Noticia Biográfica
Julián Meclazcke se encuentra estudiando la
Licenciatura en Bibliotecología y Ciencia de la Información en la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata.
Actualmente se encuentra finalizando la práctica profesional de graduación,
habiendo terminado de cursar la carrera en el año 2016. Desempeña tareas ad
honorem en la Biblioteca Popular Francisco Romero Delgado y realizó la práctica
de graduación en la Biblioteca Pública de la UNLP. Asimismo es adscripto a la
cátedra de Historia del Libro y las Bibliotecas con el fin de desarrollar una
investigación respecto del aporte bibliotecológico de la vicedirectora de la
Biblioteca Pública Hanny Simons, que cubrió el cargo durante el período
1919-1948.
Entrevistador: Daniel Canosa
- ¿Por qué la Bibliotecología?
Al leer y pensar una respuesta formal a esta
pregunta, al instante surgen en mi memoria múltiples momentos en los que se me
ha formulado, ocasionalmente, e incluso en condiciones más desfavorables para
pensar una respuesta adecuada. Pero ahora, que puedo hacerlo de forma
apropiada, espero no extenderme demasiado; en primer lugar, confieso que desde
el día que supe de la existencia de la carrera, no quise ni pude dirigirme
hacia la profesionalización inicial en otra disciplina.
Cuando elegí la carrera, tanto como ahora, sentía
un considerable afecto hacia los libros tanto como objeto de lectura como por
el tipo de entidades de importancia sociocultural para el cambio y el
desarrollo que representan. El ideal guía, que hasta hoy conservo casi intacto,
es el de hacer que esa relevancia social de los libros, la información, y
cualquier objeto intelectual semejante o vinculado, puedan ser alcanzados por
cualquier individuo que así lo quiera. Solía resumir esto en una frase, en mi
mente: “Difundir el conocimiento”.
Volviéndome al período de elección, hay una serie
de eventos que posiblemente me marcaron sin que yo les diese la suficiente
importancia; por entonces, una profesora de lengua y literatura del secundario
decidió que mi decisión de carrera universitaria había sido equívoca, y al
menos una vez durante tres o cuatro clases discutíamos – en plena clase, yo
sentado y la docente al frente – sobre por qué no me volcaba a la literatura y
por qué sí hacia la bibliotecología. La discusión finalizaba alrededor de un tópico
que marca claramente mi elección hasta el día de hoy. Criado en una casa de
docentes secundarios, conociendo las peculiaridades de ese trabajo para la
difusión del conocimiento, no sólo me distanciaba la pasión por los libros
en-sí, sino la diferencia entre los grados de intervención intelectual que
implican una profesión y la otra con respecto al usuario/alumno que se
encuentra al final del camino.
Todavía concuerdo con mi defensa, o al menos lo
que recuerdo de ella. Entendiendo la biblioteca como una entidad activa,
servicial, no sólo de apoyo a la educación sino promoviendo por sí misma la
cultura, pero que responde, a final de cuentas, a la voluntad de cada uno
(seducida o no por las diversas técnicas bibliotecarias de difusión) de
vincularse a ella.
- Antes de descubrir la profesión ¿ha frecuentado la consulta en bibliotecas? ¿Ha manifestado afición por la lectura, por alguna expresión artística, literaria o cultural en particular?
Antes de conocer la profesión como la conozco
hoy, mi contacto con bibliotecas había sido bastante escaso, en parte,
probablemente, por mi forma particular de vincularme con la lectura, de forma
más solitaria. Solía frecuentar la biblioteca de mi escuela secundaria cuando
el clima me impedía vagar por los alrededores, y gracias a estas breves
experiencias tuve mis primeras nociones de las responsabilidades
bibliotecarias. Los libros que se encontraban en la estantería abierta me
resultaban entonces bastante somníferos (enciclopedias antiguas, índices de
animales, entre otros), y la atención me generaba algunas dudas.
Manifesté tempranamente afición por la lectura,
lo que quizá se corresponda con la influencia lectora de mis padres (quienes
ejercen la docencia) desde la infancia. Dicha afición se fue diversificando lo
suficiente como para profundizar en el género literario e inmiscuirme también
en otros tópicos, como la sociología, la historia, la filosofía, y algunas
otras disciplinas que suelen suscitar mi curiosidad.
- Dos preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más
lo influenció? y ¿Qué está leyendo actualmente?
