Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

jueves, 30 de noviembre de 2017

Entrevista a Julián Meclazcke, estudiante de bibliotecología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Buenos Aires, Argentina


Noticia Biográfica

Julián Meclazcke se encuentra estudiando la Licenciatura en Bibliotecología y Ciencia de la Información en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Actualmente se encuentra finalizando la práctica profesional de graduación, habiendo terminado de cursar la carrera en el año 2016. Desempeña tareas ad honorem en la Biblioteca Popular Francisco Romero Delgado y realizó la práctica de graduación en la Biblioteca Pública de la UNLP. Asimismo es adscripto a la cátedra de Historia del Libro y las Bibliotecas con el fin de desarrollar una investigación respecto del aporte bibliotecológico de la vicedirectora de la Biblioteca Pública Hanny Simons, que cubrió el cargo durante el período 1919-1948.

Entrevistador: Daniel Canosa
- ¿Por qué la Bibliotecología?

Al leer y pensar una respuesta formal a esta pregunta, al instante surgen en mi memoria múltiples momentos en los que se me ha formulado, ocasionalmente, e incluso en condiciones más desfavorables para pensar una respuesta adecuada. Pero ahora, que puedo hacerlo de forma apropiada, espero no extenderme demasiado; en primer lugar, confieso que desde el día que supe de la existencia de la carrera, no quise ni pude dirigirme hacia la profesionalización inicial en otra disciplina.

Cuando elegí la carrera, tanto como ahora, sentía un considerable afecto hacia los libros tanto como objeto de lectura como por el tipo de entidades de importancia sociocultural para el cambio y el desarrollo que representan. El ideal guía, que hasta hoy conservo casi intacto, es el de hacer que esa relevancia social de los libros, la información, y cualquier objeto intelectual semejante o vinculado, puedan ser alcanzados por cualquier individuo que así lo quiera. Solía resumir esto en una frase, en mi mente: “Difundir el conocimiento”.

Volviéndome al período de elección, hay una serie de eventos que posiblemente me marcaron sin que yo les diese la suficiente importancia; por entonces, una profesora de lengua y literatura del secundario decidió que mi decisión de carrera universitaria había sido equívoca, y al menos una vez durante tres o cuatro clases discutíamos – en plena clase, yo sentado y la docente al frente – sobre por qué no me volcaba a la literatura y por qué sí hacia la bibliotecología. La discusión finalizaba alrededor de un tópico que marca claramente mi elección hasta el día de hoy. Criado en una casa de docentes secundarios, conociendo las peculiaridades de ese trabajo para la difusión del conocimiento, no sólo me distanciaba la pasión por los libros en-sí, sino la diferencia entre los grados de intervención intelectual que implican una profesión y la otra con respecto al usuario/alumno que se encuentra al final del camino.
Todavía concuerdo con mi defensa, o al menos lo que recuerdo de ella. Entendiendo la biblioteca como una entidad activa, servicial, no sólo de apoyo a la educación sino promoviendo por sí misma la cultura, pero que responde, a final de cuentas, a la voluntad de cada uno (seducida o no por las diversas técnicas bibliotecarias de difusión) de vincularse a ella.

- Antes de descubrir la profesión ¿ha frecuentado la consulta en bibliotecas? ¿Ha manifestado afición por la lectura, por alguna expresión artística, literaria o cultural en particular?

Antes de conocer la profesión como la conozco hoy, mi contacto con bibliotecas había sido bastante escaso, en parte, probablemente, por mi forma particular de vincularme con la lectura, de forma más solitaria. Solía frecuentar la biblioteca de mi escuela secundaria cuando el clima me impedía vagar por los alrededores, y gracias a estas breves experiencias tuve mis primeras nociones de las responsabilidades bibliotecarias. Los libros que se encontraban en la estantería abierta me resultaban entonces bastante somníferos (enciclopedias antiguas, índices de animales, entre otros), y la atención me generaba algunas dudas.
Manifesté tempranamente afición por la lectura, lo que quizá se corresponda con la influencia lectora de mis padres (quienes ejercen la docencia) desde la infancia. Dicha afición se fue diversificando lo suficiente como para profundizar en el género literario e inmiscuirme también en otros tópicos, como la sociología, la historia, la filosofía, y algunas otras disciplinas que suelen suscitar mi curiosidad.

- Dos preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más lo influenció? y ¿Qué está leyendo actualmente?

El libro que más me influenció probablemente compita, por centésimos, con el que le sigue en la lista. Habrán de ser “La importancia de vivir” de Lin Yutang y “Resurrección”, de León Tolstoi. En este momento estoy leyendo “La Náusea”, de Jean Paul Sartre.
Algo de literatura existencialista, literatura rusa, y cierta afición por los relatos de Jack London y Horacio Quiroga también deberían ser justamente mencionadas en la lista de influencias considerables.

- ¿Cómo definiría a un bibliotecario?

Definiría a un bibliotecario como aquella persona que es responsable ante su comunidad de usuarios de ofrecer múltiples oportunidades de lectura y acceso a la información, haciendo de guía al brindar dichos servicios si resultase necesario. Es el responsable, también, de ofrecer un espacio que permita el estudio o el ocio, nucleando distintas actividades culturales y sociales en el mismo. Dicha responsabilidad no se limita sólo a una tarea pasiva de atención acotada sino también a la apelación activa al público, buscando crear en y con el mismo un público lector. La diferencia radica en, por ejemplo, la reacción que ofrecemos como bibliotecarios ante la solicitud de un libro (por ejemplo, para lectura ociosa). Buscar y prestar sólo ese libro o, en cambio, referenciar también otros, invitar a leer a un ambiente confortable, crear más motivos de lectura, y si es posible, al final del día, más lectores.

- ¿Qué opina del rol social del bibliotecario?

En primer lugar, creo que es de indiscutible relevancia. Como lo he mencionado en las otras respuestas, el bibliotecario necesariamente ha de tener un papel activo para facilitar y garantizar el acceso a la cultura y al conocimiento de todos aquellos que lo requieran y lo necesiten, favoreciendo la reducción de la desigualdad en las oportunidades de informarse, aprender o comunicarse.
Prescindo de utilizar el término “brecha”, prefiriendo hablar de desigualdad en el acceso; considero que esta es la fracción de la desigualdad social que como profesionales somos responsables de reducir al mínimo, dadas nuestras posibilidades. El rol social, desde esta perspectiva, resulta de evidente relevancia.
Un bibliotecario que no cumple su función en este sentido y que hace de su biblioteca un fuerte de su propia comodidad personal y no una institución que invite y dé cobijo en su interior, que de oportunidades de esparcimiento y que facilite el aprendizaje personal, no debería llamarse bibliotecario, sino, como se suele decir, un guardián. En nuestras sociedades necesitamos un rol activo de profesional, cuyo compromiso no se detenga en la misma mesa de atención o de procesamiento, sino que esté al servicio, como ya mencioné, de los que lo necesiten.

- Con respecto al plan de estudios de la carrera ¿Considera que sus contenidos favorecen la
adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades vinculados al rol social del bibliotecario?

Respecto a este punto considero que, haciendo un balance de los contenidos de la carrera, la mayor parte de estos promueven activamente la configuración de un rol social del futuro profesional. Haría falta un análisis más riguroso, quizá, para ver qué áreas de estudio favorecen o desfavorecen, por contener o carecer, dichos contenidos de concientización social.
Personalmente, considero que éste último es el mayor reto para nuestra formación profesional; mientras ciertos campos de nuestra disciplina se han plegado a una concepción más humanística y social, otros, que pueden considerarse nucleares en nuestra profesión, permanecen reticentes frente a una mayor flexibilidad disciplinar. Esto es, adoptar perspectivas con mayor apertura de miras o alternativas más analíticas a ciertas prácticas, en cierto grado, obscurantistas y mecanicistas, que si bien suelen ser de impetuosa necesidad para nosotros, no deberían estar exentas de juicio y análisis, pues esto desfavorece el desarrollo integral de nuestro campo.
Aun así, como estudiante pude observar como la carrera fue mutando, y actualmente se está diseñando una reforma del plan de estudios que probablemente se dirija en este sentido.


