Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

sábado, 26 de enero de 2013

El poder de la alfabetización



Sergipe, nordeste del Brasil: Paulo Freire inicia una nueva jornada de trabajo con un grupo de campesinos muy pobres, que se están alfabetizando.
—¿Cómo estás, João?
João calla. Estruja su sombrero. Largo silencio, y por fin dice:
—No pude dormir. Toda la noche sin pegar los ojos.
Más palabras no le salen de la boca, hasta que murmura:
—Ayer yo escribí mi nombre por primera vez.
                                                                   De “Los hijos de los días”, Eduardo Galeano.

“Nadie es, si se prohíbe que otros sean”, esto lo dijo alguna vez Paulo Freire (1921-1997)  uno de los más significativos pedagogos del siglo XX. Cultivó un principio del diálogo que influenció a profesores y alumnos de un modo inusitado. Lo llamaron el “pedagogo de los oprimidos”, abriendo las esperanzas de muchísimos analfabetos que vieron en su figura un sentido de emancipación y crecimiento espiritual. Por razones políticas fue exiliado de su patria (o matria como prefería decir Unamuno), calificado de “subversivo” y obligado a sembrar conciencias en otras tierras.
Doctorado en Letras, se graduó con la tesis, «Educación y actualidad brasileña», donde empezó a vislumbrar las bases de su método, considerando que todo proceso educativo debe partir de la realidad que rodea a cada individuo. Bastó que en 1963, como Director del Departamento de Extensión Cultural de la Universidad de Recife, pusiera en práctica su primera experiencia educativa de grupo (alfabetizando cerca de 300 trabajadores rurales en un mes y medio) para que fuera acusado por la oligarquía y por ciertos sectores de la Iglesia de agitador político.
Los caminos de la vida lo llevaron por diferentes rumbos académicos y sociales. No es intención de este espacio abundar en estudios biográficos, sino detenerse en el sentido de sus intervenciones, cuyas prácticas resultan de enorme valor para aquellos bibliotecarios que deseen brindar servicios en zonas socialmente vulnerables, con altos índices de analfabetismo y desigualdad social y económica.

El silencio suele ser la respuesta de los oprimidos ante las injusticias, intentar romper esa pasividad lleva mucho tiempo, no se trata de convencer, sino de alimentar la capacidad crítica de quienes conocen una realidad que a pocos importa. Una comunidad cambia cuando se es consciente de las carencias y de las fortalezas propias del conocimiento adquirido por educación familiar, actuando como colectivo desde un contexto social y político, para la cual es necesario dominar prácticas de lectura y escritura. Numerosas comunidades indígenas de Argentina hoy en día no tienen escritura materna como tampoco dominio de escritura en lengua franca, los procesos de lecto-escritura son aislados y por lo general no incluyen una relación permanente en el tiempo, se asemejan a cursos de libre acceso buscando cumplir con un programa establecido, donde es frecuente la ausencia de diálogo previo, de conocimiento real de quienes buscan mejorar sus relaciones con la sociedad que los rodea, y a la vez liberarse de sus históricas ataduras.

Decía Paulo Freire:
La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación”.

Dichos procesos no se cumplen de la noche a la mañana, se necesita una construcción colectiva y una mutua comprensión intercultural, donde ciertamente el conocimiento se pueda construir según los parámetros del mundo que habitamos, por ende no habrá una “transmisión” de conocimiento, sino más bien un fructífero entrecruzamientos de ideas y saberes.

En una escuela de Tilcara, provincia de Jujuy (norte argentino), se registró una representación sobre el valor del conocimiento local que sin embargo no era incluido en los contenidos escolares, el siguiente diálogo se desarrolla entre Doña Petronila Vale, una pastora que sólo concurrió a primer grado en una escuela rural, y su hijo, supuestamente cursando el secundario, al llegar a casa luego de una jornada educativa:

-¿Quí has aprendido hoy en la escuela hijito?
-Los afluentes del Mar Caspio, mamá.
-¿Quí es eso, pues?
-Los ríos que van a cargar sus aguas al Mar Caspio.
-¡Chiú, qué bueno! Como aquí todas las quebraditas que bajan al Río Grande. ¿Esas las sabís?
-No todas.
-Esas son pues las que hacen crecer el río que nos lleva los sembrados.