El libro que más me influenció probablemente
compita, por centésimos, con el que le sigue en la lista. Habrán de ser “La
importancia de vivir” de Lin Yutang y “Resurrección”, de León Tolstoi. En este
momento estoy leyendo “La Náusea”, de Jean Paul Sartre.
Algo de literatura existencialista, literatura
rusa, y cierta afición por los relatos de Jack London y Horacio Quiroga también
deberían ser justamente mencionadas en la lista de influencias considerables.
- ¿Cómo definiría a un bibliotecario?
Definiría a un bibliotecario como aquella persona
que es responsable ante su comunidad de usuarios de ofrecer múltiples
oportunidades de lectura y acceso a la información, haciendo de guía al brindar
dichos servicios si resultase necesario. Es el responsable, también, de ofrecer
un espacio que permita el estudio o el ocio, nucleando distintas actividades
culturales y sociales en el mismo. Dicha responsabilidad no se limita sólo a
una tarea pasiva de atención acotada sino también a la apelación activa al
público, buscando crear en y con el mismo un público lector. La diferencia
radica en, por ejemplo, la reacción que ofrecemos como bibliotecarios ante la
solicitud de un libro (por ejemplo, para lectura ociosa). Buscar y prestar sólo
ese libro o, en cambio, referenciar también otros, invitar a leer a un ambiente
confortable, crear más motivos de lectura, y si es posible, al final del día,
más lectores.
- ¿Qué opina del rol social del bibliotecario?
- ¿Qué opina del rol social del bibliotecario?
En primer lugar, creo que es de indiscutible
relevancia. Como lo he mencionado en las otras respuestas, el bibliotecario
necesariamente ha de tener un papel activo para facilitar y garantizar el
acceso a la cultura y al conocimiento de todos aquellos que lo requieran y lo
necesiten, favoreciendo la reducción de la desigualdad en las oportunidades de
informarse, aprender o comunicarse.
Prescindo de utilizar el término “brecha”,
prefiriendo hablar de desigualdad en el acceso; considero que esta es la
fracción de la desigualdad social que como profesionales somos responsables de
reducir al mínimo, dadas nuestras posibilidades. El rol social, desde esta
perspectiva, resulta de evidente relevancia.
Un bibliotecario que no cumple su función en este
sentido y que hace de su biblioteca un fuerte de su propia comodidad personal y
no una institución que invite y dé cobijo en su interior, que de oportunidades
de esparcimiento y que facilite el aprendizaje personal, no debería llamarse
bibliotecario, sino, como se suele decir, un guardián. En nuestras sociedades
necesitamos un rol activo de profesional, cuyo compromiso no se detenga en la
misma mesa de atención o de procesamiento, sino que esté al servicio, como ya
mencioné, de los que lo necesiten.
- Con respecto al plan de estudios de la carrera
¿Considera que sus contenidos favorecen la
adquisición de conocimientos y desarrollo de
habilidades vinculados al rol social del bibliotecario?
Respecto a este punto considero que, haciendo un
balance de los contenidos de la carrera, la mayor parte de estos promueven
activamente la configuración de un rol social del futuro profesional. Haría
falta un análisis más riguroso, quizá, para ver qué áreas de estudio favorecen
o desfavorecen, por contener o carecer, dichos contenidos de concientización
social.
Personalmente, considero que éste último es el
mayor reto para nuestra formación profesional; mientras ciertos campos de
nuestra disciplina se han plegado a una concepción más humanística y social,
otros, que pueden considerarse nucleares en nuestra profesión, permanecen
reticentes frente a una mayor flexibilidad disciplinar. Esto es, adoptar
perspectivas con mayor apertura de miras o alternativas más analíticas a
ciertas prácticas, en cierto grado, obscurantistas y mecanicistas, que si bien
suelen ser de impetuosa necesidad para nosotros, no deberían estar exentas de
juicio y análisis, pues esto desfavorece el desarrollo integral de nuestro
campo.
Aun así, como estudiante pude observar como la
carrera fue mutando, y actualmente se está diseñando una reforma del plan de
estudios que probablemente se dirija en este sentido.
- Se habla frecuentemente de un cambio de
paradigma dentro de la profesión (pasando del paradigma de la información al de
la comunicación), según su enfoque particular, ¿Percibe ese cambio en el
tratamiento docente de cada materia?
Desde mi perspectiva, considero que se está
produciendo un viraje considerable en el tratamiento de los contenidos, desde
hace no mucho tiempo. Los contenidos brindados por la mayor parte de las
materias están incorporando contenidos comunicacionales, orientados a un
tratamiento social de la disciplina, aunque es una tendencia aún incipiente, es
fácilmente perceptible al transitar los últimos años de la carrera, donde se
encuentran las cátedras de mayor contenido humanístico.
