En
medio de un escenario devastador, Punta Querandí está representando en este
momento un verdadero foco de resistencia, planteado desde el más genuino de los
lugares: el conocimiento cultural sustentado en la propia identidad. Leer lo
que hacen a diario otorga esperanza en este momento tan particularmente
doloroso que está atravesando el país.
La
última noticia (de las muchas que ofrecen desde hace más de 15 años de
emprendimientos comunitarios) refiere al trabajo colectivo y a la
reconstrucción identitaria, como un camino para frenar el extractivismo urbano,
es conmovedor saber que son muchos los que participan cortando cañas y
desmalezando el terreno para poder resguardar al área de producción
agroecológica. Al paso del día se fortalecen espiritualmente mientras realizan
infinidad de labores.
La
“rebelión de los muertos” como fueron mencionados hace un tiempo, representan
cada día un movimiento incesante que recupera lo que alguna vez fue este país:
una posibilidad de convivencia que no supo entender la fortaleza desde las
diferencias culturales existentes. El “país que no fue” de Carlos Martínez
Sarasola, los pueblos originarios que quedaron marginados de ese imaginario,
donde algunos patriotas soñaron con una idea que se perdió en el atardecer de
una utopía.
Y
no se trata solo del territorio, ya que Punta Querandí ha impulsado, junto con
la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar, la enseñanza de idiomas indígenas para la comunidad de usuarios, proyecto financiado por el Municipio
de Tigre, donde hasta la fecha se han inscripto ni más ni menos que 850
personas, con variadas opciones, entre ellas lengua Ava Ñe’ê (guaraní, a cargo
de la mbo’ehára Verónica Gómez con la colaboración de Yéssica Rodríguez, Noemí
Ocampos y Liliana Bernal); laqaatqa (moqoit, con la coordinación de la
napaxguinataxanaxa Deolinda Salteño, quien se desempeña como docente en la
Escuela Primaria Nº 418 ‘Niño Mocoví’ de la Comunidad El Pastoril del sur
chaqueño); quechua (a cargo de la yachachiq Josefina Navarro desde Jujuy) y qom
la’aqtac, con la colaboración del paxaguenataxanaxaic Mario ‘Nereo’ Charole
desde Villa Río Bermejito, en la zona del Impenetrable Chaqueño.
Se
trata de la creación de una política pública de fortalecimiento lingüístico
-que es pionera en el Gran Buenos Aires- y que representa uno de los logros más
influyentes de la lucha de la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar:
resistencia desde lo que cada libro viviente sabe.
Todo
proyecto cobra significado en Punta Querandí, sea cual sea la tarea en la que
cada uno participa, desde limpiar el terreno de malezas para cuidar la huerta,
hasta recoger madera y pintar una cerca. Los hitos vienen de lejos: el horno de
barro, el Opy (templo guaraní de barro y paja), la Maloka (vivienda colectiva),
el monumento al yaguareté, la Biblioteca de Pueblos Originarios, el Museo
Autónomo de Gestión Indígena, los talleres de cerámica, alfarería, cestería y
carpintería, la Apacheta (sitio ceremonial andino), el vivero, el gallinero, el
Salón Comunitario Cacique Manuá, la cocina, el quincho, los baños, el tanque de
agua potable…
Últimamente,
desde distintos escenarios estamos presenciando pequeños focos de resistencia,
que son los que cobrarán visibilidad al paso del tiempo. Recientemente los
docentes de la Universidad de Buenos Aires ofrecieron una respuesta que se
asemeja a la que diariamente ofrece Punta Querandí: dieron clase en la calle,
con alumnos sentados en círculos, fortaleciendo el ciclo de la enseñanza y el
aprendizaje, mientras que en la última marcha realizada enfrente de la Casa de
Gobierno, los científicos del CONICET mostraron sus carteles detallando las distintas
especialidades en las que día a día avanzan, para beneficio de la sociedad que
hoy les da la espalda, al menos una parte de ella, que no cree en el concepto
político del Estado, sin entender nunca del todo de qué se trata, qué garantiza
y para qué sirve.
Siento
que por ahí hay que continuar este camino, ejercer el derecho a compartir el
conocimiento, es lo que hace a la cultura y al desarrollo permanente, en donde
cada uno, desde su vocación y compromiso, debe intentar hacer bien su trabajo.
Para
eso estudiamos, para eso nos seguimos capacitando.
Como
profesional de la información, quisiera expresar mi solidaridad en este momento
para todos los bibliotecarios/as injustamente despedidos. Que la comunidad
educativa en su conjunto -especialmente sus autoridades- encuentre elementos
para reparar las frecuentes arbitrariedades con las que se cometieron tantos
atropellos. Lo que deseamos es poder seguir ofreciendo un servicio, es un anhelo
con sustento en la vocación, que no debería ser arrebatado.
Hasta
ese día.
Fuente
consultada:
https://puntaquerandi.com/