- Se habla frecuentemente de un cambio de paradigma dentro de la profesión (pasando del paradigma de la información al de la comunicación), según su enfoque particular, ¿Percibe ese cambio en el tratamiento docente de cada materia?

Desde mi perspectiva, considero que se está produciendo un viraje considerable en el tratamiento de los contenidos, desde hace no mucho tiempo. Los contenidos brindados por la mayor parte de las materias están incorporando contenidos comunicacionales, orientados a un tratamiento social de la disciplina, aunque es una tendencia aún incipiente, es fácilmente perceptible al transitar los últimos años de la carrera, donde se encuentran las cátedras de mayor contenido humanístico.

-En el caso que, promovido por el docente, haya realizado una práctica académica o pasantía en alguna unidad de información ¿Considera que los conocimientos adquiridos fueron suficientes para desempeñarse en tales prácticas? ¿Qué conocimientos tuvo que aplicar?

En mi caso elegí realizar, como vía de graduación, una práctica profesional. La misma la realicé en la Biblioteca Pública de la universidad, y pude experimentar el ejercicio laboral bibliotecario en todos los sectores de la biblioteca, que se corresponden con las partes de la cadena documental. En ningún momento pude percibir que lo aprendido fuese insuficiente para comprender los pasos y procesos a seguir y llevar a cabo, sino más bien, en ocasiones, que lo aprendido era bastante más sofisticado, quizá, que la práctica.

Los puntos más dificultosos solían ser aquellos que implicaban cierto grado de exposición social, tales como acompañar una visita guiada o atender al público, que solía aparecer en grandes cantidades en la institución. Dada mi falta de experiencia previa en trabajos de servicio de atención, estas tareas me costaron de una forma más significativa. Si bien sabía los pasos a seguir, alcanzar ciertas técnicas me llevó su tiempo. A pesar de esto, puedo afirmar que, al final de la experiencia, había adquirido una facilidad considerable, acrecentada por experiencias actuales en otras bibliotecas. En suma, apliqué conocimientos aprendidos de catalogación, clasificación, trabajo con publicaciones periódicas, servicio de referencia básica y especializada, gestión de colecciones y administración. La carencia más considerable que pude percibir en mi formación fueron las técnicas de interpelación al usuario (ya no en teoría sino con sujetos reales), las cuales pude lograr gradualmente en el transcurso de la práctica.

- ¿Considera que la bibliografía utilizada en materias relacionadas con tecnologías de comunicación e información se encuentra actualizada? ¿Considera válido el equilibrio entre teoría y práctica en relación a los conocimientos técnicos impartidos en la carrera?

Sí. Considero que la bibliografía de las materias relacionadas a las TICs se encuentra actualizada y en constante mejora, lo cual es de hacer notar frente a la vertiginosidad de los cambios tan sólo en la última década. Respecto de la relación entre teoría y práctica, considero que la carrera se orienta hacia un equilibrio considerable al incorporar mayor fundamentación teórica allí donde se carecía de ella, pasando de una preparación técnica a una más integral, tanto desde la perspectiva bibliotecológica como la académica. Si bien, como ya afirmé anteriormente, existen áreas de menor fluidez teórica, no me sorprendería que en un futuro cercano incluso estas diversifiquen sus contenidos y favorezcan un perfil más investigativo de profesional.

-¿Suele participar en listas bibliotecarias? ¿Considera interesante el nivel de los debates? ¿Cómo percibe en dicho espacio la recepción de temas políticos?

Ocasionalmente, participé en reuniones o debates del claustro de alumnos de bibliotecología, como también de encuentros de bibliotecarios de bibliotecas populares. La mayor parte de los debates, sino todos, han sido de gran interés. Por ejemplo, relacionados a como se debería actuar frente a despidos, frente a la falta de pago de subsidios, entre otros. La recepción de los temas políticos es abierta; si bien suele haber múltiples opiniones encontradas, a la hora de tomar decisiones el acuerdo suele ser sencillo de alcanzar.  

-Como estudiante ¿Presenció en el aula un debate / clase/ conversación /comentario / reflexión y/o contenido sobre la necesidad o no de contar con sindicatos / gremios / asociaciones en temas relativos a derechos laborales? En caso que la respuesta resulte negativa ¿Considera de utilidad profesional que el docente favorezca espacios de discusión y debate sobre estas temáticas?
 
No recuerdo haber presenciado el tratamiento de dicha temática en clase, aunque es posible que si haya percibido comentarios, en su momento. Si el recuerdo no me traiciona, al abordarse el tópico, la opinión solía ser favorable a cubrir dicha necesidad. Considero favorable de igual manera, el tratamiento, discusión o debate sobre dichas temáticas, ya que ponen en valor la práctica de nuestra profesión en el contexto social y económico, así como también reafirma una apuesta por el desarrollo cultural.


- El concepto de neutralidad en la profesión ha dividido las aguas ante las problemáticas sociales y políticas que inciden en alguna medida en el contexto bibliotecario, según lo vivenciado como alumno de la carrera ¿desde el aula, recuerda si algún docente ha interpelado y/o analizado esta cuestión?

Si, recuerdo múltiples ocasiones en las que se abordó el tema de la neutralidad, desde diferentes posturas. Si bien resulta difícil darse cuenta para el estudiante en sus primeros años, al inmiscuirse en los vericuetos de la disciplina termina siendo fácil discernir la presentación de la postura neutral, sea llevada a cabo esta por un docente o en un colega bibliotecario. La postura de la neutralidad, como mito ininteligible y confuso, se presenta al no presentarse. Se traduce en acusaciones hacia la “parcialidad”, al bibliotecario que se levanta de su asiento para ofrecer un libro a  alguien que observa la puerta de la biblioteca pero no se anima a entrar, quien sabe por qué miles de temores posibles, en una sociedad altamente competitiva y desigual.
En clase he observado también la postura favorable a la intervención del bibliotecario en el desarrollo social y cultural, esto salía con facilidad a la luz en las cursadas vinculadas a la historia de la Bibliotecología (tanto general como nacional, pasando, por ejemplo, por las primeras políticas sarmientinas y la concepción de las bibliotecas públicas como herramientas para la elevación cultural hasta concepciones mas contemporáneas) o las políticas del tratamiento de la información. El juicio que solían realizar dichos docentes era completamente distinto respecto de la función de la biblioteca como institución al servicio de la sociedad.
Como bibliotecólogo en vísperas de licenciarme,  jamás podría hablar del trabajo que realizo como trabajo neutral. Esta postura está en las antípodas de mi motivación inicial hacia la bibliotecología; la de concebir el conocimiento como un derecho y una necesidad para el desarrollo, y también se encuentra en oposición a mi propia experiencia con las bibliotecas. Actualmente colaboro en una biblioteca popular que se remonta a los orígenes del partido socialista, y cuyo acervo documental posee una gran diversidad político-sociológica (de la cual no pude evitar enamorarme, con folletería que va desde los primeros pensadores socialistas y la FORA hasta el peronismo, y sumando). También he aportado alguna ayuda a una incipiente biblioteca cuya base ideológica, aun siendo popular, es otra mucho más reciente. Disfruto del tipo de atención y servicio que se brinda en este tipo de bibliotecas, muchas veces a cargo de bibliotecarios que, si bien pueden no compartir formas de pensar o “portar camisetas”, comparten el gusto por movilizar el saber, prefiriendo que un libro se desgaste con el uso antes que por los años. Como profesional podría realizar préstamos e ingresar material ignorando la relevancia del material con el que trato, tratando todo recurso bibliográfico simplemente como objeto. Pero la realidad es que en mi caso, estos objetos están totalmente vacíos de neutralidad. Tienen un impacto, y al preservarlos y difundirlos, se garantiza la diversidad. Diversidad que no busca la “neutralidad objetiva” sino todo lo contrario, amenazar el statu quo del sentido común altamente mediatizado con el saber físico almacenado por la misma comunidad a lo largo del tiempo, y así propiciar su propio desarrollo social, educativo y cultural.
Por último, he de decir que si detrás de la neutralidad en la bibliotecología lo que se esconde es un tipo abstracto de ideal democrático, creo firmemente que no es para individuos neutrales la tarea de lograr que se escuchen todas las voces, incluso las que ya se apagaron hace tiempo o fueron (y son) silenciadas.