-En el caso que, promovido por el docente, haya realizado una práctica académica o pasantía en alguna unidad de información ¿Considera que los conocimientos adquiridos fueron suficientes para desempeñarse en tales prácticas? ¿Qué conocimientos tuvo que aplicar?
En mi caso elegí realizar, como vía de
graduación, una práctica profesional. La misma la realicé en la Biblioteca
Pública de la universidad, y pude experimentar el ejercicio laboral
bibliotecario en todos los sectores de la biblioteca, que se corresponden con
las partes de la cadena documental. En ningún momento pude percibir que lo
aprendido fuese insuficiente para comprender los pasos y procesos a seguir y
llevar a cabo, sino más bien, en ocasiones, que lo aprendido era bastante más
sofisticado, quizá, que la práctica.
Los puntos más dificultosos solían ser aquellos
que implicaban cierto grado de exposición social, tales como acompañar una
visita guiada o atender al público, que solía aparecer en grandes cantidades en
la institución. Dada mi falta de experiencia previa en trabajos de servicio de
atención, estas tareas me costaron de una forma más significativa. Si bien
sabía los pasos a seguir, alcanzar ciertas técnicas me llevó su tiempo. A pesar
de esto, puedo afirmar que, al final de la experiencia, había adquirido una
facilidad considerable, acrecentada por experiencias actuales en otras
bibliotecas. En suma, apliqué conocimientos aprendidos de catalogación,
clasificación, trabajo con publicaciones periódicas, servicio de referencia
básica y especializada, gestión de colecciones y administración. La carencia
más considerable que pude percibir en mi formación fueron las técnicas de
interpelación al usuario (ya no en teoría sino con sujetos
reales), las cuales pude lograr gradualmente en el transcurso de la práctica.
- ¿Considera que la bibliografía utilizada en materias relacionadas con tecnologías de comunicación e información se encuentra actualizada? ¿Considera válido el equilibrio entre teoría y práctica en relación a los conocimientos técnicos impartidos en la carrera?
Sí. Considero que la bibliografía de las materias
relacionadas a las TICs se encuentra actualizada y en constante mejora, lo cual
es de hacer notar frente a la vertiginosidad de los cambios tan sólo en la
última década. Respecto de la relación entre teoría y práctica, considero que
la carrera se orienta hacia un equilibrio considerable al incorporar mayor
fundamentación teórica allí donde se carecía de ella, pasando de una
preparación técnica a una más integral, tanto desde la perspectiva bibliotecológica
como la académica. Si bien, como ya afirmé anteriormente, existen áreas de
menor fluidez teórica, no me sorprendería que en un futuro cercano incluso
estas diversifiquen sus contenidos y favorezcan un perfil más investigativo de
profesional.
-¿Suele participar en listas bibliotecarias? ¿Considera interesante el nivel de los debates? ¿Cómo percibe en dicho espacio la recepción de temas políticos?
Ocasionalmente, participé en reuniones o debates
del claustro de alumnos de bibliotecología, como también de encuentros de
bibliotecarios de bibliotecas populares. La mayor parte de los debates, sino
todos, han sido de gran interés. Por ejemplo, relacionados a como se debería
actuar frente a despidos, frente a la falta de pago de subsidios, entre otros.
La recepción de los temas políticos es abierta; si bien suele haber múltiples
opiniones encontradas, a la hora de tomar decisiones el acuerdo suele ser
sencillo de alcanzar.
-Como estudiante ¿Presenció en el aula un debate / clase/ conversación /comentario / reflexión y/o contenido sobre la necesidad o no de contar con sindicatos / gremios / asociaciones en temas relativos a derechos laborales? En caso que la respuesta resulte negativa ¿Considera de utilidad profesional que el docente favorezca espacios de discusión y debate sobre estas temáticas?
No recuerdo haber presenciado el tratamiento de
dicha temática en clase, aunque es posible que si haya percibido comentarios,
en su momento. Si el recuerdo no me traiciona, al abordarse el tópico, la
opinión solía ser favorable a cubrir dicha necesidad. Considero favorable de
igual manera, el tratamiento, discusión o debate sobre dichas temáticas, ya que
ponen en valor la práctica de nuestra profesión en el contexto social y
económico, así como también reafirma una apuesta por el desarrollo cultural.
