domingo, 7 de junio de 2020

100 años de Armonía Camelia Borras



Cuesta dimensionar el paso del tiempo, y más aún en este contexto de pandemia que impide las celebraciones, de aquellos que forjaron un andar entre espíritus inquietos, estamos hablando de Armonía Camelia Borrás, una verdadera leyenda, vinculada con ideales anarquistas, que aún forma parte de la Biblioteca Popular José Ingenieros, hoy cumple ni más ni menos que 100 años.

Pensar que cuando nació Armonía, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) ya llevaba casi 20 años de existencia, el presidente del país era Hipólito Yrigoyen, nacía la radiofonía argentina, con la primera transmisión realizada desde el teatro Coliseo sobre la obra Parsifal de Richard Wagner. Ese mismo año se publicaron libros de Alejandro Korn, Roberto Payró, Baldomero Fernández Moreno y Alfonsina Storni. En la Avenida de Mayo, una enorme multitud acompañó los festejos oficiales por el centenario de la muerte de Manuel Belgrano.

De padres catalanes, simpatizantes del anarquismo, Armonía tuvo dos hermanas mayores, Azucena, y Hortensia Violeta, y una hermana más chica, Orquídea, tiene recuerdos desde los 5 años, subida a hombros de su padre, José San Francisco Borrás Mestre, que formaba parte de reuniones como miembro del gremio de la Federación del calzado, a los 13 años participaba con los representantes del Comité Pro Presos, de las visitas que se hacían a los compañeros caídos en la cárcel de Devoto.

Cuando Armonía tuvo 15 años se fundó la Biblioteca José Ingenieros, el 1 de julio de 1935, cuyo primer local se estableció sobre la calle Garay y el pasaje Pereyra, "cuando voy soy una reliquia, porque soy la única que queda, una fundadora" dice con alegría, en ese tiempo confeccionaba volantes de propaganda y distribuía folletos sobre los presos de Bragado, un caso de torturas y violencia política que mereció difusión en la época, ocurrido durante la llamada Década Infame (1930-1942). La biblioteca se fue integrando con el aporte de muchas familias, de las que se destacan apellidos que dejaron huella como los Delmastro, Milstein, Seoane, Escribano y tantos otros. Al poco tiempo la “José Ingenieros” se mudó a la dirección de Santander 408 en el mismo barrio de Boedo. Armonía asistía a las conferencias, veladas y picnics organizados por la Biblioteca.

Se puede afimar que es una bibliotecaria de alma, fue actriz desde los 25 años, participando como extra en algunas filmaciones que conserva en VHS, e interviniendo en muchas películas, entre ellas La fuga (2001) de Eduardo Mignona y La señal (2007), primer film dirigido por Ricardo Darín. A partir de 1993 formó parte del grupo Mujeres Libres, que funcionó en la biblioteca. Alrededor de 1945 participó del grupo “Arte y Natura” para la representación de obras teatrales a beneficio de los presos, y para recaudar fondos con la finalidad de sostener los periódicos libertarios, entre ellos La Protesta. Armonía actuó en esas representaciones en las que solían publicarse conocidas piezas como Hermano Lobo (1924) de González Pacheco, y Barranca Abajo (1905) de Florencio Sánchez. 

Trabajó como aparadora de calzado, aprendió el oficio de cortadora y costurera de sastrería y se especializó en la colocación de forros, solapas y ojales. Es vegetariana desde el año 1950. Con su compañero Julio D’Aristotele, violinista, de quien se separó en 1965, tuvo a su única hija, Malva Rosa.

Que bueno saber que esta mujer, de la que todos se enamoraron, sigue estando entre los suyos, y que en un día como hoy, podrá recibir el afecto de quienes frecuentaron la biblioteca.

En territorios donde la libertad es viento, los sueños y las ideas perduran, quien dude de eso que la escuche a la imprescindible Armonía.

Fuente:

Guzzo, Cristina. Libertarias en América del Sur: de la A a la Z. Buenos Aires: Libros de Anarres, 2014. Disponible en:

Compañera Armonía Borrás

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