En 2017,
compartí con varios escritores, el 5° Encuentro Internacional de EditorialesCartoneras, uno de ellos fue el poeta Alan Paillan Manquepillán, escritor,
músico, artista visual y oralitor, quien compartió una serie de reflexiones
sobre un libro que había publicado poco tiempo antes del evento, uno de sus
poemas expresa el vínculo que lo une a la cultura de origen:
Ahorita
Que las flores brotan
Hermosamente ingenuas
En el jardín de mi Ñuke.
Me dispongo a contemplar
El vaivén de las macetas
Colgadas del limonero.
Que las flores brotan
Hermosamente ingenuas
En el jardín de mi Ñuke.
Me dispongo a contemplar
El vaivén de las macetas
Colgadas del limonero.
Es verano,
Pero desde hace algunos días
Una fría brisa de la costa
Me trae rumores de invierno;
Cuando la lluvia y el frío
Se sientan a cebar unos mates
Con el anciano que recuerda
Su niñez de huerta y ciruelos:
Refrescada de estero y faldeos nocturnos
Revelando constelaciones
O el fugaz misterio de nuestro destino.
Pero desde hace algunos días
Una fría brisa de la costa
Me trae rumores de invierno;
Cuando la lluvia y el frío
Se sientan a cebar unos mates
Con el anciano que recuerda
Su niñez de huerta y ciruelos:
Refrescada de estero y faldeos nocturnos
Revelando constelaciones
O el fugaz misterio de nuestro destino.
(Del poema
“Choyün”)
Pero algo
que me había llamado la atención de la escritura de Alan Paillan Manquepillán,
había sido la publicación de su tercer libro de poesía, titulado “Feo, flojo,
borracho, lacho, potencial terrorista…” (edición de autor, 2016), un conjunto
de poemas que de algún modo entrecruzan la literatura con la cultura, en donde
se advierte un tono apacible en las imágenes pero también una queja amarga, que
deja al desnudo las imposiciones sociales y políticas de la sociedad occidental
en relación al mundo mapuche, como así también una firme postura crítica en
torno a quienes van perdiendo los rasgos de la cultura, acaso el siguiente
poema, Causalidades, da cuenta de dicha disyuntiva:
¡Enyugue los bueyes peñi!, le dijeron.
Y justo recibió una llamada para un congreso de Mapunchelogía
En la prestigiosa Universidad de Ciencias de las Ciencias Inexactas
De Talca, París y Londres.
En la prestigiosa Universidad de Ciencias de las Ciencias Inexactas
De Talca, París y Londres.
Disculpe peñi, dijo.
Y se fue perdiendo en la pampa…, celular en mano.
Esta
situación me hizo acordar el tono crítico de investigadores como Franco Limber, de Bolivia, quien trabajó sobre
el concepto de representatividad de la whipala, y lo que implicaba su
utilización en las comunidades andinas, un texto que interpeló la noción de
identidad en relación a los diferentes planos de entendimiento de la cultura
aymará. Otro vínculo, salvando las distancias, lo encuentro en la obra del
escritor paceño Víctor Hugo Vizcarra, considerado por la crítica literaria como un "Bukowski boliviano" que, mediante cuentos,
crónicas, relatos y memorias, estableció una cartografía marginal del submundo
andino, a estas alturas ya considerado un clásico de la narrativa boliviana
contemporánea. En esos textos, más allá del estilo narrativo, se recuperan
entendimientos mediante un conjunto de voces quechuas, aymaras, campesinas, donde
lo que se expresa es absolutamente representativo de su entorno, propio de
manifestaciones desperdigadas a lo largo del altiplano sudamericano.
Manquepillán
va hacia otro lugar, pero manteniendo ese mismo entendimiento de lo que
menciona en sus poemas, en su momento, a través del Orejiverde, pude
entrevistarlo para conocer su obra y sus reflexiones en torno a la realidad del
pueblo mapuche, comparto sus respuestas:
-¿Alan, que
significa ser poeta en el universo mapuche?