Y entonces Doña Petronila se levantó y se puso a "dar clase" sobre el tema. Siendo su papá arriero, y habiéndolo acompañado por años, ella conocía muy bien todas esas quebradas.
Con esto se quiere significar cómo la escuela vuelve a los alumnos eruditos de lo ajeno e ignorantes de la propia cultura. Con lo cual dos tipos de educación pierden la posibilidad de complementarse, pudiendo fortalecer el aprendizaje del alumno con el conocimiento endógeno de los ancianos, muchos de ellos analfabetos. Creo que en este caso habría que resignificar el sentido del diálogo según el plano cultivado por Paulo Freire, las posibilidades que se abren serían infinitas, arborescentes, multidisciplinares…llevar esa posibilidad al aula, para potenciar el saber que el alumno ya trae desde la educación familiar. La conversación es un fenómeno humano que los antiguos griegos practicaron para entenderse amablemente con sus semejantes, acercarse a otras formas de conocimiento solo es posible a través del diálogo sincero, buscando entender cada sistema de pensamiento, y paralelamente comprender el contexto en el cual se desarrolla dicho sistema.

Históricamente se ha considerado la lecto-escritura como una tarea esencial en los llamados “servicios de extensión bibliotecarios”, es deseable una biblioteca con los libros estropeados pero leídos que una biblioteca inmaculada donde sus materiales no se consultan, las tareas de alfabetización requieren bibliotecarios comprometidos con su tiempo, donde el acceso al documento sea posible, pero también ofreciendo elementos para el cultivo de la lectura y la escritura, un trabajo de evolución dinámica basado en prácticas inclusivas, de complementación con el docente y con el pedagogo, ahí tenemos mucho que aprender y revisar de lo realizado por Paulo Freire, acompañar los procesos educativos según las potencialidades del contexto cultural de los usuarios, reflexionando sobre los alcances de las propuestas, propiciando un crecimiento y una intervención, para que sea genuina la idea de construcción social, política y cultural de un barrio, comunidad o pueblo.

Como dice el autor de esta nota: “El método de Freire es fundamentalmente un método de cultura popular, que, a su vez, se traduce en una política popular: no hay cultura del pueblo sin política del pueblo. Por este motivo, su labor apunta principalmente a concienciar y a politizar. Freire no confunde los planos político y pedagógico: ni se absorben, ni se contraponen. Lo que hace es distinguir su unidad bajo el argumento de que el hombre se hace historia y busca reencontrarse; es el movimiento en el que busca ser libre. Ésta es la educación que busca ser práctica de la libertad”.

Es deseable facilitar las diferentes fases del método de Paulo Freire para la alfabetización, donde según el autor es necesario seguir el método activo dialogal y crítico.

1º Fase: Levantamiento del universo “vocabular” (universo de las palabras habladas en el medio cultural del alfabetizando) de los grupos con los cuales se trabaja. Se extraen los vocablos de más ricas posibilidades fonéticas y de mayor carga semántica, con sentido existencial y emocional.
2º Fase: Elección de las palabras seleccionadas del universo “vocabular” investigado.
3º Fase: Creación de situaciones existenciales típicas del grupo con el que se va a trabajar.
Las palabras utilizadas reciben el nombre de generadoras, ya que a través de la combinación de sus elementos básicos propician la formación de otras. A partir de esas palabras se configuran las situaciones existenciales.
4º Fase: Elaboración de guías (Flexibles) que auxilien a los coordinadores de debate en su trabajo.
5º Fase: Descomposición de las familias fonéticas correspondientes a los vocablos generadores.
Se plasman las situaciones en láminas, diapositivas o proyecciones que, de la experiencia vivida por el alfabetizando, pasan al mundo de los objetos.
De uno en uno, los educandos van todos haciendo palabras nuevas con las posibles combinaciones a su disposición. Este proceso va creando conocimientos de palabras que enriquece la posibilidad de decirse diciendo su mundo.

