Quienes alguna vez transitamos los senderos inabarcables de la
Bibliotecología Indígena sabemos lo que representa Alfredo Mires Ortiz, educador,
antropólogo, miembro fundador y asesor ejecutivo de la Red de Bibliotecas
Rurales de Cajamarca, organización comunitaria que se acerca a los 50 años de
presencia ininterrumpida en más de 500 comunidades, ubicadas en la sierra norte
de Perú. Ha sido fundador del Archivo de la Tradición Oral Cajamarquina, del
Grupo de Estudios de la Prehistoria Andina y del Proyecto Enciclopedia
Campesina, dedicado a la recuperación de la memoria colectiva. De su autoría o
dirección, se conocen más de 130 títulos sobre tradición oral, religiosidad y
cultura andina, arte rupestre e historia desde los propios pueblos. Ha
desarrollado diversas experiencias con educación y prensa popular, historia
oral, salud comunitaria, medio ambiente, bibliotecología, dinámica de grupos e
investigación participativa. En 1992 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo
"Kukulí"; En 2003 el Proyecto Enciclopedia Campesina de Cajamarca
obtuvo el Premio Internacional del Convenio Andrés Bello. Durante muchos años
ha acompañado a comunidades indígenas de Centro y Sud América, en procesos de
afirmación cultural.
Los andares de Alfredo, ininterrumpidos, laboriosos, abnegados, no
solo nos dignifican como profesionales de la información, también nos
demuestran que sin empatía ni vocación no es posible fortalecer identidad
alguna, acercar la lectura a pueblos alejados de los centros urbanos es algo
noble, requiere la participación y el consenso de las comunidades, pero
propiciar la escritura colectiva de conocimientos enraizados con la cultura
oral es algo que abruma concebir, por la complejidad que dicha construcción
social implica. Fue precisamente, a instancias de Alfredo, el rol que decidieron
cumplir las Bibliotecas Rurales de Cajamarca, recrear conocimiento ancestral,
recuperar desde la literatura las prácticas comuneras y culturales de las
chacras, fortalecer el cultivo de la lectura, darse cuenta que todo lo que se
conservó en la memoria tenía valor, saber que muchos pudieron por primera vez
escribir su nombre.
Es por este motivo que comparto el siguiente texto publicado
desde el blog de las Bibliotecas Rurales de Cajamarca. Alfredo ha sido siempre
una de las personas que más respeté en el universo de las bibliotecas
indígenas, tal vez porque las teorías que sembró no fueron conjeturadas desde
un escritorio, les puso el cuerpo a las ideas y llegó a lugares inimaginables,
completando con su vocación una bella y sencilla parábola. Que llegue a los
paisanos la sincera alegría por tan merecido reconocimiento.
Comunidad meritoria
En los últimos años vemos constantemente, en estados de
whatsapp, publicaciones de facebook, instagram y otras redes sociales, imágenes
y expresiones donde muchas personas muestran orgullosas los éxitos propios o de
algún familiar. Estos “éxitos” van desde arreglar una habitación, ganar un
concurso en una fiesta infantil, hasta obtener un título o grado universitario,
así como aperturar un negocio o conseguir un trabajo…
Es de imaginarse, entonces, el inmenso orgullo que sentimos
todos los miembros de la Red de Bibliotecas Rurales al ver el justo
reconocimiento que nuestro compañero Alfredo Mires Ortiz, ha recibido por parte
del Ministerio de Cultura, porque, como él mismo dice, es un reconocimiento
para todas las comunidades que forman parte de esta organización, de esta
familia.
Por ello, para nosotros, estar cerca de alguien reconocido como
“Persona Meritoria de la Cultura”, no es solamente un motivo de orgullo, sino
también un motivo más para seguir comprometidos con esta lucha constante en la
que cada día vamos aprendiendo de nuestro compañero Alfredo y de todo lo que él
conoce y nos comparte acerca de la vida, de la sabiduría y de las honduras
comunitarias, de nuestra historia y cultura peruana y del mundo entero. Y este
orgullo colectivo se debe también a que Alfredo no solamente es un antropólogo
investigador, sino porque es un hermano, un compañero que nos anima a seguir, a
avanzar, a leer, a aprender y a desaprender. Nos anima con sus coplitas, con
sus cuentos, con su poesía, con sus dibujos… también con sus bromas.
Ahora que los tiempos son difíciles porque con tantas redes
sociales y con tanta televisión la gente lee menos y se vicia más, publica y
celebra cualquier cosa y no lo que realmente merece celebrar, este reconocimiento
para Alfredo es una buena señal para nosotros. Es una esperanza y un ánimo.
Bien dicen algunos compañeros en el tomo 22 de la Enciclopedia
Campesina, “El porqué de los cuando”, de nuestra serie “Nosotros los
cajamarquinos”:
Cuando escuchas cantar un pajarito, es porque tu día será lindo.
Cuando se juntan muchos quindes es porque va a ser un buen año.
Cuando nos armamos y la coquita nos endulza, nos va bien.
Gracias Alfredo por tu trabajo que nos augura buenos tiempos,
gracias por esas buenas señales que nos hacen seguir creyendo.
Fuente
Bibliotecas Rurales de Cajamarca