-¿Como percibe a la bibliotecología en contextos interdisciplinarios? ¿Resulta visible? ¿Siente que la carrera le otorga elementos para dar respuestas a problemáticas sociales que otras disciplinas sí ofrecen? (ejemplo inclusión social, problemáticas de minorías sociales, desastres ambientales, conflictos bélicos, problemáticas jurídicas, etc.)

Mi perspectiva al respecto es que la bibliotecología se está posicionando cada vez más, si bien tímidamente, en contextos interdisciplinarios. Si bien la disciplina atraviesa desde la revolución de las TICs, entre otros factores, un severo replanteamiento identitario, es probable que sea dicha causa la que favorezca la inserción de la misma en un plano más interdisciplinar, tomando herramientas de otras disciplinas pero sin perder su identidad nuclear.
Esto último es de gran relevancia ya que, la interdisciplinariedad debe complementar y no necesariamente reemplazar, porque si lo hiciese estaríamos acotando (o podando) nuestra disciplina para hacerla encajar en el ámbito de las ciencias sociales, cuando lo que debemos hacer es estudiarla para descubrir aquellos vértices de la misma que nos permitan vincularla con las otras. Por el momento es aún difícil de visualizar, pero no lo es el hecho de que se encamina hacia tal fin. Considero que la carrera brinda elementos propios de nuestro campo para abordar problemáticas sociales, teniendo un primer lugar asegurado la inclusión social. Ocasionalmente también respecto de desastres ambientales, brindándonos las herramientas para reaccionar ante dichos eventos. Respecto de conflictos bélicos o minorías sociales, así como de problemáticas jurídicas, no recuerdo mención en mi transcurso por la carrera, aunque si he leído al respecto de todas ellas en diversas ocasiones fuera del contexto académico.

-¿Recuerda en alguna clase que el docente haya abordado cuestiones vinculadas a bibliotecas en contextos sociales vulnerables? (comunitarias, rurales, campesinas, indígenas, carcelarias o de temas relativos a minorías, desplazados sociales, multiculturalidad, comunidades sexuales, bibliotecas humanas, etc.)

Si, recuerdo varias ocasiones. Generalmente se abordaba el tópico para concientizarnos respecto de las mayores dificultades que puede presentar el trabajo en una biblioteca de dichas condiciones, no desaconsejándolo sino alertándonos; no es tan fácil aplicar las nociones disciplinares aprehendidas en dichos contextos, que suelen estar desprovistos de recursos y en los cuales el ingenio suele ser la mejor salida para seguir adelante.
Más tarde comprobaría dichas afirmaciones en mi práctica externa a la carrera, en distintas bibliotecas populares y a través de la experiencia de allegados. Quizá aún podrían agregarse más herramientas en la formación del bibliotecólogo para poder actuar con mayor facilidad y menor improvisación en dichos contextos bibliotecarios, que distan de ser sencillos y ocupan un porcentaje muy importante del total en nuestra región, así como importante es la función que cumplen con sus comunidades.

-Si le fuera dado proponer modificaciones en los planes de estudio de la carrera ¿En que aspectos técnicos y/o humanísticos focalizaría su atención? ¿Favorece la institución académica escenarios de discusión y debate que habiliten posteriormente la concreción de dichas propuestas por parte de los alumnos?

Me interesaría estudiar el área de procesos técnicos para promover mejoras que fomenten mayor debate y estudio teórico, en pos de superar el modelo rígido de transmisión de contenidos del área. Respecto de aspectos humanísticos, haría mayor énfasis en la historia de la bibliotecología como disciplina tanto en nuestro país como nuestra localidad, que considero es una pieza que, si bien en la carrera se ve suplida de forma optativa, debería ser obligatoria.
Desde mi perspectiva, actualmente la institución favorece dichos escenarios de discusión y de propuestas por parte de los alumnos, fomentando y mostrándose abierta a las mismas. Se suele convocar a participar de distintas actividades al alumnado y se percibe una actitud de apertura a lo que podemos aportar.

-Se habla frecuentemente de la lenta desaparición del libro impreso, incluso en foros de bibliotecología, en su caso como estudiante ligado permanentemente a la utilización de dispositivos físicos, digitales y/o virtuales ¿Qué le provoca esta situación?

Por el momento, dicha declaración aún me parece difícil de percibir en el mundo de los libros. Las editoriales aumentan sus tasas de producción de libros físicos y no parecen terminar de volcarse a la producción de formatos digitales, aunque existen grandes públicos en algunas partes del mundo inclinados a estos últimos.
En sí, me genera distintos sentimientos. Si bien lamentaría la desaparición total del formato físico del libro, la divulgación del formato digital favorecería de gran manera al medio ambiente, ya que las prácticas de deforestación son considerablemente nocivas, y la producción del papel en sí también implica un daño ambiental.
Dicho de otra forma, considero lógica y propicia dicha evolución del libro, pero en tal cambio se debe cuidar que no se pierda el conocimiento acumulado de la humanidad en pos de la híper producción de volúmenes comerciales; se debería traducir y conservar todo lo posible en un formato digital y, de ser posible, favorecer también una amplia divulgación.

Muchas gracias Julián
Daniel Canosa

Nota: la entrevista ha sido publicada en el número 50 de la Revista Fuentes, perteneciente a la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Reflexión sobre moderación de comentarios en el blog


Me ha llamado la atención un reciente comentario anónimo recriminando el pensamiento crítico de un alumno entrevistado sobre la problemática del rol social, obviamente la persona que escribió a mi correo está en todo su derecho de expresarlo, pero debo decir que no publicaré críticas anónimas en el blog. Por suerte en líneas generales no tuve resistencias por parte de los docentes consultados para poder realizar entrevistas a los alumnos de bibliotecología, más bien todo lo contrario, las muestras de aprobación otorgaban un sentido a la propuesta, un valer la pena.
Los alumnos de bibliotecología no solo pueden, sino que DEBEN dar respuestas a nuestras problemáticas, abrir el espacio es un poco eso, proponer un plano de igualdad circular en el que podamos mirarnos las caras, disentir, acordar, argumentar, refutar, criticar, en definitiva construir. Habría que preguntarse porqué molesta la opinión de un alumno, y por ahí las respuestas se encuentren en los propios espacios académicos, en donde resultará necesario una sincera autocrítica, es también una forma de comprender donde estamos parados y hacia dónde queremos ir.
En su momento, ser ayudante de cátedra significó lisa y llanamente un aprendizaje más que una enseñanza, los alumnos me ayudaron a escuchar, a compartir opiniones, incluso a desovillar problemáticas desde otras formas de entendimiento, es lo que suele pasar cuando se habilita un espacio donde confluyen las ideas de quienes han transitado diferentes contextos sociales y/o culturales, todo aquello que llamamos interdisciplinariedad y transdisciplinariedad y sus largos etcéteras.
Aprovecho para decir que comparto plenamente la opinión del alumno, y que en todo caso, si el mensaje es nuevamente enviado con nombre y apellido, con gusto será publicado y respondido, bienvenido sea ese debate, que tanto nos debemos.
Cordiales saludos

Daniel Canosa

lunes, 20 de noviembre de 2017

Entrevista a Malena Soto Roediger, estudiante de Bibliotecología del ISFD yT N° 35 de Monte Grande, Buenos Aires, Argentina


Noticia biográfica

Malena Soto Roediger se encuentra cursando el 3° año de la Tecnicatura Superior en Bibliotecología en el ISFDyT N°35 Profesor Vicente D’Abramo, hasta el momento no cuenta con experiencia laboral en bibliotecas, exceptuando las prácticas efectuadas en 2016 en la misma casa de estudios. Participó en el proyecto Biblioteca Humana, articulado desde la cátedra Gestión de Unidades de Información, de segundo año, donde colaboró en el evento ralizado en la biblioteca Florentino Ameghino de Luis Guillón.

