En
el balneario La Paloma, perteneciente al Partido de Rocha, Uruguay, se
encuentra una isla conocida como La Tuna, que junto a la isla La Paloma (que
actualmente no figura como tal) protege al cabo Santa María de los embates del
océano Atlántico. Según relatos compartidos por algunos habitantes de la Bahía
Chica, en aquella pequeña isla, denominada de este modo por tener en su centro
como única vegetación una tuna –y que es posible llegar nadando en apenas 10
minutos– se han encontrado hace años vestigios de las antiguas culturas
indígenas que poblaron las costas uruguayas, entre ellos boleadoras de piedra y
puntas de flecha, desconociéndose si se trataron de grupos charrúas, guenoas,
arachanes o algún otro pueblo de los que vivieron desde el período neolítico.
En
tal sentido se conoce una investigación realizada por el historiador, pedagogo
y publicista español Orestes Araújo, quien describió los orígenes del país
Oriental en el "Diccionario Geográfico del Uruguay" (obra que conoce
dos ediciones, una de 1900 y la otra de 1912), resaltando a lo largo de sus
páginas todos los aspectos poblacionales, socioculturales, económicos y
geográficos del Uruguay de principios de siglo.
En
dicha obra, citando un libro del antropólogo uruguayo José Henriques Figueira
titulado “Los primitivos habitantes del Uruguay” (1892), el autor registra
descubrimientos de objetos y armas pertenecientes a la “Edad de Piedra”,
incluyendo tumbas, paraderos, albardones artificiales y pequeños montículos.
El
enfoque etnográfico de la obra habilita otras consultas sobre la historia del
Partido de Rocha. Se cree que estas comarcas fueron parcialmente pobladas por
diferentes comunidades indígenas que se fueron sucediendo en el dominio de la
zona oriental del actual territorio uruguayo, particularmente por los arachanes
(de donde viene el nombre de una de las playas de la Paloma, Arachania)
registrándose en diversos campamentos variedad de armas, discos arrojadizos,
hachas de diferentes clases, martillos de guerra, rompecabezas, boleadoras,
rotadores, morteros, puntas de lanza, dardos y flechas, manifestaciones
elocuentes del período histórico en que se hallaban las tribus del hoy Uruguay
en la época del “descubrimiento” de América.
En
otras ocasiones se han encontrado esqueletos humanos que por la postura
adoptada dejan comprender que pertenecieron a pueblos originarios, incluyendo
cerámicas y varios objetos de piedra. Según Figueira dichos montículos
representan sepulturas indígenas.
Las
historias de estos hallazgos suelen pasar desapercibidos por los miles de
turistas que año a año veranean en las tranquilas playas de la Paloma, que por
cierto suelen contar con poca población en las épocas de otoño e invierno, con
lo cual algunos autores coinciden en señalar que hay muchos motivos para
investigar en el Partido de Rocha (algunos incluso, sin ser investigadores, se
abrieron camino en lugares inexplorados, ofreciendo a los turistas visitas
guiadas a Laguna Negra o el Cabo Polonio, entre otros espacios característicos
de la región) especialmente lo concerniente a las antiguas culturas indígenas
que habitaron esta ciudad balnearia, incluso con la posibilidad de documentar
el conocimiento oral resguardado dentro de cada familia.
Documentos consultados:
Revista Histórica Rochense
Nota: quien suscribe mantuvo comunicaciones personales con pobladores de La Paloma (Bahía Chica).
Publicado en El Orejiverde. Diario de los Pueblos
Indígenas
http://www.elorejiverde.com/el-don-de-la-palabra/769-un-pasado-por-descubrir-en-las-playas-uruguayas
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