- El concepto de neutralidad en la profesión ha
dividido las aguas ante las problemáticas sociales y políticas que inciden en
alguna medida en el contexto bibliotecario, según lo vivenciado como alumno de
la carrera ¿desde el aula, recuerda si algún docente ha interpelado y/o
analizado esta cuestión?
Si, recuerdo múltiples ocasiones en las que se
abordó el tema de la neutralidad, desde diferentes posturas. Si bien resulta
difícil darse cuenta para el estudiante en sus primeros años, al inmiscuirse en
los vericuetos de la disciplina termina siendo fácil discernir la presentación
de la postura neutral, sea llevada a cabo esta por un docente o en un colega
bibliotecario. La postura de la neutralidad, como mito ininteligible y confuso,
se presenta al no presentarse. Se traduce en acusaciones hacia la
“parcialidad”, al bibliotecario que se levanta de su asiento para ofrecer un
libro a alguien que observa la puerta
de la biblioteca pero no se anima a entrar, quien sabe por qué miles de temores
posibles, en una sociedad altamente competitiva y desigual.
En clase he observado también la postura
favorable a la intervención del bibliotecario en el desarrollo social y
cultural, esto salía con facilidad a la luz en las cursadas vinculadas a la
historia de la Bibliotecología (tanto general como nacional, pasando, por
ejemplo, por las primeras políticas sarmientinas y la concepción de las
bibliotecas públicas como herramientas para la elevación cultural hasta
concepciones mas contemporáneas) o las políticas del tratamiento de la
información. El juicio que solían realizar dichos docentes era completamente
distinto respecto de la función de la biblioteca como institución al servicio
de la sociedad.
Como bibliotecólogo en vísperas de licenciarme, jamás podría hablar del trabajo que realizo
como trabajo neutral. Esta postura está en las antípodas de mi motivación
inicial hacia la bibliotecología; la de concebir el conocimiento como un
derecho y una necesidad para el desarrollo, y también se encuentra en oposición
a mi propia experiencia con las bibliotecas. Actualmente colaboro en una
biblioteca popular que se remonta a los orígenes del partido socialista, y cuyo
acervo documental posee una gran diversidad político-sociológica (de la cual no
pude evitar enamorarme, con folletería que va desde los primeros pensadores
socialistas y la FORA hasta el peronismo, y sumando). También he aportado
alguna ayuda a una incipiente biblioteca cuya base ideológica, aun siendo
popular, es otra mucho más reciente. Disfruto del tipo de atención y servicio
que se brinda en este tipo de bibliotecas, muchas veces a cargo de
bibliotecarios que, si bien pueden no compartir formas de pensar o “portar
camisetas”, comparten el gusto por movilizar el saber, prefiriendo que un libro
se desgaste con el uso antes que por los años. Como profesional podría realizar
préstamos e ingresar material ignorando la relevancia del material con el que
trato, tratando todo recurso bibliográfico simplemente como objeto. Pero la
realidad es que en mi caso, estos objetos están totalmente vacíos de
neutralidad. Tienen un impacto, y al preservarlos y difundirlos, se garantiza
la diversidad. Diversidad que no busca la “neutralidad objetiva” sino todo lo
contrario, amenazar el statu quo del sentido común altamente mediatizado con el
saber físico almacenado por la misma comunidad a lo largo del tiempo, y así
propiciar su propio desarrollo social, educativo y cultural.
Por último, he de decir que si detrás de la
neutralidad en la bibliotecología lo que se esconde es un tipo abstracto de
ideal democrático, creo firmemente que no es para individuos neutrales la tarea
de lograr que se escuchen todas las voces, incluso las que ya se apagaron hace
tiempo o fueron (y son) silenciadas.
-¿Como percibe a la bibliotecología en contextos interdisciplinarios? ¿Resulta visible? ¿Siente que la carrera le otorga elementos para dar respuestas a problemáticas sociales que otras disciplinas sí ofrecen? (ejemplo inclusión social, problemáticas de minorías sociales, desastres ambientales, conflictos bélicos, problemáticas jurídicas, etc.)
Mi perspectiva al respecto es que la bibliotecología se está posicionando cada vez más, si bien tímidamente, en contextos interdisciplinarios. Si bien la disciplina atraviesa desde la revolución de las TICs, entre otros factores, un severo replanteamiento identitario, es probable que sea dicha causa la que favorezca la inserción de la misma en un plano más interdisciplinar, tomando herramientas de otras disciplinas pero sin perder su identidad nuclear.