Entrevistador: Daniel Canosa

- ¿Por qué la Bibliotecología?

Porque las bibliotecas representaron un espacio que me maravilló, me llamó muchísimo la atención por ser un lugar donde uno puede ir con una pregunta, con una curiosidad y salir de allí de otra forma, cambiado, generaba (en los mejores casos) satisfacción. Poder brindar eso a otras personas es lo que me apasiona de esta profesión.

- Antes de descubrir la profesión ¿ha frecuentado la consulta en bibliotecas? ¿Ha manifestado afición por la lectura, por alguna expresión artística, literaria o cultural en particular?

Sí, he frecuentado consultas en bibliotecas varias veces, la mayoría por mi afición a la lectura. El arte en general me atraen muchísimo, aunque específicamente la lectura y escritura, la palabra como expresión artística siempre me acompaña.

- Dos preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más lo influenció? y ¿Qué está leyendo actualmente?

No es una pregunta fácil de contestar, porque cada libro influencia al lector, en distintos aspectos.  Me impactó Cien años de soledad, hizo que pensara seriamente en el arte de escribir. Actualmente estoy leyendo Seda de Alessandro Baricco.

- ¿Cómo definiría a un bibliotecario?

Un bibliotecario es un profesional que investiga las necesidades de información de la comunidad a la que sirve, satisface esas necesidades y genera espacios de encuentro. Su propósito es incrementar la curiosidad y producción de conocimiento en cada ciudadano, ayudando a incrementar el potencial de su comunidad.

- ¿Qué opina del rol social del bibliotecario?

Es la base de su trabajo y su objetivo para cada actividad que realice.

- Con respecto al plan de estudios de la carrera ¿Considera que sus contenidos favorecen la adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades vinculados al rol social del bibliotecario?

No completamente, deberían estar todas las materias enfocadas al rol social bibliotecario, tratarlas desde ese aspecto.


- Se habla frecuentemente de un cambio de paradigma dentro de la profesión (pasando del paradigma de la información al de la comunicación), según su enfoque particular, ¿Percibe ese cambio en el tratamiento docente de cada materia?

Generalmente son contenidos técnicos, existe una falta de compromiso y enfoque social en varias materias, inclusive en las técnicas.

-En el caso que, promovido por el docente, haya realizado una práctica académica o pasantía en alguna unidad de información ¿Considera que los conocimientos adquiridos fueron suficientes para desempeñarse en tales prácticas? ¿Qué conocimientos tuvo que aplicar?

En ciertos aspectos no fueron suficientes. Los conocimientos que tuve que aplicar son análisis y descripción documental, fuentes y servicios de referencia, uso del software Pérgamo, políticas de expurgo (incluyendo conocimientos en conservación, preservación y restauración),

- ¿Considera que la bibliografía utilizada en materias relacionadas con tecnologías de comunicación e información se encuentra actualizada? ¿Considera válido el equilibrio entre teoría y práctica en relación a los conocimientos técnicos impartidos en la carrera?

La bibliografía no se encuentra actualizada y hay un desequilibrio entre la teoría y la práctica.

-¿Suele participar en listas bibliotecarias? ¿Considera interesante el nivel de los debates? ¿Cómo percibe en dicho espacio la recepción de temas políticos?

No, hasta el momento.

-Como estudiante ¿Presenció en el aula un debate / clase/ conversación /comentario / reflexión y/o contenido sobre la necesidad o no de contar con sindicatos / gremios / asociaciones en temas relativos a derechos laborales? En caso que la respuesta resulte negativa ¿Considera de utilidad profesional que el docente favorezca espacios de discusión y debate sobre estas temáticas?

Me parecen temáticas que deben tratarse, ya que al momento de comenzar con las actividades laborales el empleado es el que está en riesgo por su falta de conocimientos en relación a los derechos y deberes laborales. A la vez tratar estos temas favorece la creación de ambientes con diversas formas de pensar lo que resulta en bibliotecas sin prejuicios.  


- El concepto de neutralidad en la profesión ha dividido las aguas ante las problemáticas sociales y políticas que inciden en alguna medida en el contexto bibliotecario, según lo vivenciado como alumna de la carrera ¿desde el aula, recuerda si algún docente ha interpelado y/o analizado esta cuestión?

Si, se trata el tema prácticamente en cada día de clase, aunque en algunos espacios curriculares no se analiza el rol bibliotecario como agente activo y tampoco sobre cómo y dónde podemos utilizar dicho rol. Por ende se genera una sensación de pasividad en la profesión, más que nada como estudiantes, al observar la realidad en comparación con lo que se tiene como ideal bibliotecario.

-¿Como percibe a la bibliotecología en contextos interdisciplinarios? ¿Resulta visible? ¿Siente que la carrera le otorga elementos para dar respuestas a problemáticas sociales que otras disciplinas sí ofrecen? (ejemplo inclusión social, problemáticas de minorías sociales, desastres ambientales, conflictos bélicos, problemáticas jurídicas, etc.)

Tal vez no resulte tan visible, pero si siento que la carrera me da ciertas herramientas para lograr cambios.

-¿Recuerda en alguna clase que el docente haya abordado cuestiones vinculadas a bibliotecas en contextos sociales vulnerables? (comunitarias, rurales, campesinas, indígenas, carcelarias o de temas relativos a minorías, desplazados sociales, multiculturalidad, comunidades sexuales, bibliotecas humanas, etc.)

Si lo recuerdo, de hecho trabajamos en la realización de un proyecto de biblioteca humana, que abordaba distintas temáticas relativas a ciertas minorías.

-Si le fuera dado proponer modificaciones en los planes de estudio de la carrera ¿En que aspectos técnicos y/o humanísticos focalizaría su atención? ¿Favorece la institución académica escenarios de discusión y debate que habiliten posteriormente la concreción de dichas propuestas por parte de los alumnos?

Mis propuestas serían en los aspectos técnicos, que contengan una visión más activa, que contengan un propósito más claro, apuntando hacia lo social. Y finalmente que haya concordancia entre teoría y práctica, entre lo técnico y lo humanístico. No hay una promoción por parte de la institución a la discusión y debate.

-Se habla frecuentemente de la lenta desaparición del libro impreso, incluso en foros de bibliotecología, en su caso como estudiante ligado permanentemente a la utilización de dispositivos físicos, digitales y/o virtuales ¿Qué le provoca esta situación?

En mi caso utilizo de manera variada, aunque me inclino por reducir el uso de los libros impresos, más que nada por comodidad y reducción de gastos.

Muchas gracias Malena
Daniel Canosa

martes, 14 de noviembre de 2017

Entrevista a Felipe Quinteros, estudiante de bibliotecología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Buenos Aires, Argentina


Noticia biográfica

Felipe Quinteros tiene 25 años, es estudiante avanzado de la carrera de Licenciatura en Biotecnología y Ciencias de la Información (BCI) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de la Plata (FAHCE-UNLP). Ingresó a estudiar en el año 2012 y se encuentra terminando de escribir su tesina de Licenciatura. Previamente estudió un año de Licenciatura en Comunicación Social en la misma Universidad. Formó parte de un proyecto de extensión hasta principios del año 2017, coordinado entre el departamento y la CONABIP, encargado de realizar asistencia técnica a bibliotecas populares de todo el país en el Sistema Integrado de Gestión Bibliotecaria DIGIBEPE. Asimismo en 2016 fue ayudante del curso de Ingreso de la carrera de Bibliotecología y adscrito a la materia Administración de Unidades de Información. Actualmente, también como alumno, forma parte de la Junta Asesora Departamental y del Proyecto de Investigación "Entramados de la cultura impresa en Buenos Aires: Libros, Lectores, Bibliotecas (Siglos XIX-XX)".

Entrevistador: Daniel Canosa

- ¿Por qué la Bibliotecología?

Como muchas personas al salir del secundario, creía tener en claro la carrera que quería estudiar. No fue así, pues mi primera elección la abandoné al año de cursarla. Sin embargo si tenía en claro que quería estudiar algo, y al ser un sujeto curioso y al tener personas que conocían la carrera de antemano en mi círculo de relaciones, me inscribí en Bibliotecología. Pero esto no significa que yo supiera específicamente de que se trataba la carrera al inscribirme en ella. Sinceramente lo que más me atrajo fue la cantidad de cosas que hay por hacer en Bibliotecología y la apertura de posibilidades que ofrece.

- Antes de descubrir la profesión ¿ha frecuentado la consulta en bibliotecas? ¿Ha manifestado afición por la lectura, por alguna expresión artística, literaria o cultural en particular?

Mis visitas a bibliotecas no han sido tan asiduas como querría en el pasado. Quizás porque en mi casa paterna y materna siempre hubo una biblioteca propia y esto se relaciona con la segunda pregunta. Efectivamente, al tener tanto material de lectura y estar expuesto al mismo desde temprana edad, siempre fui de leer y mucho. La biblioteca, en mi mente, era una institución casi mítica durante la niñez y luego se volvió algo igual de respetable pero más a nivel conceptual, porque pocas fueron las veces que pisé una antes de estudiar la carrera.

- Dos preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más lo influenció? y ¿Qué está leyendo actualmente?

Es una pregunta complicada de responder. Se me vienen a la cabeza dos libros que considero de gran importancia para mí y que, en gran parte, despertaron más mi curiosidad. Por un lado, del género literario-histórico, sería la serie de novelas de Masters of Rome de Colleen McCullough. En el género de divulgación científica, y sobre todo por su gran forma de escribir, diría que me influenció mucho El Mundo y sus demonios, de Carl Sagan. Actualmente estoy leyendo Una historia de la lectura, de Alberto Manguel.

- ¿Cómo definiría a un bibliotecario?

Un bibliotecario es un profesional que debe tener una gran vocación de servicio y un compromiso con la sociedad, la cultura y el conocimiento. Es el encargado de otorgar la información correspondiente a quien corresponde en el momento en que corresponde. También, y quizás aquí peco de poseer una visión romántica y algo desactualizada, creo que el bibliotecario es un guardián del conocimiento. Considérese esto último no como un guardián conservador, sino todo lo contrario: un custodio del conocimiento humano que permite a otros individuos acceder al mismo gracias a dicha tarea. Por esto estoy convencido que no toda persona trabajando en una biblioteca es un bibliotecario. La valoración del título académico es importante y si nosotros mismos no lo tenemos en cuenta no podemos pedir a la sociedad que lo haga por nosotros.

- ¿Qué opina del rol social del bibliotecario?

Esto está muy relacionado con mi respuesta anterior. Considero que el bibliotecario tiene un rol social de forma invariable. Quiero decir: Es un profesional que trabaja para otorgar un servicio a la sociedad. Eso por un lado. En otro plano habría que dimensionar la concientización de todo lo que un bibliotecario puede realizar dentro de la sociedad en donde está inserto y lo que la misma sociedad le permite realizar. En resumidas cuentas y para no divagar demasiado al respecto: La tarea del bibliotecario no puede desprenderse de su rol social. Sin embargo, todo depende de su propia iniciativa y de las barreras de la sociedad en donde se encuentre para determinar el nivel de alcance efectivo de dicho rol.

- Con respecto al plan de estudios de la carrera ¿Considera que sus contenidos favorecen la adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades vinculados al rol social del bibliotecario?

Considero que el plan de estudios cubre el aspecto referido a la vocación de servicio del bibliotecario, que es una de las dimensiones de su rol social. Creo que es posible profundizar los mismos para cubrir otros aspectos y posibilidades. El aporte que los bibliotecarios podemos hacer a la sociedad, potencialmente, es considerable.


- Se habla frecuentemente de un cambio de paradigma dentro de la profesión (pasando del paradigma de la información al de la comunicación), según su enfoque particular, ¿Percibe ese cambio en el tratamiento docente de cada materia?

La carrera tiene un alto contenido técnico debido a que debe sus orígenes en la práctica profesional. A pesar de esto existen materias, sobre todo en los últimos años de cursada, que fomentan contenidos de índole comunicativa y social, sí. No sabría decir si resulta suficiente o no, pero lo que está claro es que los docentes no son ajenos a los cambios de la disciplina ni lo ignoran. Es más, lo abrazan como algo que ocurre y a lo que los bibliotecarios deben acostumbrarse.

-En el caso que, promovido por el docente, haya realizado una práctica académica o pasantía en alguna unidad de información ¿Considera que los conocimientos adquiridos fueron suficientes para desempeñarse en tales prácticas? ¿Qué conocimientos tuvo que aplicar?

Depende de la pasantía y de la biblioteca en la que se realice. La verdad es que la carrera apunta a formar bibliotecarios de bibliotecas universitarias o públicas, y la realidad de estas es muy diferente de las, por ejemplo, populares o escolares. ¿Qué quiero decir con esto? Que si la pasantía se realizara en una biblioteca universitaria probablemente los contenidos y conocimientos impartidos en nuestra educación resultarían suficientes (De nuevo, no puedo afirmarlo con certeza). Pero de lo que si estoy seguro es que si la pasantía fuera en una biblioteca popular el egresado de la carrera se encontraría incómodo ante desafíos que solo una realidad como esa le presenta. Los conocimientos técnicos serían aplicados, obviamente. Los relacionados al contacto con el usuario serían de extrema utilidad y la formación alrededor de la búsqueda de la información en la web, imprescindible.

- ¿Considera que la bibliografía utilizada en materias relacionadas con tecnologías de comunicación e información se encuentra actualizada? ¿Considera válido el equilibrio entre teoría y práctica en relación a los conocimientos técnicos impartidos en la carrera?

La materia la cursé hace tres años creo, así que no sabría decir en este momento si está actualizada, aunque conociendo a los docentes a cargo estoy seguro que sí. Cuando la cursé si me pareció actualizada y los temas abordados de interés para el mundo contemporáneo y para la disciplina en particular. En mi visión personal hay contenidos técnicos que resultan obsoletos y que los espacios curriculares que ocupan podrían ser empleados en materias que apunten más a la parte teórica y/o práctica. Repito, es una apreciación personal.

-¿Suele participar en listas bibliotecarias? ¿Considera interesante el nivel de los debates? ¿Cómo percibe en dicho espacio la recepción de temas políticos?

No en listas bibliotecarias. Mis discusiones están en el ámbito académico con mis compañeros y docentes. Formo parte de la Comisión de Estudiantes de la carrera y de la Junta Asesora Departamental, como representante del claustro de alumnos. Siento que los temas políticos son abordados con cuidado, al menos en el ámbito donde me muevo yo. Los debates son interesantes, y no es que no existan. Simplemente se toman con cuidado. Personalmente prefiero la prudencia a que posiciones extremas jueguen en contra de los integrantes de la disciplina. Los extremos nunca son buenos.

