Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

sábado, 24 de marzo de 2018

AIATSIS, la gran biblioteca sobre pueblos indígenas de Australia


¿Cómo era antes de que Lord Vestey naciera y que yo naciera? Era un país de indígenas.
- Vincent Lingiari (Wattie Creek 1966)

La cita de Vincent Lingiari corresponde a una de las tantas historias que forman parte de los conflictos territoriales que durante siglos padecieron los pueblos originarios australianos, Lord Vestey era un propietario británico en cuyas tierras trabajaban agricultores indígenas en pésimas condiciones, lo que motivó en agosto de 1966 que algunos ganaderos Gurindji (comunidades indígenas que viven al norte de Australia), y de otros grupos fueron a una huelga para protestar contra Lord Vestey, conflicto que se prolongaría durante nueve años, y que finalmente se convertiría en una reivindicación para que los Gurindji pudieran volver a sus tierras.

Se sabe que en Australia existen más de 400 pueblos indígenas que representan una de las culturas más antiguas de la tierra, cada una con rasgos étnicos diferenciados, propios de una herencia identitaria común y una localización geográfica particular. Generalmente se los identifica por el nombre de su lengua materna. Los aborígenes australianos son, junto con los isleños del estrecho de Torres (estrecho marino que separa Australia, al sur, de la isla de Nueva Guinea, al norte) los descendientes de los primeros habitantes del país australiano y sus islas adyacentes, que a pesar de la llegada de colonos británicos a fines del siglo XVIII, han continuado viviendo en sus tierras a lo largo de la colonización europea. Según lo indica la legislación australiana, ambos pueblos constituyen el conjunto de los indígenas australianos. El territorio tradicional de los aborígenes australianos se extiende por toda Australia, Tasmania y algunas islas cercanas.

Después de numerosos debates, en el año 2000 el Gobierno australiano ha adoptado la siguiente definición: Un Aborigen o un Isleño del Estrecho de Torres es una persona descendiente de los Aborígenes o de los Isleños del Estrecho de Torres, que se identifica como Aborigen o Isleño del Estrecho de Torres y es aceptado como tal por la comunidad en la que vive. Dicha definición excluye la idea de mestizaje.

Los trabajos de documentación en el Instituto Australiano de Estudios Aborígenes

En Australia (más específicamente Canberra), existe una biblioteca que posee una de las mayores colecciones que hacen referencia al mundo indígena del país, se trata de “Australian Institute of Aboriginal and Torres Strait Islander Studies” (AIATSIS) Instituto Australiano de Estudios Aborígenes e Isleños del Estrecho de Torres, cuya  biblioteca, accesible a través de MURA Collection Catalogue, pone a disposición del usuario un fondo documental compuesto por libros, videos, grabaciones, mapas, manuscritos y textos digitalizados. Resulta interesante los distintos tipos de opciones que habilita el sitio Web, desde donde se destaca el segmento “Historias familiares” (facilitando al usuario la posibilidad de recoger información sobre cuestiones que hacen a su descendencia cultural indígena, especialmente con los isleños del Estrecho de Torres, cuyos descendientes comparten el tronco lingüístico Papú), así como diferentes recursos lingüísticos entre los que sobresalen un tesauro con temas relativos a los aborígenes australianos y los estudios de isleños del Estrecho de Torres, incluyendo grupos de idiomas y personas, el mismo se encuentra actualizado y puede descargarse en forma gratuita siguiendo los protocolos establecidos, también es posible consultar catálogos y bibliografía sobre los pueblos aborígenes, colección de idiomas (que reúne material impreso escrito en las propias lenguas indígenas australianas así como también colecciones audiovisuales con lecturas, conversaciones, análisis gramaticales y léxico, historias orales, ceremonias y canciones)  y el acceso a un mapa digital, que por su importancia lo detallaremos más adelante.
Dentro del sitio Web es posible consultar historias de vida de referentes comunitarios, las principales luchas de los pueblos indígenas australianos y documentos sobre el significado de los escudos, registros etnográficos, filmaciones y entrevistas a líderes nativos entre otros.

El trabajo de AIATSIS abarca una producción documental muy amplia en sincronía con la revista Australian Aboriginal Studies, así como también trabajos publicados por Aboriginal Studies Press (que constituye el brazo editorial del Instituto tanto como el principal editor australiano de estudios indígenas del continente). El objetivo institucional es visibilizar las publicaciones de autores indígenas australianos, incluyendo los trabajos de aquellos investigadores que trabajan en colaboración con personas aborígenes e isleños del Estrecho de Torres en toda Australia.


