Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

sábado, 27 de diciembre de 2025

La imprescindible resistencia

Un año más que se termina, en medio de un desasosiego que no permite dimensionar el rumbo en el que nos estamos dejando llevar como país, en ocasiones con mansedumbre, hacia una incógnita disfrazada de un entendimiento vinculado con la apropiación del concepto de libertad, donde muchos ciudadanos y ciudadanas quedan afuera, pero sabiendo que la palabra resistencia seguirá incorporando otros matices, otra hondura. Es entonces cuando contemplo los ejemplos que permiten encontrar un modo de reparar y corregir lo que está ocurriendo, más allá del trabajo de los profesionales de la información, de toda la gente ligada a la cultura social de este país, del trabajador de a pie que intenta hacer bien su trabajo, de los médicos que cumplen con algo más que una jornada laboral, de los que investigan, de los que siguen haciendo arte en medio del desprecio y la banalidad, solo por nombrar unos pocos casos.

Me quedo con dos instancias, una simbólica, efectiva, ofrecida desde el conocimiento producto del estudio y el esfuerzo, la otra, por su permanente ejemplo de construcción comunitaria. La primera de ellas pertenece a los biólogos marinos del CONICET, la segunda a los paisanos de Punta Querandí.

Pasaron unos meses de ocurrida la campaña de exploración al cañón submarino Mar del Plata, por parte de unos investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, logrando algo inusitado, pero que aun así se espera de buena parte de la sociedad: que la ciencia tenga impacto positivo y permita visibilizar la importancia que habilita el estudio y la investigación en un país que siempre se ha destacado por el recurso humano. Vale reiterar que el tipo de respuesta que esos científicos llevaron adelante, en este contexto de crisis política y social que se vive en Argentina, ha sido ni más ni menos que desde el conocimiento, el motivo real por el cual las personas desarrollan sus vocaciones, otorgando tiempo y esfuerzos por mostrar a la ciudadanía el aporte que impacta en las vidas de las personas cuando se realizan en forma ética y comprometida desde el área de la ciencia y la tecnología. 

Se sabe que en esa campaña realizada en una región de alta biodiversidad y poco explorada del Atlántico sur, participaron científicos del IBIOMAR (Instituto de Biología de Organismos Marinos), quienes a bordo del buque oceanográfico Falkor (too) realizaron una campaña sin precedentes en la historia de la institución, generando un acercamiento afectivo con la población argentina, y cuyas intervenciones tuvieron una enorme y merecida repercusión en medios nacionales e internacionales, visibilizándose el trabajo colectivo desde el streaming realizado por los científicos a través de YouTube, con picos de audiencia que superó las 40 mil personas, verdaderamente todo un récord para el ámbito científico. Se pudo mostrar que no todo está perdido, que ahí tenemos una respuesta para entender que el mayor problema será siempre la ignorancia. Desde ese barco se construyó algo que no deberíamos olvidar, y cuando la sociedad acompañó esa grabación bajo el agua, a lo que estaba adhiriendo es a un sentido de pertenencia con la cultura argentina, porque ahí hay parte de nuestro ADN, el que nos hizo reconocidos en el mundo.

El otro ejemplo viene ocurriendo desde hace casi dos décadas, ya cuesta encontrar palabras ante tantas actividades vinculadas con la identidad de los pueblos originarios, en donde siempre surgen desde esos espacios las ideas más equilibradas, respetuosas, sustentables y sensibles con el medio ambiente y el desarrollo humano, en todas sus perspectivas, ya sea laborales, artísticas, ecológicas, en el que nada es posible sin el colectivo que participa y colabora, en el que nada es posible sin referentes éticos y con conocimiento. El territorio Punta Querandí ha ido desarrollando, desde el trabajo consecuente, un aporte infrecuente en nuestra sociedad, un sentido de pertenencia concebido desde lo pluriétnico y multicultural, recuperando un modo de entender lo comunitario, ancestral, sagrado y educativo, que no es otra cosa que una soberbia respuesta a todo este desfasaje que estamos viviendo como sociedad, una respuesta que indica que siempre es posible el crecimiento si va acompañado del vínculo empático con el entendimiento de la identidad, donde la diversidad cultural de los pueblos originarios es la mayor de las fortalezas.

Crecer desde lo que cada uno sabe, construir como antiguamente construyeron los indígenas que estuvieron antes de que los funcionarios públicos alambraran los territorios en nombre del Estado, Punta Querandí no solo recupera esa idea, sino que evoluciona hacia el conocimiento desde la educación. Se puede decir que el marco que permanentemente atraviesa este grupo de personas –con pertenencia a las culturas guaraní, kolla, qom y otras identidades– nos recuerda una frase del Chango Spasiuk vinculada con el contexto del arte, cuando dijo que siempre "la salida es colectiva", por la importancia que tiene la expresión artística y sociocultural en un espacio plural. Parafraseando unas palabras que expresó alguna vez Atahualpa Yupanqui "el arte es como una antorcha que usan los pueblos para ver la belleza en el camino", bien podríamos decir que la cultura es como una antorcha que día a día sostienen en las comunidades para fortalecer la identidad mientras avanzan en ese encrespado camino hacia la espiritualidad y la sabiduría.

Cada vez que siento que nos estamos perdiendo en medio de esta niebla, entro al sitio de Punta Querandí, y por un momento, algo parecido a la empatía lo cubre todo, esperando que ese ejemplo no solo continúe, sino que también se replique en otros espacios, difícilmente a un país le vaya mal si tenemos conciencia de lo que alguna vez fuimos. Como dijo hace un tiempo la cineasta Lucrecia Martel "La cultura es un intercambio simbólico que sirve para armar un destino común, para inventar un mundo”, se puede apreciar en Punta Querandí el alcance de este pensamiento, porque el intercambio simbólico es común a todos los días en ese enclave protegido por las familias de pueblos originarios, como cuando decenas de colegios atraviesan con los botes el ingreso a la comunidad, para interactuar con todos los espacios simbólicos que la resistencia de estas comunidades ha sabido recuperar, desde la Biblioteca hasta el Museo, desde el Opy hasta la Apacheta, desde la Maloka hasta el Horno de barro, todo es juntura que se expresa, todo es cultura que se comparte, todo es un destino que entrelaza, que nos hace mejores, y cuya labranza es validada, una vez más, desde el conocimiento, desde la identidad.

Vaya como expresión de deseo en estas celebraciones, que ese círculo siga en movimiento, para que nos acordemos en tiempos de incertidumbre, que la cultura ancestral no ha sido arrebatada, que es de las pocas cosas que nos podrán dar una esperanza, ese sentido de pertenencia por el cual muchos aún siguen cultivando un quehacer que viene desde el fondo de los tiempos, respetando el ciclo de la naturaleza, honrando el pasado, donde todo vuelve a empezar.

Como lo canta Silvio Rodríguez en una canción:

esos, son los imprescindibles.

Sitios consultados:

Fundación Atahualpa Yupanqui. Emoción en el folklore por lo que dijo Chango Spasiuk de Atahualpa Yupanqui.  https://www.atahualpayupanqui.org.ar/noticias-fay/emocion-en-el-folklore-por-lo-que-dijo-chango-spasiuk-de-atahualpa-yupanqui/  

IBIOMAR. Instituto de Biología de Organismos Marinos (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) https://ibiomar.conicet.gov.ar/

Punta Querandí. https://puntaquerandi.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario