lunes, 21 de abril de 2025

Un día como hoy


Este espacio suele tratar sobre cuestiones reflexivas vinculadas con la Bibliotecología, con sus intermitencias, con sus sobrevuelos, pero es también un espacio personal, donde suelo recoger, en ocasiones con cierta perplejidad, algunos conocimientos revelados, algunos pretextos que me permiten no olvidar ciertos cruces de caminos, ciertas verdades compartidas, luminosas, incompletas, certeras, arborescentes, acaso horizontales, acaso fractales, siempre manifestadas a través de la vocación.

Pero este no es un día más, ya que fue un 21 de abril de 2020 que un gran amigo, Rafael Bardas, marchó hacia otro plano luego de una vida intensa. Si estoy evocando esta circunstancia, luego de 5 años de ausencia, fue por una noticia que hoy dio la vuelta al mundo, el fallecimiento del Papa Francisco, quien fuera ni más ni menos que un amigo de Rafael en su adolescencia, justo el mismo día, con 5 años de diferencia.

Encontré un correo electrónico, en ocasión de la asunción de Jorge Bergolio como Papa, allí Rafael comentó que “la máquina del tiempo arrastra pesados vagones”, que luego de las noticias había optado por apagar todo y que intentó rememorar las tardes de fútbol y volley que compartió con su amigo Bergoglio en asados domingueros, sin sorprenderse cuando se enteró que viajó a Roma en clase turista. Recordó haberlo encontrado una vez en la estacion de Liniers, esperando el tren Sarmiento con su típico traje negro, por aquel entonces ya era Cardenal Primado de Argentina, para confiarme que no podía salir a decirle a todo el mundo "mi amigo es Papa", porque lo consideraba “romper un codigo de honor y una imperdonable falta de respeto y fidelidad amical”.

En aquella época, Rafael estaba intrigado por la teología, finalmente la inquietud por la filosofía inclinó la balanza y siguió otros caminos. Antes de partir a EEUU se pudo despedir, brindando con un vaso de vino “de la casa”, que Bergoglio sostenía, mientras recordaban a algunos compañeros, jesuitas, profesores, alumnos, las tardes de fútbol y las “nada tranquilas tertulias sobre los vaivenes de la Política Argentina”. Cuando salieron a la calle, se separaron en la esquina de la avenida Santa Fe, lo vió alejarse por última vez hacia la parada del colectivo, Rafael dijo que en ese momento no pudo evitar esta reflexion: "Ahi va el Arzobispo de Buenos Aires".

El tiempo a veces es extraño, si Rafael hoy hubiese estado, este día hubiera sido muy difícil de sobrellevar, y si algún oráculo le hubiese dicho que ambos se irían el mismo día, seguramente algo parecido a una sonrisa se hubiera instalado en su rostro.

Como sea, prefiero que las verdades no sean olvidadas, mientras anochece.

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