A continuación se comparte las llamadas “20 máximas de Paulo Freire”, releerlas implica una idea de reencuentro entre semejantes, de escuchar al otro, de promover un acercamiento y una construcción de un “nosotros” en tanto comunidad, pueblo, cultura.

1. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho (habría que reiterarlo constantemente, gran verdad)

2. Una visión de la alfabetización que va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado.

3. Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos (evidente sobretodo en comunidades indígenas y rurales)

4. Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo. (práctica habitual en numerosas comunidades, donde se utilizan los consejos como modo de educación)

5. Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando.

6. Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad.

7. Enseñar exige saber escuchar.

8. Nadie es, si se prohíbe que otros sean.

9. La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación.

10. No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión.

11. Decir la palabra verdadera es transformar al mundo.

12. Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa.

13. El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación.

14. El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas (pensar por sí mismos, desde el entendimiento del propio contexto cultural)

15. Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos.

16. Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre (gran verdad)

17. La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio" (decía Oscar Wilde en “De profundis” que  “solo en el alma de un ignorante puede haber espacio para una gran idea).

18. Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra.

19. Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concientización.

20. La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la HUMANIZACION del hombre. No siempre es fácil sepultar a nuestros muertos... la presencia de la ausencia nos va volviendo más capaces... Nadie que sufra una pérdida sustancial continúa siendo el mismo de antes. La reivindicación es una exigencia de la vida. (de que sirve una herramienta si no sabemos en qué situación la vamos a aplicar, preguntarse el que y para que de cada herramienta)

Vaya un pequeño relato de Eduardo Galeano para despedirnos momentáneamente de este gran docente brasileño:

En el año 2009, el gobierno de Brasil pidió disculpas a Paulo Freire. Él no pudo agradecer el gesto, porque llevaba doce años de muerto.
Paulo había sido el profeta de una educación solidaria.
En sus comienzos, daba clases bajo un árbol. Había alfabetizado a miles y miles de obreros del azúcar, en Pernambuco, para que fueran capaces de leer el mundo y ayudaran a cambiarlo.
La dictadura militar lo metió preso, lo echó del país y le prohibió el regreso.
En el exilio, Paulo anduvo mucho mundo. Cuanto más enseñaba, más aprendía.
Hoy, trescientas cuarenta escuelas brasileñas llevan su nombre.

jueves, 17 de enero de 2013

Felipe Meneses Tello: paradigma de la Bibliotecología social y política

Semblanza de Felipe Meneses Tello, bibliotecólogo comprometido con el papel social de la profesión, quien ha reflexionado sobre múltiples aspectos de la disciplina, difundiendo su pensamiento en diferentes espacios de creación. Ha trabajado conceptos relativos a la bibliotecología social y política, participando en numerosos debates y fomentando el pensamiento crítico entre colegas y alumnos. Aportó valiosos documentos sobre bibliotecas indígenas. Abordó la problemática de la lectura desde diferentes enfoques disciplinares. Por su conocimiento, es un referente permanente en varias listas de bibliotecología. Una presencia necesaria en el mundo de los grupos sociales y la información.


Palabras clave: BIBLIOTECOLOGÍA SOCIAL; BIBLIOTECOLOGÍA POLÍTICA; ROL SOCIAL BIBLIOTECARIO

Noticia biográfica:
Cursó la Licenciatura en Bibliotecología y la  Maestría en Bibliotecología en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Licenciatura y grado de maestro con Mención Honorífica. El título de su tesis de licenciatura es: «Un sistema de bibliotecas ambulantes para el Estado de Hidalgo»; mientras que la de nivel master es: «Vida y Obra de Vladimir Ilich Uliánov [Lenin] en el campo de bibliotecología». Obtuvo el grado de doctor en Bibliotecología y Estudios de la Información en la misma sede académica con la tesis: «Bibliotecas y Estado: una teoría política de las instituciones bibliotecarias».

Desde hace veinte años es profesor definitivo de asignatura en el Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de UNAM. Actualmente imparte en ese plantel el curso Servicios Bibliotecarios y de Información con perspectiva social. También ha impartido clases en la Escuela Nacional de Biblioteconomía y Archivonomía de la Secretaría de Educación Pública. En 2011 propuso al Comité Académico del Programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM un nuevo programa: el Seminario Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales, mismo que fue aprobado para comenzar a impartirlo a partir de 2012 a la fecha. 