-Como estudiante ¿Presenció en el aula un debate / clase/ conversación /comentario / reflexión y/o contenido sobre la necesidad o no de contar con sindicatos / gremios / asociaciones en temas relativos a derechos laborales? En caso que la respuesta resulte negativa ¿Considera de utilidad profesional que el docente favorezca espacios de discusión y debate sobre estas temáticas?

No tengo un recuerdo exacto de quien inició el tema en clase. Creo que fue una cuestión conjunta, probablemente surgida del papel de AGBRA como organización sindical o no y de lo que se puede realizar alrededor de la misma para que funcione como tal. Es un recuerdo muy vago que tengo, de principios de la carrera. De todas formas, si recuerdo que la idea fue desestimada casi en seguida, probablemente debido a lo que implica crear una organización sindical y los alcances que efectivamente tiene AGBRA.


- El concepto de neutralidad en la profesión ha dividido las aguas ante las problemáticas sociales y políticas que inciden en alguna medida en el contexto bibliotecario, según lo vivenciado como alumno de la carrera ¿desde el aula, recuerda si algún docente ha interpelado y/o analizado esta cuestión?

Si, también tengo recuerdos de situaciones referidas a este tema en las aulas. En un contexto donde las posiciones radicales están al orden del día, algo de neutralidad es completamente necesario y sano. Quizás “neutralidad” no es el término, sino objetividad… intentar ser parcial. Prefiero que veamos grises antes que blancos y negros. Por otro lado, obviamente que habrá posiciones enfrentadas o divididas… es algo normal de la academia. Lo importante es que, como profesionales y pertenecientes a una casa de estudios como la FAHCE sepamos hacer lo que la sociedad en donde estamos insertos parece no saber: consensuar de forma civilizada.

-¿Como percibe a la bibliotecología en contextos interdisciplinarios? ¿Resulta visible? ¿Siente que la carrera le otorga elementos para dar respuestas a problemáticas sociales que otras disciplinas sí ofrecen? (ejemplo inclusión social, problemáticas de minorías sociales, desastres ambientales, conflictos bélicos, problemáticas jurídicas, etc.)

La Bibliotecología es importante, pero es justamente la capacidad que tiene de relacionarse con otras disciplinas (y de tomar conceptos de estas últimas y acuñarlos para el conocimiento bibliotecario) lo que le da una perspectiva más general de problemáticas sociales. Los bibliotecarios se desempeñan para servir a la sociedad en sus necesidades de Información, y los bibliotecólogos investigan temas académicos que, en última instancia, contribuyen a la primera tarea.  La relación interdisciplinar enriquece a la bibliotecología y le permite contextualizar algunos fenómenos, sobre todo social, histórico y cultural desde un enfoque bibliotecario. Yo percibo que, al igual que muchas otras disciplinas, la Bibliotecología y Ciencias de la Información no puede responder a problemáticas sociales por sí misma, sino que requiere de otras áreas del conocimiento y, a su vez, puede aportar su visión particular. Sin embargo es cierto que nuestra disciplina no es tan visible como tal respecto a otras.

-¿Recuerda en alguna clase que el docente haya abordado cuestiones vinculadas a bibliotecas en contextos sociales vulnerables? (comunitarias, rurales, campesinas, indígenas, carcelarias o de temas relativos a minorías, desplazados sociales, multiculturalidad, comunidades sexuales, bibliotecas humanas, etc.)

Si, recuerdo que se hayan abordado situaciones de instituciones así, en cuanto a las bibliotecas insertas en comunidades vulnerables, recuerdo específicamente que en la materia Políticas de la Información y Tecnologías de la Información se trató el tema de biblioteca para presos y para comunidades aborígenes a nivel internacional. También recuerdo en el Seminario de Promoción de la Lectura hablar de conformar colecciones que apunten a públicos en particular, entre ellos poblaciones vulnerables. Estos casos fueron traídos por los respectivos docentes, pero siempre fue tratado como formación... "complementaria". La educación de los alumnos de la carrera busca que estemos capacitados para considerar que todo usuario de la biblioteca debe ser atendido de igual forma y con los mismos derechos, cosa que resulta algo obvio en el imaginario social hoy día pero que nunca esta de más resaltar. A pesar de esto hay cosas que quedan lejos del alcance de la currícula, como (para dar un ejemplo quizás crudo) el que nosotros como profesionales estemos formados para poder hablar mediante lenguaje de señas con gente incapaz de oír.
De nuevo, esto se relaciona mucho con el rol social del bibliotecario y de lo que su formación y la sociedad misma le permiten realizar y no tanto en donde se encuentre ubicada la biblioteca. Obviamente, el contexto determina los alcances de los objetivos y funciones de la unidad de información, pero si la misma cuenta con todos los recursos pero la formación del bibliotecario no apunta a llenar correctamente el papel que debe desempeñar en esta, entonces hay algo "trunco" en la relación bibliotecario-institución-publico de usuarios. De todas maneras es muy difícil pedir que la academia se encargue de formar profesionales capaces de cubrir todos y cada uno de los casos de bibliotecas en poblaciones vulnerables y lo que necesitan los bibliotecarios para poder atenderlas correctamente y, quizás, por esta misma razón es que se ve como algo complementario.

-Si le fuera dado proponer modificaciones en los planes de estudio de la carrera ¿En que aspectos técnicos y/o humanísticos focalizaría su atención? ¿Favorece la institución académica escenarios de discusión y debate que habiliten posteriormente la concreción de dichas propuestas por parte de los alumnos?

Personalmente pondría más atención en el aspecto teórico de la disciplina. La carrera ha evolucionado mucho en los últimos años sobre todo, y la madurez de los académicos que conforman su cuerpo docente, en su mayoría, es notable. Pero a pesar de esto creo que hay carencias en la formación de los alumnos concernientes a la parte investigativa y lo noto ahora que estoy escribiendo mi tesina de Licenciatura, por lo que sería interesante desarrollar un plan que otorgara más y mejores herramientas al futuro Licenciado para que en el momento de enfrentarse a la tesina no deba aprender todo el proceso investigativo desde cero. Igualmente, esto último no es una cuestión del todo desatendida, porque Investigaciones Bibliotecológicas y el Seminario General se encargan de otorgar algunos de los mencionados lineamientos, pero sostengo que la formación debería ser a lo largo de toda la carrera y no en los últimos años.
Creo que hay materias técnicas que ocupan demasiado tiempo del plan. No las desmerezco para nada, son tan importantes como cualquier otro aspecto de la Bibliotecología considerando que la disciplina le debe mucho a la parte técnica de la profesión justamente, pero se interioriza al alumno en la Clasificación y Catalogación, por ejemplo, con herramientas obsoletas que en lo personal, no encuentro un justificativo sólido respecto a su empleo más que a forma de interiorización. En cambio, otras materias con contenidos densos como Historia del Libro y de las Bibliotecas cuentan con solo un cuatrimestre para desarrollarse. Yo pondría el punto de atención en estos “desbalances”.En cuanto a los espacios de discusión, yo siempre sentí que estaban abiertos; así como los canales de diálogo. La conformación de la Comisión de Reforma de Plan de Estudios y la convocatoria al claustro de estudiantes para formar parte de la misma es una prueba tangible de esto.

-Se habla frecuentemente de la lenta desaparición del libro impreso, incluso en foros de bibliotecología, en su caso como estudiante ligado permanentemente a la utilización de dispositivos físicos, digitales y/o virtuales ¿Qué le provoca esta situación?

