Espacio que pretende resguardar voces, experiencias y conocimientos desde el rol
social del bibliotecario. Documentación de archivos orales sobre el patrimonio cultural
intangible conservado en la memoria de los libros vivientes. Entrevistas, semblanzas,
historias de vida. Reflexiones en torno a la bibliotecología indígena y comunitaria.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Oscar Maya Corzo: Paradigma del compromiso social en Bibliotecología



Semblanza de Oscar Maya Corzo, quien boga por el carácter imprescindible del rol social del bibliotecario, línea de pensamiento que se ha fortalecido por los aportes críticos realizados en listas de opinión bibliotecológicas, donde advierte de la relación existente entre las carencias sociales y el uso y acceso de la información. Asimismo alerta sobre la ausencia de programas educativos que provean herramientas al alumno para poder ofrecer servicios bibliotecarios en contextos de diversidad cultural. Se tratan de reflexiones que atraviesan diferentes planos, cuyo centro de interés es la defensa del patrimonio documental y la consecuente revitalización del quehacer bibliotecológico.
En lo personal, un verdadero gusto haber compartido esta entrevista.

Noticia biográfica
Bibliotecólogo egresado del Colegio de Bibliotecología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha trabajado en diferentes bibliotecas e instituciones: en el Departamento de Colecciones Especiales de la Biblioteca de México donde participó en la elaboración del catálogo del Fondo Reservado. Prestó servicios en el Centro de Documentación de la Coordinación de Servicios de Información de la UAM-Azcapotzalco; en el Centro de Documentación Paulo Freire del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos donde estuvo a cargo del Departamento de Catalogación y colaboró en las actividades de Redmex, filial de Reduc. En 2003 y 2004 tuvo a su cargo el Centro de Referencia Bibliográfica de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Su desempeño laboral y profesional le ha permitido especializarse en la catalogación de documentos antiguos y documentos sonoros.
El diario Reforma le publicó una nota de fondo sobre bibliotecas públicas; la International Federation Library Association le tradujo tres trabajos sobre transparencia y acceso a la información; con bibliotecólogos españoles, argentinos y de otras latitudes, participó en un volumen colectivo que aborda problemas de la bibliotecología contemporánea.
Desde 2004 ha promovido espacios de encuentro profesional con bibliotecarios mexicanos, latinoamericanos y españoles. Ha presentado ponencias en diversas reuniones nacionales del ámbito bibliotecario y documental. Ha colaborado en grupos de trabajo como la sección de Políticas de Información de la Asociación Mexicana de Bibliotecarios y en el Subcomité de Acervos Sonoros y Fonográficos del Comité Técnico de Normalización Nacional de Documentación.
Fue docente en el nivel medio superior. Ha dado servicios de consultoría y capacitación a instituciones públicas y privadas en la ciudad de México y otras ciudades en los estados de Morelos, Michoacán y México.
Actualmente es el Jefe del Departamento de Catalogación de la Fonoteca Nacional.

Entrevista

¿Por qué la Bibliotecología?

Excelente pregunta. En un inicio, por casualidad; ahora, por convicción. En los años que tomé la decisión de elegir la carrera universitaria que más se acomodaba a mis intereses, dudé, y mucho. En un inicio deseé estudiar artes visuales, pero fuí víctima del pánico secreto de la sobreviviencia en el mundo del arte, decidí entonces que quizá el diseño gráfico era una opción sustituta. Sin embargo reflexioné y me dí cuenta que tampoco era lo que deseaba, considero que es una profesión demasiado técnica. Decidí entonces incursionar en los estudios latinoamericanos, una maravillosa profesión, pero en gran desventaja con otras disicplinas humanísitcas. Decidí entonces dedicarme mejor a la historia, y un día antes de realizar el trámite de cambio de carrera, charlé con una pariente lejana que me dio estupendas referencias sobre  la biblitecología. Cavilé, sopesé los pros y contras, me decidí: aquí estoy.

Desde el punto de vista de la formación profesional ¿Qué aspectos cambiarías?

Cambiaría aspectos fundamentales como: a) Dejar de entender a nuestra práctica profesional como sólo una convergencia de aplicaciones técnicas y  soluciones tecnológicas, toda disciplina requiere obligatoriamente de un espacio de reflexión académica y profesional; b) comprender que muchas de nuestras tareas se relacionan con metadisciplinas en estrecha relación con las ciencias y las humanidades, de allí que una formación estrecha fincada en la memorización, nos aleja de los procesos de diálogo profundo entre profesionales, de una búsqueda constante de creatividad; c)  si se me permite, propondría una organización interdisciplinaria transversal que nos acercara más al mundo real de las profesiones, del ejercicio cotidiano de éstas y la creación y recreación de las ideas; d) en este tenor, propondría que a los estudiantes se les dotara de las herramientas cognitivas para ser profesionales en formación permanente, de ser capaces de comprender que la academia se carga por siempre y no es algo que queda reducido a un salón de clases en una facultad universitaria.

¿Qué opinas del rol social del bibliotecario?

Es necesario, impresicindible, obligatorio. De alguna forma, muchos colegas intuyen este papel al confrontar su hacer y quehacer diario cuando son estudiantes, sin embargo, intuyo que al paso de los años y bajo las presiones laborales las instituciones terminan por aplastar este embrión de participación social. La comodidad conduce a la apatía, y ésta al desinterés. Si revisaramos con cierto cuidado, en cada país, la agenda de carencias sociales relacionadas con el uso de información, nos daremos cuenta que hay mucho trabajo por delante y una buena cantidad de urgencias no atendidas. Y desde luego, no dudo que hay colegas que sólo esperan este llamado de compromiso social para participar en la atención y solución de estos pendientes nacionales.

¿Que autores recomendarías para estudiantes de bibliotecología?

Depende de los tópicos. Aunque más que recomendar a autores determinados, propondria que los textos teóricos de calidad, escritos en español o portugués, se convirtieran en parte fundamental de las lecturas de los cursos de bibliotecología en América Latina. El uso de textos escritos desde nuestra realidad enriquecería, con seguridad, los procesos de conocimiento y reconocimiento de la práctica bibliotecológica. Además, al existir un demanda de textos con calidad suficiente para ser usados en cursos universitarios o de formación profesional, motivaría a no pocos profesionales a escribir y poner frente a las comunidades académicas sus propias prácticas y experiencias profesionales y los resultados de proyectos de investigación.
Sería una forma de reconocernos como profesionales que compartimos una lengua común, que somos parte de uno de las poblaciones más grandes e influyentes y tenemos, además, una de las herencias históricas y culturales más vitales del mundo.

¿Qué estás leyendo actualmente?

Leo El hombre que fue jueves de G. K. Chesterton, una curiosa novela sobre los anarquistas al despuntar el siglo XX y reviso algunos artículos relacionados con temas como lectura, bibliotecas y sociedad publicados y dispuestos en línea por la revista Item del Col·legi Oficial de Bibliotecaris-Documentalistes de Catalunya.

Según tu experiencia particular, las escuelas de Bibliotecología ¿preparan al alumno para brindar servicios en contextos de vulnerabilidad social?

No. Se privilegia una educación formada en patrones organizados monograficamente, a partir de teorías o teorizaciones pragmáticas, a veces fuera del contexto social de los estudiantes. En México, por ejemplo, los servicios de información en contextos de vulnerabilidad social son literalmente inexistentes, de allí que poco se pueda hacer empleando recursos propios, todo termina perdiéndose en el olvido. Al no tener a la mano literatura que recoja las experiencias que pudieran darse en estos contextos, no existen referentes teóricos que permitan alentar el estudio de estos problemas, la discusión de estos tópicos en un salón de clases o en un encuentro académico. Las escuelas terminan por obviar estos temas, quizá esperen que alumnos de buena fe o egresados profesionales en activo asuman esta responsabilidad y tarde o temprano atiendan los servicios de contextos de vulnerabilidad social.

 Se habla frecuentemente de la lenta desaparición del libro, incluso en foros de bibliotecología ¿Qué te provoca esta situación?

