Estimados amigos
Comparto una entrevista
realizada a Mirta Pérez Díaz, un verdadero ejemplo de ética profesional,
capacidad docente y ejercicio crítico de la profesión, quien ha contribuido a
forjar bibliotecarios comprometidos con el rol social de la disciplina. Muchos
le debemos el espacio que hoy ocupamos en la carrera, los valores transmitidos,
la comprensión de la utilidad social de los recursos documentales.
Se trata de una docente con un fuerte compromiso por la bibliotecología,
si el estudiante tenía curiosidad, Mirta siempre agregaba una tarea más.
Personalmente le debo el rumbo de mi vocación. Una vez, compartiendo una
cátedra de fuentes y servicios, recibió un comentario de una alumna advirtiendo
que la presentación de un estado de la cuestión implicaba mucho trabajo para
aprobar la materia, la respuesta de Mirta fue maravillosa:
“cada uno se construye su propio prestigio”.
Historia de vida de una docente que entiende el carácter interrogativo
de la biblioteca como modo de articular construcciones colectivas entre los
usuarios de una comunidad.
Es un enorme placer compartir este modo de vivenciar la profesión.
Noticia biográfica
Mirta Pérez Díaz es Bibliotecaria Profesional, estudió la licenciatura
en Bibliotecología y Documentación por la Universidad Nacional de Mar del
Plata, desde hace años ejerce como Docente de la Carrera de Bibliotecología de
diversos institutos superiores de formación docente. Su sentido crítico de la profesión, sumado a su coherencia
y capacidad, la convirtieron en una cita ineludible a la hora de significar con
ejemplos el compromiso profesional dentro de la Bibliotecología. Su aprendizaje
incluye capacitaciones docentes, participación en seminarios, jornadas,
congresos y cursos relacionados con el uso de tecnologías de la información.
Es también Coordinadora Regional de Bibliotecas Escolares de la Provincia.
de Buenos Aires; Coordinadora de equipos de planificación, gestión y
procesamiento de colecciones de bibliotecas: APDH, CELS, Defensoría del
Pueblo de la Nación, Fundación de Ayuda al Quemado “Dr. Fortunato Benhaim”,
Universidad Nacional de La Matanza y establecimientos
educativos de diversos niveles de la jurisdicción nacional y provincial.
Ha coordinado Talleres para Docentes y Adolescentes, asimismo es Docente
de cursos de capacitación de postgrado para los equipos de psicopedagogía del
Hospital Zubizarreta y del Hospital Vélez Sársfield (Buenos Aires). Es Miembro
del Foro Nacional de Lectura.
Ha disertado en la Biblioteca Nacional sobre la temática
"Biblioteca y Compromiso Social". (V Encuentro Grupo de Estudios
Sociales en Bibliotecología y Documentación). Integra el grupo Cátedra Abierta
Hugo García.
Junto con el profesor Juan Palazzolo y alumnos de Educación Superior del
ISFD No. 35 de Montegrande coordinó en el año 2005 un impactante trabajo sobre
el golpe de Estado y la sociedad Argentina, con motivo de celebrarse 30 años de
culminada la dictadura, bajo el título “Homenaje a los Bibliotecarios
víctimas del Terrorismo de Estado: repertorio biográfico”, que permitió
analizar la construcción de nuestra identidad nacional, habilitando el reclamo de
verdad y justicia sobre el destino de los detenidos-desaparecidos, entre ellos
las de los bibliotecarios víctimas de aquella nefasta época.
Los objetivos de la investigación fueron los de brindar a los futuros
bibliotecarios y a los que están en ejercicio, herramientas que posibiliten la
transmisión y apropiación del pasado reciente y de sus consecuencias en la
actualidad.
Asimismo pretendió generar en la formación básica de los bibliotecarios,
espacios que propicien la construcción de estrategias innovadoras y el
reconocimiento de fuentes y servicios de información que faciliten a los
usuarios recursos para el conocimiento y la indagación crítica en relación a la
última dictadura militar y sus consecuencias en la actualidad.
Entrevista
¿Por qué la Bibliotecología?
Hubo varios motivos por los que tomé y sostuve esta elección. Siempre
entendí la Bibliotecología como una disciplina cuyo objeto es lograr la
utilidad social de los recursos documentales promoviendo la construcción de
conocimiento socialmente significativo en procesos dialógicos, propósito que
requiere de profundas convicciones por parte de quienes la ejercen. Desde que
los pensadores franceses sostuvieron la idea de que la cultura debía ser
dominio del pueblo, la biblioteca fue concebida como una institución educativa,
cultural y social. Luego, en forma gradual pero sostenida, surgió el interés
por desarrollar nuevas técnicas que facilitaran la recuperación y difusión de
la información para el público, nacieron las asociaciones profesionales, se
institucionalizó la enseñanza y hoy la profesión evoluciona hacia la
interdisciplinariedad y la consideración de la biblioteca como un sistema de
información. Sin embargo, la dimensión social de la profesión fue
progresivamente desplazada del centro de interés y reemplazada por otras más
propias de disciplinas instrumentales vinculadas al universo de la información,
fuera del campo de la Bibliotecología. Sostengo que la biblioteca debe ser un
espacio de comunicación, de construcción de identidad, de recuperación de la
memoria y por lo mismo, los países de América Latina deberían fortalecerla con
políticas específicas y acciones sostenidas.