Me provoca pensar que es una afirmación apresurada, por decirlo de alguna forma. El libro físico es muy difícil que desaparezca del todo, según mi percepción, porque en última instancia en lo físico es donde se encuentra el último bastión de la preservación del conocimiento. No voy a ir en contra de las nuevas Tecnologías de la Información y mi afirmación no se encuentra en esta línea. Son importantísimos los avances que la Bibliotecología incorpora a sus quehaceres cotidianos y al desarrollo de sus tareas, y los Bibliotecarios y Bibliotecólogos debemos estar formados y capacitados para tratar estas incorporaciones de la misma forma que el material físico, pero si desde la Bibliotecología afirmamos que el libro desaparecerá en su formato impreso creo que cometemos un error de visión sobre el futuro y no por cuestiones sentimentales, sino por falta de practicidad. Quizás me arriesgo al hacer una afirmación de este estilo, pero pienso que el libro impreso seguirá perdurando aunque sea como respaldo a futuros formatos no físicos o dependientes de fuentes de energía y que los que estamos formados o formándonos en esta área del conocimiento debemos abogar por que no desaparezca.

Muchas gracias Felipe
Daniel Canosa

domingo, 12 de noviembre de 2017

Las bibliotecas en la Tierra de la Gran Nube Blanca


En un extenso trabajo titulado “Library Services to Indigenous Populations: Case Studies”, editado y compilado por Loriene Roy y Antonia Frydman, las autoras parten de un interrogante básico, muchas veces desestimado por quienes investigan sobre servicios bibliotecarios a comunidades indígenas: ¿quiénes son los indígenas?, pregunta que tiene múltiples aristas las cuales despliegan contextos insondables para quienes no frecuentan comunidades, de hecho las investigadoras son conscientes que la pregunta sobre quién y qué califica como indígena no es neutral, como tampoco la respuesta es sencilla.
A lo largo del tiempo muchos analistas han querido focalizar en el criterio de “descendencia, residencia, cultura, lazos sociales o combinaciones de tales criterios”, lo que no debe desconsiderarse en este análisis es la intencionalidad de quien formula la pregunta.
En tal sentido, y luego de analizar las posibilidades suscitadas desde el lenguaje y las etimologías, las editoras consideraron utilizar los términos “pueblos indígenas” y “pueblos nativos” para referirse a los originarios de la tierra, cabe señalar que una de las autoras (Lorine Roy) se declara perteneciente a la cultura anishinaabe (también conocidos como anishinaabeg o anishinabek, cuyas comunidades se encuentran desperdigadas al norte de EEUU y al sur de Canadá) lo cual otorga otro sentido a su trabajo.
Basándose en una descripción de los servicios, misión y visión de las bibliotecas, documentos y acervos generados, tipología de usuarios, y características de las comunidades en las cuales están insertas dichas unidades, las autoras han abordado las diferentes experiencias surgidas en países como EE.UU, Canadá, Guatemala, México, Etiopía, Sud África, Uganda, China, Pakistán, Australia y Nueva Zelanda. En relación a esta última se destacan varias experiencias que pueden ser útiles para analizar en cuanto a la probable replicación de algunas actividades y servicios en el contexto latinoamericano.
Entre los maoríes de Aotearoa

Uno de esos casos, ubicados en el norte de Nueva Zelanda (Aotearoa, la Tierra de la Gran Nube Blanca), corresponde a la cultura de los Ngāi Tahu y los Ngā Maata Waka (comunidades maoríes que residen mayormente en la ciudad de Christchurch, ubicada en la región de Canterbury), donde es posible encontrar colecciones específicas de la cultura maorí, incluyendo tratamiento lingüístico, artículos de publicaciones periódicas y libros.
En dicho documento su autora Ariana Tikao comenta que cada biblioteca cuenta con un Ngā Ratonga Māori (Servicio que remite a los servicios de salud maoríes existentes en hospitales, cuyo sentido es brindar asistencia a los pacientes apoyándolos en temas culturales, valores y creencias), el que está encabezado por el Kaiwhakahaere Ratonga Māori (coordinador), un pequeño equipo de Kaitakawaenga (personal de enlace) y un equipo más grande de Kaiawhina (personal de apoyo) conformando una red y propiciando apoyo educativo en cada comunidad.
Una característica particular de estas bibliotecas ha sido el adoptar principios filosóficos de la cultura y aplicación de políticas biculturales, buscando proporcionar acceso a todo tipo de información maorí. Algo para resaltar en este enfoque es que las bibliotecas, tanto en los nombres como en las señalizaciones, llevan términos bilingües (maorí-inglés).
Allí sus lectores pueden acceder libremente a colecciones de la cultura, incluyendo sector infantil, música regional, acceso a programas de televisión en lengua materna, y como rasgo distintivo consulta de fotografías de la llamada Ngāi Tahu (imágenes sobre reclamos de tierras de la tribu local). De hecho para enriquecer este recurso la biblioteca creó un índice en línea sobre materiales relacionados con esas reivindicaciones territoriales.
Por último cabe señalar un programa denominado Matariki (Año Nuevo maorí), en el que se realizaron una serie de eventos en 2011 en toda la ciudad, que involucraron la participación de bibliotecas, centros de aprendizaje, centros culturales tradicionales y escuelas primarias.
Este programa permitió ofrecer a las comunidades una serie de eventos y seminarios culturales en relación a la comprensión del Año Nuevo Maorí, festividad que tiene gran importancia en el ciclo de recolección de alimentos, celebraciones tribales que tienen un profundo significado cultural, y que son representadas por diferentes iwi (tribus).
Cada invierno, las estrellas de Matariki y Puanga (Rigel en Orion) señalan el final de un año y el comienzo del siguiente. Marca el comienzo del Año Nuevo Aotearoa / Pacífico según el calendario lunar. En 2017, esto tuvo lugar en Pipiri el 25 de junio.
Estas expresiones culturales son tan complejas y valiosas que las volveremos a tratar en sucesivas entregas.
Nota: el texto analizado corresponde a un extracto del documento “Library Services to Indigenous Populations: Case Studies”, caso número 33, elaborado por Ariana Tikao (Ngāi Tahu), Research Librarian, Māori at the Alexander.Turnbull Library. Wellington. Aotearoa/New Zealand. Disponible en: https://www.ifla.org/files/assets/indigenous-matters/publications/indigenous-librarianship-2013.pdf
Māori zone http://www.christchurchcitylibraries.com/Maori/

Nota: la imagen de Ariana Tikao corresponde al sitio Web “University of Otago” https://blogs.otago.ac.nz/crocc/tag/maori-history/
Versión El Orejiverde: http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/3463-las-bibliotecas-en-la-tierra-de-la-gran-nube-blanca

martes, 7 de noviembre de 2017

Entrevista a Jaime Julieta Ariadna, estudiante de Bibliotecología del ISFD yT N° 35 de Monte Grande, Buenos Aire Argentina



Noticia biográfica

Jaime Julieta Ariadna estudió la Tecnicatura Superior en Bibliotecología en el Instituto de Formación Docente y Técnica Nº 35, Profesor Vicente D’Abramo en la localidad de Monte Grande, partido de Esteban Echeverría, Pcia, de Buenos Aires. Ingresó a la carrera en 2014. Participó en los Fogones de Bernal con el subgrupo Infinito, con éste llevaron a cabo la actividad lógica matemática acompañados del estudiante avanzado en Cs. Matemáticas (UBA) Daniel Grimaldi. En 2016 colaboró en el evento Biblioteca Humana, proyecto de Gestión dictado por la profesora Mirta Pérez Díaz y su ayudante de cátedra Sandra Caputi junto con los alumnos de segundo año de la carrera.
Entrevistador: Daniel Canosa

- ¿Por qué la Bibliotecología?
Cuando finalicé el nivel secundario, la orientación para seguir una carrera profesional era la de Ciencias Sociales y Humanidades. Intenté con dos carreras universitarias pero no estaba satisfecha, así que en la búsqueda de nuevas carreras opté por Bibliotecología, que la tenía en mente mientras iba a la Universidad.