La necesidad de construir mapas sobre conflictos territoriales indígenas

Representa a mi entender uno de los grandes aportes de AIATSIS, plausible de ser replicado en cualquier contexto que cuente con situaciones de conflictos territoriales en comunidades indígenas, se trata de la creación de un mapa digital sobre culturas indígenas australianas, que busca representar a todos los grupos lingüísticos de los pueblos aborígenes de Australia. Los datos han sido tomados del trabajo de investigación llevado adelante por Norman B. Tindale, cuyo libro titulado "Aboriginal Tribes of Australia", ha sido publicado por la Universidad de California en 1974, lo que ha constituido un intento de representar la distribución tribal australiana en el exacto momento del contacto con colonos europeos.

En Internet es posible consultar el mapa  “Tribal boundaries in Aboriginal Australia”, un soberbio trabajo que detalla exhaustivamente los límites tribales entre comunidades, cuyos derechos de publicación pertenecen a South Australian Museum Archives. Al ingresar desde cualquier computadora podemos acceder a información específica de cada comunidad, entre ellos los datos de ubicación de coordenadas geográficas, registro de las lenguas maternas, materiales de referencia bibliográfica y nombres alternativos con los cuales son conocidas dichas culturas, junto con las correspondientes citas de las colecciones del museo en donde es posible consultar estos registros.

Por lo tanto lo que AIATSIS ofrece es una adaptación de lo investigado por el autor, determinando los límites culturales, lingüísticos y comerciales, así como las relaciones entre grupos de proximidad. El mapa fue desarrollado en colaboración con la Enciclopedia Aborígen de Australia, disponible en bibliotecas, en donde es posible consultar información detallada sobre los diferentes grupos representados. Cabe aclarar que el mapa generado desde AIATSIS no es definitivo y de hecho no es la única información disponible que vincula el registro cartográfico con el idioma y las características culturales de los diferentes grupos sociales. Una de las disyuntivas están presentes en la demarcación territorial de las comunidades, sobre cuyas fronteras no existe un completo acuerdo entre las etnias y los terratenientes, producto de disputas y discusiones en torno a los asentamientos de las comunidades. Un detalle no menor es que el mapa fue producido antes de la legislación sobre el derecho nativo y no es adecuado para su uso en lo que refiere a títulos nativos u otras reivindicaciones territoriales pero representa un primer paso muy importante para continuar actualizando y sobre todo analizando dichas problemáticas.

Estos trabajos merecen ser abordados en los institutos geográficos de cada país, desde donde sea posible diseñar mapas locales en los cuales puedan insertarse las diferentes problemáticas que hacen a los conflictos territoriales, se trataría de una cartografía que podríamos situar bajo el concepto de Geografía Crítica, cuyo carácter dinámico torne visible los reclamos que en muchos casos se remontan a décadas de discusiones sin posibilidades de acuerdo.

Por último (por cuestiones de espacio el artículo no pretende un completo análisis de los numerosos recursos con los que cuenta AIATSIS) merece destacarse el acceso a la base de datos AUSTLANG desde donde se proporciona información sobre los idiomas aborígenes e isleños del Estrecho de Torres, accediendo a datos que hacen referencia a los nombres alternativos de cada comunidad, historia del número de hablantes, distribución geográfica, clasificaciones de diversas fuentes, documentación, programas educativos, investigaciones y recursos en línea.

Como se notará, AIATSIS ofrece variada información en diferentes formatos, buscando propiciar un puente de entendimiento entre ambas sociedades desde el plano de la documentación.

Fuentes de interés:

AIATSIS – Sitio Web

AIATSIS map of Indigenous Australia

Tribal boundaries in Aboriginal Australia / Norman B. Tindale

Base de datos Mura Austlang

AUSTLANG. Australian Indigenous Languajes Database

Western Australia: Tindale Tribal Boundaries

Notas relacionadas

Las bibliotecas en la Tierra de la Gran Nube Blanca

Nota:
La imagen de AIATSIS corresponde al siguiente sitio:

Versión para El Orejiverde
http://www.elorejiverde.com/toda-la-tierra-es-una-sola-alma/3985-la-gran-biblioteca-sobre-pueblos-indigenas-de-australia

lunes, 19 de marzo de 2018

¿Hay bibliotecas sin bibliotecarios?



