martes, 24 de mayo de 2016

El olvido que se olvida


Me interesó rescatar esta noticia difundida por el Orejiverde, que tiene por protagonista a Carlos Correa, werken de la comunidad Ñuque Mapu de Puelén (Localidad ubicada en el Oeste de la provincia de La Pampa, cercana al Sur de Mendoza), quien está a punto de publicar un libro bajo la editorial “7 Sellos” de Santa Rosa, producto de sus investigaciones sobre el pueblo ranküllche desde sus orígenes, incluyendo el reflejo de su historia personal y la recopilación de testimonios sobre el pasado del pueblo ranquel. El título es por demás significativo: “Una mirada Ranquel, la cultura del olvido (olvidado)”.

Cabe señalar que este escritor indígena, que actualmente tiene 56 años, nació en General Pico (La Pampa, Argentina) y es descendiente de dos importantes linajes del pueblo ranquel. Por el lado de su abuela paterna está ligado al cacique Ramón Platero y al linaje del cacique Carripilún (El Orejiverde) por el lado de su familia materna. Desde muy joven ha sido un destacado escritor que ha recibido varios reconocimientos a nivel provincial y es miembro de la Asociación Pampeana de Escritores. En el año 1987 se trasladó a Puelén donde ejerció distintos roles en la comunidad, desde personal no docente en la Escuela Hogar N°157 a Presidente de la Comisión de Fomento del pueblo.

Vale detenerse, aprovechando el sentido de la noticia, en una cuestión clave que en su momento discutió el bibliotecario brasileño José Bessa Freire con respecto al tipo de colección que una biblioteca indígena requiere concebir, supeditada a la unión de escritores indígenas y maestros bilingües, con el objeto de trasponer narrativas orales en forma escrita, orientándose hacia el letramiento. En este caso es evidente que Carlos Correa favorecería ese tipo de colección por su condición de escritor y docente, pero no solo en lo que a material propiamente dicho se refiere (sus libros y su experiencia con alumnos de comunidades indígenas) sino por lo que podría aportar en relación a la construcción social de conocimiento, que a mi entender resulta clave en los procesos de conformación de una eventual biblioteca indígena. Los antiguos dilemas que plantean la pluralidad lingüística  como por ejemplo la estandarización ortográfica o las decisiones sobre variantes dialectales, encuentran en estos paisanos un modo de afrontarlos “desde adentro”, permitiendo respuestas pero sobre todo aportando nuevos elementos para discutir aquello que la historia ha pretendido olvidar.

Una de las respuestas brindadas por Correa en la entrevista ofrece información que no figura en los manuales o enciclopedias, y que tiene relación con las cuestiones geográficas y humanas, en el que, tal como lo expresa el autor, simplemente se fue desplazando “entre el pasado y el presente, realizando comparaciones y haciendo referencias a escritos más actuales”, mecanismo de trabajo que le permitió detectar diversidad de problemáticas solo reconocidas por su entorno familiar y vecinal, vale como dato para entender el contexto de lo publicado; En el libro Correa utiliza una metáfora relacionando al río Salado como un “límite”, este río separa lo que es el Mamüll Mapu del “dominio de las jarillas” y de los arbustos donde se ubica geográficamente Puelén, y lo que separa ese río no es solo desde el punto de vista geográfico sino que ese “límite” hace referencia a las diferencias o mejor dicho indiferencia que pesan sobre el indígena, lo que resulta invisible para el resto de la población (lo que otorga invisibilidad al río) son los vínculos entre los ranqueles que actualmente viven en los pueblos del Mamüll Mapu y/o las ciudades más grandes de La Pampa, es decir que las diferencias sociales también se dan entre los paisanos, pero esta cuestión, investigada a conciencia por el autor, viene cimentado desde las formas en que fueron conduciendo las políticas vinculadas al indígena ya desde el mismo Consejo Provincial de Lonkos (caciques), creado no hace muchos años atrás. Esas diferencias según Correa aún se notan entre los pobladores de Puelén “Ese río que fue maravilloso en su momento y que hoy por hoy se encuentra en un estado de degradación ecológica importante, se presenta como un límite entre los paisanos de este lado (por Puelén) y los que están del otro lado (Mamüll Mapu)”.

