Desde este espacio de trabajo quiero unirme al sincero
deseo expresado por el equipo de El Orejiverde, con respecto a las elecciones
realizadas en octubre de 2014 en el Estado Plurinacional de Bolivia, donde el
pueblo ha confiado una vez más en su presidente Evo Morales, quien de este modo,
y en una ceremonia reciente, ha empezado su tercer mandato consecutivo con dos
días de fiesta.
Es
realmente significativo observar al líder boliviano –un
líder espiritual, social, político, cultural, que representa la concepción de
una verdadera democracia para América Latina– caminando entre sus paisanos en
Tiwanaku, respetando los usos y costumbres de los pueblos indígenas andinos.
Allí, en el templo de Kalasasaya, ante la Puerta del Sol, el presidente recibió
dos bastones de mando de manos de amawtas, guías espirituales de la cultura
inca, quienes fueron los encargados de organizar la ceremonia a la que
asistieron varios jefes de Estado. Morales inició su jornada caminando desde la Pirámide de Akapana hasta el legendario templo "de las piedras paradas", acompañado por unos 500 ponchos rojos, conocidos como su
guardia indígena. Luego recibió una limpieza realizada por los amautas, entre
ellos Wilfredo Murga, quien aseguró que la ceremonia
tiene como objetivo garantizar una gestión óptima del líder aymara, cuyo tercer
mandato finaliza en el 2020.
En
la pirámide de Akapana Evo realizó una ofrenda a la Pachamama, con dulces
naturales, alcohol y hojas de coca, mientras los sabios indígenas pidieron por
sabiduría, humildad y conocimiento, luego se cubrió con un chu’ku, ancestral
gorra en cuya frente lleva una pieza de oro con el rostro de Wiracocha. Fue
ataviado con un unku, prenda hecha de lana de vicuña, en cuyo pecho repetía la
cara de la deidad, también impresa en oro, y caminó hacia su gente, entre su
gente, legítimo guía de su cultura.
Un
nuevo tiempo ha comenzado en el hermano Estado Plurinacional de Bolivia, que
sea con bienaventuranza, para dicha de los amigos bolivianos.