A vísperas de la noche buena, se
fue a los 91 años el gran Osvaldo Bayer.
En momentos tan inciertos como
este largo anochecer que como país estamos transitando, lo que menos
necesitamos es que hombres como Osvaldo se vayan en silencio, bien
sabemos que su obra hablará por el, pero nos hacía falta el historiador, nos
hacía falta el investigador, nos hacía falta el periodista.
Pocas veces un andar tan
respetable estuvo acompañando de una actitud recta, con principios éticos,
diciendo con palabras medidas simplemente lo que como sociedad necesitábamos
escuchar, así ha sido siempre con Osvaldo Bayer, el argumento incuestionable,
consustanciado por la búsqueda de verdad, por el rigor periodístico, por el
deseo de justicia.
Ese “rebelde esperanzado” como lo
describieron sus contemporáneos, ya no estará para representar la lucha por los
derechos humanos y la defensa de los pueblos originarios, con cariño se lo
recuerda en este video, donde como un niño con razones de adulto, tuvo el gesto
de cambiar el nombre a la calle Coronel Rauch por “Arbolito": https://www.youtube.com/watch?v=gtk74270s80
Acaso un rasgo de justicia
poética, y bien sabemos que ese tipo de actitudes, en su larga trayectoria, no
deja de ser una mínima anécdota, pero que nos hace dar cuenta, al menos por un
momento –en este esfuerzo por intentar medir lo que construyó con su escritura–
que algunos derrotados finalmente alcanzan la victoria.
Gracias maestro por tanta
lucha, por no haber aflojado hasta el final, por darnos motivos para seguir
resistiendo.
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