Textos que reflejan realidades que solo pueden ser visibles si las publica un paisano.
Ese dato crítico (habría que evaluar la enorme incidencia de las crónicas periodísticas en el catálogo de una biblioteca indígena) es lo que da valor a una colección ubicada en el contexto de una comunidad indígena o campesina, se trata de documentos que representan por sí mismos un modo de interrogar el pasado y de ofrecer elementos para cuestionar el presente desde su propio acervo, documentos que tienen la particularidad de representar la fortaleza de una biblioteca indígena, porque el alcance de su tratamiento no será posible dirimirlo –y en consecuencia obtenerlo– en otra unidad de información (no se trata solo del libro como objeto, que efectivamente podría hallarse en varias bibliotecas, sino la construcción social que su contenido habilita), de este modo, un simple documento multiplica testimonios, permite recolectar datos, completa investigaciones y difunde nuevo conocimiento para transformarlo en documento.

El libro ofrece muchas construcciones documentadas, desde testimonios familiares hasta ilustraciones de jóvenes ranqueles, incluyendo croquis sobre referencias de rastrilladas (caminos utilizados por los indígenas), descripciones de fortines y datos sobre la ubicación de la “Batalla de Cochicó” (que ocurrió a 20 kilómetros de Puelén, según el docente más que una “batalla” fue un combate que tuvo lugar el 19 de agosto de 1882 entre un grupo de ranqueles liderado por el cacique Yancamil y una partida de soldados del ejército. Según palabras del propio Yancamil, el enfrentamiento se produjo entre 17 hombres mal montados armados con lanzas, boleadoras y cuchillos, mientras que los poco más de 20 soldados, liderados por los tenientes indígenas Mora y Simón, estaban armados con carabinas, cuchillos y boleadoras), asimismo estas crónicas suscitaron investigaciones por el conflicto que originó la mudanza del cementerio de los restos de Yamcamil, y de cuya noticia apenas se supo por la publicación de un diario local. Aún hoy resultan temas que merecen revisiones por parte de historiadores (solo a modo de ejemplo, la batalla de Cochicó tuvo una versión oficial que elevó a la categoría de “héroes” a los soldados que habían partido desde Victorica, las crónicas atestiguaban que eran 30 soldados armados con fusiles Remington, combatiendo contra 300 indios lanceros).

También el werken ha contado con testimonios de mapuches y ranqueles que le han permitido registrar el sometimiento cultural de quienes vivieron a ambos lados del río Salado, historias de vida que tuvieron por protagonistas a familias de Baigorrita, Mariano Rosas y Platero Cabral, y que si no se hubiesen publicado no estarían formando parte de la memoria colectiva, datos que se hubieran perdido al paso del tiempo, por eso es importante reflexionar sobre el olvido, y que sea ese término el que permita desandar interrogantes, verdades y silencios, porque ciertamente sin estos ejemplos hubiéramos perdido los matices, deliberadamente ignorados a lo largo de la historia.

Así, lo que hace Carlos Correa, como tantos otros escritores descendientes de pueblos originarios, es ofrecer una construcción que tiene implicancias en el tiempo presente, pero con sustento en el pasado, donde es posible corroborar, como en este caso, que muchos paisanos ranqueles siguen soportando las mismas situaciones que se vivían en 1890.

No se trata de un juego de palabras, se trata del olvido que ya no es posible reflejar en los ríos actuales, del olvido que se quiere olvidar.

Fuente:

Una mirada ranquel

Cochicó según Yancamill


José Bessa Freire ¿En qué medida es indígena la biblioteca indígena? El caso de Brasil. En: Acceso a los servicios bibliotecarios y de información en los pueblos indígenas de América Latina. memorias del seminario en Lima, Perú, 23 al 25 de abril de 2003. p. 115-119.

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