En 1984 creó la Biblioteca del Programa Universitario de Energía (PUE) de la UNAM, de la cual fue coordinador hasta 1991. Desde fines de 1991 es Coordinador de la Biblioteca del Instituto de Matemáticas de esa universidad. A partir de mayo de 2010 es Bibliotecario representante del Consejo Académico del Área de las Ciencias Físico Matemáticas y de las Ingenierías ante el Consejo del Sistema Bibliotecario de la UNAM.

Ha publicado varios artículos de investigación y reseñas bibliográficas en revistas especializadas mexicanas e internacionales sobre bibliotecología y ciencia de la información, así como artículos de divulgación y opinión en torno de su especialidad. Ha presentado numerosas ponencias en diferentes foros nacionales e internacionales sobre su especialidad y dirigido varias tesis, tres de las cuales fueron premiadas por el Colegio Nacional de Bibliotecarios [México]. Ha formado parte de varias comisiones dictaminadoras y es miembro evaluador de libros y artículos referentes a temas de su disciplina, principalmente sobre bibliotecología social. Desde enero de 2008 mantiene una columna mensual denominada Bibliotecas, Sociedad y Estado en el sitio brasileño Info Home, disponible en: http://www.ofaj.com.br/colunas.php

Fue fundador del Círculo de Estudios sobre Bibliotecología Política y Social (2000-2008),  miembro activo de varias listas electrónicas de discusión mexicanas y de otros países. Desde el año 2000 a 2010 fue responsable del Correo BiblioPolítico que distribuyó en varias listas de América Latina. En diciembre de 2010 creó el grupo Lectura, Lectores y Sociedad en Facebook, el cual tiene más de 500 miembros de varios países.

Entrevista:

¿Por qué la Bibliotecología?
 
Porque la comunidad, la sociedad en general, necesita de instituciones bibliotecarias de todo tipo para servirse de ellas. La bibliotecología vista como profesión está vinculada, como todas las profesiones, con los diferentes grupos sociales.  La historia social de las bibliotecas, particularmente a partir del siglo XX, nos muestra cómo para desarrollar estos espacios de lectura, estudio y consulta, se necesitan profesionales de la bibliotecología.

Felipe ¿recordás cuando fue el momento o circunstancia en que pasó por tu mente la idea de empezar a estudiar bibliotecología? ¿recordás qué originó ese interés, que lo activó?

A menudo pienso en ese momento. Fue en el sexto semestre de preparatoria, en esa escuela, enclavada en un pueblo minero (Mineral del Monte, Estado de Hidalgo, México), cursé la materia "orientación vocacional". El “profe” nos solicitó a un compañero de clase y a mi que acudiéramos a las principales escuelas públicas ubicadas en la ciudad de México (UNAM y IPN) para solicitar información sobre las carreras profesionales que en ellas se impartían (1979). Logramos conseguir folletos de todas las carreras para compartirlos con el grupo. Recuerdo que entre los folletos que analicé estaban tres profesiones en nivel licenciatura en la UNAM que entonces me llamaron mucho la atención: bibliotecología, sociología y estudios latinoamericanos. Estuve durante todo el sexto semestre, a partir de haber conseguido la información pertinente, consultando una y otra vez esos folletos. Finalmente me incliné por la licenciatura en bibliotecología; mi compañero y amigo de clase que me acompañó a buscar información a esas instituciones de educación superior seleccionó sociología. Ahora ambos somos doctores, yo en bibliotecología y estudios de la información y él en pedagogía pues su línea de interés desde la licenciatura fue sociología de la educación. Este fue el origen de haber elegido la carrera que me apasiona y disfruto. 

Es probable que debido a mi primera elección, en donde incluí sociología y estudios latinoamericanos, ahora mi perfil de docencia e investigación sea el referente a la «bibliotecología social», veta cognitiva que la he vinculado con lo que he denominado en algunos artículos que he publicado como «bibliotecología política». 

¿Qué reflexión te merece el rol social del bibliotecario?

