sábado, 20 de agosto de 2016

El antecedente guaraní de los libros cartoneros


En el universo de las editoriales cartoneras existe otro antecedente previo a Eloísa Cartonera (que se suma al de la escritora y editora Elena Jordana en Argentina), tiene por protagonista al poeta y narrador paraguayo Carlos Martínez Gamba (1939-2010). Según los editores cartoneros de “Yiyi Yambo”, Douglas Diegues “el domador de yakarés” y Cristino Bogado, coinciden en citar al escritor “guaraní-parlante”, quien habría publicado en los años 70 (la misma época que Elena Jordana) en este formato alternativo.

Cabe detenerse momentáneamente en esta figura emblemática de la literatura paraguaya. Martínez Gamba fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura 2003, por su obra Ñorairõ Ñemonbe’u Guérra Guasúro Guare (Crónicas de las batallas de la Guerra Grande), en versos rimados. Fue la primera vez que una obra escrita totalmente en guaraní recibía un galardón de esa naturaleza. Se trata de uno de los más fecundos autores paraguayos que escribió en la lengua materna de su pueblo, probablemente por haberse criado en un ambiente donde la melodiosa lengua guaraní se verbalizaba en familia y en los barrios de Santa Librada de Villarrica, su Paraguay natal.

No solo tuvo una obra prolífica (en donde se destaca la producción poética) sino que también tradujo textos al guaraní. Asimismo incursionó también en la investigación lingüística y cultural. Inspirado en las narraciones orales que perduraban en la cultura popular de su región, tomó contacto con los indígenas Mbya-guaraní de Misiones, Argentina e indagó y recopiló una buena parte de sus cantos sagrados. Como fruto de esa investigación publicó: Ayvu Rendy Vera (El canto resplandeciente) en 1991, un valioso material que rescata el patrimonio lingüístico y literario de una cultura oral significativa de América Latina.

Como crítico supo diferenciar la mezcla de dos niveles de lenguaje propios de la literatura paraguaya en castellano, ilustrando, a través de esta técnica, el bilingüismo paraguayo, como dice el autor “un bilingüismo extraño en el que no aparece una de las lenguas, pero está, tácita, subsumida en la otra, y su presencia se siente, como un río subterráneo como decía Roa Bastos refiriéndose a este fenómeno”. Martínez Gamba ha logrado traducir un valioso hecho lingüístico: la oralidad castellana del Paraguay, porque en esta hace relucir los dos niveles del castellano paraguayo: el popular y el culto. Un feliz hallazgo donde queda en evidencia que los delicados textos analizados por el autor no pierden su identidad de castellano paraguayo. Se trata, sin lugar a dudas, de un estudio profundo de quien estuvo genuinamente involucrado con el patrimonio lingüístico y literario de su cultura.

Luego de la explosión de Eloísa Cartonera, Paraguay ofrecería a los escritores y lectores experiencias cartoneras tan extrañas como simbólicas, quedará como registro de un tiempo perdido en la memoria, esta significativa aventura de un poeta guaraní.

Fuente:

Los dos mejores cuentos paraguayos:

Andriolli de Brites da Costa. A lenda nas páginas do jornal a presença do imaginario no jornalismo a partir da cobertura dos tesouros enterrados no Paraguai
https://repositorio.ufsc.br/xmlui/bitstream/handle/123456789/122980/322201.pdf?sequence=1&isAllowed=y

lunes, 1 de agosto de 2016

Sesenta y ocho voces – sesenta y ocho corazones


Cuentan que hace muchos años solo existía el mar, el cielo y los animales marinos. Un día, los animales decidieron bajar al fondo del mar para conseguir arena y crear la tierra. Varios lo intentaron pero era tan profundo que ninguno lograba llegar. Tocó el turno de la Caguama, la tortuga más grande que haya existido. Tras un largo camino llegó hasta el fondo, y tomó arena con sus patas, la cual cayó mientras nadaba. Por suerte guardaba en sus uñas la suficiente para formar la tierra. Fue así como se creó la tierra en la que estamos. Así lo cuentan los seris.

Este cuento es uno de los tantos esfuerzos humanos por encontrar significado al sentido de la existencia, saber de donde venimos, quienes somos, hacia donde vamos, cual es nuestra misión, a que estamos destinados...son preguntas que se vienen formulando desde el fondo de los tiempos, algunas respuestas encuentran correspondencia entre los mitos y las leyendas sembrados a lo largo de la historia por los ancianos y los chamanes. En tal sentido las diferentes culturas indígenas han aportado infinidad de testimonios, atesorados de generación en generación, cultivados en el interior de las familias, creencias que hacen a la identidad y que son perpetuadas a través de la memoria.

Este relato sobre el origen de la tierra pertenece a la tradición oral de los Konkaak, etnia que vive en el estado mexicano de Sonora (cuya etimología refiere a “gente”), pero son conocidos en el resto del país como los “Seris” u “hombres de la arena” según proviene dicho entendimiento de la lengua yaqui.

El proyecto 68 voces - 68 corazones, apoyado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México, incluye este cuento animado, narrado en su propia lengua originaria, con el fin de ayudar a fomentar el orgullo, respeto y uso de las lenguas indígenas mexicanas entre hablantes y no hablantes. La premisa básica tiene sustento en una frase: “Nadie puede amar lo que no conoce”. Lo que aquí se difunde es parte de una cosmovisión cuya lengua, una de las aproximadamente 364 variantes lingüísticas que se conocen en México, se encuentra en estado de extinción acelerada. 

Un excelente proyecto para replicar en el contexto latinoamericano, cuyos materiales serían muy provechosos en las escuelas y las bibliotecas infantiles.



Fuente:

68 voces – 68 corazones

El Orejiverde

Pueblo Seri
http://puebloseri27.blogspot.com.ar/