Es un tema controvertido. Hace cien años se dijo que el teatro desaparecería con la llegada del cine; cuando llegó la radio se pronosticó la muerte de la música intepretada en salas de concierto; con la aparición de la televisión se auguró la muerte del cine; con la popularización de las tecnologías de uso doméstico se dijo que el cine tenía sus días contados. Fatídicas profecías que no se cumplieron al pie de la letra. Creo que algunos formatos tenderán a emigrar a soportes electrónicos, otros podrán seguir siendo impresos en forma de libros. De hecho, quienes exaltan las bondades electrónicas han tenido el cuidado de intentar reproducir las bondades y las ventajas de los libros en papel. En el siglo XX se predijo con una oportunidad profética que los libros eran ya cosa del pasado y la Galaxia Gutenberg sólo una bella historia, sin embargo cada día nos sorprende con la edición de nuevos títulos... ¿qué vendrá después? No lo spe, sólo deseo que la inteligencia triunfe por sobre cualquier aventura suicida que pudiera poner en peligro la memoria documentada de la humanidad.

 ¿Que pensas, desde el contexto mexicano, del estado de los archivos estatales?, en especial la conservación de documentos y la seguridad de los mismos.

Conozco poco del panorama de los archivos estatales. El caso del Archivo General de la Nación es un tanto crítico por las condiciones en las cuales se albergan sus fondos alojados en un espléndido edificio que fue concebido como prisión, nunca como un archivo. En general tengo la percepción que hay un descuido sistemático por mantener un sistema de archivos eficientes, en los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) así como en los poderes de la unión (el ejecutivo, el legislativo y el judicial). Sólo en los últimos años, algunas disposiciones legales que obligan a los gobiernos a preservar la documentación oficial ha permitido que no se destruyan importantes acervos documentales.

Oscar, se conoce tu interés por difundir noticias sobre temas ecológicos, en especial los informes de Avaaz. Cuando asumís esta responsabilidad ¿encontrás apoyo en los foros bibliotecológicos? ¿percibís un compromiso?

Por desgracia no tengo un indicador que señale cuál es la respuesta que tienen este tipo de iniciativas. Hasta el momento no hay alguien que me haya dicho: muy buena la campaña, yo también firmé. No dudo que haya colegas que firmen estas peticiones, pero lo hacen desde la soledad de su computadora y desde la lejanía de su propia discreción.

A tu entender ¿Cual es el rol que debe cumplir una Biblioteca Nacional? ¿Lo percibís en la Biblioteca Nacional de México?

La Biblioteca Nacional debe ser, en mi opinión y quiza ésta sea algo anticuada, la institución rectora en asuntos de bibliotecas, información y documentación. Y si no la única, si una de las instituciones rectoras en materia de políticas públicas relacionadas con información y bibliotecas. Una columna vertebral, un eje sobre el cual se apoye un eficiente sistema de información. Por desgracia, la Biblioteca Nacional de México es una entidad subordinada a una institución universitaria (el Instituto de Investigaciones Bibliográficas). Al terminar la revolución mexicana se consideró que la Universidad Nacional de México -aún no era autónoma- podría ser un garante de la preservación de sus fondos y colecciones; sin embargo a casi un siglo y con un mundo y un país distintos se mantiene esta situación, la que para no pocas y pocos colegas es una anomalía estructural. Al ser un organismo que forma parte de una institución académica la Biblioteca Nacional no tiene, en este contexto, el mandato jurídico para ser una entidad rectora de la nación.

Ya que mencionamos los foros de bibliotecología ¿distinguís construcciones colectivas provechosas cuando algún bibliotecario opina ya sea política como profesionalmente?

En algunos momentos sí la he percibido, aunque hace tiempo que percibo a los foros latinoamericanos en una contemplación laxa.  Hay un permanente intercambio de necesidades, anécdotas y en momentos ofertas de todo tipo, pero no hay un interés por construir discursos colectivos provechosos, o por lo menos útiles. Las redes sociales, me sospecho, han sustituido con mucho los apasionados debates en los foros. Y no sólo lo de carácter político, sino los que tienen sólo una intencionalidad profesional.

Si tuvieras que adjetivar la actitud de los bibliotecarios que participan en los foros de discusión, ¿qué términos considerarías que los representa?

No creo tener la autoridad moral para adjetivar la actitud de mis colegas, pero si debiera hacerlo diría que existe un interés efímero e inmediato por asuntos que surgen coyunturalmente.
Una necesidad que sean atendidas sus necesidades temporales y después el olvido.

¿Cómo definirías a un bibliotecario?

Un profesional que tiene frente a sí todos los posibles horizontes laborales, académicos y profesionales que pudiera desear un profesional, y sin embargo, los obvia y desprecia. El bibliotecario es un profesional privilegiado que puede incidir en el presente y en el futuro de la humanidad, ni más ni menos.

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