El papel social de los bibliotecarios, profesionales y auxiliares, es fundamental que sea reconocido, de lo particular a lo general, por: 1] los bibliotecarios, 2] los profesionales 3] los poderes públicos y 4] la sociedad en general. Considero la necesidad de este reconocimiento social porque el trabajo bibliotecario en el seno de la sociedad y del Estado es tan importante como el de otros profesionales: médicos, arquitectos, abogados, historiadores, matemáticos, etcétera.  
 
Según tu experiencia particular, en México, las escuelas de Bibliotecología ¿preparan al alumno para brindar servicios bibliotecarios interculturales?

En el nivel licenciatura se continúa estudiando esta disciplina de manera tradicional. No existe, en el caso del Colegio de Bibliotecología de la UNAM, una  asignatura alusiva a Servicios bibliotecarios multiculturales. Motivo por el que he procurado incluir en la asignatura que imparto sobre Servicios Bibliotecarios y de Información una unidad de enseñanza-aprendizaje en torno a la multiculturalidad en materia de este tipo de servicios. En la maestría apenas el curso pasado (2012) comencé a impartir el Seminario Servicios Bibliotecarios para Comunidades Multiculturales. El programa lo propuse (2011) al Comité Académico del Programa de la Maestría en Bibliotecología y Estudios de la Información de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, mismo que fue aprobado. 

Es conocido tu trabajo en el denominado Correo Bibliopolítico ¿genera participación de la comunidad bibliotecaria?

Si es conocido, aunque este proyecto ha llegado a su fin. Fueron varios años (2000-2010) que lo difundí en diversas listas de interés de habla hispana. Y fue materia de análisis, estudio y debate con varios colegas y alumnos. Elaboré un total de 433 números. Uno de mis motivos de este proyecto fue hacer conciencia entre la comunidad bibliotecaria latinoamericana sobre la fuerte conexión que existe entre el mundo del libro y las bibliotecas con la política.

Ahora mi proyecto es mi columna: Bibliotecas, Sociedad y Estado que mantengo en el sitio brasileño: Info-Home: http://www.ofaj.com.br/colunas.php  Se trata de entregas mensuales (desde enero de 2008 a la fecha), mismas que tienen un carácter de publicaciones preliminares. De esa columna nacen ponencias y artículos para publicarlos posteriormente en revistas especializadas con riguroso arbitraje.

En diciembre de 2010 formé un grupo en Facebook con el nombre: «Lectura, Lectores y Sociedad».  Este es un espacio en el que se tratan diferentes enfoques sociales, políticos, pedagógicos, filosóficos, económicos, artísticos, históricos, informativos, literarios, antropológicos, es decir, con orientaciones culturales diversas en torno a los temas de la lectura y los lectores en el marco de la sociedad. Asimismo, se tratan asuntos vinculados con el objeto institucional de estudio de la bibliotecología y/o biblioteconomía: las bibliotecas en los diferentes contextos locales, nacionales e internacionales, principalmente cuestiones que vinculen estos espacios con la problemática social de la lectura y sus lectores. En consecuencia, «Lectura, Lectores y Sociedad» es un grupo con una temática que permite a sus miembros aportar colaboraciones con una amplia diversidad cultural de puntos de vista. Actualmente tiene más de 500 miembros de varios países.
 
¿Qué debates o discusiones te han impactado de los diversos foros y listas de Bibliotecología en los que participas?

Uno de ellos fue la guerra contra Irak. Conflicto bélico tan anunciado en los medios antes de que comenzara. El conflicto que suscitó con los autodenominados “bibliotecarios independientes” en Cuba. El problema que socavó el servicio de biblioteca en los EU con el Acta patriótica a consecuencia de los ataques a las torres gemelas aquel fatídico 11 de septiembre, fecha que por cierto se empalma con el golpe de estado contra el presidente Salvador Allende en Chile. En fin sucesos de esta naturaleza son los que me han impacto de una u otra manera dentro y fuera de los foros electrónicos en nuestra disciplina.

¿Que opinión te merece el concepto de inclusión social?
 
