sábado, 4 de mayo de 2013

Televisión étnica: el ejemplo colombiano del proyecto Kankuama TV


Suelo abordar experiencias desde una periferia, intuyo que con el objetivo de recoger ideas que puedan aplicarse dentro de una estructura de trabajo. Desconozco si este modo de propuesta genera ejemplos concretos en el corto o largo plazo, el sentido es propender a una construcción desde diversos planos disciplinares, integrar el conocimiento de aquellos que supieron resistir los aspectos esenciales de la cultura.

Tiempo atrás compartí una experiencia tan interesante como necesaria, ocurrió en Colombia, y bien valdría replicarla en toda América Latina. Se trataba del primer canal de televisión étnico de Colombia, el proyecto Kankuama TVubicado dentro de un resguardo indígena Kankuamo (los resguardos se han multiplicado debido a la situación de violencia registrada en algunas comunidades con bajos recursos, de hecho ha sido el Estado quien ha instrumentado la construcción de estos espacios comunitarios para que puedan defender su cultura y patrimonio). Entre sus objetivos figuran el fomento de la producción propia, la construcción de audiencia para el fortalecimiento cultural, la formación pedagógica y el afianzamiento del resguardo.
Basta ingresar a la página web para corroborar la realización de excelentes documentales sobre temas diversos como las costumbres ancestrales, los mensajes ecológicos, el proceso de fabricación del alfandoque (similar a una miel espesa transformada en masa, tarea que demanda todo un día de trabajo en la comunidad kankuama), eventos y festividades que recrean tradiciones y costumbres como las danzas Kukambas, negros y diablos.
Asimismo es posible consultar videos sobre pequeños poblados, músicos tradicionales del chicote y mensajes sobre el cuidado de los árboles buscando generar conciencia con respecto al medio ambiente.
Es común ver en los programas audiovisuales la participación de los comuneros, adaptando fábulas y mitos para el formato televisivo. Es innegable el poder que representa la información en los medios de comunicación, y pensemos por un momento cuántos obstáculos deben enfrentar las radios comunitarias y los canales étnicos, en diversos países de América Latina, para poder ofrecer contenidos en lengua materna.


Es también en Colombia donde se logró instrumentar, desde la Dirección de Comunicaciones del Ministerio de Cultura (y con el apoyo de la Comisión Nacional deTelevisión, TeleCaribe  y Teveandina - Canal 13) una serie de documentales denominado TV Étnica, buscando fortalecer las habilidades comunicativas de los grupos étnicos y mejorar su participación en las ofertas de televisión pública, a través de la formación audiovisual, acompañamiento en la producción y emisión de contenidos locales mediante los canales de televisión nacionales y regionales. Detrás de la idea de favorecer registros y permitir el conocimiento de las diversas cosmovisiones indígenas, se percibe la posibilidad de apropiación, por parte de las comunidades, de una importante herramienta comunicativa, con lo cual es posible imaginar un panorama informativo abordado por múltiples voces, históricamente acalladas por los gobiernos de turno.

En nuestro país son escasos los proyectos colectivos que involucren este medio de comunicación. En Jujuy existe el enorme trabajo de Sixto Vázquez Zuleta (toqo) , autor infatigable que en sí mismo conforma un patrimonio viviente para la cultura del norte argentino. Sus ensayos críticos, cuentos y novelas (es considerado el primer novelista indígena de la Argentina) lo ubican en un lugar de privilegio para intentar entender la cultura kolla. Este hombre fundó y dirigió la revista “Integración”, el periódico “El Comunicador de Jujuy”, el Instituto de Cultura Indígena de Humahuaca, la radio Humahuaca Frecuencia Modulada, el Museo Folklórico Regional de Humahuaca e Indiocanal 13, Televisión Omaguaca, ni mas ni menos que el primer canal por aire de televisión indígena argentino, donde su fundador, debido a prohibiciones estatales y amenazas de grandes corporaciones, emite contenidos desde la clandestinidad, razón por la cual no puede hacer pública la grilla de programas de la emisora. Lo notable del caso es que la realidad que pretende mostrar el canal indígena es ignorada por los grandes medios jujeños, quienes no ofrecen informes locales representativos a su gente, provocando una lamentable persecución que impide la libre expresión comunitaria.

Para Sixto Zuleta, un canal aborigen de TV es aquel fundado, dirigido y sostenido por indígenas, con un alcance determinado por el medio geográfico y la potencia de sus equipos, y un contenido programático intercultural y bilingüe basado en una declaración de principios. Este investigador ha brindado indicaciones relativas al personal necesario para transmitir desde un canal, el tipo de equipamiento requerido (además de las instalaciones básicas necesarias), el sostenimiento de la señal y acaso el temas más crucial: la cuestión legal para que en la Argentina se pueda habilitar este tipo de medios.
Quien suscribe considera que la actual Ley de Servicios de ComunicaciónAudiovisual implicaría para este proyecto colectivo una verdadera prueba para analizar sobre el alcance que dicha ley pueda ejercer en la actual coyuntura de la señal Indiocanal Omaguaca. Considérese que las emisiones televisivas llegan a los hogares vecinos de los pueblos originarios de Uquía, Coctaca, Hornaditas, Rodero, Varas, Calete, San Roque y Chorrillos, con una población total de alrededor de 15.000 personas, tanto indígenas como no indígenas.

Por fuera de las comunidades hay interesantes iniciativas que incluyen documentos televisivos sobre comunidades indígenas y rurales, además de proyectos culturales en zonas vulnerables. Tal es el caso del programa de cable ECOS, quienes realizaron informes sobre diferentes proyectos comunitarios, el acercamiento a estas problemáticas les permite a los paisanos tornar visible un panorama surcado por la indiferencia política y social. Nadie puede dudar del alcance de un medio de comunicación que permita en su propia lengua registrar el tratamiento de problemáticas locales, favorecer el orgullo étnico, educar mediante la oralidad, respetar el bilingüismo, difundir el patrimonio cultural y esencialmente comunicar las vicisitudes culturales en los propios códigos lingüísticos.

Debería haber innumerables ejemplos como el caso Kankuamo, aún queda mucho conocimiento disperso que se murmura o se calla en ambas lenguas. Las comunidades indígenas deben apropiarse de estos medios de comunicación, ir más allá de la mera difusión cultural, hacer visible lo que siempre fue invisible, utilizar el poder de un espacio que permite aportaciones concretas a una cultura, ejercicio necesario para contrarrestar el proceso de extinción que suelen padecer estas comunidades. Y para esto es preciso el conocimiento y la tarea colaborativa. Capacitación. Integración. Intercambio de saberes. Y que lentamente recuperen el lugar que la historia les fue negando. De ese modo justificarán plenamente el carácter multicultural y plurilingüe del país.

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