sábado, 26 de junio de 2021

30° Aniversario de la Carrera de Bibliotecología en el ISFD N°35 de Montegrande

Quiero enviar un saludo a los docentes, autoridades y alumnos/as del ISFD N°35 de Montegrande, donde guardo un entrañable recuerdo. Allí me recibí de Bibliotecólogo Profesional en mayo del año 2005. Tres años antes, en ocasión de la presentación formal de la Carrera, los alumnos y alumnas de aquella cohorte, fuimos invitados al acto de bienvenida, el mismo día en que se celebraba la graduación de los bibliotecarios/as que en ese año finalizaban la carrera.

Recuerdo que, una vez terminada la ceremonia, el protocolo continuaba con la entrega de diplomas, razón por la cual quienes empezábamos primer año, podíamos retirarnos. En ese momento, opté por quedarme para seguir el acto, y al mirar alrededor, a los pocos minutos me di cuenta que todos los ingresantes se habían ido, el motivo de aquella decisión estuvo despojada de argumentos, simplemente quise ver como aquellos alumnos y alumnas recibían un diploma que simbolizaba el fin de un ciclo, pero también la elección de una carrera de nivel terciario que se vinculaba con la vocación.

También recuerdo que preferí retirarme antes de que finalizara el acto, me fui caminando hasta la estación de tren sabiendo que algún día yo iba a estar en ese escenario, recibiendo el mismo diploma, me prometí que todo aquello iba a suceder, y así fue. A fines de 2005 tuve en mis manos ese simbólico testimonio que sencillamente daba inicio al desarrollo de una profesión que marcaría un antes y un después en mi camino.

Ocho años más tarde tuve la oportunidad, por intermedio de Mirta Pérez Díaz, de participar como ayudante de cátedra en el espacio curricular “Introducción a la Bibliotecología y a las Ciencias de la Información”, donde pude experimentar cuánto de cierto hay en esa idea de que la enseñanza implica a su vez un permanente aprendizaje, de algún modo, esa ayudantía representaba mi manera de poder devolver como docente algo de lo mucho que había recibido como alumno.

Quisiera decir, en este pequeño paseo por la nostalgia, que cada vez que iba para el Instituto, al pasar por la plaza del barrio La Cautiva, a pocas cuadras del Vicente D’Abramo, solía detenerme unos minutos debajo de un olmo muy añejo, un día me acerqué y vi una placa que decía lo siguiente:

Retoño de uno de los Olmos plantados en el año 1825 en Santa Catalina por los primeros colonos escoceses de la colonia Monte Grande en el 50ª aniversario de la fundación del Partido de Esteban Echeverría. Sus autoridades y pueblo rinden este homenaje…”

Durante el último año de la carrera, cada principio de mes, pasaba por la plaza para sacar una fotografía del árbol, y llevarme una hoja de ese retoño, cuando los días eran apacibles solía quedarme para leer, una práctica que se hizo frecuente antes de cada examen. Al finalizar el año, el ciclo de vida de aquel olmo había quedado completo, acompañando simbólicamente cada momento de mi paso por la institución, aún conservo esas imágenes, que testimonian mi tránsito por la profesión, porque de algún modo los árboles representan la fecundidad de la enseñanza, es como solía decir Juan Gelman de la poesía “ese arbolito sin hojas que da sombra”.

Felicito a las autoridades del ISFD N°35 por seguir abriendo las puertas de esta casa de estudios, de una carrera tan significativa como lo es la Bibliotecología, feliz 30° aniversario para todos y todas, y que el camino que alguna vez imaginaron sus fundadores siga sumando nuevos andares.

Finalmente, por intermedio de Mirta y Javier Areco, comparto una publicación digital que recoge saludos y recuerdos de quienes, durante ese tiempo de cursadas, directa o indirectamente, estuvieron vinculados “al 35”.

https://issuu.com/bibliotecologia-isfdyt-n-35/docs/carrera-de-bibliotecologia-a-1-n-aniversario-2021

Abrazos.

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