Noticia biográfica
Victoria
Di Césare es alumna del último año de la Licenciatura en Bibliotecología y
Documentación de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Buenos Aires,
Argentina. Tiene 24 años, es oriunda de la ciudad de Saladillo y vive en Mar
del Plata. A fines de 2016 se graduó como Bibliotecaria Documentalista en la
misma institución y a comienzos del corriente año obtuvo la beca de
investigación para estudiantes avanzados otorgada por la UNMdP para desarrollar
su proyecto “Estudio bibliométrico de la producción científica del INIDEP del
período 2007-2016: caracterización y relación con las campañas de
investigación”. Desde los inicios de su carrera se ha desempeñado como ayudante
alumna en las materias Clasificación II, Organización del Conocimiento II y
Análisis Estadístico de la Información, y ha formado parte de los grupos de
investigación asociados a esas cátedras, con los que ha presentado trabajos en
eventos científicos. Además, ha realizado prácticas y pasantías en bibliotecas
especializadas, y ha participado en proyectos sociales en contextos
vulnerables.
Entrevistador:
Daniel Canosa
- ¿Por
qué la Bibliotecología?
Mi
introducción a esta disciplina fue por completo fortuita. Las únicas cuestiones
de las que estaba segura al finalizar la escuela secundaria eran que no deseaba
seguir una carrera universitaria tradicional, que definitivamente quería ser
alumna de una institución pública, y que, no menor para una joven del interior,
debía mudarme a una ciudad porque en mi pueblo no contaba con una oferta
académica interesante. Una vez establecido que mi destino sería Mar del Plata,
comencé a sopesar opciones en la Universidad Nacional de esa ciudad hasta que
me topé con la Licenciatura en Bibliotecología y Documentación, carrera que me
resultó por completo desconocida pero atípica y enigmática. Decidí cursar esta
Licenciatura luego de asistir a una reunión para futuros ingresantes presidida
por quien actualmente dirige mi tesis junto al Dr. Gustavo Liberatore, la
vicedecana de la Facultad de Humanidades Dra. Silvia Sleimen, en la que además
de explicarse el rol que cumplen las bibliotecas como instituciones insertas en
la sociedad, se hizo mucho hincapié en la posibilidad de explotar la profesión desde
el punto de vista del manejo de la información por fuera de las fronteras de
este espacio y en estrecha vinculación con la ciencia, la academia y la
tecnología. Si bien en su momento y hasta bien entrada la carrera no supe con
demasiada precisión cómo me desempeñaría a futuro en el ámbito laboral, siempre
tuve la certeza de que mi actividad profesional no se vería necesariamente
circunscripta al espacio de una biblioteca, sino que el campo de actuación
sería más amplio y estaría orientado a la investigación y a la docencia. Todos
estos aspectos fueron los que me cautivaron en un comienzo para elegir la
disciplina y los que aún siguen motivándome para profundizar en mi formación.
- Antes de descubrir la profesión ¿ha frecuentado la consulta en bibliotecas? ¿Ha manifestado afición por la lectura, por alguna expresión artística, literaria o cultural en particular?
De
chica solía concurrir mucho a la Biblioteca Popular Municipal Bartolomé Mitre
de mi pueblo para buscar información y hacer tareas escolares. También me
gustaba pasar los recreos en la biblioteca de mi colegio, leyendo entre las
estanterías. Por esos mismos años, realicé múltiples actividades artísticas en
distintas instituciones o con profesores particulares como piano, pintura,
escultura y danzas clásicas y contemporáneas. Además, siempre fui una ávida
lectora de cuentos y novelas de ficción. Sin embargo, no considero que esas
inclinaciones artísticas o culturales hayan sido las que me llevaron a
interesarme por la Bibliotecología, la Documentación y la Ciencia de la
Información, sino sus aspectos más científico-técnicos y académicos.
- Dos
preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más lo influenció? y ¿Qué está leyendo
actualmente?
No
podría elegir un solo libro, porque han sido muchos los que han dejado una
marca en algún momento de mi vida. En términos generales creo que me quedaría
con las obras de Tolkien y Cortázar; del primero porque me introdujo a la
literatura a una corta edad, y del segundo porque, años más tarde, me dio un
espacio para la introspección. A ambos los recuerdo con mucho cariño por eso.
Actualmente estoy leyendo dos libros: la afamada novela gráfica “Maus” del
historietista Art Spiegelman que relata las experiencias vividas por su padre,
un judío polaco sobreviviente del Holocausto, durante la Segunda Guerra
Mundial; y los trabajos del Dr. Mario Albornoz compilados en “Ciencia,
tecnología y universidad en Iberoamérica” sobre cómo, en los países
iberoamericanos, la ciencia y la tecnología articulan con los ámbitos universitarios
en su aspiración por constituirse en sociedades del conocimiento.
- ¿Cómo definiría a un bibliotecario?
Es
difícil dar una única definición porque las funciones que cumplen y los
contextos en los que se desempeñan los bibliotecarios son muchos y muy diversos,
y al definirlos conjuntamente tal vez estemos incurriendo en una simplificación
que no se condice con la realidad. Sin embargo, a los fines de esta pregunta
diría que se trata de un profesional que hace uso de una serie de técnicas,
herramientas y conocimientos para procesar y adquirir información para sus
usuarios que contribuya a la concreción de objetivos de diversa índole:
educativos, culturales, recreativos, académicos, científicos, etc. Se trata de
un profesional versátil; que está presente en todos los niveles formativos;
para promover la lectura en los más pequeños, o conocer los últimos avances en
una determinada disciplina; en contacto directo con usuarios de todos los
espectros sociales, desde los ámbitos más carenciados a los más solventes;
cubriendo todas las temáticas que resulten de interés para su público;
utilizando documentos físicos en un ámbito concreto o digitales en espacios
virtuales; vinculado a todo tipo de instituciones públicas o privadas;
trabajando con antiguos documentos, o con grandes cúmulos de datos; y un largo
etcétera. Personalmente considero que es esta multiplicidad de fines el aspecto
que resulta más interesante y en el que se vuelve más palpable el gran abanico
de posibilidades de actuación que brinda la profesión.
- ¿Qué
opina del rol social del bibliotecario?
Creo
que todo rol que cumple un bibliotecario es social. Al tratarse precisamente de
una Ciencia Social, no concibo que sea posible desarrollar la profesión sin
impactar de alguna manera en la comunidad. Toda posición tomada por un
profesional de la disciplina en materia cultural, educativa, científica, de
democratización del conocimiento, de acceso libre a la información es
eminentemente social y también política, independientemente del ámbito en que
se esté inserto y de los recursos con que se cuente.
- Con
respecto al plan de estudios de la carrera ¿Considera que sus contenidos
favorecen la adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades
vinculados al rol social del bibliotecario?
Sí,
pienso que el plan de estudios con el cual cursé mi carrera de Bibliotecario
Documentalista (anterior al que está siendo aplicado actualmente) fue
consistente respecto de esos contenidos en el plano de la teoría, aunque no
tanto respecto de la adquisición de competencias sociales concretas. En algunas
materias con un perfil fuertemente teórico tuve la posibilidad de conocer
aspectos históricos de la disciplina, su inserción en la sociedad, los perfiles
profesionales, los objetivos de las distintas unidades de información,
normativas y legislaciones, etc. Sin embargo, a través del contacto que tuve
con compañeros de la orientación de Bibliotecario Escolar, noté que ellos
trabajaban con mayor énfasis el desarrollo de las habilidades sociales de los
bibliotecarios vinculadas, por ejemplo, a la difusión de la lectura, la
formación de los usuarios, la organización de actividades en el espacio de la
biblioteca, la apertura de la institución hacia la comunidad o la concreción de
proyectos bibliotecarios en contextos de vulnerabilidad.
- Se habla frecuentemente de un cambio de paradigma dentro de la profesión (pasando del paradigma de la información al de la comunicación), según su enfoque particular, ¿Percibe ese cambio en el tratamiento docente de cada materia
Analizándolo
en retrospectiva considero que fui formada bajo el paradigma de la información.
Si bien recuerdo que algún profesor mencionara los alcances y diferencias de
ambas visiones, los planes de trabajo docente de las materias estaban más
orientados hacia el primer paradigma; no porque los contenidos fueron puramente
técnicos, también atravesé cursadas claramente teóricas, sino porque no percibí
que se hiciera hincapié en los aspectos comunicacionales y en las competencias
sociales del bibliotecario.
-En el caso que, promovido por el docente, haya realizado una práctica académica o pasantía en alguna unidad de información ¿Considera que los conocimientos adquiridos fueron suficientes para desempeñarse en tales prácticas? ¿Qué conocimientos tuvo que aplicar?
Hacia
fines del año 2016, poco tiempo antes de recibirme de Bibliotecaria
Documentalista, completé una práctica profesional en la Biblioteca
Especializada del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero
(INIDEP). Simultáneamente, aunque por un período de tiempo más prolongado,
realicé una pasantía no rentada en la Biblioteca de Irulana perteneciente a la
ONG Jitanjáfora y especializada en literatura infantil y juvenil. Si bien se
trató de unidades de información muy disímiles entre sí, no sólo respecto de
sus objetos de estudio sino también de su funcionamiento interno, de sus usuarios,
y de sus recursos humanos y materiales, en ambas pude desempeñarme con
solvencia y seguridad. Los conocimientos aplicados estuvieron vinculados
principalmente al procesamiento técnico de los materiales y a la referencia. En
la Biblioteca Especializada del INIDEP, por una parte, aprendí mucho del
quehacer cotidiano de las bibliotecarias, ya que se trata de un equipo de
trabajo consolidado, emplazado en una institución con décadas de experiencia en
el ámbito científico-técnico. Pese a que mi actividad en esta unidad de
información estuvo regida la mayor parte del tiempo por las indicaciones
precisas que recibí, mis supervisoras me dieron la posibilidad de redactar un
pequeño proyecto y de efectuar el procesamiento de sus cartas náuticas, un tipo
de material con características especiales que no había estudiado durante la
carrera. En la Biblioteca de Irulana, por otro lado, puse a prueba en mayor
medida mi capacidad decisoria porque, al tratarse de una unidad de información
pequeña y aún jóven, desde la Comisión Directiva de la ONG me dieron la
libertad de tomar determinaciones relacionadas, por ejemplo, a la organización
de la colección, a la indización de los contenidos y a la creación de una
completa sección dedicada a la biblioteca en su sitio web. Haber pasado por
estas dos experiencias no solo fue sumamente enriquecedor, sino que también
constituyó una instancia formativa indispensable por la que todos los
estudiantes de Bibliotecología deberían transitar antes de recibirse.
- ¿Considera que la bibliografía utilizada en materias relacionadas con tecnologías de comunicación e información se encuentra actualizada? ¿Considera válido el equilibrio entre teoría y práctica en relación a los conocimientos técnicos impartidos en la carrera?
Lamentablemente
cursé las materias Informática I y II cuando éstas ya se encontraban bastante
desactualizadas por lo que, tanto a nivel teórico como práctico, no encontré
que fueran de gran utilidad. Por fortuna, esta situación se revirtió con la
aplicación del nuevo plan de estudios efectuada hace casi dos años. Exceptuando
Informática, en otras cátedras sí pude acceder a contenidos sobre las TICs
actualizados, aunque principalmente desde la teoría. Respecto del equilibrio
entre ambos abordajes pedagógicos, en los primeros años cursé algunas materias
eminentemente prácticas, como Catalogación, Clasificación I o Referencia, y
otras con un fuerte contenido teórico, como Introducción a la Ciencia de la
Información, Clasificación II o Documentación I. Sin embargo, a medida que avancé
en la carrera, hacia finales de Bibliotecario Documentalista e inicios de la
Licenciatura en Bibliotecología y Documentación, noté que comenzaban a
predominar las temáticas de índole teórica vinculadas, por ejemplo, al sistema
científico, la evaluación de la ciencia, el sistema de publicación
internacional, el acceso abierto, entre otros. Como la práctica se sustenta en
la teoría, es explicada, fundamentada y contextualizada por ella, considero
vital que los bibliotecarios cuenten con sólidos cimientos de este tipo en su
formación. Sólo así podrán desenvolverse como profesionales críticos,
proactivos y con capacidad de análisis y argumentación.
-¿Suele participar en listas bibliotecarias? ¿Considera interesante el nivel de los debates? ¿Cómo percibe en dicho espacio la recepción de temas políticos?
No
suelo participar de tales listas. Me informo sobre la actualidad de los
distintos ámbitos de estudio, laborales y de intercambio profesional a través
de las redes sociales.
-Como estudiante ¿Presenció en el aula un debate / clase/ conversación /comentario / reflexión y/o contenido sobre la necesidad o no de contar con sindicatos / gremios / asociaciones en temas relativos a derechos laborales? En caso que la respuesta resulte negativa ¿Considera de utilidad profesional que el docente favorezca espacios de discusión y debate sobre estas temáticas?
Sí,
recuerdo haber presenciado debates en clase sobre diferentes temas,
generalmente protagonizados por bibliotecarios en actividad, pero nunca uno
referido a la Asociación de Bibliotecarios Graduados o a la posibilidad de
crear un gremio o sindicato. Considero que intercambiar opiniones o escuchar a
profesionales con experiencia en estas temáticas durante la formación es de
suma importancia, siempre y cuando se den en el marco de una clase acorde a
ellas o con un fin último que vaya más allá del debate en sí. De otra manera se
corre el riesgo de que la discusión se transforme en una pelea política estéril
que no lleve a ninguna parte, como también he presenciado en numerosas
ocasiones.
- El concepto de neutralidad en la profesión ha dividido
las aguas ante las problemáticas sociales y políticas que inciden en alguna
medida en el contexto bibliotecario, según lo vivenciado como alumna de la
carrera ¿desde el aula, recuerda si algún docente ha interpelado y/o analizado
esta cuestión?
Diversos profesores plantearon sus visiones al respecto, en
relación prácticamente a todos los componentes de la cadena documental que se
lleva a cabo en una unidad de información: la selección y adquisición de los
materiales, al análisis de los contenidos, la descripción, el proceso de
referencia, y la búsqueda y recuperación de información. En todas estas
ocasiones se hizo especial hincapié en la necesidad de que el profesional tenga
una postura neutral aunque, extrapolando lo que dice Sampieri sobre realizar
una investigación “lo más objetivamente posible” porque hacerlo de forma
plenamente objetiva es imposible, en este caso diría que intentar ser por completo
neutral es una ilusión. Siempre existirán elementos contextuales, formativos y
personales que incidirán en el bibliotecario sesgando de alguna manera su
labor.
-¿Cómo percibe a la bibliotecología en contextos interdisciplinarios? ¿Resulta visible? ¿Siente que la carrera le otorga elementos para dar respuestas a problemáticas sociales que otras disciplinas sí ofrecen? (ejemplo inclusión social, problemáticas de minorías sociales, desastres ambientales, conflictos bélicos, problemáticas jurídicas, etc.)
No
considero que la disciplina tenga una gran presencia en contextos sociales
complejos, o que resulte visible cuando sí se involucra en dar respuesta a
distintas problemáticas. Estoy al tanto de que existen proyectos bibliotecarios
de esa índole, muchos de los cuales son difundidos en eventos profesionales,
pero aún así creo que se trata de intentos aislados y con poca llegada a la
sociedad en general. Esto tal vez se deba a que, usualmente, la formación nunca
ha puesto el foco allí; situación que probablemente comience a revertirse en el
nivel local cuando las primeras camadas de bibliotecarios con orientación
socio-comunitaria se reciban de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Refiriéndome ahora a un ámbito completamente diferente y en relación a la primera
pregunta, traigo a colación una experiencia personal: por un lapso de poco más
de un año tuve la oportunidad de participar en un proyecto de investigación
multidisciplinar abocado al estudio de la deserción universitaria y compuesto
por investigadores y alumnos avanzados de sociología, psicología, turismo,
economía y contabilidad. Si bien mi rol se limitó a la asistencia por medio de
la búsqueda de información, varios miembros del grupo me hicieron notar cuánto
desconocían las competencias que poseemos los bibliotecarios y cuánta calidad
podemos sumar al trabajo de investigación. Conozco, además, otros casos en los
que profesionales de la información se han integrado a equipos compuestos por
científicos e investigadores de diversos orígenes disciplinares, no sólo desde
el rol de asistentes, sino también tomando posiciones de poder dentro de ellos.
Pero, insisto nuevamente, suelen ser pocos los casos y no responden a una
política institucional que busque y apoye deliberadamente la retroalimentación
con otros campos del saber. Creo que para que la Bibliotecología, la
Documentación y la Ciencia de la Información tengan un rol más preponderante en
contextos interdisciplinarios es necesario que la formación no se circunscriba
únicamente al trabajo bibliotecario dentro de una institución determinada, sino
que enfatice en el desarrollo de habilidades y en la adquisición de
conocimientos para la creación de herramientas, proyectos e ideas con las que
salir a ganar nuevos espacios de actuación, sean éstos sociales, científicos,
tecnológicos u otros.
-¿Recuerda en alguna clase que el docente haya abordado cuestiones vinculadas a bibliotecas en contextos sociales vulnerables? (comunitarias, rurales, campesinas, indígenas, carcelarias o de temas relativos a minorías, desplazados sociales, multiculturalidad, comunidades sexuales, bibliotecas humanas, etc.)