¿Qué la impulsa a seguir enseñando?
Los condicionamientos socio-culturales influyen en la creación y
persistencia del estereotipo del bibliotecario, pero el papel de los
bibliotecarios ha cambiado, ya no somos personas silenciosas que cumplimos un
papel burocrático, que nos dedicamos a custodiar documentos. En la sociedad de
la información tenemos un rol social fundamental, porque la información es
poder y esta profesión debe asumir el compromiso de garantizar que ese poder
esté al alcance de todos y no sea sacrificado ni restringido por causa alguna.
En este sentido, es importante señalar que la imagen de la profesión que
asumimos como universal requiere una reformulación porque es propia de otras
sociedades y carece de la singularidad de nuestras realidades; necesitamos una
redefinición del rol para nuestro particular contexto y ese cambio basado en la
búsqueda de una identidad debemos producirlo en el ámbito de la formación, con
una activa participación en todos los espacios. Pretender restringirlo a una
declamación de principios es un artificio como también lo es aceptarlo con
convicción sólo por un momento, porque ello no lo convierte en algo permanente.
Entonces, no se puede realmente ser un buen profesional sin asumir
obligaciones. Ese es el desafío que me impulsa a seguir enseñando.
¿Cómo ve a los estudiantes de la carrera?
La gran mayoría de los estudiantes que ingresan, como parte de la
sociedad en la que está vigente la nada estimulante imagen simplificada de
biblioteca y bibliotecario que todos conocemos, no son usuarios de bibliotecas,
y salvo excepciones, tampoco se manifiestan aficionados por la lectura ni por
alguna expresión artística o cultural en particular. Todo ello genera
incertidumbre sobre las reales motivaciones de su elección. Por otra parte, los
aportes de la carrera para la evolución de ese perfil es limitada, porque el
plan de estudios que aplicamos tiene una orientación técnica muy marcada que en
nada favorece la adquisición de conocimientos ni el desarrollo de habilidades
vinculadas a la promoción cultural y la proyección social. Sin embargo, debo
admitir que en el transcurso de la carrera se pueden reconocer estudiantes que
desarrollan potencialidades que, con los adecuados estímulos, evolucionan y se
orientan en el ejercicio profesional con desempeños altamente satisfactorios.
¿Cómo definiría a un bibliotecario?
Actualmente se define un bibliotecario como “un profesional de la
información, una persona que, en el ámbito de una biblioteca o centro de
documentación desarrolla procedimientos para organizar la información, así como
para ofrecer servicios con el fin de ayudar a las personas para identificar y
acceder a la información que necesiten, en sus diferentes formatos”. Sin
embargo Gastón Litton, en los años 70 escribió que la labor del bibliotecario
debe incluir trabajos y responsabilidades, que se omiten en la anterior
definición pero que, hoy más que nunca, resultan sustanciales para completarla:
“Determinar las condiciones y aspiraciones del hombre e identificar los
problemas y anhelos de la sociedad;
Relacionar las necesidades de los hombres y de la sociedad con la
accesibilidad de la información y los datos;
Determinar qué vías de cooperación deberán ser abiertas entre las
bibliotecas para extender y mejorar el servicio en forma conveniente para el
mayor número de ciudadanos;
Continuar estudiando, manteniéndose despierto y alerta ante la necesidad
de adquirir nuevos conocimientos, procurando la mejor preparación posible para
enfrentar las exigencias cada vez más amplias de la sociedad.”
¿Cuáles conceptos han cobrado mayor relevancia dentro de la
profesión? ¿Cuáles conceptos se han descuidado?
Se valoriza lo vinculado con ideas y prácticas provenientes de otros
campos de conocimiento, especialmente aquellos que tienen una alta aceptación
social como es el caso de la Informática, el de la Estadística o el de la
Gestión. Independientemente del innegable aporte que estas disciplinas hacen a
la Bibliotecología, el énfasis puesto en ellas muchas veces desplaza las ideas
y principios básicos de nuestra disciplina. Quizás se pueda interpretar como un
intento por revertir y “aggiornar” la imagen de bibliotecas y bibliotecarios.
¿Qué opina del rol social del bibliotecario?
