Por último, y sin pretender por supuesto ofrecer un catálogo exhaustivo de archivos orales, se recomienda la consulta del proyecto Association for Cultural Equity sitio web que recoge las grabaciones de Alan Lomas (materiales de vídeo, fotográficos, entrevistas, programas de radio), quien fuera nombrado Director del Archivo de Música Folk Americano en 1937, y colaborador habitual de la Library Of Congreso, máximo responsable de haber aportado documentos y estudios en el campo de la antropología musical y la etnomusicología en diversos países del mundo. Para mayor información consultar este documento.

Asimismo se recomienda, desde el campo de la bibliotecología indígena, consultar sobre el proyecto Biblioteca Digital Maya, a cargo del bibliotecólogo Robert Endean Gamboa, un necesario espacio de colaboración que cuenta con testimonios locales sobre la cultura maya.

Breves apuntes sobre la construcción de documentos orales.

Cuando un bibliotecario, en consenso con la comunidad, decide conformar la creación de un documento, es deseable considerar las siguientes opciones:

-         Registrar previamente el conocimiento de las personas que conforman la comunidad, para ello se requiere tiempo y un interés genuino, alejado de todo paternalismo, para que el documento final sea realmente representativo de los valores y conocimientos de la comunidad.
-         Hacer una selección de los principales temas que se desean investigar. Una vez decidido el tema que se va a trabajar, es necesario interpelar a los referentes comunitarios que poseen conocimientos sobre la cuestión (ancianos, artistas, investigadores locales, referentes culturales, representantes políticos) se decide invitarlos a la biblioteca para que expongan sus conocimientos.
-         Analizar previamente, con sumo cuidado, la variedad de preguntas con el objeto de no dejar librado al azar ningún dato que pueda resultar de interés para el usuario interesado en consultar sobre este tema. Se recomienda tener una noción de los temas a consultar como así también seguir una estructura de preguntas que tengan la virtud de generar un diálogo, lo más relajado posible, respetando los tiempos de cada persona que en ese momento intentarán explicar lo que recuerdan o conocen.
-         Es deseable anexar datos históricos y geográficos a los datos que ofrece cada informante, si hubo autores locales que publicaron sobre el barrio es preciso consultar la fuente, intentar el contacto e investigar sobre la bibliografía utilizada por dicho autor.
-         El paso siguiente, una vez grabados los relatos, es la etapa de edición, donde será necesario respetar en lo posible la estructura de las entrevistas pactadas. Es interesante como criterio respetar un esquema de bloques temáticos, como por ejemplo el siguiente: breve introducción con los datos de las personas entrevistadas -  testimonios del entrevistado -  recolección de información contextual - aportes interdisciplinarios – musicalización en caso que sea pertinente.
-         Posteriormente conviene realizar correcciones con los miembros de la comunidad, corroborar datos, discutir interpretaciones, a fin de que lo registrado represente genuina y pluralmente el saber local, incluso prestar atención, en el momento de la grabación, a la gestualidad, aquí es preciso consignar entre corchetes los gestos o señas empleados por los entrevistados para reforzar el entendimiento de lo que se ha querido transmitir.
-         Una vez editado el material, se graba en un CD y se ingresa en la base de datos, catalogando, clasificando e indizando el contenido del mismo.
El CD (o libro parlante), generado desde la radio o desde la biblioteca, es posteriormente rotulado en el estante de la biblioteca, a fin de facilitar su disponibilidad para los miembros de la comunidad.
-         Es interesante destacar el criterio adoptado para los descriptores que permitirán, de manera unívoca y sin ambigüedades, recuperar el contenido del documento sonoro. El abordaje debería ser exhaustivo, y para que esto sea posible el bibliotecario debe escuchar en su totalidad el documento oral y detenerse en cada concepto para luego representarlo mediante notas de contenido y términos descriptivos que permitan recuperar dicha información.
-         Entre los criterios adoptados figuran el consignar nombre y apellido de los referentes consultados, a la manera de descriptores que permitan identificar y también localizar a la persona en caso que el usuario decida contactarse con motivo de aportar información al documento existente.  Esta opción permite revisar la posibilidad de reedición del testimonio, sumando voces en un verdadero proceso de construcción colectiva del conocimiento, agregando contenidos hasta alcanzar un punto de fijeza, idea de completitud posiblemente inabarcable en este tipo de tarea.
Asimismo es necesario destacar que esta clase de biblioteca genera su propio acervo, y el modo de construcción de un documento tiene similitud con lo que sucede con ciertas enciclopedias virtuales, donde son los usuarios quienes proponen un término y editan sus contenidos, con la diferencia que en este caso los usuarios no pueden borrar la información existente.

Quien suscribe considera de enorme importancia que la biblioteca tenga contacto directo con una radio local, resulta un espacio ideal para complementar la tarea de recuperación de información, no solo por lo que implica en sí mismo el vínculo social y educativo de los medios de comunicación con bibliotecas y escuelas, sino también las posibilidades tecnológicas con las que cuenta y especialmente la sinergia que genera la emisora entre quienes precisamente valoran la palabra como vehículo de expresión de conocimiento. Es realmente necesario que el bibliotecario trabaje con los representantes radiales en forma asociativa, aprovechando las herramientas de un medio de comunicación que no requiere, en estos escenarios, la presencia de locutores profesionales. El bibliotecario como investigador y como periodista para favorecer la construcción de documentos genuinos que fortalecerá un patrimonio cultural en permanente riesgo.

Me aventuro a creer que esta concepción de la disciplina permitiría agregar algunas variables en el excelente artículo de Zunilda Roggau sobre el estereotipo del bibliotecario, allí la autora refiere lo siguiente:

El poder esquiva la realidad que se presenta cotidianamente y que es exigida por la biblioteca "real": un organismo vivo, que interactúe con la gente, que crezca en cantidad y calidad porque los libros se usan, se arruinan, se extravían y deben ser reemplazados, cuyo mobiliario y edificio suponen mantenimiento, reposición o ampliación, que necesita iluminación, personal competente, equipamiento y software, etc., etc. Esta es la biblioteca que intenta democratizar el saber. Pero la "biblioteca sagrada" permite camuflar a la "biblioteca real". Si la biblioteca real no existe, no se necesitan libros, ni presupuestos ni bibliotecarios reales, alcanza con el estereotipo del bibliotecario, con el estereotipo de la biblioteca, que solamente permanecerá allí para cuidar que nada cambie. Si nada cambia (dice el profesional con el estereotipo internalizado) yo no tengo que cambiar; si nada cambia (dice el funcionario con el estereotipo asumido) no hay por qué cambiar, cerrando el ciclo de retroalimentación. La imagen elitista de las bibliotecas se da la mano con la imagen estereotipada del bibliotecario, el poder se sirve de esa alianza para sus fines y por su parte la comunidad "ve" lo que quiere ver.

Se trata de una intervención social, cultural y profesional que a su vez permite conservar un saber, representando conocimiento desde la identidad y la valoración de la memoria, y para lo cual se requiere asumir un compromiso crítico y ético con nuestra vocación.

El firmante agradecerá de parte de los lectores la difusión de ejemplos concretos de producción documental en bibliotecas, museos, archivos y centros de documentación en los que hayan intervenido, con el fin de agregar prácticas y experiencias que puedan conocerse y replicarse en otros espacios. Valoraré mucho cada opinión.

Cordiales saludos.
Daniel Canosa
Bibliotecólogo. Docente-investigador.

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