La experiencia poética está muy emparentada con un develar,
abstraerse de las capas que sugieren un "hecho común y corriente"
para de esa forma alcanzar otras comprensiones del mismo hecho, comprensiones
que no saltan a simple vista y que dejan al descubierto, muchas veces, la
esencia de aquello que se vivencia u observa, su magnitud, o por lo menos, la
forma en que resuena en nuestro interior, de esta manera, el respeto hacia la
palabra, hacia aquello que se nombra se vuelve un hecho inherente. En el pueblo
mapuche este principio es un pilar fundamental de nuestro devenir.
- En la
portada de tu último libro además de escritor te consideras músico, artista
visual y oralitor ¿que nos podés decir de este último concepto? ¿Necesariamente
se reduce a las culturas originarias?
Considero que la oralitura es patrimonio o un constructo de
todo aquel pueblo que ve en las bases su fundamento, por tanto, el oralitor no
se aleja ni construye a partir de abstracciones, si no que está atento a la
memoria, la cotidianidad, a los sueños de su gente... y tiene la función de
transmitirlo más que por obligación, por real vocación y destino.
- En tus
poemas se advierten reminiscencias de la cultura oral ¿como ha sido el proceso
de creación?
En el proceso escritural me interesa dialogar, construir a
partir de historias, saberes... que he ido oyendo, aprendiendo en mi derrotero.
Considero importante este ejercicio, pues, de esta manera, puedo contribuir a
la difusión y perdurabilidad de parte de la memoria de mi gente, para esta y
las futuras generaciones, que, con sano interés, precisen saber de lo nuestro.
Este tránsito: comunidad-conversación-conocimiento-escritura, es a lo que me
refiero cuando hablo de oralitura. Como te decía anteriormente, difícilmente escribo
o canto a partir de abstracciones. Quizás, si se quiere hablar de abstracción,
ella está más ligada a lo intangible que antecede al texto, me refiero al
ritmo, el pulso..., en definitiva, a mi particular forma de percibir y hacer
extensivo el canto.
- Existen
posturas entre ancianos mapuche donde relacionan a la identidad con la práctica
de antiguas ceremonias, la lengua materna y las expresiones artísticas, algunos
incluso han sostenido que el día que no haya más Nguillatún no habrá más
mapuche ¿Compartís este entendimiento de la cultura?
Claramente el mapuche se vincula con su raíz, su esencia, a
partir de mantener vigentes sus dinámicas culturales, las cuales están en
estrecha relación con el y los territorios. Por tanto, si se pierden, se dañan,
se distorsionan... repercute de igual forma en la gente.
- Estuviste
presente en el 5° Encuentro Internacional de Editoriales Cartoneras ¿Que
sensaciones te deparó el evento?
La verdad medio que llegué por curiosidad a dicho evento, me
parece que el movimiento de editoriales cartoneras es una buena opción a la
hora de nutrir la comunidad, en tanto que al ser una alternativa de publicación
a muy bajo costo y artesanal, se puede replicar en cualquier parte, para de
esta forma hacer extensivo todo aquello que queremos difundir entre los
nuestros, sin censuras de consejos editoriales con intereses ajenos a nuestras
necesidades o intereses. Ahora bien, un desafío es de qué manera se logran
posicionar estas publicaciones en la población, como se le da valor al objeto,
de manera que haya un interés en tenerlo, conservarlo, promoverlo... para que
no suceda que, al cabo de muy poco tiempo, este objeto termine en un tacho de
basura u olvidado en algún rincón.
Cada tanto
encontramos en algún estante, literatura que refleja un contexto cultural
determinado, el rumbo del autor representa ese cruce de caminos, es de algún
modo lo que ocurre con aquellos chamanes que hacen una maloca en medio de la
selva, cuidando que la construcción no deteriore el paisaje, el poeta mapuche
busca con su poesía tener presente esos valores, razón por la cual es posible
imaginar el cuidado ante la elección de las palabras que formarán parte de los
versos.
El autor ha
publicado los siguientes libros: “Kutral: instala/zión fotopoética en bábilon
warria” (2008) y “Allkütuwayiñ: oír nuestras voces, oír la memoria del
silencio” (2010).
Fuente:
El
Orejiverde
Sobre la
apropiación acrítica de la Whipala
Sobre el 5°
Encuentro de Editoriales Cartoneras, Santiago de Chile
La última
curda
Las casas de
las palabras de las comunidades amazónicas