-¿Recuerda en alguna clase que el docente haya abordado cuestiones vinculadas a bibliotecas en contextos sociales vulnerables? (comunitarias, rurales, campesinas, indígenas, carcelarias o de temas relativos a minorías, desplazados sociales, multiculturalidad, comunidades sexuales, bibliotecas humanas, etc.)
Durante
casi dos años participé como voluntaria de las prácticas socio-comunitarias
organizadas por la Lic. Marcela Coringrato, Directora del Departamento de Ciencia
de la Información. En mi caso, por ser alumna en su momento de la carrera de
Bibliotecario Documentalista, me tocó asistir periódicamente a la Cooperativa
Común Unidad de Recuperadores Argentinos (C.U.R.A.) en el marco del proyecto de
creación de una biblioteca en su planta de separación de residuos, ubicada poca
antes de llegar al basural de la ciudad. Si bien, tiempo más tarde, dicho
proyecto debió ser abandonado a raíz de la realidad crítica y compleja por la
que atravesaba la Cooperativa, gracias a esa práctica tuve la oportunidad de
vivenciar lo que implica trabajar y relacionarse con las personas en un
contexto de extrema vulnerabilidad. (Al respecto presenté este trabajo en las
II Jornadas Internas de Investigación en Bibliotecología: http://humadoc.mdp.edu.ar:8080/xmlui/handle/123456789/403).
Por otra parte, recuerdo que en algunas otras materias se abordó el tema, y
mejor aún recuerdo los relatos de experiencia que expusieron en eventos
profesionales bibliotecarios de diferentes orígenes sobre su trabajo en
bibliotecas carcelarias y hospitalarias.
-Si le
fuera dado proponer modificaciones en los planes de estudio de la carrera ¿En
que aspectos técnicos y/o humanísticos focalizaría su atención? ¿Favorece la
institución académica escenarios de discusión y debate que habiliten
posteriormente la concreción de dichas propuestas por parte de los alumnos?
Luego
de varios años de trabajo y discusión, fue recientemente actualizado el plan de
estudios de la carrera, cuya versión anterior databa de comienzos de 1990.
Estoy al tanto de que se trató de un importante proceso de trabajo conjunto,
aunque desconozco si de él participó algún grupo de alumnos. Desde el punto de
vista de los contenidos sociales considero que, tanto el anterior como el
actual programa, se encuentran muy completos. Por el contrario, a lo largo de
los años de cursada sí noté una cierta desactualización en los contenidos
técnicos e informáticos, los cuales fueron revisados y modernizados en este
nuevo plan de estudios que ya se encuentra en aplicación.
-Se habla
frecuentemente de la lenta desaparición del libro impreso, incluso en foros de
bibliotecología, en su caso como estudiante ligado permanentemente a la utilización
de dispositivos físicos, digitales y/o virtuales ¿Qué le provoca esta
situación?
Históricamente
se ha hablado de la desaparición de diferentes medios de información con la
llegada de nuevos dispositivos tecnológicos, y tales desapariciones nunca han
sucedido, por lo que no creo que el augurio vaya a hacerse realidad ahora. Sí
es cierto que existen ámbitos en los que los documentos digitales han ganado
partido por sobre los de papel, como el científico-técnico, pero es más bien la
circulación de papers y revistas científicas la que ha proliferado en la
virtualidad. No considero que vaya a ocurrir lo mismo con los libros impresos,
especialmente con aquellos cuya finalidad es la recreación. Se han llevado a
cabo numerosos estudios científicos que indican que el cerebro humano ha
evolucionado en los últimos 500 años a la par de la lectura en papel, razón por
la cual el aprendizaje y la memoria, sobre todo de los niños en crecimiento,
funcionan mejor cuando entramos en contacto con un texto impreso. En el campo
de la lectura por placer, se ha comprobado que el disfrute, por ejemplo, de una
novela no es producto únicamente del contenido que leemos, sino también de la
percepción sensorial de la textura del papel, del aroma, del peso del volumen
que sostenemos, del progreso que realizamos con el paso de las páginas, etc.
Por mi parte, además de coincidir con los resultados de las investigaciones
sobre el tema, considero que la lectura de un libro en papel va más allá del
simple acto de leer con el objetivo de aprendizaje, informativo o recreativo
que sea. Es un ritual que, al igual que escuchar música por medio de un disco
de vinilo en lugar de hacerlo con un archivo digital mp3, o comer una buena
preparación casera en lugar de comida congelada, contribuye al deleite, al
bienestar y, por sobre todas las cosas, a una mejor calidad de vida de las
personas.
Muchas gracias Victoria
Daniel Canosa
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