En julio de 2019 compartí con Rafael Bardas unos correos sobre la noticia que daba cuenta del último local de Blockbuster abierto en el mundo, en Bend, Oregon, Estados Unidos. El hecho dejaba al descubierto el cambio de paradigma en el universo de la comunicación, de cómo se van modificando los desarrollos tecnológicos en nuestra cultura, y lo que eso implica en cuanto a la desaparición de artefactos, que irremediablemente pasan a ser piezas de museo. La lectura de videos en cintas VHS ya forman parte de una historia que incluso dejó de ser interpelada por el consumidor, no se trata de ubicar la reflexión en el plano de la nostalgia, sino tal vez por lo que significa la necesidad de adecuarse a los cambios.
Sin embargo, bastó que Netflix produjera un documental sobre esta última tienda para lograr un impacto inusitado tanto en Estados Unidos como en otros países, ubicando a la película entre las 10 más vistas en el servicio de streaming a nivel mundial.
Ya este local era popular por el simple hecho de ser el último sobreviviente, y eso solo invita a una reflexión, que no es ajena a otros contextos. Ha pasado con los libros vivientes que se van extinguiendo al paso de los años, últimos hablantes de una lengua en extinción, ha sucedido con músicos que fueron encontrados en bares perdidos en medio de pueblos ignotos y que luego pasaron a ser estrellas en el mundo del espectáculo, hubo casos con autos encontrados en galpones que resultaron modelos únicos de construcción, o incluso casas diseñadas por prestigiosos arquitectos que fueron nombradas patrimonio cultural, cuando estuvieron años abandonadas sin ser reconocidas por la sociedad, la lista es larga y abarca todos los campos disciplinares.
¿Qué es lo que hace que aquello que nos acostumbramos a despreciar a través de la indiferencia, nos termine impactando por descubrir, de la noche a la mañana, que su utilidad y sentido ya no forman parte de nuestro contexto?
Pareciera que la noticia lograra el efecto de sacarnos del letargo, esa sensación de estar anestesiados, desde el punto de vista de los sentidos, en el que simplemente nos damos cuenta que lo que corresponde tecnológicamente a un tiempo sociocultural determinado, no debe ser fosilizado en cuanto a la dimensión que tuvo el desarrollo en ese contexto, después de todo esa herramienta era lo que la sociedad necesitó consumir en su tiempo concreto. Aquí también la vuelta de página que terminamos dando, no dejará de ser otro acto rutinario, sin necesidad alguna de plantear una reflexión por todo aquello que nos precedió.
Rafael me respondió lo siguiente:
Y…¡así
es, Daniel…!
El
tiempo nos pasa por encima, casi sin que nos demos cuenta.
Los años parecen meses y los meses, semanas o quizás, días.
El otro día, hablando de una película que quería ver, me dijeron “pedila en la biblioteca”. Fuí y ¡vaya sorpresa! Con mucho respeto, pero con la risa en la mirada, el bibliotecario me dijo, “Señor, hace mucho que no trabajamos más con VHS ni DVD, la encontrará casi seguro en Netflix”. Y me sentí tentado de responderle, “¿y eso qué es?”.
Me sentí desorientado, como suspendido en el espacio y empecé a dar vuelta por la biblioteca mirando - sin ver- las estanterías repletas de libros.
Hace un par de noches, volvía del trabajo, en taxi, conversando con el conductor que parecía de buen nivel cultural y cuando le dije que yo no tenia televisor, el buen hombre no salía de su asombro. "¿Cómo puede vivir sin televisor?" me dijo. Intenté darle un montón de argumentos, pero creo que, al final, no me creyó.
Acá en Nueva York es posible que aun haya algún bolichito pequeño que venda DVDs. Pero no, que los alquile. Este laptop, en el que estoy escribiéndote, es un Macbook Pro Retina del 2013 y ya me vino sin dispositivo para DVDs. Tuve que comprar un accesorio extra.
Yo me sentía muy orgulloso por haber coleccionado muchas buenas películas en VHS. En el 2012 todo eso lo perdí con una inundación, pero además, si los tuviera no tendría cómo verlos.
Mi colección de la mejor música, en parte heredada de mi padre, en discos de 78 rpm., todos importados, ya ni sé a dónde habrá ido a parar. Los Long Play en vinilo, lo mismo, he tenido que amigarme con iTunes y Youtube. Conservo unos pocos CDs que pude comprar, entre los pocos.
En fin, que el mundo avanza a velocidades increíbles y cuesta mucho seguirlo. Creo que en ningún orden de cosas es posible, hoy, estar al día.
Abrazo, Rafa.
Fuentes consultadas:
El último Blockbuster que queda en el mundo resiste ante el ‘streaming’
https://retina.elpais.com/retina/2019/03/27/tendencias/1553684395_901201.html
‘The Last Blockbuster’ documentary, about Bend video store, is coming to Netflix in ‘an ironic twist of fate’
https://www.oregonlive.com/entertainment/2021/03/the-last-blockbuster-documentary-about-bend-video-store-is-coming-to-netflix-in-an-ironic-twist-of-fate.html
Nota: la imagen corresponde al sitio Pixabay.