- Antes de descubrir la profesión ¿ha frecuentado la consulta en bibliotecas? ¿Ha manifestado afición por la lectura, por alguna expresión artística, literaria o cultural en particular?
Desde pequeña me han gustado los libros y revistas. Recuerdo ir caminando por Av. Corrientes (Ciudad de Buenos Aires) y quedarme fascinada por la cantidad de libros que había en las librerías, disfrutaba mucho estar en aquel lugar. Luego en mi adolescencia retiraba libros de la biblioteca escolar.
- Dos preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más lo influenció? y ¿Qué está leyendo actualmente?
No hay un libro en particular que me haya influenciado, siempre me gustó la lectura, pero podría mencionar Los vecinos mueren en las novelas de Sergio Aguirre, mi escritor favorito en la adolescencia. Actualmente estoy leyendo El bien común de Noam Chomsky.

- ¿Cómo definiría a un bibliotecario?
El bibliotecario es un profesional de la información que sabe dónde y cómo buscar.  Su función en la sociedad no solamente es mediar entre la información y el usuario, es un profesional que brinda servicios, crea productos que satisfagan las necesidades informacionales y culturales de sus usuarios.

- ¿Qué opina del rol social del bibliotecario?
Estupendo. El bibliotecario está inserto en la sociedad y por lo tanto debe estar en contacto con su entorno. Debe ser proactivo e innovador. Utilizar las tecnologías vigentes y cooperar con colegas.
- Con respecto al plan de estudios de la carrera ¿Considera que sus contenidos favorecen la adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades vinculados al rol social del bibliotecario?

El plan de estudios nos prepara para ser técnicos, pero algunas materias durante los tres años de carrera tienen una orientación para el desarrollo de habilidades que están vinculadas al rol social, este fue el caso de Gestión y Administración II dictada por la Prof. Mirta Pérez Díaz y su ayudante de Cátedra Sandra Caputi.


- Se habla frecuentemente de un cambio de paradigma dentro de la profesión (pasando del paradigma de la información al de la comunicación), según su enfoque particular, ¿Percibe ese cambio en el tratamiento docente de cada materia?

Sí. Más allá de la formación técnica que recibimos para llevar adelante la organización de los documentos, hay materias que nos permiten fomentar habilidades sociales.

-En el caso que, promovido por el docente, haya realizado una práctica académica o pasantía en alguna unidad de información ¿Considera que los conocimientos adquiridos fueron suficientes para desempeñarse en tales prácticas? ¿Qué conocimientos tuvo que aplicar?

Lo experimenté cuando participamos en el evento anual y cultural, denominado Fogones de Bernal. Allí participamos todos los alumnos de segundo año de la carrera y pusimos en práctica aptitudes, habilidades y talentos que fuimos descubriendo a medida que se desarrollaba el proyecto. Fue una experiencia muy importante, ya que aprendimos cómo se ejecutan los proyectos promovidos desde una biblioteca popular.

- ¿Considera que la bibliografía utilizada en materias relacionadas con tecnologías de comunicación e información se encuentra actualizada? ¿Considera válido el equilibrio entre teoría y práctica en relación a los conocimientos técnicos impartidos en la carrera?

Particularmente considero que se debe examinar la bibliografía referente a las TIC. Con respecto a la segunda pregunta si hay un equilibrio, porque por ejemplo, en nuestro instituto hemos practicado con Koha y Winisis, y anteriormente trabajamos la teoría.

-¿Suele participar en listas bibliotecarias? ¿Considera interesante el nivel de los debates? ¿Cómo percibe en dicho espacio la recepción de temas políticos?
Momentáneamente no, pero estoy incursionando sobre la participación. Esto permite el feedback sobre lo que opinan los profesionales.

-Como estudiante ¿Presenció en el aula un debate / clase/ conversación /comentario / reflexión y/o contenido sobre la necesidad o no de contar con sindicatos / gremios / asociaciones en temas relativos a derechos laborales? En caso que la respuesta resulte negativa ¿Considera de utilidad profesional que el docente favorezca espacios de discusión y debate sobre estas temáticas?

Sí. Podría mencionar que en una clase se trató el tema de incluir dentro de la formación profesional una asignatura sobre Política, ya que muy poco se habla entre compañeros sobre nuestros derechos laborales.

- El concepto de neutralidad en la profesión ha dividido las aguas ante las problemáticas sociales y políticas que inciden en alguna medida en el contexto bibliotecario, según lo vivenciado como alumno/a de la carrera ¿desde el aula, recuerda si algún docente ha interpelado y/o analizado esta cuestión?
El profesional bibliotecario no debe estar ajeno a las problemáticas sociales y políticas, es un individuo que está inserto en la sociedad y que además debe conocer el entorno. Esta cuestión si ha sido analizada en el aula, porque se ha tratado la profesión en relación a la proactividad y a la democratización de la información.

-¿Como percibe a la bibliotecología en contextos interdisciplinarios? ¿Resulta visible? ¿Siente que la carrera le otorga elementos para dar respuestas a problemáticas sociales que otras disciplinas sí ofrecen? (ejemplo inclusión social, problemáticas de minorías sociales, desastres ambientales, conflictos bélicos, problemáticas jurídicas, etc.)
La bibliotecología es una disciplina social y que está presente para dar respuestas a problemáticas sociales. Podría ejemplificarlo cuando participé como colaboradora en la biblioteca humana que se realizó en la ciudad de Luis Guillón, partido de Esteban Echeverría. En dicho evento diferentes libros humanos contaron a los lectores sus experiencias de vida desde el protagonismo por el cual representaban. Los libros humanos interactuaban con los lectores, esto permitió dejar de lado el prejuicio o el estereotipo vinculado hacia ellos.

-¿Recuerda en alguna clase que el docente haya abordado cuestiones vinculadas a bibliotecas en contextos sociales vulnerables? (comunitarias, rurales, campesinas, indígenas, carcelarias o de temas relativos a minorías, desplazados sociales, multiculturalidad, comunidades sexuales, bibliotecas humanas, etc.)
Sí. En el primer año de la carrera en la materia Introducción en Bibliotecología y Ciencias de la Información, la docente a cargo nos dio una actividad para relacionar videos con las Directrices IFLA/UNESCO para el desarrollo del servicio de bibliotecas públicas. En aquellos videos estaba por ejemplo, el del biblioburro, donde un docente se acercaba con sus burros Alfa y Beto y llevaba libros a los niños que viven en la zona rural en el Estado colombiano.
-Si le fuera dado proponer modificaciones en los planes de estudio de la carrera ¿En que aspectos técnicos y/o humanísticos focalizaría su atención? ¿Favorece la institución académica escenarios de discusión y debate que habiliten posteriormente la concreción de dichas propuestas por parte de los alumnos?
En cuanto a los aspectos técnicos reforzaría aún más en la práctica y en lo humanístico propondría que se tratara con mayor profundidad, ya que en algunos espacios no se los considera. El instituto cuenta con un centro de estudiantes donde allí se podrían plantear estas propuestas.

-Se habla frecuentemente de la lenta desaparición del libro impreso, incluso en foros de bibliotecología, en su caso como estudiante ligado permanentemente a la utilización de dispositivos físicos, digitales y/o virtuales ¿Qué le provoca esta situación?
Particularmente creo que estamos preocupándonos por el soporte, pero lo que importa siempre es el contenido del documento. Sin duda los dispositivos físicos, digitales o virtuales son los más utilizados, debido a que la información “actualizada” está disponible en la web y llega a sus usuarios de manera más rápida. Prefiero el documento impreso, pero voy a ser sincera, cuando leo lo hago a través de la computadora, e-book y complemento con el soporte impreso.

Muchas gracias Julieta
Daniel Canosa