Este fenómeno lo contrasto con el de «exclusión social». No puedo pensar solamente en «inclusión social» si no aclaro su contraparte dialéctica. América Latina es una región en donde se enseñorea, con particular saña, la exclusión social. Las bibliotecas y sus bibliotecarios, profesionales y auxiliares, también son excluidos desde diferentes puntos de vista. Los lectores y los usuarios de bibliotecas de todo tipo sufren también de exclusión. Por esto es básico hacer de la inclusión social un valor fundamental de todos los grupos sociales, de todas las instituciones sociales, de todas las relaciones sociales. Tenemos que reconocer, entonces, que la exclusión social es un problema estructural. Vivimos en un mundo de jerarquías, de opresores y oprimidos, de dominantes y dominados que, para vivir más dignamente, es menester combatir los actos excluyentes desde nuestras propias trincheras culturales. 

¿Qué espacios dentro de la profesión consideras relevantes para discutir conocimiento? (listas, blogs, foros, etc.) 

Todos los posibles, todos los que estén a nuestro alcance y no únicamente los electrónicos. Los congresos son espacios excepcionales. Los colegios invisibles, las revistas, los periódicos, etcétera.  
 
Comenta un libro (o varios) que te haya impactado. 
 
Si comento varios libros que me han dejado impactado me va a faltar espacio. Trataré de orientar la respuesta desde otras dos vertientes para saber los libros que he leído y que sin duda me han dejado huella. Una es consultar los aparatos bibliográficos que cito en mis escritos, varios de ellos están en disponibles en Internet; otra forma de acercarse a mis lecturas es consultar las reseñas bibliográficas que he publicado. En relación con éstas, citaré las últimas cuatro que he publicado en Investigación Bibliotecológica: Archivonomía, Bibliotecología e Información:

- Moreno Jiménez, Pilar. Epistemología social y estudios de la información. México: El Colegio de México, 2008. 70 p. (Cuadernos de la Biblioteca Daniel Cosío Villegas; no. 4).

- Moncada Patiño, José Daniel. La biblioteca pública como institución social. Medellín, Colombia: Universidad de Antioquia, Escuela Interamericana de Bibliotecología, 2008. ISBN 978-958-714-283-9. 103 p.

- Viciedo Valdés, Miguel. Biblioteca pública y revolución: su desarrollo de1959 a 1989. La Habana, Cuba: Ediciones Extramuros, 2009. 124 p. ISBN 959-266-255-1.

- García López, Fátima. Los servicios bibliotecarios multiculturales en las bibliotecas públicas españolas. Gijón, Asturias: Ediciones Trea, 2009. 204 p. – (Biblioteconomía y administración cultural; 201). ISBN 978-84-9704-432-5. 
En estos días estoy terminando la reseña: Hansson, Joacim. Libraries and identity: the role of institutional self-image and identity in the emergence of the new types of library. Oxford: Chandos Publishing, 2010. xiii, 111 p. ISBN 978-1-84334-541-1

¿Qué opinas cuando se habla de la inevitable desaparición del libro? 

La desaparición del libro se viene anunciando desde la década de los setenta del siglo XX. A partir de la mentada “sociedad sin papel” de F. Lancaster, y quizás desde antes, comenzó a escribirse una gran cantidad de disparates al respecto. Han pasado alrededor de 40 años que se viene divagando sobre este suceso sin que se cumpla las predicciones futuristas. Por  esto, no es de mi agrado entrar en un terreno endeble porque, a mi juicio, es un asunto que se sostiene por meras especulaciones futuristas, opiniones con escaso o nulo fundamento.  

¿Qué conceptos, dentro de la profesión, consideras que han cobrado relevancia?

Me parece que para responder con certeza esta pregunta es necesario acudir a los diccionarios y las enciclopedias del área; sería pertinente, asimismo, hacer un estudio de la frecuencia de aquellas palabras clave que se registran en títulos de artículos de revistas arbitradas y de libros de varias editoriales.   

¿Cómo definirías a un bibliotecario?

Es la persona profesional y/o auxiliar que hace funcionar de la mejora manera una biblioteca o una red de bibliotecas en los sectores públicos, sociales o privados. Es quien desarrolla colecciones y gestiona servicios de calidad para satisfacer las necesidades sociales y políticas del individuo, del grupo, de la comunidad, de la sociedad, del Estado.