Esto último es de gran relevancia ya que, la
interdisciplinariedad debe complementar y no necesariamente reemplazar, porque
si lo hiciese estaríamos acotando (o podando) nuestra disciplina para hacerla
encajar en el ámbito de las ciencias sociales, cuando lo que debemos hacer es
estudiarla para descubrir aquellos vértices de la misma que nos permitan
vincularla con las otras. Por el momento es aún difícil de visualizar, pero no
lo es el hecho de que se encamina hacia tal fin. Considero que la carrera
brinda elementos propios de nuestro campo para abordar problemáticas sociales,
teniendo un primer lugar asegurado la inclusión social. Ocasionalmente también
respecto de desastres ambientales, brindándonos las herramientas para reaccionar
ante dichos eventos. Respecto de conflictos bélicos o minorías sociales, así
como de problemáticas jurídicas, no recuerdo mención en mi transcurso por la
carrera, aunque si he leído al respecto de todas ellas en diversas ocasiones
fuera del contexto académico.
-¿Recuerda en alguna clase que el docente haya abordado cuestiones vinculadas a bibliotecas en contextos sociales vulnerables? (comunitarias, rurales, campesinas, indígenas, carcelarias o de temas relativos a minorías, desplazados sociales, multiculturalidad, comunidades sexuales, bibliotecas humanas, etc.)
Si, recuerdo varias ocasiones. Generalmente se
abordaba el tópico para concientizarnos respecto de las mayores dificultades
que puede presentar el trabajo en una biblioteca de dichas condiciones, no
desaconsejándolo sino alertándonos; no es tan fácil aplicar las nociones
disciplinares aprehendidas en dichos contextos, que suelen estar desprovistos
de recursos y en los cuales el ingenio suele ser la mejor salida para seguir
adelante.
Más tarde comprobaría dichas afirmaciones en mi
práctica externa a la carrera, en distintas bibliotecas populares y a través de
la experiencia de allegados. Quizá aún podrían agregarse más herramientas en la
formación del bibliotecólogo para poder actuar con mayor facilidad y menor
improvisación en dichos contextos bibliotecarios, que distan de ser sencillos y
ocupan un porcentaje muy importante del total en nuestra región, así como
importante es la función que cumplen con sus comunidades.
-Si le fuera dado proponer modificaciones en los
planes de estudio de la carrera ¿En que aspectos técnicos y/o humanísticos
focalizaría su atención? ¿Favorece la institución académica escenarios de
discusión y debate que habiliten posteriormente la concreción de dichas
propuestas por parte de los alumnos?
Me interesaría estudiar el área de procesos
técnicos para promover mejoras que fomenten mayor debate y estudio teórico, en
pos de superar el modelo rígido de transmisión de contenidos del área. Respecto
de aspectos humanísticos, haría mayor énfasis en la historia de la
bibliotecología como disciplina tanto en nuestro país como nuestra localidad,
que considero es una pieza que, si bien en la carrera se ve suplida de forma
optativa, debería ser obligatoria.
Desde mi perspectiva, actualmente la institución
favorece dichos escenarios de discusión y de propuestas por parte de los
alumnos, fomentando y mostrándose abierta a las mismas. Se suele convocar a
participar de distintas actividades al alumnado y se percibe una actitud de
apertura a lo que podemos aportar.
-Se habla frecuentemente de la lenta desaparición del libro impreso, incluso en foros de bibliotecología, en su caso como estudiante ligado permanentemente a la utilización de dispositivos físicos, digitales y/o virtuales ¿Qué le provoca esta situación?
Por el momento, dicha declaración aún me parece
difícil de percibir en el mundo de los libros. Las editoriales aumentan sus
tasas de producción de libros físicos y no parecen terminar de volcarse a la
producción de formatos digitales, aunque existen grandes públicos en algunas
partes del mundo inclinados a estos últimos.
En sí, me genera distintos sentimientos. Si bien
lamentaría la desaparición total del formato físico del libro, la divulgación
del formato digital favorecería de gran manera al medio ambiente, ya que las
prácticas de deforestación son considerablemente nocivas, y la producción del
papel en sí también implica un daño ambiental.
Dicho de otra forma, considero lógica y propicia
dicha evolución del libro, pero en tal cambio se debe cuidar que no se pierda
el conocimiento acumulado de la humanidad en pos de la híper producción de
volúmenes comerciales; se debería traducir y conservar todo lo posible en un
formato digital y, de ser posible, favorecer también una amplia divulgación.
Muchas gracias Julián
Daniel CanosaNota: la entrevista ha sido publicada en el número 50 de la Revista Fuentes, perteneciente a la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia.
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