Si algo quedó claro con el III
Festival del Libro Cartonero realizado en Lima, Perú, es la permanencia del universo
de las editoriales cartoneras, una señal de que esa forma de edición artesanal
llegó para quedarse. En dicho horizonte, se registran eventos anuales que
siguen en agenda y cada vez son más los investigadores que dedican un tiempo a
este fenómeno artístico y cultural. Nada indica que las editoriales cartoneras
se llamen a silencio o se tornen invisibles, y más si observamos el panorama
sociopolítico y las crisis cíclicas que se originan en buena parte de los
países, sobre todo Latinoamérica.
En lo personal, consideré
apropiado introducir en el conversatorio "Cartografías cartoneras en
América Latina", del cual formé parte junto a Ksenija Bilbija, Flavia Kraus y Valeria Lepra, un pensamiento de Alfredo Mires
Ortiz, bibliotecario peruano de la región de Cajamarca, quien alguna vez dijo
lo siguiente: “la Biblioteca empieza a existir cuando la necesitamos, y
crece más todavía cuando se convierte en una demanda, que la Biblioteca existe
cuando una comunidad sabe que su permanencia depende de sí misma”. De
alguna manera podemos decir esto de buena parte de las editoriales cartoneras
que desde hace ya 20 años proliferan en distintos países, y de las cuales, según
figura actualizado en el Directorio de Editoriales Cartoneras, tenemos un total
de 344 editoriales cartoneras. Vale señalar que este dato global, por la
naturaleza del contexto colaborativo y comunitario, no pretende, ni podría, ser
completo o exhaustivo. He tenido el cuidado de corroborar que ese listado sigue
siendo operativo, que esas editoriales cartoneras siguen brindando un servicio,
pero es común encontrar menciones de cartoneras de las cuales no es posible hallar
datos en la Web.
Estamos hablando de un total
de 28 países con experiencias de editoriales cartoneras, de los que sobresalen
México, con 56 cartoneras, y Chile, con 55, muy cerca Brasil con 45 editoriales
cartoneras, luego Perú con 37 y más abajo Argentina con 28 y España con 24 cartoneras.
Me interesó mucho, y me pareció adecuado el criterio, el lema de este evento
denominado "tránsitos y adaptaciones", tránsitos es una acción que
viene del verbo transitar, ir de un lado a otro, atravesar, que es un poco el
recorrido multidisciplinario que llevaron adelante, en forma fragmentada y bajo
distintas direcciones, las innumerables editoriales cartoneras de América
Latina, que más tarde se extendieron a otras latitudes. Ese verbo de alguna
manera ubica un plano donde se vinculan las experiencias comunitarias, el
encuentro de adscripciones identitarias, que muchas veces no distingue barreras
entre el escritor, el editor y el lector.
En dicho tránsito, se fueron
encontrando nuevas formas de acceder a la literatura, y a la vez nuevos modos
de nombrar lo creado, no deja de resultar curioso que, en algunas experiencias
literarias cartoneras, lo dicho desde la literatura tenga honda vinculación con
el formato, las tapas de cartón pintadas a mano que encierran un manojo de
fotocopias. Mientras que, por otro lado, tenemos el término adaptaciones, con
el cual entendemos aquello que implica ajustar una cosa a otra, adaptarse a
algo. Si revisamos la etimología, el término se compone de un prefijo que
indica aproximación o cercanía, y un verbo que vincula los conceptos de
ajustar, aplicar, alcanzar, en tal sentido me parece muy ilustrativo del
movimiento cartonero hablar de un fenómeno cultural que establece una cercanía
con la intencionalidad de la propuesta, a la vez que permite alcanzar, a través
de la acción cultural y comunitaria, una posibilidad de visibilidad artística,
que permanentemente se reinventa en función de sus inquietudes, interrogantes,
exploraciones.
Necesidad de brindar un
testimonio a través de un conjunto de artefactos con palabras, que expresan un
modo muy genuino de convalidar el arte, probablemente se trate incluso de un
sentido de pertenencia, en el que tanto los escritores como los lectores, se
deban la tarea, en paralelo a la obra publicada, de interpelar el sentido de
esta propuesta artesanal, de esto que llamamos libros cartoneros, editoriales
cartoneras. Son los tránsitos y adaptaciones de un formato que se ha instalado
definitivamente en el escenario de la literatura popular, donde ha sido posible
articular circuitos emergentes de comunicación cultural, de expresiones
artísticas variadas y de animación y acceso a la lectura, desde un trabajo de
base colaborativo y asociativo.