En la sociedad actual los bibliotecarios tienen una misión y un desafío
muy importantes que cumplir: reducir la nueva brecha generada por la capacidad
de acceso a la información permitiendo que todos participen y creando una
cultura de individuos con capacidad de trabajar con información, para su
desarrollo personal y profesional. Esto exige capacidad y preparación, demanda
acciones de impacto y responsabilidad social. Sin embargo, el rol también
demanda la capacidad para construir y reconstruir la memoria, la identidad y
los lazos sociales propiciando procesos de comunicación.
Nombre una anécdota que la haya sorprendido en una biblioteca
Cada vez que me replanteo qué es lo prioritario en relación a formación
bibliotecaria recuerdo esta anécdota y reafirmo que el acento debe ser puesto
en la función social de la biblioteca.
En mis inicios trabajé como bibliotecaria escolar, uno de los espacios
de más alto impacto social pero paradójicamente el menos calificado en el
imaginario profesional y el más descuidado desde las políticas públicas. Esta
era una escuela inserta en un medio marginal, con enormes carencias. Frente a
la escuela había una gomería de automóviles atendida por un hombre joven, padre
de una alumna de la escuela. Ella
retiraba libros de cuentos maravillosos que renovaba una y otra vez. Cuando le
pregunté el motivo de las reiteradas lecturas de un mismo título argumentó que
su papá era el lector. Me acerqué un día a la salida y charlamos un rato. De
allí en más, sus lecturas fueron evolucionando hacia otros temas, libros de mi
propia biblioteca y luego, definida su preferencia, de bibliotecas
especializadas en Psicología que yo misma me ocupaba de retirar. Mucho tiempo
después, cuando hacía años que yo no estaba en ese espacio, leí su nombre como
ponente en un Congreso de la especialidad.
Dos preguntas en una ¿Cuál fue el libro que más la influenció? y ¿Qué
está leyendo actualmente?
No podría mencionar uno en particular. En cada momento de la vida te
identificás con uno o varios libros que dejan marcas en tu pensamiento. Son
voces que se filtran por algún resquicio y se instalan, forman nodos que se
ramifican y abren camino para otras voces. Por eso es tan importante y a la vez
nada inocente la selección de libros de literatura infantil. En mi niñez no
sólo leí la literatura maravillosa, también leí (o me dieron a leer, mis padres
fueron muy selectivos en ese sentido) a José Martí, a Nicolás Guillén, a José
Tallón, a Javier Villafañe. Siguieron las obras de los clásicos y en la década
del 60 fue Herbert Marcuse con “El hombre unidimensional”. En este momento leo
un libro de Saramago, “Ensayo sobre la ceguera” una reflexión sobre la ética
del amor y la solidaridad que advierte sobre "la responsabilidad de tener
ojos cuando otros los perdieron".
¿Qué cambiaría de la profesión?
Es necesario un mayor discernimiento en relación a las novedades, ya sea
por la aceptación y aplicación acrítica de patrones de actuación ajenos a
nuestra realidad como de saberes provenientes de otras disciplinas que tienen
alguna relación con la bibliotecología y que son aplicados a ella. Si bien es
necesario y muy enriquecedor el aporte que puedan hacer otros campos disciplinares,
es más importante aún poder diferenciar los principios básicos de la profesión
que forman su sustento, del “cotillón” de términos y prácticas independientes
que rápidamente se extinguen y son reemplazados por otros nuevos en la búsqueda
artificiosa de una imagen renovada y actualizada.
Muy buena la publicación salio justo en el día de mi cumpleaños, felicitaciones. Cordialmente Estela♥
ResponderEliminarEstimado Daniel Canosa:
ResponderEliminarComparto tus palabras iniciales. ¡Muy buena entrevista!.
Saludos cordiales
Miriam Sanabria
Estimadas
ResponderEliminarLa entrevista es haber cumplido un sueño, el de dar a conocer el pensamiento y el compromiso de la docente que más me influyó en la profesión.
Me alegra que les haya interesado.
Saludos!
Gracias Daniel!!!! te digo gracias porque Mirta influenció positivamente en nuestra profesión, y muchos le debemos nuestros trabajos, los cuales ella misma recomendaba. Una excelente docente pero por sobre todas las cosas un ser humano maravilloso.
ResponderEliminarLaura Cabral
Ministerio de Economía
Hipólito Yrigoyen 250, piso 2 of. 200 tel. 43495968
lcabral@mecon.gob.ar
Coincido Laura, pero seguramente Mirta diría que exageramos.
ResponderEliminarA veces pienso en la suerte que tienen aquellos que actualmente son sus alumnos.
Que sigas bien!
En estos momentos soy alumna de la Sra. Perez Díaz, todo el curso la convalída como referente en la carrera, sin más palabras.
ResponderEliminarI.S.F.D.T. Nº35