Suelo abordar experiencias
desde una periferia, intuyo que con el objetivo de recoger ideas que puedan
aplicarse dentro de una estructura de trabajo. Desconozco si este modo de
propuesta genera ejemplos concretos en el corto o largo plazo, el sentido es
propender a una construcción desde diversos planos disciplinares, integrar el
conocimiento de aquellos que supieron resistir los aspectos esenciales de la
cultura.
Tiempo atrás
compartí una experiencia tan interesante como necesaria, ocurrió en Colombia, y
bien valdría replicarla en toda América Latina. Se trataba del primer canal de
televisión étnico de Colombia, el proyecto Kankuama TV, ubicado
dentro de un resguardo indígena Kankuamo (los resguardos se han multiplicado
debido a la situación de violencia registrada en algunas comunidades con bajos
recursos, de hecho ha sido el Estado quien ha instrumentado la construcción de
estos espacios comunitarios para que puedan defender su cultura y patrimonio).
Entre sus objetivos figuran el fomento de la producción propia, la construcción
de audiencia para el fortalecimiento cultural, la formación pedagógica y el
afianzamiento del resguardo.
Basta ingresar a
la página web para corroborar la realización de excelentes documentales sobre temas
diversos como las costumbres ancestrales, los mensajes ecológicos, el proceso
de fabricación del alfandoque (similar a una miel espesa transformada en masa,
tarea que demanda todo un día de trabajo en la comunidad kankuama), eventos y
festividades que recrean tradiciones y costumbres como las danzas Kukambas,
negros y diablos.
Asimismo es posible consultar videos sobre pequeños poblados, músicos tradicionales del chicote y mensajes sobre el cuidado de los árboles buscando generar conciencia con respecto al medio ambiente.
Asimismo es posible consultar videos sobre pequeños poblados, músicos tradicionales del chicote y mensajes sobre el cuidado de los árboles buscando generar conciencia con respecto al medio ambiente.
Es común ver en
los programas audiovisuales la participación de los comuneros, adaptando
fábulas y mitos para el formato televisivo. Es innegable el poder que
representa la información en los medios de comunicación, y pensemos por un momento
cuántos obstáculos deben enfrentar las radios comunitarias y los canales
étnicos, en diversos países de América Latina, para poder ofrecer contenidos en
lengua materna.
Es también en
Colombia donde se logró instrumentar, desde la Dirección de Comunicaciones del
Ministerio de Cultura (y con el apoyo de
la Comisión Nacional deTelevisión, TeleCaribe
y Teveandina - Canal 13) una serie de documentales denominado
TV Étnica, buscando fortalecer las habilidades comunicativas de
los grupos étnicos y mejorar su participación en las ofertas de
televisión pública, a través de la formación audiovisual, acompañamiento en la
producción y emisión de contenidos locales mediante los canales de televisión
nacionales y regionales. Detrás de la idea de favorecer registros y permitir el
conocimiento de las diversas cosmovisiones indígenas, se percibe la posibilidad
de apropiación, por parte de las comunidades, de una importante herramienta
comunicativa, con lo cual es posible imaginar un panorama informativo abordado
por múltiples voces, históricamente acalladas por los gobiernos de turno.
En nuestro país
son escasos los proyectos colectivos que involucren este medio de comunicación.
En Jujuy existe el enorme trabajo de Sixto Vázquez Zuleta (toqo) , autor
infatigable que en sí mismo conforma un patrimonio viviente para la cultura del
norte argentino. Sus ensayos críticos, cuentos y novelas (es considerado el
primer novelista indígena de la Argentina) lo ubican en un lugar de privilegio
para intentar entender la cultura kolla. Este hombre fundó y dirigió la revista
“Integración”, el periódico “El Comunicador de Jujuy”, el Instituto de Cultura
Indígena de Humahuaca, la radio Humahuaca Frecuencia Modulada, el Museo
Folklórico Regional de Humahuaca e Indiocanal 13, Televisión Omaguaca, ni mas
ni menos que el primer canal por aire de televisión indígena argentino, donde
su fundador, debido a prohibiciones estatales y amenazas de grandes
corporaciones, emite contenidos desde la clandestinidad, razón por la cual no
puede hacer pública la grilla de programas de la emisora. Lo notable del caso
es que la realidad que pretende mostrar el canal indígena es ignorada por los
grandes medios jujeños, quienes no ofrecen informes locales representativos a
su gente, provocando una lamentable persecución que impide la libre expresión
comunitaria.
Para Sixto Zuleta,
un canal aborigen de TV es aquel fundado, dirigido y sostenido por indígenas,
con un alcance determinado por el medio geográfico y la potencia de sus
equipos, y un contenido programático intercultural y bilingüe basado en una
declaración de principios. Este investigador ha brindado indicaciones relativas
al personal necesario para transmitir desde un canal, el tipo de equipamiento
requerido (además de las instalaciones básicas necesarias), el sostenimiento de
la señal y acaso el temas más crucial: la cuestión legal para que en la
Argentina se pueda habilitar este tipo de medios.
Quien suscribe
considera que la actual Ley de Servicios de ComunicaciónAudiovisual implicaría para este proyecto colectivo una verdadera prueba
para analizar sobre el alcance que dicha ley pueda ejercer en la actual
coyuntura de la señal Indiocanal Omaguaca. Considérese que las emisiones
televisivas llegan a los hogares vecinos de los pueblos originarios de Uquía,
Coctaca, Hornaditas, Rodero, Varas, Calete, San Roque y Chorrillos, con una
población total de alrededor de 15.000 personas, tanto indígenas como no
indígenas.
Por fuera de las
comunidades hay interesantes iniciativas que incluyen documentos televisivos
sobre comunidades indígenas y rurales, además de proyectos culturales en zonas
vulnerables. Tal es el caso del programa de cable ECOS, quienes realizaron
informes sobre diferentes proyectos comunitarios, el acercamiento a estas
problemáticas les permite a los paisanos tornar visible un panorama surcado por
la indiferencia política y social. Nadie puede dudar del alcance de un medio de
comunicación que permita en su propia lengua registrar el tratamiento de
problemáticas locales, favorecer el orgullo étnico, educar mediante la
oralidad, respetar el bilingüismo, difundir el patrimonio cultural y
esencialmente comunicar las vicisitudes culturales en los propios códigos
lingüísticos.
Debería haber innumerables ejemplos como el caso Kankuamo, aún queda mucho conocimiento disperso que se murmura o se calla en ambas lenguas. Las comunidades indígenas deben apropiarse de estos medios de comunicación, ir más allá de la mera difusión cultural, hacer visible lo que siempre fue invisible, utilizar el poder de un espacio que permite aportaciones concretas a una cultura, ejercicio necesario para contrarrestar el proceso de extinción que suelen padecer estas comunidades. Y para esto es preciso el conocimiento y la tarea colaborativa. Capacitación. Integración. Intercambio de saberes. Y que lentamente recuperen el lugar que la historia les fue negando. De ese modo justificarán plenamente el carácter multicultural y plurilingüe del país.
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