Me ha resultado oportuno el comentario que Robert Endean Gamboa escribiera hace unos años en “Problemas del Campo de la Información” –un reconocido espacio crítico referente de la Bibliotecología- en relación a una disyuntiva que últimamente ha corroído el contexto bibliotecario argentino con respecto a los despidos masivos en bibliotecas. Se trata de un texto cuya intervención pública motivó en su momento airados cuestionamientos, en donde lo que se puso en discusión fue la necesidad de que haya bibliotecarios atendiendo en bibliotecas. Para Robert Gamboa “la biblioteca la hace el bibliotecario, y que si no hay bibliotecario entonces tenemos una colección de recursos, pero no una biblioteca”.

Cuando se está en contra de este entendimiento, lo que se desprende es asumir el hecho, tal como lo plantea el autor, de que en algún punto se ha cosificado al bibliotecario, y que a la ignorancia recurrente de su formación, se le suma la idea generalizada de que su campo de acción se basa en un conjunto de rutinas que puede realizar cualquier administrador, basta tener un mínimo conocimiento de orden y que básicamente los libros no se pierdan, en este contexto habría que preguntarse cual es el argumento de los funcionarios de turno para justificar el despido de bibliotecarios en bibliotecas, imaginemos por un momento si el criterio se expandiera transversalmente hacia el resto de las profesiones, o mismo con los políticos, pautar su no-necesidad, que todo se redujera a un protocolo actualizado, que todo se tratase de recetas, para evitar que la idoneidad justifique un sueldo.

Para el colega mexicano ha sido pertinente problematizar este asunto y pensar un poco sobre la posibilidad de que haya bibliotecas sin bibliotecarios, para ello tenemos que preguntarnos quien es el bibliotecario y qué lo caracteriza como bibliotecario. En este apartado recomiendo directamente la lectura del artículo, incluso abordado desde el punto de vista histórico (la necesidad que tuvieron algunos pueblos de organizar bibliotecas, luego de prácticas de acumular soportes con información en sitios determinados, como un rasgo cultural diferenciador de esas sociedades), situación que como sabemos encuentra ejemplos latinoamericanos antes de la llegada de los españoles (sin ir muy lejos los libros pintados de la cultura náhuatl –cuya macrolengua yuto-nahua se habla en México desde el siglo V– conservados en las reconocidas “Amoxcalli” o casa de documentos, verdaderas bibliotecas prehispánicas), por ende lo que tenemos en todas las sociedades son conocimientos organizados por personas preparadas para dichas labores.

Ciertamente hay un desconocimiento del carácter orgánico de la tarea que realizan los profesionales de la información, ignorancia que se suma a la ausencia absoluta de entendimiento por las inevitables consecuencias que su ausencia provocaría en las diferentes unidades de información que forman parte del contexto cultural y educativo de un país, y aquí el autor propuso en su momento un juego inverso: proceder en negativo para efectivamente sustraer al bibliotecario de la biblioteca y corroborar que sucedería en ese hipotético escenario, el resultado es lo que sigue:

Las autoridades deciden que ya no necesitan que haya un bibliotecario en su biblioteca.
El personal que hace el aseo abre la biblioteca cada día por órdenes de las autoridades, quienes mandan que vigilen la biblioteca. Sin embargo, este personal se niega a hacerlo porque esas son funciones del bibliotecario.
Los usuarios comienzan a llegar y preguntan por el bibliotecario, a lo que les responden que ya no habrá nadie para atenderlos y que la biblioteca será de autoservicio. Cuestionan cómo sacarán los libros en préstamo a domicilio, por lo que les presentan una máquina de autopréstamo. Asimismo, les informan que todos los libros tienen el sistema RFID, por lo que si alguien se llevara un libro sin registrarlo en el autopréstamo las autoridades se darían cuenta y lo sancionarían.
A los dos días, hay tal cantidad de libros acumulados en las mesas y el mostrador, además de una revoltura en los estantes, que las autoridades deciden enviar a algunas secretarias para acomodarlos en los libreros. Sin embargo, ellas se quejan y detienen el trabajo, pues no entienden la clasificación.
Las autoridades deciden hablar con su proveedor de los equipos y proponerle que les ayude a que su biblioteca funcione sin un bibliotecario. El proveedor hace un plan en el que cancela el uso del sistema de clasificación e instala un sistema automatizado desde el catálogo electrónico, donde al elegir el registro de un libro se activa una pistola de búsqueda tipo GPS que conduce al usuario al libro que busca.
Varios usuarios se quejan con las autoridades porque ya no hay nadie que les ayude con las búsquedas en bases de datos, para la elaboración de bibliografías, con la recuperación de los documentos y en el servicio de referencia y orientación. Las autoridades deciden que esos problemas se deben a la falta de un programa de alfabetización informacional efectiva, por lo que emprenden una reforma institucional e incorporan cursos en los diversos temas que deben dominar los sujetos para ser autosuficientes en la biblioteca.
Se compran más computadoras para el recinto y se amplía el acceso a la red. Para ello, se decide liberar espacio a través de un descarte de la colección de referencia y de la hemeroteca, pues según las autoridades únicamente son colecciones caras, voluminosas e inútiles, ya que todo lo que contienen debe estar en la Internet.
Los libros continúan acumulándose en las mesas, el mostrador y el piso, los estantes están semivacíos, pero no importa, pues se les puede encontrar con el sistema que instaló el proveedor. El mobiliario y el equipo muestran huellas de vandalismo, por lo que se decide instalar cámaras de seguridad y se estipulan sanciones para los infractores en el reglamento. Los usuarios aprenden a identificar los puntos ciegos del sistema de seguridad y siguen los actos ilícitos en la biblioteca.
Seis meses después, la biblioteca da muestras de gran deterioro y abandono. Los usuarios ya no van. Aunque se ha cuidado que los libros no se queden en las mesas, y menos aún en el piso, exhiben claras muestras de mutilación y abuso, manchas de alimentos, quemaduras de cigarro y otros daños. Desde tres meses antes, los usuarios se quejaban de que los libros que buscaban ya no se hallaban en la biblioteca, que nunca encontraban nada, que nadie estaba para ayudarlos, y que la biblioteca era un desastre.
Las autoridades descubrieron que había ocurrido un saqueo de un número indeterminado de libros, por lo que mandaron hacer un inventario que corroboró el delito y aportó una alarmante cantidad de pérdidas. Entonces, decidieron deshacerse de la biblioteca y utilizar su espacio para poner una sala de Internet con un responsable al frente. Su perfil debía ser de bibliotecario para asegurar el éxito en las búsquedas que hicieran los usuarios y para darles clases de alfabetización informacional.

Aunque pensemos que este relato es improbable que ocurra en la vida real, seguramente estaremos de acuerdo en que la realidad muchas veces supera la ficción. Empero, la duda permanece y por tal motivo le daremos cabida a este problema: El que los propios bibliotecarios crean que puede haber bibliotecas sin bibliotecarios. Es un problema tan espinoso que seguramente lo volveré a tratar más adelante…

Nótese que las “soluciones” al conflicto equivalen a partidas presupuestarias mucho más costosas que los sueldos cobrados por los bibliotecarios, y a pérdidas sensibles de materiales, lo que equivale a imaginar una biblioteca deteriorada en el corto plazo, situación que probablemente lleve a las autoridades a sugerir su cierre por falta de público.

Hagamos un brinco de 6 años. El testimonio viene a cuento luego de los sucesivos despidos masivos que por estos días estamos presenciando en espacios institucionales como el INTI o el CDI-MECON, sumado a una serie de declaraciones desafortunadas del Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Lino Barañao, quien ha llegado a considerar “obsoletas” a las bibliotecas, mencionando la necesidad de “reconvertir” bibliotecarios desconociendo por completo la actualización permanente que exige el actual desarrollo de nuestra profesión.

Quien suscribe recuerda una anécdota de un estudiante de ingeniería quien se sorprendió al saber que se estudiaba bibliotecología “para entregar en mano libros a los lectores”, es por eso que podemos afirmar que el problema de fondo sigue siendo la ignorancia, aunque sería interesante preguntarnos porqué ahora surgen estos cuestionamientos políticos, porqué lo especulativo de estas argumentaciones para justificar el vaciamiento de profesionales en estos espacios, porqué la imposibilidad de que dichos entornos sigan favoreciendo relaciones semánticas entre las colecciones y los usuarios, y porqué el entendimiento de aplicar parches, dando a entender que la solución alcanza y sobra poniendo en práctica ciertos verbos: conservar, ordenar, tal vez informar, y a lo sumo disciplinar, que estos lugares de encuentro conocidos como bibliotecas dejen de ser lugares para transformarse en otra cosa, probablemente no-lugares, seguir sosteniendo que en las grandes bibliotecas hay demasiados bibliotecarios, que todos entran en esa inmensa bolsa y que invariablemente la profesión deberá limitar su campo de acción hasta perder toda entidad, sin ser nunca parte de la identidad cultural de una organización educativa.

Para quienes estamos del otro lado sabemos que el problema es otro, y que aún es posible discutirlo desde el disenso, aplicando lógica y no emociones, dando a entender el sentido de nuestra presencia.