En el encuentro mencioné las
experiencias previas a la irrupción de Eloísa Cartonera, todas ellas en la década
del ’70, destacándose Ediciones El Mendrugo, de la poeta argentina Elena
Jordana, quien a principios de los años 70’ publicó libros encuadernados con
cartón corrugado, distribuidos personalmente por la propia autora en sus viajes
a México, Estados Unidos y Argentina. Por otra parte, se incluyó en el
conversatorio la singular experiencia del poeta y narrador paraguayo Carlos
Martínez Gamba, verdadero referente de la literatura oral guaraní, en su
vertiente campesino indígena, en especial con la publicación de un libro
cartonero en 1971, entendido como el primer cuento paraguayo en lengua guaraní,
titulado "Hógape ojevýva karréta nandi rehevéma" ("Del que
vuelve a su casa con la carreta vacía"). Por último, me pareció pertinente
incluir la mención del Taller Leñateros, experiencia maya que nace en México en
1975, por intermediación de una poeta y editora, Ámbar Past, que propone a
comunidades indígenas del barrio Cuxtitali la publicación de libros artesanales
escritos, ilustrados, impresos y encuadernados con antiguas técnicas empleadas
por ancestros mayas. Esta observación estuvo vinculada al concepto
adaptaciones, por lo que implica un sistema de producción artesanal basado en
criterios de reciclado, recogiendo en este caso desperdicios agrícolas e
industriales para transformarlos en verdaderos objetos artísticos.
El otro tema que pude
compartir, muy brevemente, fue el de la incidencia que tienen los libros
cartoneros en bibliotecas indígenas, como formatos idóneos para transcribir los
documentos orales y ofrecer a las comunidades una forma de autopublicación que
implica por sí mismo un recurso económico, considerando que buena parte de las
comunidades sobreviven por la venta de artesanías y charlas sobre la cultura en
los colegios de la zona. Claramente se puede establecer un circuito de
producción documental entre la comunidad, la biblioteca, la editorial cartonera
y las radios indígenas bilingües, medios de comunicación que consideré
apropiados para articular conocimiento local, en donde las editoriales
cartoneras cumplen un rol de difusión artística comunitaria y fortalecimiento
de la lecto escritura en culturas históricamente ágrafas.
En ese posible escenario, se utiliza
el conocimiento oral como base, el mismo atraviesa una serie de intervenciones y
prácticas tomando como anclaje la lecto-escritura, para luego transformar lo
creado en un artefacto de palabras, pintado a mano en forma artesanal. Finalmente,
el proceso queda registrado en el catálogo de una biblioteca a través del fondo
oral con su formato escrito derivado. Se entiende que esta última acción no
implica una función estática o pasiva del documento que pasa a formar parte de
un estante, sino más bien es el inicio de una acción dinamizadora, que vincula
el formato libro cartonero con las necesidades de lectura de una comunidad. Que
puede viajar, en una función básica de servicio de extensión bibliotecaria, a
distintas comunidades a través de mochilas viajeras, y cuyo catálogo puede ser
compartido por diversidad de instituciones académicas, escolares,
universitarias, centros de documentación o grupos de investigación.
Representa un circuito de
trabajo que en forma permanente va generando conocimiento, cultura, expresión
literaria, arte pictórico, las posibilidades que despliegan las editoriales
cartoneras son numerosas, irregulares, comunitarias, vinculantes, adaptativas,
dinámicas, complejas. Un pequeño universo indeterminado donde se encuentran poetas,
narradores, cuentistas, ensayistas, pintores, dibujantes, artesanos, diseñadores
y editores, y podemos incluir también a los bibliotecarios, locutores de radio,
artistas y referentes comunitarios que trabajan en el mundo del reciclado y la
recolección.
Hubo dos anécdotas que me
parecieron ilustrativas en cuanto al alcance que tienen los libros cartoneros
en las bibliotecas. Una vez, la docente en bibliotecología Mirta Pérez Díaz, utilizó
un libro cartonero para una actividad en clase, ese libro lo había comprado cuando
participé en el encuentro cartonero de Santiago de Chile de 2017, “La gota de
agua”, de Amado Nervo, publicado por Ediciones Liz, sabía que en sus manos ese
material iba a tener una utilidad insospechada. Poco tiempo después, me dijo
algo que comparto: “pocos estudiantes perciben estos documentos como parte
de los fondos de una biblioteca”. Desde otro lugar, otro bibliotecario,
Javier Areco, me comentó una vez que el bibliotecario de la Biblioteca Pública
de Los Ángeles, le mostró en streaming los anaqueles interminables que tienen
de fanzines, dijo que “no solo forman parte del fondo: todos fueron
adquiridos pagando, por más informal que pueda parecer la editorial
autogestionada o el autor emprendedor que los creó, porque los consideran únicos,
reflejan lo local y están comprometidos en apoyar esos movimientos y conservar
esa memoria”. Por ende, es improbable medir el impacto que un simple libro
cartonero puede tener en una unidad de información.
Me pareció adecuado finalizar con
una frase de Martín Kohan, escritor argentino, quien dijo recientemente que “Las
voces del decir literario, incluso cuando elevan su volumen, tienden a circular
como un murmullo. Pienso así a la literatura, incluso a la más resonante: como
un murmullo, persistente y sustancial, que circula con nitidez entre el ruido
del vocerío”.
Me sentí identificado porque
en lo personal busco ampararme en ese murmullo, y no dejo de pensar que todo
este fenómeno surgió por un pedazo de cartón que un hombre en situación de
calle le vendió a un poeta a cambio de unas monedas.
Agradezco a Alfredo Ruiz Chinchay por la invitación.
III Festival Internacional del
Libro Cartonero:
https://www.ccincagarcilaso.gob.pe/actividades/iii-festival-internacional-del-libro-cartonero/
Conversatorio "Cartografías
cartoneras en América Latina":
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