Fuente consultada

¿Hay bibliotecas sin bibliotecarios?
En “Problemas del Campo de la Información” / Robert Endean Gamboa

Texto relacionado
¿Dónde están los bibliotecarios?

La imagen corresponde al siguiente sitio:
https://unsplash.com/search/photos/bibliotecas-vacias


Nota: debo decir que cuando me llegó el artículo en una lista de bibliotecología, di por entendido que se trataba de un texto actual, sin embargo el documento de Robert Gamboa es de noviembre de 2012, me ha sorprendido la vigencia del tema, y la estrecha relación que tiene hoy por hoy con el contexto que se experimenta en Argentina, se trata de una reflexión intemporal, que mucho dice de algunas situaciones que se reiteran, lo cual motiva una profunda relectura.

jueves, 15 de marzo de 2018

Convocatoria VI Encuentro Internacional de Editoriales Cartoneras Santiago de Chile/ 19, 20 y 21 de octubre 2018



Estimados
Por intermedio de la infatigable Olga Cartonera, es un gusto compartir el siguiente evento:

La Biblioteca de Santiago de Chile, dependiente de la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos  (DIBAM), convoca  al  "VI Encuentro  Internacional  de  Editoriales  Cartoneras" que  se celebrará  los días  1 9 , 2 0 y 2 1 de octubre de 2018, con el objetivo de intercambiar experiencias acerca de la realidad de las Editoriales Cartoneras en el escenario Latinoamericano.

Esta sexta versión, tiene como antecedente los encuentros realizados entre el 2013 y 2017 en la Biblioteca de Santiago, donde Editoriales Cartoneras de toda América se han dado cita para encontrarse y compartir experiencias, además de exponer sus producciones editoriales. Se organizaron también distintas actividades entre las que destacan talleres de creación y presentación de libros cartoneros y exposiciones, contando con la presencia de connotados/as investigadores/as de diversos países.

Para este año se proyectan diversas actividades de conversación, discusión, creación y presentación  de  ponencias  sobre  el  panorama  de  éstas  editoriales  en América, además de una feria de exhibición y venta de publicaciones cartoneras, siendo gratuita la inscripción y participación.  Las temáticas de participación para quienes quieran formar parte de las mesas y ponencias del encuentro son:

-          Investigaciones sobre el fenómeno cartonero.
-          Difusión de editoriales cartoneras, experiencias en el mundo digital o impreso.
-          Gestión comercial de editoriales cartoneras
-          Experiencias relacionales de intervención social, ambiental y/o cultural.
-          Diseño cartonero.
-          Historia y/o experiencia de su editorial.

 El encuentro se desarrollará a través de las siguientes actividades: Ponencias en los 6 temas mencionados, mesas redondas, talleres de confección de libro cartonero, exhibición, venta y muestra de colecciones y presentaciones de libros (novedades editoriales)
Los/as interesados/as pueden hacer llegar su solicitud de inscripción como expositor/a o editorial participante con los siguientes  datos: Nombres  y  apellidos  del/la participante; Editorial o institución que representa; ciudad, país, correo electrónico y teléfonos. Se debe incluir, en el caso de presentar un trabajo para exponer, el título y resumen de la ponencia (250 palabras, letra arial, tamaño 12). 

Los trabajos se recibirán desde la fecha de publicación de esta convocatoria teniendo el comité 15 días para informar de su aceptación, teniendo como fecha límite para recibir las propuestas el día 21 de septiembre de 2018.

Información para participantes nacionales y extranjeros:

El Comité Organizador extenderá, a solicitud de quienes lo requieran, cartas de invitación y apoyará las gestiones que se deban realizar a fin de conseguir los recursos económicos que posibiliten la asistencia de representantes de editoriales cartoneras al encuentro, ya que la organización no cuenta con recursos para financiar pasajes y/o estadía de los participantes.

Cualquier información adicional sobre traslados, alojamientos y otros aspectos del Encuentro, pueden contactar al comité organizador.

  
Comité organizador: 
Sra. Marcela Valdés Rodríguez, Directora Biblioteca de Santiago
Sergio Rodríguez - 56-2-23282014   srodriguez@bibliotecadesantiago.cl
Raúl Hernandez - 56-2-23282014      rhernandez@bibliotecadesantiago.cl
Alexis Ruiz - 56-2-23282014  aruiz@bibliotecadesantiago.cl
Olga Sotomayor   olgacartonera@gmail.com   Biblioteca de Santiago, Avda. Matucana 151, Santiago, Chile.